sábado, 26 de junio de 2021

MILAGRO DE LA RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO

HOMILÍA DEL DOMINGO XIII DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 27 DE JUNIO DE 2021 Hoy proseguimos con el Evangelio de San Marcos, que nos corresponde este año. Tenemos dos episodios. Primero, e Jefe de la Sinagoga suplica a Jesús que acuda a su casa porque su hija está gravemente enferma y a punto de morir. Jesús accede a la petición y se pone en camino juntamente con el Jefe de la Sinagoga y una multitud. Se acerca a Jesús una mujer que sufría flujos de sangre a lo largo de 12 años y ningún médico era capaz de curarla pese a haber gastado mucho dinero en el intento. Tocó el manto de Jesús en medio de la gente. El se dio cuenta, y pregunta quién lo ha tocado, Los apóstoles no creen que alguien lo haya tocado sino que se trataba de algo normal en la presencia de tanta gente. La mujer se presenta y cuenta su historia y queda sanada. Obviamente, el Jefe de la Sinagoga se preocupaba porque se perdía tiempo y sentía que había un peligro de muerte inminente de su hija. En tal situación, cualquiera de nosotros sentiría lo mismo, pero la realidad es que Jesús tenía pleno control de la situación. Finalmente llegan a la casa del Jefe, pero la gente le dice que no moleste al Maestro, que ya ha muerto la niña. Jesús les pide tener confianza, que la niña no está muerta sino que duerme. En realidad, en la Biblia no es poco común referirse a la muerte como un estar dormido. Lo importante en aquel momento era poner la plena confianza en Jesús. Por eso dice al padre"No temas, basta que tengas fe". Podemos suponer qué pensaría el padre: si no hubiera sido por lo importuna que era la mujer con la fluja de sangre, pues ya llevaba doce años con él, y no existía peligro inminente de muerte. Jesús hace camino entre la gente juntamente con Pedro, Santiago y Juan, los discípulos de mayor confianza, que podemos imaginar que lo consideraban raro al declarar que la niña tan solo dormía. Jesús está en perfecto control de la situación. Jesús entra en la casa con los tres discípulos y los padres de la niña. La cogió de la mano y le dice en su lengua, el arameo, "talita qum" que significa "Niña, levántate.". Solo tres veces aparece una frase en arameo en el evangelio de San Marcos, lo cual significa la importancia que tenían esas palabras porque las conservaron en arameo, pues el Evangelio está escrito en griego. Otra vez fue cuando Jesús le dice a un sordomudo "efeta" o "ábrase" y en la cruz cuando dice Eloí, Eloí lama sabactani o ¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado". "La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar, tenía doce años". A San Mateo no le pasan por alto tales detalles. Primero "inmediatamente" (en griego "euthus", Se trata de una palabra muy recurrente en el evangelio de San Marcos. En este caso, importa señalar este detalle porque resalta más lo asombroso del milagro. Jesús da la orden y se realiza el milagro sin demora indicando su poder divino, máxime cuando se trata de un milagro tan extraordinario como es resucitar a un muerto. Dicie también que "echó a andar", pues se resalta la inmediatez del milagro. Luego en el caso de la fiebre de la suegra de San Pedro, y su curación de parte de Jesús, San Marcos menciona una vez más que se levantó inmediatamente y se puso a servir a los huéspedes. No sobra ninguna palabra en los evangelios y en estos casos, San Marcos llama nuestra atención sobre el poder divino de Jesús en estos milagros. No olvidemos que . San Marcos comienza su relato con estas palabras: "La buena nueva (euvangelion) de Jesús, Cristo (o Mesías) Hijo de Dios. A lo largo de su evangelio, San Marcos va probando que Jesús es el Salvador (el nombre Jesús se traduce del hebreo "Yavhé salva"). Es el Mesías (maschal en hebreo) que se traduce al griego Xristos) e igualmente importante o más, es Hijo de Dios. Algunos exegetas comparan el Evangelio de San Marcos con el de San Juan y concluyen que San Marcos presenta una cristología "baja", a diferencia de San Juan que desde el segundo versículo afirma que Jesús como "logos" estaba con el Padre desde el inicio y es Dios. A San Marcos no le falta nada porque desde el inicio él proclama a Jesús como Hijo de Dios, y eso queda patente con la ayuda de los milagros, el de devolver la vida a la niña siendo uno de los más extraordinarios. No olvidemos que San Pablo afirma que: Jesucristo es el mismo, ayer , hoy y siempre. .

sábado, 19 de junio de 2021

EL MISTERIO DE JESUCRISTO, SIEMPRE NUEVO, SIEMPRE ANTIGUO, INSONDABLE.

