sábado, 18 de marzo de 2017

EL QUE TENGA SED, QUE VENTA A MÍ

III DOMINGO DE CUARESMA, CICLO A, EL ENCUENTRO DE JESÚS CON LA SAMARITANA.

Hoy y los siguientes dos domingos nos toca comentar tres episcodios que se encuentran en el Evangleio de San Juan, el encuentro de Jesus con la samaritana, la curación del ciego de nacimiento y la resucitación de Lázaro, cada uno delos cuales nos deja unas lecciones muy iportantes e útiles para nuestra vida cristiana. La Cuaresma es un período de renovación espiritual. Veamos, pues, alguna de las lecciones que nos deja el evangelio de hoy.

Jesús iba de Jerusalèn a Galilea y pasaba por Samaría, y andaba descansando a lado de un pozo mientras los discípulos habían ido a comprar alimentos en el pueblo. Se presenta una mujer samaritana. Sabemos que había un gran odio entre los judíos y samaritanos, pues el peor odio es el que se llama odium thelogicum, y aquí es el caso porque los judíos consideraban a los samaritanos unos herejes, o al menos semi-herejes. De hecho, no se hablaban, y menos si se trataba de una mujer. Incluso un rabino no debía de hablar en público con una mujer, pues se consideraba que perdía su timepos que debía de entregarse al estudio de la Escritura. Como siempre, Jesús actúa con gran libertad de espíritu y pide a la mujer samaaritana que le dé de beber agua del pozo. Ella se extraña porque no tiene recipiente para el agua.

Curiosamente, or tal vez no, Jesús procede a decirle a la mujer:  Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice "dame de beber", tú le habrías pedido a él,  y te habría dado agua viva. Ya la primera lectura nos ha pesentado al pueblo de Dios en el desierto con Moisés con  necesidad de agua, y Moisés pega la roca y brota de ella agua. Como otras muchas realidades, sobre todo los elementos materiales que llegaron a formar parte de nuestros sacramentos incluyendo en agua en el caso del bautismo, tienen un sentido simbólico además del sentido normal y natural. Como todo mundo sabe, el agua es impriscindible para la vida, asi como también el aire. En este frase, Jesús pasa del sentido físico al simbólico del agua. El agua es fuente de vida y Dios es el que tiene vida por antonomasia y da la vida al hombre. Aquí también cuando hablamos de vida referiéndonos a Dios la palabra adquiere un sentido más profundo. 

La mujer llegó al pozo para satisfacer su necesidad de agua, para colmar su sed, pero Jesús descubre en ella una sed más profunda que el agua del pozo no podrá apagar. Sólo él que es la vida lo puede hacer.  La mujer no entiende cómo Jesús le va a dar agua que susrte hasta la vida eterna cuando ni tiene cubeta y el pozo es profundo. Es común en el Evangelio de San Juan que los interlocutores de Jesús no comprendan lo que quiere decir, pues sus palabras tienen un sentido que va más allá del sentido normal. Según Jesús, el agua que él le ofrece le quitará la sed para siempre, pero ella sigue pensando en el agua del pozo y dice que quiere la que ofrece Jesús para que no tenga que ir cada día al pozo. 

En seguida Jesús pasa a un nivel más profundo cuando pide a la mujer que llame a sus esposo. Ella dice que no tiene esposo, pero Jesús le dice que es cierto, pues el que tiene ahora no es su esposo, pero que ha tenido cinco esposos. Esta mujer que se ha casado cinco veces andaba buscando algo que no encontraba, es decir, la felicidad. Si bien es cierto que todo hombre busca a veces desesperadamente el verdadero sentido de la vida, la verdadera felicidad. Con no poca frecuencia la busca donde no se encuentra, que puede ser en lo que puede comprar el dinero, o la fama, o el placer. Viene a la memoria la famosa frase de San Agustín, que se encuentra al inicio de sus Confesiones: Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto si no descansa en ti.  En esta conversación Jesús llega a tocar este nervio profundo de la búsqueda de esta mujer por algo que no encontraba, pese a haberse casado cinco veces. Otra realidad es que antes de que busquemos nosotros, ya Dios ha salido a neustro encuentro y nos busca para que en Él podamos colmar esta sed que todos tenemos, porque al crearnos Él nos ha hecho para sí. Este es el misterio de la gracia, como dice la Primera Carta de San Juan: El nos amó primero o el evangelio de San Juan donde dice Jesús a los apóstoles en la Ültima Cena: Vosotros no me habías elegido a mí, sino que yo los he elegido a vosotros para que vayáis y déis fruto. En la Parábola del Hijo Pródigo, el padre veía ya al hijo de lejos, es decir, que andaba buscándolo. 

La mujer, una vez que había tenido el encuentro tan extraoriniario con Jesús y que había descubierto que debía de ser profeta, por saber ya todo lo que había hecho en su vida, va al pueblo a anunciar su hallazgo extraordinario. Es decir, una vez que hemos logrado calmar la sed de vida y felicidad al haber encontrado a Jesús y dialogado con Él, el siguiente paso, algo muy humano, es ir a anunciarlo a los familiares y amigos. Dice el evangelista que muchos samaritanos creyeron en Jesñus por la palabra de la mujer, y fueron con él a pedirle que se quedara con ellos y se quedó dos días. Aquí se encuentra el secreto de la evangelización. El que tiene un encuentro profundo y personal con Jesús siente la necesidad de comunicarlo a sus amigos e invitarles a ellos a seguir el mismo camino. ¿Cómo es que no evangelizamos más? Hay más de 1000 millones de católicos registrados en los registros bautizmales de las parroquias de todo el mundo. No basta un trámite burocrático para ser contado como católico, sino hace falta que cada uno tenga una relación profunda y personal con Jesús, que es el único en el que hay salvación. 

¿Qué vamos a hacer en esta Cuaresma para dar a conocer a Jesús entre los que conocemos, a lograr que otros lo conozcan, que se dediquen también a cambiar su vida? En nuestra época encontramos a cada paso unas ideologías que quieren destruir el verdadero sentido de la vida, dela familia, que promueven el aborto y la destrucción de la familia, del orden natural establecido por Dios, Para impulsar esta agenda se prestan los poderes políticos. Pero las leyes nefastas que aprueban y los dictámenes judiciales no llegarian a darse si no hubiera una tierra fértil en la sociedad para que se acepten tales medidas. No olvidemos que el mal progresa en el mundo más porque los buenos no hacen nada que por el mal que hacen los malvados.                 
   

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