sábado, 29 de octubre de 2016

EL DESEO DE VER A JESÚS

DOMINGO XXXI DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO C, 30 DE OCTUBRE DE 2016.

En primer lugar, vamos a examinar un poco la relación que hay entre nuestra primera lectura de hoy del Libro de la Sabiduría y el pasaje evangélico de San Lucas que nos toca y que trata de recaudador de impuestos Zaqueo de Jericó.

El Libro de la Sabiduría es el último libro del Antiguo Testamento, y tiene la particularidad de estar escrito en griego, y de provenir de la grande e importante ciudad egipcia de Alejandría, fundada por Alejandro Magno. Allí había una muy numerosa comunidad de judíos. No sólo en Israel, sino también en todos los países de la antiguedad, la sabiduría tenía una gran importancia y tenía que ver con el modo de vivir bien, según la moralidad. Nuestro pasaje de hoy nos presenta una reflexión sobre el valor de nuestro mundo. Comienza afirmanda que todo el mundo a los ojos de Dios es como un grano de polvo sobre la balanza o como una gota de rocío sobre la tierra. Es decir, absolutamente todo lo creado depende de Dios y no tiene sentido ni explicación sino como creatura de Dios totalmente dependiente de Él. "Tú tienes compasión de todos porque todo lo puedes y cierras los ojos a los pecados de los hombres, esperando su arrepentimiento". "¿Cómo podría existir algo si ni siquera tú no lo hubiera formado?". Luego prosigue: "Tú corriges poco a poco a los que se equivocan, y los amonestas recordándoles en qué han pecado, para que abandonen toda maldad y crean en ti, Señor". Se trata de una proclamación  muy elocuente de la bondad de Dios de quien todo depende y de su deseo de que se arrepiente el hombre de sus pecados. Aquí es donde se enlaza con la historia de Zaqueo.

A lo largo de unos 12 capítulos de su evangelio, San Lucas nos presenta a Jesús realizando un gran viaje a Jerusalén, en el que realiza un gran número de prodigios, y los discípulos van a aprendiendo muchas cosas, porque ciertamente es en Jerusalén donde se tiene que dar el deselace final de toda la historia de Jesús, como fue el caso de tantos profetas antiguos. Llegò, pues a Jericó, una de las ciudades más antiguas del mundo y que está a más o menos un día de camino de Jerusalén. En Jericó los romanos tenían un centro de auduanas, porque seguramente se trataba de un lugar de paso del comercio. Por ello, allí había un buen número de los odiados publicanos o recaudadores de impuestos, tan denostados y en general justamente odiados por la población por las ganancias ilícitas que hacía, y también por ser agentes del Imperio Romano, que tan mal trataba a sus súbditos judíos.

Se acerca Jesús a la ciudad y se junta una gran muchedumbe, como era la costumbre, debido a su voluntad de curar a los enfermos y expulsar a los demonios. No sabemos cómo Zaqueo se enteró de la presencia de Jesús, pero podemos suponer que le habían llegado noticias del rabino de Nazaret que se había hecho amigo de "publicanos y pecadores". Recordemos lo que dijo Jesús, "nadie viene a mí si no lo atrae mi Padre"  (Jn 6, 24). Podemos suponer que se llenó el corazón de Zaqueo con un gran deseo de vera a Jesús. No encontrando ningún sitio adecuada al que pudiera subir y ver a Jesús, en parte debido a la muchedumbre que estaba alrededor de Jesús, y también a su baja estatura, decide subre a un árbol, un sicómoro, para ver pasar a Jesús. A nadie le llamaría la atención que un niño subiera a un árbol, pero que lo hiciera  un hombre respetable ciertamente era algo insólito, pero a Zaqueo no le importaba el qué dirán, tantas ganas tenía de ver a Jesús.

¡Cuál debiò de ser la sorpresa de Zaqueo cuando el mismo Jesús lo vio y se invitó a sí mismo a cenar en su casa! ¡Que´alegría debía de llenar el corazón de Zaqueo en ese momento! El evangelio, como de costumbre, no nos entrega detalles acerca del banquete, pues va a lo esencial y no quiere meramente satisfacer nuestra curiosidad. Muchos de los presentes empezaron a murmurar acerca del hecho de que Jesús haya ido a cenar en la casa de un pecador tan notorio, pues no era un recaudador de impuestos cualquiera sino en jefe de todos ellos, y el que probablemente más se había aprovechado de su posición para enriquecerse ilícitamente. Zaqueo manifiesta que la visita de Jesús a su casa y el haber compartido la cena con él no trataba de una ocasión social, sino de un encuentro profundo con Jesús que había cambiado radicalmente su vida. Promete dar la mitad de sus bienes a los pobes y restiruir cuatro veces más al que haya estafado. Jesús reacciona diciendo estas palabaras maravillosas: "Hoya ha venido la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abrahán. El hijo del hombre ha venido a buscar y slavar lo que estaba perdido".