"Nos apremia el amor de Cristo". El verbo en el griego original sinexo significa  mantener junto, obligar. La traducción apremia es buena. ¿Por qué nos apremia el amor de Cristo? Porque uno (Jescristo) ha muerto por todos. San Pablo jamás  se cansa de recordar el hecho de la muerte de Cristo "por nosotros" y su resurrección También este misterio se llama el Misterio Pascual, es decir, el hecho de que Jesús pasó (Pascua significa paso) a través de la muerte en la cruz a la gloria de la resurrección. ¿Cómo nos "apremia"? Es una realidad que se nos impone, y no nos puede dejar indiferentes.Jesús se sometió a la ignominia de la muerte por nosotros, a favor nuestro. Nos involucra profundamente porque solo gracias a su sacrificio en la cruz nosotros podemos liberarnos de la muerte eterna que nos corresponde por nuestros pecados, empezando con el pecado original que soltó una avalancha de pecados como una bola de nieve que se va aumentando al bajar de una montaña.. Es algo que no podemos escapar, ni el hecho del pecado ni el hecho de que Jesús cargó con nuestros pecados en la cruz. San Pablo escribía a los mismos corintios en su primera carta que el contenido de sus predicación es Jesucristo y Él crucificado y que les  ha manifestado esta realidad al anunciarles el Evangelio. El apóstol sentía una gran urgencia y obligación de presentarles esta verdad fundamental. Decía "ay de mí si no anuncio el Evangelio" o la Buena Noticia. Si el amor de Cristo nos apremia, necesariamente hemos de responder generosamente a este "misterio". Otra palabra que San Pablo quiere, significando el hecho de que esta realidad de nuestra salvación quedaba escondida, sobre todo a los conversos del paganismo, a lo largo de los siglos y ya se manifestaba con la predicación de la Buena Noticia. Urge, pues, una respuesta de parte nuestra. No podemos decir, como los filósofos del Areópago de Atenas "esto lo escucharemos otro día", refiriéndose al misterio de la resurrección de la carne. Siendo ellos platónicos,  menospreciaban el cuerpo y no les cabía en la mente la idea de que el cuerpo resucitaría y  perdurará en la vida futura. El platónico creía en la inmortalidad del alma, pero no del cuerpo. . El apóstol insiste que Jesucristo murió "por todos", y por lo tanto nadie puede pensar o decir que a él no le atañe. Recordemos lo que dijo Jesús en su discurso a los apóstoles en la Última Cena "nadie tiene más amor que el que da la vida por su amigo". Nadie puede decir que no le interesa el amor, y si Jesucristo se sometió, siguiendo la voluntad de su Padre, al a muerte horrorosa en la cruz para liberarlo de la muerte eterna que es el infierno, lo que hizo nos atañe y nos apremia, Esto debido a  que quién es: el único que nos puede salvar. San Pablo concluye, pues "Cristo murió por todos, para que los que viven no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos", Obviamente, el verbo "vivir" no se refiere solamente la vida física en este mundo, sino la verdadera vida  o vida eterna a la que Jesús ha alcanzado en la resurrección precisamente para que nosotros podamos compartir con Él esa vida nueva a la que hemos sido iniciados por el bautismo. El Apóstol utiliza la frase "caminar en la novedad de vida" a los romanos al explicar el bautismo y  lo que alcanzamos por él. San Juan utiliza mucho el concepto de "vida" o "vida eterna" y San Pedro en su Segunda Carta afirma que participamos en la naturaleza divina, la Vida pertenece a Dios según el Antiguo Testamento y también a Jesús que decía "Yo soy el camino, la verdad y la VIDA. No se trata de "vivir para sí" que obviamente se refiere a una vida egoísta que se olvida de Dios y del prójimo. Esto queda claramente expresado en la respuesta de Jesús al escriba cuando le preguntaba cuál era el principal de todos los mandamientos: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu ser, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y al prójimo como a tí mismo".No se trata de dejar de alcanzar el bien propio sino evitar colocarlo por encima de cualquier otro bien.  