sábado, 4 de marzo de 2017

EL DEMONIO Y LAS TENTACIONES

HOMILÍA DEL PRIMER DOMINGO DE CUARESMA, CICLO A, 5 DE MARZO DE 2017.

Hoy en día, muchos, no pocos de ellos se dicen católicos, piensan que tanto el demonio como el infierno son un mito. Nuestra primera lectura nos presenta la historia de la caída de Adán y Eva tentados por el demonio simbolizado como serpiente que los engaña y convence a desbedecer a Dios y de esta manera introducir el pecado en el mundo. Sabemos que el demonio, también llamado el diablo o Satanás, fue creado como ángel bueno como los demás ángeles.  Al igual que Adán y Eva, tuvo que ser puesto a prueba y haber preferido su propia gloria a la de Dios, y de esa manera haber fallado. Para los  demonios no pudo haber una segunda oportunidadcomo nosotros los hombres hemos tenido, porque su opción fue definitiva y irrecovacble debido a su inteligencia superior a la nuestra. Una vez que rechazaron a Dios,  no pueden ser redimidos del infierno. El infierno es ante todo el alejamiento de Dios, su principal pena,  y dado que Dios les dio el libre albedrío tanto a los ángeles como a nosotros, quedaba la posibilidad de escoger la propia gloria y no la de Dios, que es lo que han hecho ellos, y con ellos los hombres que hacen lo mismo. El demonio es ante todo mentiroso, cosa que se ve en la primera lectura del Libro del Génesis. Engaña a nuestros primeros padres diciéndoles que Dios les está engaña por no permitirles comer el ftruto del árbol de la vida. En realidad, se trata de una invitación a rechazar su propio estado de criatura totalmente dependiente de Dios y cuya única felicidad consiste en la obediencia a Dios y a su plan para sus criaturas.

El demonio, como vemos en el evangelio de hoy que es el relato de San Mateo acerca de las tentaciones de Jesús en el desierto, no deja de tentar ni siquiera a Jesús, el Mesías e Hijo de Dios. Si esto es así, cuánto más va a intentar engañarnos a nosotros mismos. En la segunda lectura, uno de los pasajes más importantes de todas las cartas de San Pablo, el apóstol nos explica en primer lugar que el pecado ingresó en en el mundo por un solo hombre, es decir, Adán, y así la muerte. Aquí no se trata solamente de la muerte física como un hecho biológico, sino la muerte espiritual por la que se frustra el plan de Dios para nosotros, es decir, la vida eterna o visión beatífica eterna con Él en el cielo. Esto lo llama el Libro del Apocalipsis, la segunda muerte. San Pablo hace un paralelismo entre el primer Adán (recuérdese que la palabra "Adán" en hebreo signfica hombre), y el segundo Adán
que es Jesucristo, y cómo la gracia  es más poteente que el pecado.

Como el demonio se atreve a tentar a Jesús, no es de extrañar que nos tiente a nosotros. Por ello, nos conviene analizar  el tipo de tentación que presenta a El para que en unión con Él podamos salir victorios de la prueba.

Enn primer lugar, Satanás le dice a Jesús: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Los que conocen el desierto de Judea, no muy lejos de Jerusalén, dicen que las piedras redondas que hay allí se parecen a panes. Obviamente, Jesús tenía hambre despuès de tantos días de ayuno. El demonio sabe quién es y el poder que tiene para hacer milagros. Se trata de hacer uso de ese poder para satisfacer sus propias necesidades, y desvirtuar su particular misión de Mesías que iba a dar su vida como "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", muriendo en la cruz. El camino marcado para Jesús por su Padre era la de la entrega total hasta la última gota de su sangre en la cruz. Obviamente, desde el punto de vista humano, y no debemos de olvidar que humanamente se trataba de algo muy duro como constatamos de la oración de Jesús en Getsemaní. Jesús sentía la dureza de esa misión.  En definitiva, el demonio invitaba a Jesús a aceptar un camino más fácil y en vez de identificarse con el dolor y el sufrimiento de cada hombre, en vez de "hacerse pecado" en palabras de San Pablo, aporvecharse del poder de hacer milagros para su propia comodidad. Se trata de la misma tentación que le pesentaban los líderes judios cuando estaba en la cruz: "Si eres el Hijo de Dios, bájate de la cruz". También es lo que proponía San Pedro cuando intentó desaudir a Jesús de su camino. Jesús llega a llamar a Pedro "Sata´nás" porque sus palabras no provenían del Padre.