Aquí vemos que la salvación consiste en el encuentro personal con Jesús. Como hemos visto, este encuentro fue preparado anteriormente por la gracia de Dios que atrajo y movió a Zaqueo a querer ver a Jesús y a supear los obstáculos para poderlo lograr. Jesús dice que "hoy la salvación ha llegado a esta casa". Para poder alcanzar la salavación, tenemos que darnos cuenta de que estamos en una situaicón de necesidad, Al igual que el hijo pródigo, Zaqueo tenía que haberse dado cuenta de que era un pecador, un estafador, que sí había juntado mucho dinero, pero que el dinero no le compraba la verdadera felicidad. Por ello, tenía que haber sentido un vacío en su interior, que con la gracia de Dios lo movió a salir a buscar el modo de vera a Jesús. Por otra parte, Jesus correspondió de modo extraordinario a esta disponibilidad de Zaqueo.Muchos más que en nuestro tiempo, en aquela época, el compartir la mesa con una persona era señal clara de comunión, de fratenrnidad y de amistad.

Hace unos cuarenta años se publicó en Estados Unidos un libro que se titulaba "I'm Ok, tú estas OK", "Yo estoy bien,tú estás bien". La realidad es que ninguno de nosotros esá bien. Es cierto que la gente se da cuenta de que la falta mucho para alcanzar la anhelada felicidad,que ni el dinero, ni el prestigio social, ni el éxito en la profesión o los negocios nos dan la verdadera felicidad. Por ello, en todas las librerías, hay una sección muy grande dedicada a la autoayuda. Algún gurú ha escrito un libro sobe como superar alguno o varios de los obstáculos para alcanzar la felididad. En las últimas décadas la psiciología se ha extendido más allá de la ayuda a las personas para superar traumas, neurosis y otros males psíquicas. Ahora existe la psiclología positiva que intenta ayudar a la gente a alcanzar la felidicad que se entiende como un sentirse bien y contento. El famoso psicólogo vienés, Vicktor Frankl, que pasó un tiempo en el campamento de concentración de Dachau por ser judío, desarrolló una nuevo tipo de terapia basada en la búsqueda del sentido de la vida, llamada logoterapia. En griego, logos, además de signfiicar palabra, tiene otros muchos matices, incluyendo el de sentido. Con estos hechos podemos descubrir que mucha gente reconoce que algo le falta, que no está contenta, que quiere hacer algo más para ser feliz.

Surge un obstáculo en esta búsqueda de la felicidad, y es que somos muy dados a apuntar el dedo a otros y culpar a los demás por los males del mundo y por nuestros propios males.Buscamos algún chivo expiatorio para no enfrentarnos con nuestros vicios y pecados. Muchos acusan a los políticos de ser corruptos, de enriquecerse gracias a aprovecharse ilícitamente de los caudales públicos. Otros inventan teorías de conspiración para explicar los males que evidentemente existen a nuestro alrededor y son evidentes. Una reportera le preguntó a la Madre Teresa de Calcuta, recientemente canonizada por el Papa Francisco, qué pasa con la situación de la Iglesia. Ella respondió "Tú y yo". De nada nos  sirve rasgarnos las vestiduras acerca del mal que hay en la sociedad o fuera de nosotros. Nuestras posibilidades de arreglar los males de otros son muy reducidos, pero podemos, si queremos, hacer algo para arreglar el mal que ha dentro de cada uno de nosotros. Esto no es fácil, porque tenemos que examinarnos y no queremos enfrentarnos con la realidad de nuestros vicios.  Por ello, los grandes santos y maestros espirituales siempre resaltan la importancia del conocimiento de nosotros mismo. Recordemos que somos el peor juez en la propia causa y muy prontos a justificar nuestra vida viciosa con cualquier pretexto mientras nos ensañamos en contra del mal de otros.

El encuentro personal con Jesús, como en el caso de Zaqueo, y también el de San Pablo, provocó un cambio radical dentro de ellos y dieron un viraje total a sus vidas.  Que aprendamos de esta lección de este domingo, de Zaqueo. La lección que hemos recibido del pasjae del Libro de la Sabiduría pone de manifiesto la gandeza de Dios y su deseo de perdonarnos.


sábado, 15 de octubre de 2016

ORAR SIEMPRE SIN CANSARSE

HOMILÍA, XXIX DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO C, 16 DE OCTUBRE DE 2016.