San Pablo indica que el cristiano ha abandonado el modo de juzgar a otros "según la carne", El concepto de la "carne" (sarx) en griego es muy recurrente en las cartas del apóstol, apareciendo hasta 60 veces. Por un lado, suele referirse a los vicios relacionados con la pureza o el sexto mandamiento, como la fornicación etc. pero no siempre. También, puede estar refiriéndose a vicios como la soberbia, el maltrato de otros, juicios temerarios etc. En nuestro contexto, se trata de expresiones de la soberbia, la envidia y otros vicios que tienden al menosprecio del otro. ¿Y juzgar a Cristo según la carne", Pues se trata de un tipo de juicio que solo toma en cuenta aspectos secundarios como por ejemplo que Jesús era de Nazaret, sin tener en cuenta sus grandes cualidades, su entrega de sí mismo en la cruz etc. Los judíos y los paganos tenían unas ideas completamente equivocados acerc de Jesús, el Talmud considerando que era hijo ilegítimo de María y un soldado romano. Claro, el judío o pagano pudiera no tener el modo de juzgar tal afirmación. El cristiano que conoce el Evangelio y quién es Jesús de verdad no acepta tales juicios erróneos. Estaría juzgando "según la carne" y no "según el Espíritu". Es el Espíritu Santo el que nos revela quién es Jesús y lo va haciendo poco a poco a través del aumento de la fe, la esperanza y la caridad. Hay  un dicho en latín que reza: "Quidquid recipitur, ad modum recipientis recipitur", lo recibido se recibe según las características del que recibe. Cada quien juzga según sus conocimientos y prejuicios previos. "El que es de Cristo es una criatura nueva". Ya he señalado que San Pablo considera que esta nueva creación se da con el bautismo. Una criatura es una realidad creada por Dios, en el caso de la creación del universo, es "ex nihilo" sin que haya habido nada antes. Nuestra alma es creada por Dios una vez que se da la concepción. Es espiritual y Dios no utiliza nada para crearla.El que no es cristiano y no tiene fe,no es una criatura nueva. La fe en Jesucristo produce un cambio tan radical que se parece a una nueva creación. La diferencia es tan grande que es así. Somos convertidos en hijos de Dios en el Hijo, Jesucristo. Esta realidad se llama también gracia santificante que nos transforma y eleva a un nivel imposible de alcanzar porque obviamente nadie puede llegar a ser hijo de Dios ni participar en la naturaleza divina sin una intervención especial de Dios, pero implica la fe seguida de la esperanza y la caridad, Nuestro pasaje termina con la frase: "Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado". Jesucristo es todo novedad, El misterio de la Encarnación, el que Dios Hijo se haya hecho carne, uno de nosotros no es algo que podemos declarar antiguo o pasado, sino siempre nueva porque es un misterio insondable y no podemos decir, "ya lo conozco". Ojalá esta misa dominical nos abra la mente y el corazón para descubrir algo más del misterio de Jesucristo como lo hacía San Pablo a lo largo de su vida

