sábado, 6 de enero de 2018

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

FUESTA DE BAUTISMO DEL SEÑOR,  CICLO B, 7 DE ENERO DE 2018

En las semanas anteriores, comenzando con el Adviento y la espera de la llegada de Jesucristo, luz del mundo, simbolizado también por la Corona de Adviento en el que ibamos encendiendo cada doming otro cirio que indicaba el aumento de la luz, hasta la solemne celebración de la Navidad en la Nochebuena y el Día de Navidad. La celebración de la Navidad se ha extendido sobre todo hasta la Fiesta de la Epifanía de ayer. En el intermedio también hemos podido celebrar las fiestas de los "compañeros de Jesús", algunos de ellos, como en primer lugar San Etéban que es el protomártir, que inauguró la lista larguísima de los que han dado el testimonio supremo de la entrega de sus vidas por encima de cualquier otro valor al Señor. Se trata de otro tipo de nacimiento, es decir, a la vida eterna. Luego vino la Fiesta de San Juan el Evangelista que era "el discípulo que Jesús amaba" y que se acostó en el pecho de Jesús en la Última Cena. Después, celebramos a los Santos Inocentes, que aunque en su breve vida no conocieron a Jesús, pero compartieron con Él la muerte de la mano de un tirano con gran injusticia. Luego vino la Sagrada Familia y la Maternidad de María con la que hemos dado inicio al nuevo año. Ahora, pasando por encima de los treinta años de vida privada de Jesús en Nazaret, llegamos a otra fecha sumamente importante en la vida de Jesús que es su Bautismo de la mano de San Juan Bautista con la que inaugura su ministerio público que a su vez prefigura el desenlace final de su misión que se cumple con su muerte en la cruz y su resurrección. Además, nos da la oportunidad de reflexionar sobre el sentido de nuestro propio bautismo en el que hemos muerto con Jesús, hemos sido sepubltado y hemos recusitado simbólicamente conél como explica san Pablo en su Carta a los Romanos (6,6-1).

Este aos en el que estamos en el Ciclo B, estamos siguiendo el Evangelio de San Marcos que es el primero de los cuatro en ser escrito. Desde el inicio, el evangelista está planteando  dos preguntas: ¿Quién es Jesús? y ¿Quién es el discípulo de Jesús? Antes, veamos qué nos dice la primera lectura de Isaías. Comienza con una promesa de abundante agua y prosigue un poco más adelante con una referencia a la lluvia que baja del cielo y no regresa sin haber fecundado la tierra y producido su fruto. También la segunda lectura, de la Primera Carta de San Juan, tiene una referencia al agua: Jesucristo es el que ha venido con agua, pero no con agua sola, sino con agua y sangre. Recordemos que San Juan en su evangelio es el único de los cuatro que recoge el episodio del soldado que mete una lanza en el costado de Jesús en la cruz y que salió agua y sangre. El agua, obviamente tiene relación con el bautismo, y la sangre con la Eucarístia. Tierra Santa es una zona que se encuentra al borde del desierto y podemos darnos cuenta de que las referencias al agua tendría mucho significado para sus habitantes, pues se trata de vida o muerte, porque si la lluvia fallarían las cosechas y se moririán de hambre.

San Marcos dedica pocos versículos a la misión de San Juan Bautista como el que abre camino para la llegar del que es más fuerte que él, que bautizará con agua y fuego. Juan tan solo bautiza con agua como una señal de arrepentimiento, pero Jesús es que que tenía que venir y Él bautizará con agua sí pero sobre todo con el Espíritu Santo. Marcos no da ningún detalle sobre la vida de Jesús anterior a su llegada al Jordán para ser bautizado por Juan. Juan es retirado de la escena para que Jesús ocupe el lugar central, e inmediatamente surge la pregunta: ¿Quién es? y se va repetiendo a lo largo de su evangelio. Primero, una vez que Jesús sale del agua se rompe el cielo. Este detalle tiene relación con el hecho de que desde hacía varios siglos no había habido profetas que proclamaran la Palabra de Dios en Israel. Juan sólo cumplía la función de preparar el camino para Jesús, de manera que con él se abre el cielo y se termina la huerfandad del pueblo. Jesús, en realidad, no sólo es un profeta que habla de parte de Dios o comunica su Palabra. Es su misma palabra y todo lo que hace y dice es la comunicación de Dios para la salvación del hombre. Del cielto baja el Espíritu en la forma de paloma. En el Libro del Génesis, antes de dar inicio a la creación con las palabras "hágase la luz", el Espíritu se movía sobre las aguas del caos, y también cuando se habían retirado las aguas del diluvio, Noó soltó una paloma que regreso con una rama de olivo, simbolizando la nueva vida y el inicio de una nueva era, de paz. Así es en el bautismo de Jesús. Jesús fue concebido por acción del Espíritu en el seno de María, cuando el Angel la visitó. Esta constituye la primera unción de Jesús, pero se dio en secreto y tan solo María se entero de este gran misterio. Ahora, el Espíritu baja y se posa sobre él de manera pública de manera que es la segunda unción de Jesús por el Espíritu Santo. 

La voz del Padre desde la nube también indica quién es Jesús. Es el Hijo amado en que tiene puesta su complacencia. En caunto a la segunda pregunta que plantea San Marcos en su Evangelio, lo va respondiendo a lo largo del mismo y a lo largo del año tendrmeos ocasión de descubrir lo que es el discipulado y su importancia fundamental.

Dado que la mayoría de nosotros fuimos bautizados de niños y no tenemos memoria del hecho, caemos en el peligro de no darnos suficiente cuenta de su importancia fundamental en nuestra vida. Se trata, como dice el Rito en su inicio, del segundo y definitivo nacimiento, esta vez a la vida eterna. Por ello, San Pablo pudo decir a los cristianos de Colosa que no sólo han muerto con Cristo, sino que ya han resucitado con Él y de alguna manera se encuentran con Él en su gloria Obviamente, todavía esto no se da plenamente, pero es cierto y real. A los romanos les invita, como consecuencia de su batismo, a "caminar en la novedad de vida", pues la venida de Jesús al mundo y su muerte y resurrección han inaugurado el mundo nuevo y definitivo y nosotros formamos parte de él. Si nos diésemos cuenta de este hecho, no caeríamos tan fácilmente en el pecado y nos esforzaríamos por hacer florecer plenamente esta vida nueva en nostoros regalado por Jesús. San Pedro dice en su Primera Carta que Dios  nos ha rescatado no con oro y plata marescibles sino con la sangre preciosa de su Hijo muerto en la cruz. Además, en su bautismo en el Jordán, Jesús da su primer paso público y definitivo que lo llevará luego a la cruz. 

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