En los primeros siglos del cristianismo, los cristianos y concretamente los Padres de la Iglesia tomaban muy en serio el mandato del Señor de "orar siempre y sin desfallecer", como también la advertencia de San Pablo de orar sin interrupción. En el siglo IV, muchos cristianos como San Antonio de Egipto se retiraron al desierto, sea en Egipto como en Siria y otras partes, con el fin de buscar el modo de dedicarse exclusivamente a Dios y cumplir el mandado de orar siempre.  Con la ayuda del silencio y la soledad y dediccándose a unas labores sencillas como la fabricación de cestas, consideraban que podían cumplir el madato del Señor y de San Pablo. En cambio, algunos Padres de la Iglesia, como Orígenes y San Agustín, no veían la necesidad de tal intento de tomar al pie de la letra el mandato de orar siempre. Según ellos, lo más importante no es la dedicación exclusiva de muchas o casi todas las horas del dí a la oración, sino hacer de toda nuestra vida una ofrenda a Dios, como también San Pablo recomienda cuando invita a los romanos a ofrecer sus cuerpos como sacrificio agradable a Dios (Rom 12,1). San Agustín, en una carta a una dama romana llamada Proba le explica que no es la multiplicación de las palabras que  hace la oración más eficaz sino la fuerza del deseo. Cita el salmo 26,4 que reza "Una cosa pido al Señor. Eso buscaré, estar en la casa del Señor todos los días de mi vida", de manera que los tiempos dedicados explícitamente a la oración han de fortalecer ese deseo de estar en la presencia del Señor, cosa que se cumplirá plenamente en la vida eterna que nos espera. San Agustín está convencido de que la insistenica de la oración no responde a que Dios deconoce lo que necesitamos o se manifieste poco dispuestos a concedèrnoslo, sino más bien nos sirve a nosotros para darnos mayor cuenta de nuestra indigencia, y aumentar así nuestra confianza en el Señor. 

Nuestra primera lectura está tomada del libro del Éxodo y tiene que ver con una batalla que se dio entre el pueblo de Israel después de su salida de Egipto, el rey Amalec se opone a los planes del pueblo y resulta necesario darle batalla para poder proceder. En realidad, si no se hubiera incluido este episodio en la Biblia, no sabríamos nada de este personaje, pues probablemente ni los mismos expertos en la historia antigua sabrían quién era. El episodio no tiene gran importancia en sí mismo, pero nos da un mensaje importante para nosotros miembros de la Iglesia Militante. ¿Qué queremos decir con la expresión la Iglesia Militante. San Pablo con frecuencia echa mano de la imagen del entrenamiento y las batallas que tienen que realizar los soldados y también las carreras de los atletas. Aunque quisiéramos vivir una vida tranquila y serena, no podemos si es que queremos ser fieles a la misión que el Señor nos entrega. La misma vida de Jesús se nos presenta en el Evangelio como una lucha contra Satanás y su reino. Jesús dice: "Si un hombre fuerte bien armado  guarda su casa, sus posesiones están seguras, pero si otro más fuerte lo de él lo ataca y le quita sus armas, divide su botín"(Lc 11,21). 

Moisés se da cuenta de que la única manera de slair adelante y cumplir la misión que Dios le había encomendado es salir a dar batalla a Amalec. Entonce,s escoge a un grupo de hombres bien armados y entrenados para el combate. Ya sabemos que el Moisés ya no tiene edad para tomar la espada, pues en aquel momento habría tenido 80 años. Como ha sido el caso de otros reyes y jefes, se retira a una montaña desde la que puede tener una visión de todo lo que sucede en la batalla. Levanta sus brazos en posición de súplica a Dios para que Israel tenga la victoria. Los acompañantes de Moisés se dan cuenta de que cuando se cansa y no logra mantener en alza los brazos, la batalla la va ganando Amalec. Por lo tanto, deciden sostener en alto sus brazos para que con la fuerza de la oración de Moisés Israel gange la batalla.

Otro dicho de Jesús nos da la imagen de la Iglesia en plan de batalla contra Satanás y contra el mundo es cuando Jesús promete a Pedro que "las puertas del infierno no prevalecerán contra ti" (Mt 16,18). Aquí la imagen es la de un sitio de una ciudad que estaría representando la fortaleza de Satanás que estaría sitiada por la Iglesia. Sabemos que en la Antiguedad y en la Edad Media cuando se realizaba un sitio en contra de una ciudad, la parte más débil eran las puertas.

Ser cristiano, pues, no es llevar una vida serena y tranquila. Hay una batalla que se va llevando a cabo en el interior de cada uno de nosotros. Un poco como un caballo de Troya, tenemos al enemigo dentro de nosotros, debido a la debilidad de nuestra voluntad, los pocos deseos que con frecuencia tenemos en el empeño de hacer el bien y prácticar la virtud. Por ejemplo, nos encontramos ante una situación como la del hombre tirado en el camino debido al ataque de los ladrones en la Parábola del Buen Samaritano, y preferimos pasar de largo y no meternos en líos, como el sacerdote y el levita.