sábado, 12 de junio de 2021

LA VIDA PRESENTE Y LA FUTURA.

HOMILÍA PARA EL DOMINGO XI,13 DE JUNIO DE 2021 Hoy voy a partir de la segunda carta de San Pablo a los Corintios. En primer lugar, conviene señalar que, contrariamente a lo que podemos imaginar, en los primeros tiempos de la Iglesia, no todo iba viento en popa. Según los estudiosos de la Biblia, en realidad San Pablo habría escrito hasta cuatro cartas a los corintios. Una habría sido anterior a la primera y esta sería una combinación de dos. Corinto era un puerto y con mucho ir y venir, y el apóstol tuvo que enfrentarse con muchos problemas en la comunidad. De hecho, le enviaron, antes de escribir la primera carta, unas preguntas cuyas respuestas forman el grueso de la carta. Las cartas de San Pablo se distribuían entre las comunidades y se leían en la comunidad y en la celebración de la Eucaristía además de pasajes del Antiguo Testamento. Nuestro pasaje de hoy toca un tema muy querido por el apóstol que tiene que ver con el retorno del Señor. Trata el mismo tema en sus cartas a los cristianos de la ciudad griega de Tesalónica, donde algunos mal entendieron a San Pablo pensando que si la vuelta del Señor se iba a dar cualquier día no tenía sentido ponerse a trabajar para poder comer. San Pablo escribe a los corintios que "mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor". No es que San Pablo comparta el poco aprecio del cuerpo que caracterizaba la filosofía de Platón y sus seguidores. Para él, el cielo consiste "estar con el Señor". En este mundo, estamos " desterrados y lejos del Señor". Y "caminamos sin verlo, guiados por la fe". Tampoco podemos concluir que San Pablo no le dé gran importancia a la fe, pues tanto en su carta a los Gálatas como la dirigida a los Romanos, explicar largamente la importancia de la fe, para nuestra salvación o "justificación", que significa haber superado el pecado que no nos deja andar rectamente en presencia del Señor. La vida nueva, que es una participación en la vida de Jesús resucitado la alcanzamos gracias al bautismo. Sin embargo, la fe no es la meta final, pues como dice aquí el apóstol "caminamos sin verlo guiados por la fe". Así estamos en camino y peregrinos todavía lejos de la patria. De hecho, una de las características de la fe es la oscuridad. Es cierto que existe lo que se llama "la luz de la fe", pero  es una luz tenue y provisoria. Obviamente, la visión es un modo de conocer más perfecto que la fe. La fe depende del testimonio de los apóstoles en nuestro caso, y no es un encuentro perfecto, cara a cara con el Señor. La fe la completa en primer lugar la esperanza, o como dice aquí San Pablo "Y es tal nuestra confianza que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor". La esperanza es la virtud que nos dispone a alcanzar un bien futuro y difícil o ardua. La confianza proviene del hecho de que es Dios el que nos promete ese bien que sería imposible de alcanzar para nosotros. Desterrarnos implica pasar por el trance de la muerte, que a partir del pecado original es doloroso porque implica una cierta oscuridad, Sin embargo, el apóstol dice que tal exilio o separación de esta vida que conocemos es mejor y conviene anhelarla precisamente porque es lo que nos va a acercarnos al Señor, la meta de nuestra peregrinación. Además, ya sabemos que el destierro del cuerpo no es definitivo, como San Pablo explica largamente en su primera carta a los corintios. Nuestra unión actual con Cristo por la fe está destinada a llegar a su plenitud con nuestra participación en la resurrección del Señor. Si no hubiera esa esperanza y esa realidad, San Pablo dice que seríamos las personas más miserables, y que su misión de anunciar esa gran noticia que es el Evangelio sería una estafa, un fraude. Por eso, lo que nos corresponde en esta vida es "agradar al Señor"., es decir, cumplir su voluntad, alcanzar una relación personal de amor y de entrega a Dios Padre, por Jesucristo Nuestro Señor por la acción del Espíritu Santo y nuestra propia colaboración, pues, como decía San Agustín "Dios nos creó  sin nuestra colaboración, pero no nos salvará sin que colaboremos con. Antes de alcanzar la meta de "estar con el Señor" tendremos que  comparecer ante el tribunal de Cristo para recibir el premio o castigo por lo que hayamos hecho mientras teníamos este cuerpo. Hoy en día, entre muchos católicos existe lo que se llama el pecado de la presunción que consiste en la esperanza necia de alcanzar la salvación sin cumplir los requisitos establecidos para ello por el Señor. Sí, hoy en día existen muchos necios. Ciertamente Dios es misericordioso pero se necesita nuestra colaboración. El hijo pródigo tuvo que arrepentirse, ponerse en camino y pedir perdón a su padre por todo lo malo que había hecho. San Pedro dice en su primera carta que el preció de nuestra redención no fue ni oro ni plata sino la sangre preciosa de Nuestro Señor Jesucristo. Si realmente queremos algo, nos ponemos a trabajar seriamente en alcanzarlo. Preguntémonos hoy ¿qué es lo que más quiero? Si lo quiero de verdad me pondré a buscarlo con gran ahínco y sacrificio. Si lo que uno quiere es tener dinero y lo que puede comprar, tendrá que ver cómo lo va a juntar y tiene que darle prioridad. Algunos dicen que lo más importante para ellos es la familia, para otros la buena fama y el aprecio de los demás. Para otros es el poder, el dominio sobre los demás. Hemos visto como los políticos, que se supone son servidores públicos se han convertido en dictadores e impusieron cargas pesadas sobre todo a las personas más pobres o la clase media provocando la quiebra de cententares de miles de pequeños negocios y el paro para millones de personas mientras ellos se aumentaron sus propios sueldos. ¿Si Jesucristo es de verdad lo más importante  en mi vida, cómo se manifiesta eso cada día? ¿Se manifiesta a través de la oración y la caridad cristiana, realmente saliendo de mi egoísmo para ayudar a los más necesitados? ¿Me pongo  a controlar la lengua para no hacer daño al prójimo con ella? En fin, hagamos un examen de conciencia y no seamos unos necios que piensan que la salvación es fácil de alncazar. 2

