HOMILÍA, DOMINGO XXIV, CICLO A, 17 DE SEPTIEMBRE DE 2017.
San Pablo, en el breve pasaje de su Carta a los Romanos afirma que ningono o de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo, porque si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos , morimos para el Señor". Esta idea la repite San Pablo varias veces en sus cartas. Al inicio, suele enviar saludos a los remitentes, afirmando quién es, su propia identidad: "Pablo, esclavo de Cristo Jesús", y en otra ocasión dice: "Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí". Los fieles cristianos a quienes Pablo se dirigía sabían perfectamente lo que significa ser esclavo. Se trata de ser propiedad de otro y de tener que obedecerlo en todo sin poder quejarse ni hacer nada que desaprobara el dueño. También Pablo consideraba que si uno no es esclavo de Cristo, es esclavo del pecado o del demoncio. O sirve a uno u otro y no hay más. En esto estaría de acuerdo en mismo Jesús que dijo: El que no está conmigo, está contra mi. El que no recoge conmigo, desparrama".
Decir que "nadie vive para sí" les parecería a muchos de nuestros contemporáneos una afirmación completamente falsa. Hoy en día es un dogma casi universalmente la creencia según la cual cada uno es libre y autónomo y deber de poder hacer lo que le viene en gana con la única salvedad de que no haga daño a otros. Muchos de los que se casan, lo hacen porque piensan que la pareja les tiene que proporcionar felicidad. En cunto descubre que no le da felicidad, entonces van a buscar a otro que les ayuden a sentirse "felices", pues la felicidad consistiría en unos sentimientos positivos. Si "nadie vive para sí", es que ninguno de nosotros nos dimos la vida, ni pudimos sobrevivir en este mundo, sin que nuestros padres, profesores y otros nos hubieran cuidado dado que llegamos a esta mundo totalmente incapaces de valernos por nosotros mismos. Por lo tanto, la vida es un don de Dios y hemos de suponer que Dios es infinitamente inteligente y sabio y además de crear el universo con toda su complejidad, ha creado a cada uno de nosotros con un fin, un plan determinado. ¿Este plan establece que tenemos que vivir para nosotros mismos y sentirnos bien? Pues, no. si no es que queremos quedarnos con la mentalidad de un niño o un adolescente, cosa bastante común en nuestra época.
Es normal que el niño piense que es el centro del mundo, y si no le toca vivir en una familia disfuncional o no sufre las consecuencias de un divorcio de los padres, que el mundo es de su agrado, y no concibe que se va a morir. Además, encuentra que los adultos están constantemente atentos a él, le dan besos, y si se pone a chillar porque no tiene lo que quiere, se lo dan para evitar que está llorando y chillando. Antes la ley establecía que a los 21 años se alcanzaba la adultez, y se celebraba una ftesta familiar. Ya a esa edad, era considerado adulto y podía votar, valerse por sí mismo, ponerse a trabajar, encontrar su propia vivienda y en pocos años más casarse y formar una familia. Hoy en día existe lo que se llama el Síndrome de Peter Pan, es decir, una inmdurez prolungada que se manifiesta en no querer asumir las repsonsablidades que corresponden a un adulto. Se habla de la "generación yo" que viven en el narcicismo, que se resite a luchar por aclanzar ser una persona verdaderamente libre y responsable. En España se habla de los "ni ni", los que "ni trabajan ni estudian". Viven en la casa de sus padres y se dedican a navegar por Internet, sin preocuparse de buscar un trabaojo o de capacitarse para poder ser úitl y empleable. Otra caracterísitca de estas personas que alargan la adolescencia hasta los 30 o más años es la de considerar que sus problemas provienen de otros, de sus padres, de la sociedad, del gobierno etc. Esto es normal en un niño, pero no en un adulto. Cad a quien ha de luchar en la vida para alcanzar unas metas razonables y alcansables con esfuerzo y trabajo.
Si Dios nos ha creado y es de verdad Padre, si ha enviado a su Hijo el mundo para ser el camino, la verdad y la vida, para que nosotros podamos alcanzar cumplir el plan el proyecto de Dios sosbre nuestras vidas, es que Él es el Señor y lo que nos correpsonde es buscar lo que Dios quiere de nosotros, Si San Pablo dice también que "en la vida como en la muerte, somos del Señor", es decir, que nuestra vida no consiste en alcanzar satisfacer nuestros gustos y caprichos. Por eso, en el LIbro de los Hechos de los Apóstoles, hay un dicho de Jesús que no se encuentran en los Evangelios, que reza: "es más dichos dar que recibir". El niño obviamente, tiene que recibir todo, pero la verdadera felicidad no consiste en ricibir regalo, o que otros resuelvan nuestros problemas, sino en el amor. Amar significa queren y buscar el bien del otro. Uno de los motivos del fracaso de tantos matrimonios es que los que entran en ellos no se dan cuenta de el matrimonio es como la construcción de una casa, y requiere esfuerzo, sacrifico y dolor.
