sábado, 28 de marzo de 2020

LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO

HOMILÍA DEL VI DOMINGO DE CUARESMA, CICLO A, 29 DE MARZO DE 2020.

En estos últimos tres domingos de Cuaresma, hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre tres episodios recogidos en el Evangelio de San Juan. En primer lugar, el encuentro de Jesús con la mujer samaritana a la que Jesús le pide darle agua de beber. En segundo lugar, la curación del ciego de nacimiento el domingo pasado, y hoy Jesús le devuelve la vida a su amigo Lázaro. Jesús se presenta como la fuente de agua viva que surte hasta la vida eterna. Luego es la luz del mundo y da la luz al ciego que nació así. Hoy se trata del mayor milagro realizado por Jesús en cuanto que Lázaro llevaba cuatro días enterrado. Ciertamente, Lázaro falleció después, pero el milagro nos lleva a la verdadera resurrección que es la de Jesús en el Domingo de Pascua y que es también la fuente de nuestra alegría y esperanza.

Vivimos en un mundo donde hay mucha depresión y falta de esperanza. En España, unos 3600 hombres se suicidan cada año, Muchas personas no tienen resortes para sobrellevar la dureza de la vida, y más cuando en Europa se está perdiendo a marchas forzadas la fe cristiana, que es la única que verdaderamente puede dar sentido a nuestra vida. Mucha gente piensa y espera que con más dinero, más placer y "libertad" van a poder alcanzar la felicidad, pero es un engaño y una falsa felicidad. Lo constatamos en estos días de la pandemia del coronavirus. Este pequeño microbio está poniendo en jaque la vida de las personas, de las sociedades y provocando crisis a nivel mundial. No sabemos de qué murió Lázaro, pero sin duda su fallecimiento provocó gran dolor en el corazón de sus dos hermanas Marta y María, y Jesús al llegar al sepulcro lloró. Por más confianza que la gente tiene en la ciencia médica, y en esta circunstancia es palmaria que las posibilidades de la medicina moderna son bastante limitadas, nada puede parar la marcha de la muerte ni eliminar el dolor que provoca.

Uno de los aspectos más dolorosos de lo que está sucediendo con las víctimas del coronavirus es, por un lado el hecho de que no pocas de las víctimas están en residencias y ha habido casos en los que el personal contratado en tales residencias han abandonado su labor y ha llegado un cuerpo del ejército llamada Unidad Militar de Emergencias para descubrir a varios ancianos ya muertos en sus camas sin que nadie los hay acompañado ni ayudado. La sociedad se convierte cada día en más egoísta y menos dispuesta a sacrificarse por el bien de los demás, y los políticos proponen como solución matar a los ancianos debido a un falso dolor, que no debería de existir cuando se aplican cuidados paliativos, Como se va perdiendo la fe y el sentido cristiano de la vida va ganando terreno la barbaridad.

A continuación enlazo una homilía de San Agustín en la que comenta las tres resurrecciones de Jesús, primero la niña, hija de Jairo, luego el joven hijo de la viuda de Naín, y el caso de Lázaro.
http://www.monasteriosanbenitoestella.com/DIADELSENOR/CUARESMA2014/DOMINGOV/AGUSTINRESULAZARO.html
"Enséñanos el santo evangelio haber Jesucristo resucitado tres muertos: a la hija del príncipe de la sinagoga, pues, habiéndosele dicho que se hallaba enferma de gravedad, fue a su casa, donde la encontró muerta; le dijo: Muchacha, levántate; yo te lo mando, y se levantó.
Otro es un joven llevado ya fuera de las puertas de la ciudad y amargamente llorado por su madre viuda; él lo vio, mandó que se detuviesen los que le llevaban y dijo: Joven, levántate; yo te lo mando; y el muerto se sentó y comenzó a hablar, y se le devolvió a su madre.
El tercero es este Lázaro al que acabamos de ver con los ojos de la fe muriendo y resucitando en virtud de un prodigio mucho mayor que los anteriores y blanco de una gracia extraordinaria, pues llevaba cuatro días muerto y ya hedía; con todo, fue resucitado.
El santo comenta que el caso de Lázaro es más extraordinario porque el muerto llevaba cuatro días enterrado y hedía. En el primer caso, se trataba de una niña que se encontraba en su cuarto, de manera que era capaz de cometer pocos pecados por estar en su casa y su cuarto y por ser joven. En cambio, Jesús encuentra el cortejo fúnebre del joven con su madre viuda obviamente muy adolorida como sería el caso de cualquier madre que pierde a un hijo, pero en este caso más considerando la cultura de la época porque una viuda sin un hijo para ayudarla implica una suerte tremenda y gran dolor, En este caso, se trata de un joven y San Agustín contrasta el caso de que Jesús lo encuentra en la calle, simbolizando que habría tenido más experiencia en la vida y probablemente habría competido más pecados. En tercer lugar, en el caso de Lázaro, ya adulto y encontrándose 4 día sen el sepulcro del que obviamente saldría un hedor, implicaría una vida de adulto y más expuesto al mundo y al pecado. 
También San Agustín comenta el hecho de que está atado y como Jesús manda desatarlo implicando el producto del pecado que a uno le ata y esclaviza. Recuerda también como Jesús al aparecer a los apóstoles en la tarde del Domingo de Pascua, Jesús les da el poder de "atar y desatar", que sería la institución del Sacramento del la Penitencia o la Reconciliación. El sacerdote en la persona de Cristo absuelve los pecados que nos "atan" y restaura la verdadera vida, la vida de gracia, que es lo que simbolizaría el hecho de desatar las vendas de Lázaro. La Confesión, pues, nos quita las ataduras del pecado, del demonio y nos libera de la muerte eterna, representada por el hecho de ser desatado Lázaro. 