sábado, 5 de junio de 2021

LA SANGRE DE LA NUEVA ALIANZA.

 HOMILÍA PARA LA SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DEL SEÑOR, 6 DE JUNIO DE 2021. 

Nuestra primera lectura de hoy está tomada del c. 24 del LIbro del Éxodo. Moisés ha recibido las tablas de la Ley de Yahvé en el Monte Sinaí. Se trata de un pacto sagrada entre Dios y su puebloy tal pacto implica unas exigencias o estipulaciones que el pueblo ha de asumir. Luego la alianza se sella con un sacrificio, Dice nuestro  texto que "Moisé puso por escrito todas las palabras del Señor 

Nuestra primera lectura de hoy está tomada del c. 24 del Libro del Éxodo. Moisés ha recibido las tablas de la Ley de Yahvé en el Monte Sinaí. Se trata de un pacto sagrada entre Dios y su pueblo y tal pacto implica unas exigencias o estipulaciones que el pueblo ha de asumir. Luego la alianza se sella con un sacrificio, Dice nuestro  texto que "Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Puso la mitad de la sangre en vasijas y la otra mitad la derramó sobre el altar, Luego tomó el documento de la Alianza y la leyó en voz alta ante el pueblo, y éste se comprometió a cumplir todo lo mandado por el Señor. Roció la sangre de la alianza sobre el pueblo diciendo”, Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.

Conviene que nos demos cuenta de la importancia de los sacrificios y el derramamiento de la sangre tanto sobre el altar como sobre el pueblo. En nuestro mundo actual, no estamos acostumbrado de ver animales matados y su sangre derramada. De hecho, suele haber mucha preocupación sobre el modo en el que se matan los animales. Curiosamente, un gran porcentaje de la gente, mientras se preocupa por el modo de matar los animales para luego comer su carne, no les preocupa la masacre de millones de niños no nacidos con unos métodos horrorosos. En la Biblia, la sangre simboliza la vida y la ofrenda del animal simboliza la entrega del pueblo a Dios. En el sacrificio de comunión, la parte con más grasa se quema y así se ofrece a Dios, mientras el resto es comido por los que ofrecen el sacrificio expresando su comunión con Dios.

Se sacrificaba una gran cantidad de animales en el templo y se decía que antes de llegar a ver el templo se podía oler los sacrificios. También, al parecer, el templo tenía tierras donde se criaban los animales y se piensa que existía un terreno de este tipo en Belén donde los pastores cuidaban sus ovejas y cabras cuando les apareció el ángel y el coro angélico. Esas ovejas llegaría a ser posteriormente sacrificadas en el templo.

Nuestra segunda lectura está tomada de la Carta a los Hebreos. Antes se pensaba que esta carta provenía de la mano de San Pablo, pero hoy los estudiosos consideran que es de otro que ciertamente tenía un notable conocimiento de cómo se realizaban los sacrificios en el templo, aunque cuando se escribió la carta es probable que ya no existía el templo, pues en el año 70 d C fue destruido por los romanos.