En las culturas primitivas era común realizar ritos de paso de manera que los muchachos tuiveran que abandonar la comodidad de la casa paterna e ingresar en el mundo de los hombres y para ello pasar varias pruebas. Estos ritos de iniciación tenían que enseñar al adolescente en primer lugar que la vida es dura, segundo, "tú no eres tan importante como piensas", tercero, "tu no tienes control de tu vida y tu realidad, cuarto, "tú te vas a morir", y finalmente, "tu vida no tiene como fin a ti mismo". Con esto el niño o adolescente es presentado con un baño de realidad, que él no es el centro del mundo. Hoy en día, la psicoología pop habla hasta la saciedad de la "autoestima", pero curiosamente o tal vez no, no hay nada acerca de la autoestima en la Biblia. Es un concepto que Jesús no maneja nunca, pues en realidad se trata de un concepto falso que no corresponde a nada real e importante para la vida. ¿De qué le sirve a un alumno mucha autoestima al enfrentarse con un examen si no ha estudiado la materia? Enn cambio, el alumno que se ha esforzado estudiando bien la materia tiene confianza y logra buenos resultados. Ahora bien, una persona pudiera tener éxito en una carrera o otra actividad pero ser espirtualmente inmaduro e infantil. Una persona que no sabe controlar sus instintos, su rabia, no ha aprendido a tener paciencia con los demás, es altanero e intolerante, es una persona inmadura por más títulos universiatarios que tenga.
Hoy en día, mucha gente se preoucpa en encntrar SU camino en el mundo, como realizarse etc., todo esto típico de la cultura actual. Pero Jesús dice lo contario "el que quiere salvar su vida, la perderá, y el que pierda su vida por mí y por el evangelio la salvará". Se buscar "lugares seguros", se tiene miedo a la crítica o a ideas que no coinciden con las propias. Pero la realidad es que la vida es cualquie cosa menos segura. Nos presenta con un sin fin de desafíos. A fortunadamente, no todos de la generaicón joven están imbuidos por estas ideas falsas. Recientemente en Estados Unidos en la ocasión de lss dos grandes hurracanes que pegar a los Estados de Tejas y la Florida, de dieron bastantes caso de jévenes que se metieron en las aguas para salvar a mujeres y niños sin pensar en los peligros que puidera signifar para su "seguridad". Hicieron lo que un hombre normal debería de hacer. Lo que corresponde no es encontrar el propio camino en el mundo, sino descubrir el camino que Dios tiene preparado para cada uno.
En la Biblia, a muchos de los que Dios encomendó una misión especial les cambió de nombre: así Abram llegó a ser Abraham, Jacob Israel, Saulo llegó a ser Pablo y Cefas Pedro. Ellos al recibir la misión divina descubrieron quiénes eran de verdad. Incluso si ya somos mayores de edad, o pertenecemos a loq ue llaman la Tercera Edad, esto nos toca también. Si nos examinamos sinceramente, descubriremos que en muchos aspectos de nuestra vida hemos fallado, Por lo tanto, podemos reflexionar preguntarnos cómo podemos vivir este último período de nuestra vida con mayor provecho. ¿Qué más podemos hacer para bien de otros, de la Iglesia...?
Pablo nos dice: "en la vida y en la muerte somos del Señor". Ahora se está introduciendo leyes acerca de lo que se llama "la muerte con dignidad". En otras palabras lo que es la eutanasia o matar por misericordi, más bien falsa misericordia. Los estados no quieren gastar en mantener viva a gente mayor con enfermedade terminales, entonces hablan de dignidad. Así como nuestra vida es un don de Dios, y no es nuestra, tampoco lo es nuestra muerte, pues somos del Señor, sea en la vida que en la muerte. La muerte del cristiano, que ha vivido su vida en unión con el Señor, no es una desgracia, sino una gracia. En su carta a los cristianos de Filipo, San Pablo, estando en la cárcel, reflexiona sobre la muerte y si va a morir pronto o le tocará esperar más en esta vida. Dice que morir ya serían una ventaja, ciertamente lo mejor. Hablando de la meta que el Señor le tiene preparada dice : No que lo tenga ya coseguido o que sea ya perfecto sino que continúa mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús." .
sábado, 16 de septiembre de 2017
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