Hoy es el último domingo de la Cuaresma, siendo el próximo Domingo de Ramos. Estamos en la recta final de la Cuaresma este año, que debido al coronavirus, ha sido una Cuaresma especial y al parecer nos tocará una Semana Santa y Triduo Pascual especial este año. Hagamos un repaso de cómo hemos vivido esta Cuaresma y si encontramos que la hemos vivido con superficialidad, todavía nos queda tiempo para recoger las gracias que el Señor nos quiere regalar en este tiempo especial, El hecho de estar confinados en nuestras casas nos podría dar una oportunidad de reflexionar sobre el sentido de nuestra vida y si de verdad Jesucristo es Nuestro Señor, si rige en nuestra vida el egoísmo o por el contrario hemos podido crecer en el amor, la caridad, la paciencia la bondad etc. ¿Nos hemos dado cuenta de la fragilidad del mundo, de como todo se pone patas arriba como resultado de un pequeño bicho? San Juan al inicio de su Evangelio escribe; "En el principio era el Verbo,,,,, todo fue creado por él. En Él está la vida2 y más adelante dice Jesús que él es la luz del mundo, el camino la verdad y la vida, que sin Él no podemos hacer nada". Oremos unos por otros y dispongámonos a vivir lo que queda de esta Cuaresma y la Semana Santa con una gran esperanza, porque si Jesucristo no es nuestra esperanza, no tenemos ninguna esperanza. San Pedro dice en su primera carta que "El nos ha regenerado a una esperanza viva" y escribía a unos cristianos dispersos enfrentados por la persecución. Eliminemos de nuestra vida todo tipo de egoísmo y abramos nuestro corazón para que Jesucristo entre en él y nos llene de su luz, nos dé la vida nueva como en el caso de Lázaro. 





sábado, 21 de marzo de 2020

EL REY DAVID

HOMILÍA CUARTO DOMINGO DE CUARESMA, 22 DE MARZO DE 2020.

Los domingos anteriores hemos estado siguiendo la historia de la salvación tal y como se nos presenta en las primeras lecturas de estos domingos de Cuaresma. Hemos empezado con la gran bendición de Dios en la creación, luego la caída de nuestros primeros padres en el pecado por la soberbia no queriendo someterse a lo que Dios les había mandado y dejándose engañar por el demonio. Luego nos tocó la vocación de Abraham, nuestro padre en la fe, que trata del gran plan de rescate del hombre a través en primer lugar de la vocación del pueblo de Israel siendo Abraham el primero llamado por Dios. El domingo pasado hemos visto en el Libro del Éxodo otro paso en el camino establecido por Dios para su pueblo, después de la salida del pueblo de Egipto la estadía difícil en Egipto estando todavía lejana la tierra prometida. Hoy pasamos a otra época de esta historia de la salvación y otro protagonista que es el Rey David en el Primer Libro de Samuel.

