sábado, 23 de septiembre de 2017

AL SEÑOR NO LE IMPORTA LA CONTABILIDAD

HOMIALÍA, XXV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO A, 24 DE SEPTIEMBRE, 2017

San Pablo nos dice en su carta a los cristianos de Filipo en Grecia: "Comportaos, por tanto, de una manera digna del evangelio de Cristo".  Se trata de hacer lo que más conviene para alcanzar el fin último de nuestra vida. En el contexto de este texto de San Pablo, se trata de un dilema que el apóstol siente entre si conviene que se termine ya su vida y estar con el Señor o quedarse más tiempo en este mundo para ayudar a los cristianos de Filipo. Nosotros nos dedicamos, gastamos nuestra energías en lo que nos parece más importante en cada momento. Aquí San Pablo siente el peso de la misión que recibió del Señor de predicar el Evangelio y fundar Iglesias en muchas cidudades con el fin de ayudar a a que los más posibles llegasen a conocer a Jesús y su mensaje que es buena noticia.

¿Como podemos nosotros comportarnos de manera digna del Evangelio de Cristo? Creo que nuestro pasaje evangélico de hoy nos da alguna pista porque nos revela el criterio del Señor respecto al trabajo en su viña. Con mucha frecuencia  en la Biblia, el tema de la viña aparece. Una viña, tal vez más que cualquier otro tipo de cultivo requiere mucho cuidado. Si la Biblia compara su Iglesia con una viña, es que él tiene mucho cuidado y solicitud en cuidarla. En este caso se trata de contrarta a jornaleros para trabajar en la viña. La parábola nos presenta con un procedimiento  que comúnmente un agricultor no  seguiría. Un viñador normal, al querer llevar a jornaleros a su viña, calcularía cuántos hombres necesitaría e iría a la plaza a la pimera para llevar un cupo completo de trabajadores para toda la jornada. En cambio, este agricultor va como veces a llevar a más jornaleros, incluso ya la atardacer cuando quedaba una sola hora de trabajo antes de la puesta del sol.

El Cardenal va Thuan, vietnamiita que fue Arzobispo de Saigon cuando la ciudad cayó a los comunistas en 1975,  fue detenido y preso en cárceles y campos de trabajos forzados durante ocho años. Luego de ser libeado, el Papa San Juan Pablo II lo llevó a Roma, lo hizo Cardenal y le ecnomendó una misión en el Vaticano. También lo invitó a dar un retiro a todos los clérigos que trabajan en el Vaticano. Él decía allí que Jesucristo no sabe de contabilidad. Es decir, no segue los criterios comerciales. así es con el agricultor de la parábola. Primero, a la hora de pagar a los jornaleros, llama antes que a los demás a los últimos  y els paga el denario que correspondía por un día de trabajo. Al llegar los primeros, y recibir lo mismo, se quejaron. El señor de la viña responde que por qué se quejan,  que no no hacía ninguan injusticia con ellos, pues les pagaba lo acordado, y por que´piensan mal porque es generoso. Muchas personas se molestan con este modo de proceder señalado por Jesús en la parábola considerando que no es justo.

Recientemente ha habido unos hurracanas tremendas en Estados Unidos y países carrabeños, y dos grandes terremotos en México. Pongamos el caso de que luego del terremoto, los vecinos al salir a la calle descubren que otro vecinos están atrapados en sus casas. Llegan bomberos y la Policía y entre todos, también los vecinos, ponen manos a la obra para despejar los edificois y sacar los escombros para librar a los damnificados. Pongamos, que otros vecinos llegan más tarde cuando ya se había quitado casi todos los escombros y estaban casi a punto de sacar a algunas personas de los escombros también con la ayuda de los recién llegados. ¿Cuando ya lograr sacar a las personas de debajo de los escombros, acaso alguno va a quejarse porque él ha estado trabajando el día entero y los otros solo una hora? Más bien, todos, llenos de alegría  por haber podido salvar a unas personas, ni piensan en eso.

En la Iglesia y en el mundo estamos sufriendo los efectos de un terremoto espiritual. Tantas estructuras de la vida moral y espiritual han sido derrumbado como si de un terremoto se tratara. Ya hay tanto odio, intolerancia, desenfreno, ataques a la familia etc. En Estados Unidos, hace casi un año ha habido unas elecciones democráticas y la perdedora juntamente con muchos de sus adeptos no quieren reconocer que el ganador ganó limpiamente según la ley. Entonces, salen a la calle, a hacer destrozos, atacar a los que no están de acuerdo con ellos. Pasa algo semejante aqui en España con el intento de separarse de parte de la región de Cataluña. Los políticos andan a remover a las chusmas anti-sistema para que también ellos hagan destrozos en la calle. Luego, los ataques a la familia son interminables, ahora con lo que se llama LGTB, que se convierte en una pseuedo-religión con protección del Estado que intenta imponer su ideología al resto de la población y lavar el coco de los ñiños. Además de todo esto, tenemos el terrorismo yihadista que no se combate porque se prefiere la dictadura de lo políticamente correcto que la vida de los ciudadanos.

¿Qué hacemo sen la Iglesia? Con no poca frecuencia estamos peocupados por nimiedades, por adquirir protagonismo, supuestos derechos, por no quedar mal, porque al otro lo tratan mejor que yo etc, cuando  la casa está ardiendo y ni nos damos cuenta y lo que nos preocupa es algo muy secundario como quedar bien etc.

Si decía  el cardenal vietnamita que "el Señor no sabe de contabilidad" es porque actúa con una lógica superior. Quiere que cada quien se ponga a trabajar como puede en su viña. ¿Pero qué podemos hacer ante una situación tan dramática que vemos cada día en las noticias? El bien es como una onda expansiva. En nuestras familias, entre los vecinos, sea con nuestra palabras u obras podemos dejar una huella en la vida de los demás con nuesta actuación. Si realmente, estamos convencidos de lo que dice el Señor en su parábola sobre el juicio final (Mt 25,31-46) "Tuve hambre y me distís  de comer, etcétera., nos daremos cuenta que podemos contribuir al bien de los  demás con la palabra o las obras. Si venimos a participar en una misa por un difunto familiar o conocido, ¿por qué no aprovechar esta ocasión del fallecimiento de un ser querido o conocido para reflexionar sobre cómo estoy viviendo mi vida? Jesús pone una vara muy alta cuando nos manda perdonar a los enemigos, hacer el bien a los que nos odian, o San Pablo cuando describe la caridad empezando con la paciencia, "la caridad es paciente, servicial, no es envidiosa ni jactanciosa, no se engríe; es decorosa y no busca su interés; no toma en cuenta el mal; no se alegra con la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree. . Todo lo espeera. Todo lo  soporta". Aquí tenemos lo que son las prioridades del Señor y debería de ser las nuestras.  

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