sábado, 26 de junio de 2021

MILAGRO DE LA RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO

HOMILÍA DEL DOMINGO XIII DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 27 DE JUNIO DE 2021 Hoy proseguimos con el Evangelio de San Marcos, que nos corresponde este año. Tenemos dos episodios. Primero, e Jefe de la Sinagoga suplica a Jesús que acuda a su casa porque su hija está gravemente enferma y a punto de morir. Jesús accede a la petición y se pone en camino juntamente con el Jefe de la Sinagoga y una multitud. Se acerca a Jesús una mujer que sufría flujos de sangre a lo largo de 12 años y ningún médico era capaz de curarla pese a haber gastado mucho dinero en el intento. Tocó el manto de Jesús en medio de la gente. El se dio cuenta, y pregunta quién lo ha tocado, Los apóstoles no creen que alguien lo haya tocado sino que se trataba de algo normal en la presencia de tanta gente. La mujer se presenta y cuenta su historia y queda sanada. Obviamente, el Jefe de la Sinagoga se preocupaba porque se perdía tiempo y sentía que había un peligro de muerte inminente de su hija. En tal situación, cualquiera de nosotros sentiría lo mismo, pero la realidad es que Jesús tenía pleno control de la situación. Finalmente llegan a la casa del Jefe, pero la gente le dice que no moleste al Maestro, que ya ha muerto la niña. Jesús les pide tener confianza, que la niña no está muerta sino que duerme. En realidad, en la Biblia no es poco común referirse a la muerte como un estar dormido. Lo importante en aquel momento era poner la plena confianza en Jesús. Por eso dice al padre"No temas, basta que tengas fe". Podemos suponer qué pensaría el padre: si no hubiera sido por lo importuna que era la mujer con la fluja de sangre, pues ya llevaba doce años con él, y no existía peligro inminente de muerte. Jesús hace camino entre la gente juntamente con Pedro, Santiago y Juan, los discípulos de mayor confianza, que podemos imaginar que lo consideraban raro al declarar que la niña tan solo dormía. Jesús está en perfecto control de la situación. Jesús entra en la casa con los tres discípulos y los padres de la niña. La cogió de la mano y le dice en su lengua, el arameo, "talita qum" que significa "Niña, levántate.". Solo tres veces aparece una frase en arameo en el evangelio de San Marcos, lo cual significa la importancia que tenían esas palabras porque las conservaron en arameo, pues el Evangelio está escrito en griego. Otra vez fue cuando Jesús le dice a un sordomudo "efeta" o "ábrase" y en la cruz cuando dice Eloí, Eloí lama sabactani o ¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado". "La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar, tenía doce años". A San Mateo no le pasan por alto tales detalles. Primero "inmediatamente" (en griego "euthus", Se trata de una palabra muy recurrente en el evangelio de San Marcos. En este caso, importa señalar este detalle porque resalta más lo asombroso del milagro. Jesús da la orden y se realiza el milagro sin demora indicando su poder divino, máxime cuando se trata de un milagro tan extraordinario como es resucitar a un muerto. Dicie también que "echó a andar", pues se resalta la inmediatez del milagro. Luego en el caso de la fiebre de la suegra de San Pedro, y su curación de parte de Jesús, San Marcos menciona una vez más que se levantó inmediatamente y se puso a servir a los huéspedes. No sobra ninguna palabra en los evangelios y en estos casos, San Marcos llama nuestra atención sobre el poder divino de Jesús en estos milagros. No olvidemos que . San Marcos comienza su relato con estas palabras: "La buena nueva (euvangelion) de Jesús, Cristo (o Mesías) Hijo de Dios. A lo largo de su evangelio, San Marcos va probando que Jesús es el Salvador (el nombre Jesús se traduce del hebreo "Yavhé salva"). Es el Mesías (maschal en hebreo) que se traduce al griego Xristos) e igualmente importante o más, es Hijo de Dios. Algunos exegetas comparan el Evangelio de San Marcos con el de San Juan y concluyen que San Marcos presenta una cristología "baja", a diferencia de San Juan que desde el segundo versículo afirma que Jesús como "logos" estaba con el Padre desde el inicio y es Dios. A San Marcos no le falta nada porque desde el inicio él proclama a Jesús como Hijo de Dios, y eso queda patente con la ayuda de los milagros, el de devolver la vida a la niña siendo uno de los más extraordinarios. No olvidemos que San Pablo afirma que: Jesucristo es el mismo, ayer , hoy y siempre. .

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