sábado, 3 de julio de 2021

TODOS SOMOS PROFETAS.

HOMILÍA DEL DOMINGO XIV DE TIEMPO ORDINARIO, 4 DE JULIO DE 2021. Si por nuestro bautismo, todos somos profetas, conviene tener una idea clara de lo que es un profeta según la Biblia. Hoy nos ha tocado un pasaje del segundo capítulo del libro del Profeta Ezequiel. Se trata de su llamada profética. No olvidemos que los todos los profetas tienen una experiencia de su llamada, también los apóstoles. El mismo Jesús en nuestro evangelio de hoy, declara que ningún profeta es acogido en su propio pueblo, pues Jesús dijo eso en Nazaret cuando los de su pueblo empezaron a protestar porque les extrañaba que él, que ellos pensaban que lo conocían, y resulta que se puso a predicar, a echar demonios a curar a los enfermos. Además, nuestro evangelista San Marcos comenta que no pudo hacer milagros allí por la falta de fe de la gente. Ellos decían en pocas palabras que él era hijo de María y JOsé y su familia vivía allí en Nazaret, o sea, era un Don Nadie. El profeta Ezequiel fue llevado al exilio en Babilonia en la ocasión de la primera deportación en el añoo 593 a.C. Era sacerdote, de una familia sacerdotal. Recibió su llamada profética en la ribera del Río Kebar en Babilonia. De manera similar el profeta Jeremías (c. 1)recibió su vocación cuando todavía era un muchacho y Dios lo encargo ser profeta a las naciones, así como Isaías en el templo de Jerusalén cuando tuvo una visión del cielo (c. 6). Primero, Ezequiel dice que "el espíritu entró en mí". Algo que se dio en el pasado en el caso de los Jueces como Sansón, Gedeón etc. Prosigue: "me puao en pie". En la Biblia y también en los primeros tiempos de la Iglesia, el modo correcto de orar y estar en la presencia de Dios era estr de pie, es decir, que uno presta la máxima atención y manifiesta respeto en este caso por Dios que le habla. De hecho, la palabra "profeta" tanto en griego como en latín significa "hablar de parte de Dios". Obviamente, para poder comunicar la Palabara de Dios, primero tiene que ser dirigida al profeta y luego la tiene que proclamar. Isaías y Jeremías lo hacían más bien en el templo. Dios prosigue con su mensaje: "HIjo de Adán, yo te envío a los israelitas, a su pueblo rebelede que se ha rebelado contra mí". No lo envía a los ciudadanos de Babilonia, sino a su propia gente que estaba en el exilio con él. Además lo llama rebelde. ¿El profeta de hoy en día, qué encuentra si intenta proclamar la Palabra de Dios a sus contemporáneos. A diferencia de los primeros tiempos de la Iglesia y de los misioneros que fueron a América a evanagelizar, la gente de hoy ha rebelado contra Dios de muchas maneras y odia a la Iglesia. Considera que su mensaje está superado, que no tiene ninguna resonancia en esta época cuando lo que manda es la ciencia, y muchas veces la pseudo ciencia. Ha rechazado los mandamientos de la ley de Dios, de manera especial el sexto mandamiento y piensa que la Iglesia quiere imponer una moral superada propia de otros tiempos. Incluso hay hasta obispos y sacerdotes que se han tragado este mensaje. Así la mayoria de los obispos alemanes llevan adelante un plan para cambiar radicalmente la moral católica y parece que les da igual que la moral católica corresponde no solo a la Revelación Divina expresada en la Biblia y en la Tradición Apsotólica sino a la misma ley natural. Basta leer lo que San Pablo escribe sobre la homosexualidad y otras barbaridades comunes entre los paganos de su época en el c. 1 de la Carta a los Romanos. A muuchos católicos les parece totalmente fuera de lugar en nuestro mundo no solo la moral sexual de la Iglesia, como por ejemplo lo que la Iglesia enseña sobre el uso de los anticonceptivos, que han provocado un bajón impresionante la natalidad. No es poco común ver a la típica familia de católicos españoles con un solo hijo. Luego, la Iglesia rechaza el divorcio condenado por las mismas palabras de Jesucristo. Les da igual lo que sufren los hijos como resultado de un divorcio, en no pocas ocasiones porque uno y otra se han enamorado de otra persona. Lo que tenemos es una generación rebelde que rechaza tajantemente la Ley de Dios. Curiosamente, esa misma gente obedece a pies juntos los mandatos de los gobienros o más bien los Maestros de Títere que son los que controlan los gobiernos, cuando mandan el uso de las mascarilla, sin examinar si realmente sirven de algo, o más bien son no solo inútiles sino perjudiciales para la salud, por privar a la persona que tapa así la cara se se deshumaniza. Les da igual que les puede provocar a largo plazo cáncer y otros males. Obedecen las estúpidas y anti-humanas normas de lo que se llama "distanciamiento social", obviamente contrario a la naturaleza humana que es social. También