sábado, 24 de julio de 2021

LA SANTA MISA O LA EUCARISTÍA

HOMILÍA, XVII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, 25 DE JULIO DE 2020.
 
 Este años nos toca la lectura del Evangelio a lo largo de los domingos de Tiempo Ordinario, pero como es el Evangelio más corta, se inserta el c. 6 del Evangelio de San Juan que trata en primer lugar de la multiplicación de los panes que tiene mucho que ver con el Misterio de la Sagrada Eucaristía y nuestra Santa Misa. Los tres primeros evangelios nos dan el relato de la institución de la Eucaristía en la última cena, pero San Juan no la da. Su evangelio es posterior y ya desde los primerísimos tiempos, las Iglesias se reunían a celebrar la Cena del Señor, pues cumplían el mandato del mismo Señor dado en la Última Cena cuando dijo: "Haced esto en memoria mía". Ya San Pablo, una veintena de años después del hecho, entrega en su Primera Carta a los Corintios un relato de la institución de la Eucaristía. El episodio de la multiplicación de los panes y pescados es una anticipación de lo que Jesús hizo en la Cena. San Juan tiene el episodio del lavatorio de los píes como un acto simbólico que se refiere al sentido profundo de la Eucaristía que es la entrega de Jesús en la cruz por amor a nosotros y la invitación de amarnos unos a otros como él nos ha amado. Veamos algunos aspectos de nuestro evangelio de hoy que trata precisamente de la multiplicación de los panes. Jesús subió al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. En la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, el monte tiene un gran sentido simbólico. Moisés subió al Monte Sinaí donde se encontró con Dios y recibió las tablas de la Ley. Igualmente Elías subió al mismo monte para encontrarse con Dios en un momento complicado de su vida y la del pueblo. San Mateo presenta buena parte de los dichos de Jesús en el Sermón de la Montaña. La montaña es un lugar privilegiado del encuentro con Dios, pues hay que abandonar los deberes diarios y subir para ese encuentro. Luego Jesús se sienta. Eso puede significar para nosotros un detalle insignificante, pero no lo es. El hecho de sentarse significa que se dispone a enseñar, pues los rabinos enseñaban a sus discípulos que se sentaban alrededor de sus pies. Juan escribe: Estaba próximala Pascua, la fiesta de los judíos". ¿Por qué el evangelista señala este hecho? La Pascua de lo judíos era la fiesta fundamental, acontecimiento fundante del pueblo, pues estando en Egipto sometiido a la opresión del Faraón, la Pascua significaba la liberación del pueblo de la esclavitud. Significa "paso", es decir, el paso de la esclavitud del Faraón, que también simboliza el demonio al cumpliemiento de la promesa de Dios hecha a Abrahán de entregar a su puebblo "una tierra que manaba leche y miel".Los judíos, desde aquella época remota de Moisés y e l pueblo en el desierto celebraban esa fiesta con el sacrificio del cordero, en tiempos de Jesús sacrificado en el templo y llevado a las casas donde las familias celebraban la fiesta con alegría y consideraban que cada año Dios intervenía a completar su liberación. No nos ha de extrañar que San Juan Bautista haya señalado a Jesús a sus discípulos como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". No es ninguna iincidencia que la última cena se haya celebrado en tiempo de Pascua y que el sacrificio de Jesús en la cruz, la verdadera pascua o paso no ya desde la eslvitud del Faraón en Egipto sino el paso a la verdadera tierra prometida de la mano de Jesús, que nosoros tenemos que celebrar cada domingo y lo hacemos en la Santa Misa. Jesús nos dio el mandato y nos convoca, pero ¡qué pocos hacen caso al mandato de Jesús "haced esto en memoria mía". Una vez reunidos en la Iglesia y luego del rito de penitencial, se procede a lo que se llama La Liturgia de la Palabra. En el Prólogo del Evangelio, que es como una síntesis de todo lo que viene después en el Evangelio, San Juan comienza con: "En el principio era el Logos y el Logos estaba con Dios" y era Dios. La palabra Logos es una palabra de mucho sentido profundo en el griego en el que están escritos los evangelios. Normalmente, se traduce como el Verbo o la Palabra. El Logos significa el sentido último de la realidad, la racionalidad. Los domingos solemos leer un pasaje del Antiguo Testamento cuyo texto tiene alguna relación con el del Evangelio. Jesucristo, pues, se hace presente a través de su Palabra.
En el episodio de la aparición de Cristo resucitado en Emaús, podemos constatar las dos grandes partes de la Santa Misa, la Liturgia de la Palabra y la de la Eucaristía, que en los primeros tiempos se llamaba "fracción del pan", lo que Jesús hizo en la Última Cena. La Plegaria Eucarística o gran acción de gracias, pues Eucaristía significa acción de gracias. Incluye la consagración en la que el sacerdote representando a Jesucristo (in persona Christi) dice las palabras de la consagración sobre el pan y el vino que se convierte en el cuerpo y la sangre del Señor. Se hace memoria de todo lo que hizo Dios, desde la creación hasta el misterio pascual, la pasión, muerte, resurrección de Jesús, juntamente con su Ascensión y la venida del Espíritu Santo y esperando la vuelta gloriosa del Señor. 

Es una grandísima pena que la gran mayoría de los católicos pasan de la celebración de la Eucaristía dominical. Desde el siglo XII en el IV Concilio de Letrán, celebrado en Roma en el año 1215, se aprobó la norma de la participación obligatoria de la participación de cada católico en la Santa Misa, excepto que tenga un motivo como la enfermedad, la obligación de cuidar a uno enfermo o simplemente no hay misa a una distancia razonable de donde vive, La imposición de la obligación bajo pena de pecado mortal es una suerte de fracaso de la Iglesia porque la Eucaristía es. el don más grande y extraordinario que nos ha dejado Jesús, y nos encontramos en una situación en la que menos del 5% acuden a la Santa Misa. ¿Acaso algún país ha de imponer una ley que obligue a la gente a comer? Pues, la Eucaristía es "el pan del cielo", o como decía San Ignacio de Antioquía "fármaco de la inmortalidad". Es alimento espiritual y según una encuesta realizada en EEUU hace más o menos un año, solo el 30% de los católicos creen que el pan y el vino se transforman en el cuerpo y la sangre de Jesucristo. El Apóstol Santiago en su carta afirma que la "fe sin obras es muerta". En tal caso, la mayoría de los que se dicen católicos tienen una fe muerta, la principal expresión de la fe católica es la participación en la Santa Misa. Estamos en una situación muy grave.

En las siguientes semanas iremos viendo el resto del gran capítulo 6 del Evangelio de San Juan, Les invito a abrir la Biblia y hacer poco a poco una lectura ponderada y con oración de este capítulo que trata del Pan de Vida que nos ha de dar la vida eterna.

 

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