El autor presenta a Jesucristo sumo sacerdote de los bienes definitivos. Los sacrificios de la antigua alianza quedan superadas y en su lugar existe el sacrificio definitivo que se ofreció una vez para siempre en la cruz. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia y así ha entrado en le santuario una vez para siempre consiguiendo la liberación eterna. Es que la sangre de animales, de machos cabríos y becerros no vale para alcanzar la reconciliación del pecador con Dios sino la sangre de Cristo que en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo,

Sin duda, estas palabras traerían a la memoria de un judío del primer siglo la Fiesta de la Expiación o Yom Kipur que se celebra en el mes de octubre de nuestro calendario. El sumo sacerdote entraba en la parte más santa del templo, para incensarla solo aquella vez. Era la sala interior del templo llamada el Santo de los Santos y estaba separada de la otras sala por una cortina pesada. Recordemos como en el momento de la muerte de Jesús en la cruz, esta cortina se quebró significando una nueva era en el que todos nosotros entramos en la presencia Dios la sangre derramada de Jesucristo en la cruz y anticipada en la Última Cena, la compartimos. Ya en el Antiguo Testamento se habla de un nuevo tipo de culto razonable. Jesús le decía a la samaritana: “Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adrarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que lo adoren. (Jn 4, 23). Ya Dios a través del Profeta Jeremías (31,34) promete una nueva alianza escrita en el corazón del pueblo. Jesucristo es el mediador de esta nueva alianza, pues ha habido una una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza, y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

Esta nueva y eterna alianza se estableció con la sangre de Jesucristo, Hijo de Dios en la cruz y se perpetúa en el sacrificio de la Eucaristía que es una actualización de la entrega de Jesucristo en la cruz, y se realiza no ya de forma cruenta, sino lo renueva el sacerdote que actúa in persona Christi y nomine Ecclesiae. En la persona de Cristo y en nombre de la Iglesia. Por el sacramento del orden el sacerdote y el obispo (éste siendo sumo sacerdote) actúan en el lugar de Cristo. No se trata de un mero ministerio, una memoria de lo que hizo Jesús, sino por el sacerdote representa a Jesucristo Cabeza de la Iglesia. La doctrina de la Eucaristía como sacramento y sacrificio se remonta a los primerísimos tiempos de la Iglesia como podemos constatar en la Primera Carta de San Pablo a los Corintios y el c. 6 del Evangelio de San. Todos los Padres de la Iglesia mantienen esta doctrina fundamental sin fisura. En la Edad Media, se dieron las primeras dudas acerca del cambio o transformación del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo, pero fueron rechazadas. Los Protestantes introdujeron la idea de la Eucaristía como símbolo de la presencia de Jesucristo y rechazaron la doctrina del Sacrificio de la Misa. El Concilio de Trento en el siglo XVI reiteró esta doctrina que era lo que la Iglesia había creído siempre. Se introdujo el concepto de transubstanciación , mientras los Padres utilizaba la palabra transformación o metamorfosis, significando lo mismo.

En el siglo XIII, se introdujo la Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo gracias a una revelación. Abrir este enlace para más detalles sobre el origen de esta fiesta. En la Iglesia Antigua, no existía la costumbre de la adoración del Smo. Sacramento ni las procesiones que conocemos ahora, pues éstas se tratan de unos felices desarrollos de la piedad eucarística en la Edad Media. El Concilio de Trento se alegró de estas costumbres.

Hemos visto cómo hay antecedentes en el Antiguo Testamento expresados en nuestra primera lectura del Libro del Éxodo y cómo Jesucristo como sumo sacerdote de la nueva alianza inaugura la nueva alianza anunciada por el Profeta Jeremías, y también cómo la adoración en espíritu y en verdad se menciona en el Evangelio de San Juan. También hemos visto como el sacerdote representa a Jesucristo sumo sacerdote de la nueva alianza y la misa es la actualización del sacrificio de Jesucristo en la cruz anticipada por él mismo en la Última Cena. Que esta solemnidad este año sea una ocasión para renovar nuestro amor a Jesús presente en la Eucaristía. Oremos en este día por los católicos que se declaran no practicantes y no participan en el don más grande y extraordinario que Jesús no ha legado para que se despierten de su sueño espiritual y no desprecien un don tan maravilloso, pues si Jesús antes de subir al cielo dijo yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, no podemos gozar de su presencia si no confesamos nuestros pecados y si no participamos en la Santa Misa como dijo Jesús en misma última cena Haced esto en memoria mía.