La Iglesia la llamamos militante mientras está en este mundo, es decir, tiene que luchar por el bien, para que no se imponga en el mundo tanto mal como el aborto, la eutanasia, la mentira, el engaño o simplemente para poder ser libre para pronunciar un juicio cristiano en la sociedad. En días pasados han sido publicados unos mensjaes de correos electrónicos de miembros del Patrido Demócrata en Estados Unidos que manifiestan que ellos fundaron dos grupos de lobby con la intención de presionar a los obispos para que no se opongan a la agenda del gobierno en relación con la política santiaria que intenta obligar a las empresas de católicos a pagar seguros de salud que cubren aborto y anticonceptivos. Otro tema es la oposición a así llamado matrimonio gay, pues declaran que la Iglesia es retrógrada. Aquí en España, hay cada vez más ataques a la Iglesia. En días pasados ha quedado gravemente herido e ingresado en la UCI un sacerdote de 83 años en un asalto a la parroquia.

En la Iglesia, hay algunos como son los monjes y monjas de clausura que dedican su vida a la tarea de orar por el mundo no estándo directamente en la batalla, sino como Moisés que se había retirado a la montaña para contemplar la batalla. Podemos aplicar lo que nuestro evanglelio de hoy nos enseña acerca de este tipo de oración por el mundo y la Iglesia en estos tiempos complicados, que tiene que ser insistente. El cúmulo de mal en el mundo es enorme, y probablemente siempre lo ha sido. Por lo tanto, es urgente que haya un gran número de personas que se dedique a este tipo de oración de intercesión. Forma parte de la misión sacerdotal de la Iglesia. Cuando digo sacerdotal, no me refiero solamente al ministerio sacerdotal que nosotros los sacerdtoes estamos llamados a ejercer, sino también lo que se llama el sacerdocio bautismal o común de todos los fieles. Por nuestro bautismo tenemos la misión de participar en el verdadero culto a Dios por Jesucristo Nuestro Señor, y de interceder por todos los hombres. De ahí la importancia de las intercesiones que hacemos en la Santa Misa, tanto después del Credo como en la misma plegaria eucarística.

Otros están llamados a estar más directamente en la batalla a través de su profesión. Por ejemplo, es urgente que la Iglesia se empeña en la formación de unos jóvenes que sean capaces de intervenir en la política para promover un nuevo modo de hacer política de aucerdo a los principios del evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia. Es un tema bastante relegado en la vida de la Iglesia en la actualidad. Los católicos en casi todos los países no encuentran por quien o por qué partido pueden votar tranqulamente porque la totalidad de los partidos actuales proponen políticas opustos al evangelio y a los principios cristianos y a la misma ley natural. La síntesis de todos los mandamientos que Jesús nos da es "amar a Dios con todo el corazón, con todo el alma y con todas las fuerzas y al prójimo como a si mismo". La segunda parte "amar al prójimo como a tí mismo" se refiere de manera general a la política. No me refiero a la política estrecha de partidos, sino de la búsqueda del bien común de la sociedad, de la familia y de cada individuo. No se puede pasar de la política en su sentido amplio, si que no queemos retirarnos a una isla en solitario como la de Robinson Crusoe.

Jesús proclamó el Reino de Dios y lo hizo presente en el mundo en primer lugar a través de su propia persona, pues Èl es el reino en persona. También lo hizo presente en el mundo a través de su predicación, de sus milagros, especialmente las curaciones y los exorcismos. Declaró con toda claridad que se da una lucha de su reino contra el reino de Satanás. Dijo que el Reino de Dios está dentro de nosotros, que no es un reino como era el Imperio Romano. Además, después de su resurrección mandó a apóstoles y demás discípulos a proclamar el evangelio hasta los confines de la tierra. Por lo tanto, el reino no es una realidad interior e invisible, sino que tiene que cambair radicalmente las estructuras de pecado tan enquistadas en el mundo. Es un reino de paz, de justicia, de amor, de fraternidad. Sin una lucha enoconado, no se va a establecer ni dentro de nosotros ni en la sociedad porque se le opone el reino de Satanás, que consiste en la injusticia, el odio, la manipulación, la esclavitud que todavía está presnte de tantas maneras en nuestro mundo. Lo primero que Jesús proclamó en su predicación era la necesidad de la conversión, del arrepentimiento y cambio de actitud, de mentalidad, y de rumbo, tanto en lo personal como en la sociedad. En este proceso, la oración es un instrumento esencial. Lo fue para el mismo Jesús, que se retiraba a la montaña a orar a solas toda la noche, y otró en Getsemaní en el momento de la gran prueba, y en la misma cruz. Esta oración tiene que ser insistente y animar la acción concreta del cristiano en el mundo, según su misión específica. 