queda proibida la sonrisa que es una de las expresiones típicas y únicas del ser human, Ni los ángeles, por no tener cuerpo, ni los animales pueden sonreir. La sonrisa expresa alegría de manera especial cuando se encuentra uno con un amigo o otra persona te hace algun favor y expresa agradecimiento, Luego han eliminado el saludo con el apretón de manos, y han introducido es rídiculo gesto de tocarse los codos. Otra vez, la mano es un miembro que tiene una importancia fundamental en la humanidad. Si bien es cierto que los monos tienen manos, pero no son tan importantes como la mano en el caso del hombre. Gracias a la mano, el hombre ha venido cumpliendo el mandato de Dios de multiplicarse, dominar la tierra y hacer que produzca sus frutos. Eso lo tiene que hacer con las manos. Con la mano el hombre ha hecho las más extrardinarias obras de arte etc. Si Dios nos ha creado, nos ha proporcionado con todo lo necesario para cumplir su plan para el hombre, y también que que goce de la libertad, pues como decía Jesús "la verdad os hará libres". EL cumplimiento de la Ley de Dios no es una privación de la libertad, sino una protección contra la esclavitud que es el plan de Satanás, al que se somete la grandísima mayor de la humanidad obediciendo las órdenes nefastas de los maestros de títere que son los instrumentos de Saatanás para controlar al hombre y privarle de la dignidad que Dios le ha dado. Los Maestros de Títere han convencido a la gente aborregada que tiene el cerebro lavado por tanto ver la TV que les lava el coco. No pensemos que todo esto no corresponde a un gran plan cocinada desde hace décadas. La propaganda (otra palabra para decir mentira), también llamada "operación psicológica" se ha desarrolladdo de manera vertingoso desde finales de la Primera Guerra Mundial de manera especial de parte de un tal Barnet,sobrino de Sigmund Freud. Servía como instrumento de la publicidad para convencer a las masas a comprar cosas que no necesitan. Ahora se ha desarrollado tanto que es capaz de lograr que se inyecten con unos venenos peligrosos que ha han matado a decenas de miles de personas y dejado heridas a otras centenares de miles con la posibilidad de que todos ellos, unos 2000 millones pudieran morir en los próximos dos años. No lo digo yo sino lo dice un Virólogo francés que tiene Premio Nobel. Tres sacerdotes de donde yo vivo expresaron su deseo de recibir la inyección sin al parecer haber hecho ningún análisis de lo nefastas que son esas inyecciones. Yo he intentado convencer a varios para que no se inyectaran con ese veneno, pero no me han hecho caso. El año pasado en EEUU, realizaron una encuesta entre los católicos que les preguntaba si creen en la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía, si el pan y el vino se convierten realmente en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Solo 30% de ellos manifestaron su fe en este dogma fundamental de la fe católica. Sin embargo, la mayoría de estas personas han puesto su confianza en las inyecciones que han matado a miles de personas y están anhelando poderlas recibir si no lo han hechos ya. Todos somos profetas por el bautismo, pero ¿cómo vamos a cumplir esta misión considerando la situación en la que vivimos y de la mentalidad de la gente con los que convivimos? Hemos de preguntarnos cómo lo hicieron las primeras generaciones de cristianos? Para saber esto contamos con los hechos de los apóstoles y Dios envía a su profeta Ezequiel no a otro lado del mundo sino a la gente con la que vivía Babilonia, los israelitas. Primero, tenemos que intentar comprender esta mentalidad que predomina hoy en día. Segundo, tenemos que preguntarnos, qué haría Jesucristo o San Pablo en tal situación. ¿Qué tendremos que hacer una vez que la gente comienza a morir en millones a nuestro alrededor? Primero, lo que no debemos hacer: no decirles "ya te dije" etc. Procurar ser compasivo, paciente y caritativa con ellos, Lo único que tenemos que ofrecer es la Palabra de Dios, el ejemplo de Jesucristo y los santos. No aumentar el dolor de los que se dan cuenta de que se han equivocado. Comunicar la misericordia de Dios, que aunque se hayan equivocado, Dios no abandona nunca a nadie. Algunos van a decir: ¿Pero cómo es que Dios permite la muerte de tantas persona? La verdad es que no podemos echar la culpa a Dios por nuestros propios fallos, El nos dio la libertad. ¿Acaso normalmente va a hacer algún milagro para arreglar los errores que hemos libremente cometido? Hay que invitarles a acudir a la confesión, a aprovechar el tiempo que Dios nos regala a todos para entrr en una verdadera u auténtica relación con Jesucristo Nuestro Señor, que es el único que nos salva.

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