En segundo lugar, viene la tenatación también de aprovecharse de su poder de hacer milagros, pero esta fez más sutil. El demonio lo lleva a Jerusalén y lo coloca sobre el penáculo del templo para que de ahí se echara para abajo y cintando la Escritura, le dice que los ángeles le evitarán que su pie choque contra una piedra. El templo era la institución más importante del pueblo judío, donde se realizaban los sacrificios, donde el pueblo era convocado no sólo de Jerusalén, sino de todo el mundio de alrededor para la celebración de las grandes fiestas. Ciertmente, un milagro de esta categoría hubiera convocado a una cantidad enorme de los judíos y posiblemente muchos paganos para reconocer a Jesús como el Mesías. Sería un camino fácil al reconocimiento mundano y a la gloria. En definitiva, se trata de la tentación de la vanagloria. En vez del verdadero Mesías, Cristo, se hubiera converitdo en el Anti-Cristo. Jesús rechaza terminantemente esta tentación.

Con la tercera tentación, el diablo gasta su último cartucho en cuanto que lo lleva a una montaña alta y le enseña a Jesús todos los reinos de la tierra y se los promete. El sería dueño de todos ellos,  pues le pertenece a Satanás, pero tendría que adorarlo. Se trata de la tenación más engañosa y fuerte que se nos presenta como hombres. Jesús, siendo hombre también, sin duda en alguna ocasión se le habría entrado en la mente este tipo de idea considerando la dureza del camino de la cruz. Jesús rechaza también esta tentación, que es el más grande de todas. En realidad todo pecado es de una u otra manera un pecado de idolatría. Una y otra vez se encuentra el pecado de la idolatría como elpecado por antonomasia en tod la Biblia. Se trata de la adoración de becerro de oro y otros muchos pecados. El hombre no puede no tener un dios. O adora al verdadero Dios o inventa un dios falso para adorar. Este falso dios se nos presenta de múltiples maneras. ¿A qué me dedico con todo mi ser, con todo mi ahinco? Pues eso es mi dios. Para algunos es el negocio. Se levantan temprano y trabajan largas horas para lograr sus fines comerciales y con frecuencia desatienden a la familia, y se olvidan de Dios y de su ley. Para otros es el poder, el imponer su voluntad a los demás y convertirlos en sus esclavos. No pensemos que este sea solamente la tentación del político. En el caso de Jesús, una interpretaicón demasiado literal de muchos textos bíblicos.También hay dictadores caseros que ejercen su poder sobre su familia, sobre sus empleados y en cualquier otro ámbito. Para otros el falso dios es el dinero y lo que puede comprar. Existen hoy en día los billionarios. Tienen unas cantidades astronómicas de dinero y eso les abre el camino de adquirir mucho poder y tener mucho placer de varios tipos.  Y finalmente, está el placer, que puede combinarse con los otros. Hay el placer que da la comida, y de manera especial el placer que proviene del sexo. Muchos se hacen esclavos de él.

 Las tentaciones de Satanás contra Jesús se resumen en un atentado en contra de su misión mesiánica, es decir, utilizar su poder para seguir otro camino que no fuera el de la cruz, de la entrega generosa y constante hasta su último suspiro. Si hubiera seguido tal camino, ¿cómo podria identificarse con tantos y tantos que sufren dolores, injusticias, torturas de todo tipo siendo inocentes? No sería un redentor, es decir, uno que se entrega a sí mismo para salvar o rescatar a tantos.   Como Sann Pablo nos dice en la segunda lectura de la Carta a los Romanos, así como por la desobediencia de uno solo, todos fuimos constitutidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos. Y un poco más adelante escribe: pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. Si este era el único camino para  que Jesús pudiera cumplir su misión a favor de todos nosotros, a nosotros no nos es posible otro camino sino el de Jesús, que al final llega a la cruz. Así como para Jesús no había un camino corto y fácil para alcanzar el cumplimiento de su misión, tampoco lo hay para nosotros. Sólo en unión con él, y con la fuerza de la gracia que él nos ha alcanzado en la cruz, podemos llegar a la autentica felicidad, no una felicidad barata y fácil que dura unos mmomentos, unos días y que no es lo que nuestro corazón anhela.            

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