sábado, 8 de octubre de 2016

LA LEPRA Y LA GRATITUD

DOMINGO XXVIII DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO C, 9 DE OCTUBRE DE 2016

La lepra en la Biblia trata de varias enfermedades de la piel y ciertamente provocaba mucho miedo en la comunidad, de manera que el pobre que la sufría era expulsado de ella y obligado a vivir lejo.. Al ver a a lguna persona acercarse a él, tenía que gritar "impuro". Tenía conotaciones no solamente de enfermedad física, sino también de impureza ritual, de manera que el leproso, además de la separación de la vida de la comunidad, era excluido del culto del templo y de la sinagoga. era algo verdaderamente horroroso y provocaba mucha desazón. Esto lo podemos constatar del contexto más amplio del pasaje que hemos escuchado del Segundo Libro de los Reyes. Namaán el sirio era un hombre importante en su país, el jefe del ejército. Luego de haber descubierto alguna mancha en la piel, que   era considerada lepra, le sugerió una israelita que era esclava en su casa, probablemente caputrada durante alguna guerra, que fuera a Israel a que el profeta Eliseo  lo curara, pues este profeta era notable por los milagros que realizaba. Luego de haber conseguido una carta de recomendación de su rey, se dirige al Rey de Israel, que en un primero momento lo recibió con desconfianza, considerando que su llegada trataría de algún tipo de trampa. Luego acude a la casa del profeta, y éste ni siquiera sale a recibirlo, pero le manda bañarse siete veces en el río Jordán para ser curado. Se siente desairado, pues esperaba que el profeta saliera a recibirlo y lo curara de manera notable. Bañarse en el Jordán, un río bastante miserable comparado con los ríos de Siria no le parecía digno de su posición. Los de su cometiva le persuadieron que lo hiciera diciendo que si el profeta le hubiera mandado hacer algo más complicado seguramente lo hubiera hecho. Finalmente se baña siete veces en el Jordán y que curado. El hecho le convince que el Dios de Israel es más poderoso que cualquier otro dios, de manera que lleva consigo unos carros llenos de tierra de Israel para poder sacrificar a Él al volver a su casa. En la época pensaban que cada tierra tenía su dios, y por ellos se llevó la tierra de Israel para poder así sacrificar al Dios de Israel. Esto indica que quedó agradecido por el milagro, sino quiso rendir culto al verdadero Dios, el Dios de Israel.

Paralelamente en el evangelio de hoy, tenemos otro episodio de la curación de la lepra. Se trata de un episodio que se dio cuando Jesús andaba de viaje de Galilea a Jerusalén y estaba de paso por Samaria. Diez leprosos le pidieron limpiarlos de la lepra. Jesús los mandó presentarse al sacerdote, para que constatara el hecho de su curación, cosa necesaria para poder reintegrarse a la comunidad y participar otra vez en el culto. Quearon curados ya de camino al sacerdote. Uno de ellos, un samaritano volvió a agradecer a Jesús, mientras los otros nueva se fueron por su camino y no dieron las gracias por tan gran beneficio recibido. Jesús le pregunta al samaritano curado dónde están los otros nueve, y le llama la atención que sólo uno vuelve a dar gracias a Dios y que sea un extranjero.

Se trata de un tipo de comportamiento humano que no es poco común. Probablemente todos hemos experimentado algo semejante. Luego de habernos sacrificado para hacer un gran favor a otro, éste ni se acuerda de volver a agradecernos por el beneficio recibido. Es algo que molesta y bastante, porque la persona que se pasa de agradecer los favores hechos a su favor por otros es una persona mezquina que al parecer piensa que todo se le debe y ni se le ocurre agradecer. Por algo existe el refrán "es de bien nacidos ser agradecidos". ¿Cuántos de nosotros recordamos los inmensos beneficios que dones que hemos recibido de Dios, en realidad todo lo que somos y tenemos es don de Él? Somos tan superficiales que ni siquiera reflexionamos sobre este hecho y no agradecemos a Dios por el don de la vida, de la entega de su Hijo hasta la muerte en la cruz para salvarnos a nosotros de la condena a la eterna muerte que mereceríamos por nuestros pecados. La persona agradecida es humilde y la humildad es la tierra en donde crecen todas las demás virtudes (de hecho, la palabra humildad proviene de la palabra latina humus que signfica precisamente tierra). 