El profeta Samuel es enviado por Dios a la casa de Jesé y su familia en Belén para ungir a uno de sus hijos como futuro Rey de Israel en lugar de Saúl que había caído en desgracia. Era una época de gran peligro para el pueblo debido a los ataques del pueblo guerrero, los Filisteos. Samuel piensa que el hijo mayor de Jesé, Aliab pudiera ser el elegido por Dios, pero es rechazado. Dios le dice a Samuel: "No te fijes en las apariencias, ni su buena estatura, Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres que ven la apariencia; el Señor ve el corazón". Dios no ha escogido a ninguno de los siete hijos de Jesé presentes y Samuel le pregunta si no tiene otros hijos.  Él contesta que queda el más pequeño que anda cuidando las ovejas en el campo. Samuel responde: "Manda por él, que no sentaremos a la mesa mientras no llega". Samuel lo ungió con el aceite que llevaba y "invadió el espíritu del Señor a David y estuvo con él en adelante".

David, juntamente con Abraham y Moisés es una de las más grandes figuras del Antiguo Testamento. ¿Qué cualidades tenía David para poder cumplir su misión de Rey de Israel? En primer lugar la humildad. Él era el más pequeño de la familia y ni estaba presente con el resto cuando llegó Samuel, Esa humildad la manifestó en la ocasión del combate con Goliat. Este se presentó lleno de soberbia y bien armado, pero David no tenía ni espada sino unos guijarros del riachuelo. Aunque Saúl en su locura y envidia quería matarlo y tuvo que escaparse para salvar su vida, y teniendo una oportunidad de matar a su enemigo no lo hizo porque lo respetaba como el rey y ungido por Dios. Así se ve la presencia del espíritu de Dios en el. También lamentó por la muerte de Samuel y su hijo que era amigo de David, Jonathan, como también su hijo Absalón.

David era un guerrero, como era normal en la época, pero no deberíamos de ver esta cualidad solamente desde el punto de vista de la guerra física contra los enemigos, sino también simbólicamente. Cada uno de nosotros ha de llevar a cabo una guerra interior en contra de nuestros vicios, pasiones e instintos para no dejarnos llevar por ellos. Job dice que "la vida del hombre es una milicia", una lucha. También San Pablo se sirve de la metáfora del combate para describir un aspecto fundamental de la vida cristiana. En una ocasión, David ya no acompañó a sus soldados a la batalla sino que se quedó en su casa. Una tarde vio a una mujer bañarse y la deseó. Era Betsabé, esposa de Uría que si estaba en la guerra. SE dejó guiar por su lujuria y se acostó con ella. Luego, se arrepintió una vez que lo hizo ver el profeta el mal que había hecho.

David era famoso en su vida por la música y el canto. Es probable que algunos de los salmos se remontan a él., Un ejemplo, fue cuando trasladó en Arca de la Alianza a Jerusalén y danzó delante de él con gran alegría. No debemos de olvidar la importancia del canto y la música en la liturgia. Sabemos que en la ocasión del nacimiento de Jesús en Belén el coro de los ángeles cantó ante los pastores: Gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres..." Los ángeles y los santos en el cielo se dedican precisamente a la alabanza y la acción de gracias a Dios. En la Misa, al final del Prefacio siempre unimos nuestra oración y canto al de los ángeles en el cielo.

La importancia de David en la historia de la salvación proviene también del hecho de que entre todos los reyes él era el que más agradó a Dios, a pesar de su desliz y prefigura a Jesús como Rey Universal. Él es sacerdote, profeta y rey, y a través de la descendencia de José de David, Jesús es reconocido como Rey. El mismo Jesús declaró su realeza ante Pilato y decía que su reino no es de este mundo. Nosotros por nuestro bautismo participamos en estos tres oficios de Jesús. Decía Jesús que el reino de Dios está dentro de cada uno que lo deja reinar, pero también existe el Reino Social de Jesucristo, pues él decía "me ha sido dado todo pode en el cielo y en la tierra" al mandar a los apóstoles a predicar y bautizar. Este hecho tiene implicaciones en la vida social y política porque nada se excluye del reinado de Jesucristo ya en  este mundo. Toda autoridad procede de Dios, la del padre dentro de la familia, la de los gobernantes en la comunidad y han de someterse a la soberanía de Jesucristo que es Hijo de Dios. En el prólogo de su Evangelio, San Juan escribe que "todo fue creado en y por Él". Por lo tanto, un gobernante o un parlamento no puede decretar nada ni dictar leyes contrarias al orden moral establecido por Dios Padre a través de su Hijo Jesucristo cuyo reino no tendrá fin. David, en el Antiguo Testamento es el mejor ejemplo de un rey según la mente de Dios, pero como se manifiesta también tiene que someterse a la ley de Dios, y cuando no lo hace es castigado.

