sábado, 9 de diciembre de 2017

ALLANAR EL CAMINO DEL SEÑOR

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO, 10 DE DICIEMBRE DE 2017.

El día 14 de este mes de diciembre, celebrmos la Fiesta de San Juan de la Cruz, uno de los más  grandes místicos de la historia de la Iglesia. Él y Santa Teresa de Jesús colaboraron en la reforma de la Orden del Carmelo en el siglo XVI. Además, es uno de los más grndes poetas de la lengua española. Curiosamente, él mismo hace un comentario a sus propias poesías. Lo que más restalta en todos sus escritos es la necesidad del despego, de dominar el deseo de cualquier otra cosa que no sea Dios. Esta idea está en perfecta concordancia con lo que dice Jesús: ·El que ama a su padre, madre, hijos ... más que a mí, no es digno de mí" o lo que Jesús expplcó como la síntesis de todos los mandamientos de la ley de Dios: "Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo". ¿Cuáles son estos apegos o deseos que obstaculizan el camino de la entrada de Dios en nuestra alma?  Se trata del apego a todo lo mundano, al placer, al dinero y lo que puede comprar, al poder y al dominio sobre otros, el apego  la fama y el miedo al qué dirán. Ahora en el Adviento y en la Navidad nos encontramos con muchos obstáculos que nos impiden a abrir nuestro corazón al Señor y llanar el camino para que entre en él. Ya hace tiempo que comenzó "la Navidad comercial", pues los comerciantes esperan poder vender la mitad de todos los productos que venden a lo largo del año en ests fechas. Nos preocupamos de dar y recibir regalos, muchas veces inútiles, de hacer muchas compras. Las empresas suelen hacer cenas de Navidad. En fin, todo menos recordar lo que verdaderamente se celebra en la Navidad para qué es el Adviento. Nos preocupamos de lo material y de lo social y nos olvidamos de lo que dijo Jesús: "Buscad primero el Reinado de Dios y su justicia  y todo lo demás se os dará por añadidura".

Hay maestros espirituales y otros que escriben libros de autoayuda que presentan recetas para ayudarnos a alcanzar la práctica de la virtud y  la felicidad con unos métodos que requieren grandes esfuerzos de parte nuestra. Existe la metáfora de la subida del monte santo. De hecho, una de las obras de San Juan de la Cruz se titula "La subida al Monte Carmelo". Lo más importante no es nuestro esfuerzo generoso dependiente de nosotros, sino el poder de la gracia de Dios. Ciertamente, tenemos que formar nuestra voluntad y hacer un esfuerzo, pero no es que primero nosotros tengamos que salir  buscar  a Dios, sino que él ha salido ya a nuestro encuentro. "Dios nos amó primero", escribe San Juan en su Primera Carta.

Empecemos con la lectura del Libro de Isaías, que en realidad no es del mismo Profeta Isaías que vivió en el siglo VIII en Jerusalén, sino un profeta anónimo que vivió en Babylonia precisamente en el momento en el que cayó el Imperio de Babilonia  a manos del Rey Ciro de Persia alrededor del año 538 a. C. Este rey permitó a los judíos a volver a su tierra. Nuestro pasaje de hoy es el inicio de la profecía del que se suele llamar Deuteroisaías. Es un mensaje de consolación y de esperanza, de vuelta a la tierra ancestral de parte de los judios que ya llevan más de dos generciones en el exilio en Babilonia. Se trtaa de preparar un camino para que pueda llegar el Señor y eliminar los obstáculos. El camino de Babiloni a Jerusalén no pasa por una llanur sino por colinas y valles. Hoy en día, como los ingenieros hacen maravillas al construir las autovías, removiendo tierra, dinamitando rocas etc. es fácil viajar en una autovía y no nos damos cuenta de todo el trabajo que implicaba l construcción de tal carretera.

Un comentador de la obra de San Juan de la Cruz, que como he señalado arriba, insiste en eliminar los apegos, los deseos de cosas no permitidas o que no nos llevan a la meta de nuestro camino, lo compara con un helicóptero que en una acción bélica tiene que aterrizar y rescatar a unos soldados. Ante todo se necesita que el helicóptero encuentre un mínimo de espacio llano, y no de rocs y abrojos para poder aterrizar, de manera a los soldados en tierra les toca allanar un espacio para facilitar el aterrizaje. No seamos en esta Navidad como unos invitados a un cumpleaños de un niño y todos llegan a la casa, toman bebids, vinos, tapas etc, y se ponen a charlar entre sí,, sin siquiera preocuparse de felicitar al niño, de darle un beso y un abrazo. ¿Quién haría eso? Pues es lo que muchos hacen en la Navidad.

Así como hemos escuchado el inicio de la profecía de este profet anónio que llaman Deuteroisías, hoy hemos escuchado el incio del Evangelio de San Marcos que es el primero de los cuatro evangelios en ser escrito. La primera palabra es precisamente "evangelio" que significa "buena o alegre noticia". ¿Me parece a mí buena noticia o me da alegríia? o  ¿Me quejo del cura que hace la "misa larga"? Hay 168 horas en una semana, y Jesús les dijo a los apóstoles en el momento de su agonía en el huerto, "Vigilad y esperad", pero como se durieron mientras él pasaba una tremenda angustia hasta sudar sangre: "¿no habéis podido vela una hora conmigo". Si nos encontramos con un amigo, ¿acaso nos quejamos de que nos quita tiempo porque nos cuenta cómo le va, como está su vida? El Domingo es el Día del Señor, un día especial dedicado a él, y tenemos tanta impaciencia que queremos marcharnos de la iglesia lo antes posible. He observado que la gente que va a un partido de fútbol llega varis horas antes y se pone a esperar tranquilamente. ¿Lo que pasa es que no nos hemos preocupado de eliminar los obstáculos que hay en nuestra vida para que realmente la misa sea un encuentro con el Señor, sea en su Palabra que en la comunión, palabra que significa "unión con", pero con Jesús Hijo de Dios que ha entregado su vida hasta el extremo de la cruz para nosotros.

La palabra "Jesús" significa "Yahvé salva", y sabemos que Yahvé es el nombre que Dios mismo reveló a Moisés en la zarza ardiente. Luego dice que es Hijo de Dios. A continuación el evangelista cita a Isaías .aplicando la llamada del profeta de allanar el camino a la llegada de San Juan Bautista  cuya misión era precisamente preparar el camino para la llegada de Jesús como Mesías através de una conversión simbolizada por el bautismo, es decir, un lavado en el Río Jordán, como manifestación de arrepentimiento para el perdón de los pecados.

El profeta nos indica en las primeras palabras de su libro que lo que Dios quiere es consolarnos. Dios no es que quiera fastidarnos o que seamos infelices y poco contentos. En otra parte del  libro de Isaías se dice que "así de altos están los cielos sobre la tierra, así están mis caminos". Como hemos visto, necesitamos de una preparación, de allanar el camino, de eliminr los obstáculos como las rocas y los valles en el camino, para poder que el Señor llegue a nuestra alma en esta Navidad. Se trata de elminiar los apegos o deseso equivocdo o mal orientados hacia las cosas perecederas y no hacia el verdadero tesoro que es Jesucristo Nuestro Señor. Juan el Bautista invita a una conversión, que significa por una parte un cambio de mentalidad, y por otra un cambio de rumbo, como cuando en la carretera nos damos cuenta de que nos hemos equivocado y nos vemos obligdos a dar una vuelta en U y volver para atrás hasta encontrar el camino correcto.



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