En el griego la palabra eucharistein signfica dar gracias bien. Jesús, según relata el evangelio, al bendecir los panes y peces que iba a multiplicar dio gracias. Hizo lo mismo en la Ültima Cena, Ya en todo el Antiguo Testamento, la acción de gracias y la alabanza a Dios son actitudes fundamentales que se encuentran de manera especial en los Salmos. En el Salmo 117, se canta: "Dad gracias al Señor, porque eterna es su misericordia", y San Pablo hace la pregunta retórica "¿Qué tienes que no hayas recibido?" 

Se suele dividir la oración en cuatro tipos: la petición, la intercesión, la acción de gracias y la alabanza. Si, como he señalado arriba, eucaristía signfica acción de gracias, es obvio que nuestra Celebración Eucarística es nuestr acción de graias por antonomasia. En realidad, no somos capaces de dar gracias a Dios debidamente por todo lo que nos ha dado y continúa dando, pues si no nos sostuviera en la vida en cada momento, caeríamos en la nada, al igual que toda la creación que no tiene su razón de ser en sí mimso sino en Él como Creador. La Plegaria Eucaristíca es la gran oración de acción de gracias y alabanza a Dios que es el centro de nuestra Misa en la que se cumple el mandato dejado por Jesús en la Ùltima Cena, haced esto en memoria mía. Al emepzar el Prefacio, el celebrante invita a los paritcipantes a dar gracias al Señor: Demos gracias al Señor Nuestro Dios" y todos responden es justo y necesario. El resto del Prefacion nos proporciona los motivos concretos de cada celebración, según sea la fiesta que celebramos,  por los cuales tenemos que dar gracias a Dios

La lepra simboliza también en cuanto que provocaba la separación de la comunidad, lo que es la realidad del pecado en nuestra vida. El pecado nos separa de la vida divina que hemos recibido en el bautismo. El pecado no sólo es una ofensa a Dios que nos ha creado y nos ha redimido por la sangre de su Hio derramada en la cruz, sino que también daña gravemente la Iglesia. Este hecho se puede constatar más claramente en el caso del escándalo, de manera especial en el caso de los ministros de la Iglesia, pero se da en todo pecado. Por ello, en el Sacramento de la Penitencia somos reconciliados con Dios, pero también con la Iglesia. Profesamos en el Credo nuestra fe en la Iglesia que es "una, santa, católica y apostólica". Lo es ante todo por su Fundador Jesucristo, por la Santísima Virgen, sin pecado concebida y preservada de pecado en toda su vida y en los santos que ya están en el cielo. También tiene que ser santa en nosotros. Que no seamos, pues como aquellos leprosos que ni siquiera regresaron a Jesús para darle gracias por el milagro. Vivamos cada Misa como auténtica acción de gracias,  y extendamos esta actitud que es un don de Dios y fruto de la humildada a los demás momentos de nuestra vida, tanto en relación con Dios como con los hermanos.


sábado, 1 de octubre de 2016

LA FE, UNA REALIDAD ABSOLUTAMENTE ESENCIAL EN LA BIBLIA

DOMINGO XXVII DE TIEMPO DURANTE EL AÑO O TIEMPO ORDINARIO, 2 DE OCTUBRE DE 2016, CICLO C. 

Hoy en día el tema de la fe no es bien visto. Se da como dogma secularista que la fe es inferior e incluso contraria a la ciencia. Se piensa que no proporciona certeza, como supuestamente lo hace la ciencia. La palabra fe en castellano proviene del latín fides (griego pistis) que tiene que ver con la palabra latina fiducia o confianza. Se distingue entre fe humana y fe divina. En realidad sin la fe humana no podríamos vivir. Si, por ejemplo, hemos encargado algún producto a una empresa como Amazon y nos asegura que se entregará tal fecha. Normalmente nos fiamos de tal promesa, a no ser que tengamos una experiencia negativa con tal empresa. Confiamos en que cuando salimos a la calle a ir a alguna tienda que vamos a poder hacerlo, que no hay algún obstáculo, por ejemplo, disturbios, o que por algún motivo desconocido la tienda simplemente se cerró sin avisar. Si hemos encargado un servicio para que nos entegue el pan para el desayuno normalmente damos por supuesto que el pan llegará antes de la hora del desayuno. Supongamos que no hemos estudiado la teoría de la evolución, pero creemos que es cierta debido a que otros la han estudiado y al parecer es algo comúnmente aceptado. Hoy en día, se da por asentada la teoría del calentamiento global y un día sí y otro los políticos y  los medios de comunicación nos aseguran de los desastres inminentes debido a un aumento del gas CO2 en la atmosfera. Probablemente creemos que tal teoría es correcta. Sin embargo, hay un número de científicas que se basan en mediciones objetivas que niegan la validez de esta teoría, o que aseguran que aunque haya calentamiento o aumento de CO2, no es nada negativo, sino al contrario favorece el crecimiento de los árboles y el aumento de las cosechas. El ateo cree que Dios no existe, que el universo se produjo por mera casualidad, basándose en unas probabilidades que a una persona sensata parecieran una locura, y un larguísimo tiempo, piensa que se produjo el univers, la vida de las plantas, los animales y el hombre por pura casualidad. ¿El ateo, pues, tiene fe, o no la tiene? Ciertamente, tiene fe, pero más bien se trata de credulidad o lo que llamamos fideísmo, que es una fe a la que le falta racionalidad. No es razonable que algo provenga de la nada. Es de sentido común que todo lo que existe tiene una causa que lo trajo a la existencia.  El ateo tiene tanto fideísmo que lo que cree es más absurdo que creer que si uno tuviera todas las letras de la Biblia o el Quijote  en un recipiente y las echara por la ventana a la calle que se juntarían exactament como se encuentran en estas obras. 