Jesucristo es Rey, pero también es la luz del mundo. Nosotros participamos también de esa luz que es Jesucristo, como señala San Pablo en su carta a los cristianos de Éfeso que hemos escuchado hoy: En otro tiempo eráis tinieblas. Ahora sois luz en el Señor, Caminad, pues como hijos de la luz..." También el evangelio del Ciego de Nacimiento es una manifestación de la luz que trae Jesucristo al mundo. Además, el ciego llega a ser discípulo de Jesús superando toda la persecución de las autoridades. Si hay tanto mal en el mundo de hoy, ¿no será en parte porque nosotros no hemos llegada a ser "hijos de la luz"?









sábado, 14 de marzo de 2020

EL CAMBIO DE VIDA NO ES FÁCIL

Seguiremos con las lecturas del Antiguo Testamento. Hace dos domingos reflexionamos sobre la gran bendición, la primera bendición de Dios a la humanidad representada por Adán y Eva cuando los mandó multiplicarse y dominar la tierra, pero luego ellos fallaron y cayeron en el engaño del demonio y el pecado original que fue el inicio de todos los desastres que se han dado a lo largo de la historia y hoy mismo, El domingo pasado nos tocó la vocación de Abrahán, el primero en recibir tal llamada en la Biblia y el gran ejemplo de la fe y la plena confianza en Dios, incluso hasta sacrificar a su hijo Isaac, cosa que no llevó a cabo porque ángel lo paró, pero San Pablo, seguramente con el episodio del sacrificio de Isaac, escribía que Dios no salvó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Hoy pasamos al Libro del Éxodo, y nuestro pasaje se sitúa en el desierto después de la vocación de Moisés, el rechazo del Faraón de permitir al pueblo salir de la opresión de Egipto y de haber celebrado la primera Pascua y pasado por el Mar Roja o de Cañas, Los israelitas habían experimentado por un lado varios siglos de opresión y esclavitud, y por otro lado las obras maravillosas de Dios al liberarlos del Faraón. ¿Se mostraban contentos y felices? Veremos lo que sucedió Meribá en el desierto que es el episodio que nos toca hoy.

Los israelitas se pusieron a murmurar en contra de Moisés, viendo que estar el en desierto era más difícil que la opresión que sufrían en Egipto bajo el Faraón. Allí al menos tenían de qué comer y añoraban las ollas de carne, las cebollas y ajos, mientras en el desierto como era obvio les faltaba el agua y se hartaban del maná. Aquí hay una lección para nosotros. En un primer momento, al ver el poder de Dios contra Egipto y el Faraón y como pudieron cruzar el Mar Rojo o de Cañas, se alegraron. La liberación les parecía estupenda, pero se pasó el entusiasmo y la novedad y ya no les parecía tan estupenda la liberación. Algo similar nos pasa en el camino de la conversión y en la lucha en contra de las adicciones. El impulso y fervor del primer momento se pasa y fácilmente echamos la mirada hacia atrás viendo los aspectos que nos parecen positivas en la antigua esclavitud. Se da en todos los que siguen el camino de los doces pasos de alcohólicos, que también se aplica a otras adicciones. Les entran unas ganas de un trago, o en el caso de los homosexuales ganas de volver a visitar un bar o una sauna gay, o en el caso del que está adicto al juego a ir a jugar en el tragamonedas etc. Superar una adicción es una lucha muy difícil porque se trata de una actividad que ha llegado a ser parte de nuestra vida de manera que la voluntad ha quedado esclavizada.