Por lo tanto, la fe human es esencial para que podamos vivir, y no volvernos locos en el proceso. En la Biblia, la fe es algo esencial. No se trata solamente de un asentimiento intelectual a una serie de verdades, como las que profesamos en el Credo. La palabra fe en la Biblia signfiica "estar firme" o tener fundamento. En nuestra primera lectura de hoy del libro de Habacuc, en primer lugar, el profeta se lamenta ante Dios por la situaicón dolorosa o casi catastrófica en la que se encuenta el Pueblo de Dios. El imperio neobabilónico va conquitando y sometiendo a todos los pueblos del Medio Oriente y el profeta pide desesperadamente explicaciones a Dios por este desastre que parece inminente para el pueblo. Dios responde que el que no tiene el alma recta, el malvado, socumbre, pero "el justo vivirá por su fe". A lo largo de toda la Biblia, Dios se ha manifestado como fiel, de fiar y que cumple sus promesas. Según Santo Tomás de Aquino: "creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia”. Más allá de lo que podemos descubir con la razón, hay otras verdades que Dios ha revelado pero en sí mismas no tienen suficiente evidencia para que la razón las acepte. Es el caso de los dogmas de la fe como la Santísima Trinidad, la Encarnación, el misterio de la transubstanciación por el que el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Cristo. La voluntad interviene, movida poar la gracia de Dios para que la inteligencia asienta a tales dogmas de fe que la Iglesia nos propone. No basta un mero asentmiento intelectual, aunque es muy importante. Lo que Dios nos ha revelado es para nuestra salvación y nos invita a entrar en comunión con Él a través de la gracia que se expresa luego en la fe, la esperanza y la caridad. 

En nuestro pasaje evangélico, los apóstoles piden a Jesus que aumente su fe. Tal petición nos indica qu ela fe no es algo meramente teórico, que sí creo en Dios, pero tal fe incide poco o nada en mi vida concreta, en mis acciones de cada día. Santiago nos asegura en su carta que los demonios creen en Jesús, pero no les trae ningún beneficio (Sant 2,1), y en el evangelio vemos que los demonios saben quien es Jesús (Mc 1,24.25). La fe, pues, es una realidad dinámica, no estática y es capaz de aumentar de crecer e influir más ítima y profundamente en nuestra vida concreta. También Santiago asegura que la fe sin obras es muerta. 

Parece que la gran mayoría de los católicos no cree que "el justo vivirá por su fe". Hace unos día me encontré con una señora que me dijo que no participa en la Eucaristía porque le cae mal el Cura Párroco de su pueblo y lo  considera un soberbio. ¿Vive por la fe? No parece, si cuando Jesús la invita y convoca para celebrar la Eucaristía domincal en unión con la comunidad parroquial, en común con toda la comunidad de la dióces, y con la Iglesia extendida por todo el mundo, se fija en un elemento subjetivo, un mero sentimiento y rehúsa acoger la invitación del Señor. Prefiere privarse del alimento de la Palabra de Dios, del Cuerpo del Señor y basar su comportamiento en una antipatía que siente hacia el cura. Puede ser que sea antipático, que sería un juicio subjetivo, pues he de suponer que su madre no lo considera antipático. En una palabra, no vive de la fe. Si tuviera una fe viva, aunque le cayera mal el cura, se daría cuenta del hecho de que el Señor es tan poderoso que se hace representar por personas indignas, y que en realidad ningún sacerdote es digno de la vocación y misión que ha recibido. En realidad,  ningún fiel cristiano es digno de ser miembro del Cuerpo de Cristo, que e es la Iglesia, y que Dios nos amó primero, que no nos ama por ser buenos, sino amándonos nos hace buenos. Nos transformará  si le abrimos la puerta por la fe y lo dejamos entrar en nuestra vida. "He aquí que estoy a la puerta y llamo; si alguno me abre entraré y centarmos juntos" (Apoc 3,20).  