También ese paso por el desierto, que no tiene nada de agradable, ni siquiera un bello paisaje, ni abundancia de comida, nada y viene la tentación de volver para atrás y tirar la toalla. Pues, superar un hábito tan arraigada que ha llegado a ser una parte íntegra de nuestra vida requiere una lucha constante, un gran conocimiento de nosotros mismos y nuestras debilidades y malos hábitos para que poco a poco vayan afianzándose los nuevos hábitos o virtudes que nos hemos comprometido de adquirir, porque eso que San Pablo llama "el hombre viejo" que ha de ser sustituido c0n "el hombre nuevo", es complicado y requiere una gran fuerza de voluntad, Posiblemente, requerirá romper amistades con personas con quienes compartíamos el vicio que ahora queremos eliminar mientras todavía no hemos desarrollado nuevas amistades y actividades. Así se encontraron los israelitas en el desierto. Se encontraban lejos de la tierra prometida y les parecía demasiado difícil de alcanzar la libertad que Moisés les había prometido de parte de Dios. Así también tenemos una imagen de nuestra misma vida en este mundo. Debido al pecado original, nuestra mente queda oscurecida, nuestra voluntad debilitada y nuestras pasiones asumen fuerza otra vez, pues todavía no vemos que se cumpla plenamente todo lo que Dios nos ofrece, es decir, la felicidad plena y perfecta en el cielo. Pongamos que hemos decidido esta Cuaresma eliminar un vicio como la pornografía la masturbación, el hábito de la mentira para salir al paso de situaciones complicadas, la maledicencia o hemos decidido que vamos a mejorar nuestra relación con Dios en la oración, pero no lo logramos. Uno encuentra a personas que vuelven a confesarse de los mismos vicios y tienden a desesperarse por el poco progreso que constatan.

La estadía de los israelitas en el desierto duró 40 años, o sea una vida entera. Además, debido a su desconfianza en relación con Dios, Él castigó a toda la primera generación que salió de Egipto y ninguno de ellos ingresó en la Tierra Prometida, ni siquiera Moisés, que solamente la vio desde una montaña. Para nosotros la verdadera tierra prometida no es un pedazo de tierra en Medio Oriente sino la felicidad plena y perfecta en el cielo. No olvidemos que San Pablo decía que "ojo no ha visto, ni oído escuchado las cosas que Dios ha preparado para aquellos que lo aman. Jesús insiste mucho en la vigilancia, en estar preparados porque  "no sabemos el día ni la hora". Así es en la parábola de las vírgenes prudentes y las necias. El Novio demoró y quedaron dormidas todas las diez vírgenes, de manera que este cansancio y desesperación es algo común a todos. Sin embargo, las prudentes llevaban aceite  de más y pudieron estar presentes cuando llegó el novio y  entraron al banquete, mientras las necias quedaron fuera y la puerta quedó cerrada y no entraron.

La Cuaresma ha de ser un período de esfuerzo y vigilancia, de conocimiento de nosotros mismos, de nuestras fuerzas y debilidades, un tiempo de ejercicio. Lo cierto es que la virtud una vez conquistada llega a ser parte de nuestra ser y hace fácil lo que antes parecía imposible. Si hemos visto en la TV el gimnasio artístico que hacen en las Olimpiadas, pareciera imposible realizar los malabarismos que hacen esas chicas. Si ellos no hubieran perseverado el entrenamiento en toda su dureza y largas horas  no hubieran podido llegar a las Olimpiadas, menos ganar una medalla.

Tenemos que aprender a ser realistas en relación con nuestra vida en este mundo, que es como la travesía por el desierto del pueblo de Israel, larga y pesada, con algunos momentos de gozo y alegría. No  que Jesús les dijo a los apóstoles en la Última Cena "sin mí no podéis hacer nada" y que él prometió estar con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos. Nos hace falta una gran esperanza para no perder de vista la meta final. La esperanza tiene como fin un bien ardua o difícil de alcanzar, y en el caso de la virtud infusa de la esperanza, se trata del bien más grandes posible que es la vida eterna en el cielo. Ahora bien, la esperanza también nos hace posible la certeza de poder alcanzar ese bien, no debido a nuestras fuerzas sino por la misericordia infinita de Dios. El motivo de la esperanza es la promesa de Dios que no puede fallar, además del hecho de la resurrección de Jesucristo y su Ascensión al cielo, y como nos hemos hecho uno con él en el bautismo alcanzando ser Hijos de Dios, el hecho de su victoria como la de la Sma. Virgen María y todos los santos nos han de animar y no permitir que desfallezcamos en el intento de alcanzar lo que Dios ha prometido. Y en concreto, lo que nos hemos propuesta en esta Cuaresma. Por lo tanto, que esta Misa dominical de este tercer domingo de Cuaresma no sé la fuerza que necesitamos aunque hayamos flaqueado en el cumplimiento de nuestros propósitos.