En el evangelio que hemos escuchado Jesús pone una comparacion acerca del poder de la fe: Si tuviérais fe del tamaño de una semilla de mostaza, podríais decir a esa morera, "arráncate y plántate en el mar" y os obedcería". ciertamente se trata de hipérbole y no se ha de tomar al pie de la letra. No obstante, no se puede negar que la verdadera fe que mueve montañas sí existe, y en la historia de la Igleisa podemos encontrar muchos ejemplos.  Viene a la memoria el caso de San Francisco de Asís, cuya fiesta celebramos en un par de días. Fue tocado profundamente por la gracia de Dios y la llamada a seguir a Jesús exactamente como queda escrito en los evangelios. Abandonó la vida burgués en la que había nacido. Su padre, que era un cristiano normal, pensaba que había perdido el juicio cuando regaló sus telas a los pobres. Llegó a desnudarse en la plaza de Asís delante del Obispo y otros muchos desprendiénsose de su padre y de todas las cosas del mundo para seguir la vocación a la que Jesús lo había llamado. Tales gestos fueron el inicio del gran movimiento franciscano que cambió la Iglesia y a lo largo de 800 años ha tenido un impacto en la vida de millones de personas en todo el mundo. Otro ejemplo más cercano a nosotros es el de la Madre Teresa de Calcuta, recientemente declarada santa por el Papa Francisco. Ella, movida por una fuerte experiencia de encuentro con el Señor, dejó la relativa seguridad de una vida religiosa en la que enseñaba en un colegio de gente más bien acomodada en Calcuta, para dedicarse a ayudar a los "más pobres de los pobres" en los tugurios más miserables del mundo. Cuenta el libro "Sé tú mi luz", lo duro que fue dejar todo lo que había vivido, su comunidad, sus amistades, para ponerse a levantar a muribundos en las calles de Calcuta. Sin embargo, llegó a ser uno de los más grandes personajes del siglo XX, juntamente con el Papa San Juan Pablo II, a recibir el Premio Nobel de la Paz y sobre todo fundar la Congregación de las Misioneras de la Caridad que trabaja en todo el mundo con las personas más abandonadas como los que sufren de SIDA y otros. Así la historia de la Iglesia cuenta con muchísimos casos similares de personas de todo tipo cuya fe hizo más que mover montañas físicas, sino cambió el mundo. 

Hace pocos años el Papa Benedicto XVI convocó el Año de la Fe, precisamente porque veía que cada vez más la fe se va debilitando en el mundo, y de manera especial en Europa. Una generación de padres se ha preocupado del bienestar material y han renunciado, explícita o implícitamente a la fe en Dios y en Jesucristo como fundamento de su vida. No la han comunicado a los hijos y se ha roto la cadena de la comunicación de la fe de una generación a otro en España y otros países después de casi 70 generaciones. Los resultados están a la vista, con un aumento vetriginoso de los suicidios entre los jóvenes, la búsqueda desesperada del placer a través del sexo, la droga, el alcohol en la forma del famoso "botellón" el entretenimiento en discotecas etc. Hay padres que se pesentana ante un juez para quitarse de la necesidad de dar alojamiento y alimento a sus hijos vagos que "ni estudian ni trabajan" (NINI). Hay otros padres que han hecho un esfuerzo notable por educar a sus hijos en la fe cristiana, pero éstos se han desviado dejándose guiar por el ambiente neopagano que hay y el qué dirán de los compañeros. Hay hasta cardenales  y obispos, y obviamente teólogos que desean adaptar la doctrina moral que la Iglesia ha enseñado a lo largo de sus 20 siglos de historia, basada en la doctrina de Jesucristo, al mundo actual. Sin embargo, en el evangelio constatamos que Jesús, al final del c. 6 del evangelio de San Juan en el que expone la doctrina de la Eucaristía como Pan de Vida, y muchos incluso de sus seguidores lo abandonaron. Dado que Jesús enseñaba la verdad, estaba dispuesto a no tener ningún discípulo si no aceptaban la verdad que anunciaba. Preguntó a los apóstoles si ellos también querían marcharse, y Pedro respondió de parte de todos: ¿A quién iremmos, tú tienes palabras de vida eterna?

Examinémonos en este domingo para descubrir si realmente tenemos una fe vida y operante, no meramente intelectual y teórica, y pidamos al Señor con las mismas palabras de los apóstoles: "Señor, aumenta nuestra fe". Esta petición no está pidiendo un milagro, pues la fe y la razón han de ser la estructura fundamental de nuestra vida, y si no se nota, es que no existe y casi no existe.