sábado, 8 de febrero de 2020

V DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, 9 DE FEBRERO 2020

HOMILÍA
Este domingo también nos toca una lectura del Libro del Profeta Isaías, esta vez del final del libro. Según los estudiosos, el libro se divide en tres grandes partes, la primera los cc. 1-40, que correspondería a la época en la que vivió en gran profeta, la segunda cc. 40-55, que sería de otro profeta, de la escuela de Isaías podemos decir, que vivió en el exilio y contiene unos pasajes de extraordinaria importancia que señalan con mucho detalle lo que luego se cumplió en Jesús. Los capítulos finales (56 a 66) correspondería a la época en la que una parte notable del pueblo habría retornado a Jerusalén y se había reconstruido el templo, de la que está tomada nuestra primera lectura de hoy.

El contenido de nuestra lectura de hoy corresponde en buena medida a las tradicionales obras corporales de misericordia que el Catecismo recoge. A continuación copio tanto las obras corporales como las espirituales de misericordia e invito a los que no las conocen a verlas en el Catecismo de la Iglesia Católico (apartado 2447) que se puede consultar en Internet:

"2447 Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf. Is 58, 6-7; Hb 13, 3). Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos (cf Mt 25,31-46). Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres (cf Tb 4, 5-11; Si 17, 22) es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios (cf Mt 6, 2-4)

OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA
1. Dar de comer al hambriento
2. Dar de beber al sediento
3. Dar posada al necesitado
4. Vestir al desnudo
5. Visitar al enfermo
6. Socorrer a los presos
7. Enterrar a los muertos

OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA
1. Enseñar al que no sabe
2. Dar buen consejo al que lo necesita
3. Corregir al que está en error
4. Perdonar las injurias
5. Consolar al triste
6. Sufrir con paciencia los defectos
de los demás
7. Rogar a Dios por vivos y difuntos

La Iglesia ha recogido estas obras de misericordia. Veamos los primeros versículos que hemos escuchado hoy:

Parte tu pan con el hambriento,
hospeda a los pobres sin techo,
cubre a quien ves desnudo
y no te desentiendas de los tuyos

¿Qué duda cabe que si nosotros tomamos en serio estas obras de misericordia, nos iremos convirtiendo en luz del mundo empezando con los que viven a nuestro alrededor. Dice el libro de Isaías ""Entonces romperá la luz como la autora". Es decir, que aquí hay una explicitación de la síntesis de todos los mandamientos que nos dejó Jesús "amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu ser". De igual manera se cumple el criterio que pone Jesús para el Juicio Final !tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me distéis de beber..." (Mt 25, 31-46). Coincide también con lo que recoge nuestro Evangelio de hoy tomado del Sermón de la Montaña: "Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesto en lo alto del un monte"- Aquí Jesús no da consejos u órdenes a la comunidad o al gobierno, sino a cada uno. También dijo Jesús que "los pobres siempre los tendréis entre vosotros", y el Papa Benedicto XVI en su Carta Encíclica "Dios es amor" recoge esta misma idea cuando afirma que por más organizados sean los Estados siempre hay un espacio importante para las obras de misericordia de los individuos. Por otro lado, lo que hacen los estados y Ayuntamientos es crear burocracia. 

Los invito, pues a revisar el texto de las obras de misericordia, pues ¿cómo van a conocer los demás a Dios, a Jesucristo Nuestro Señor si nosotros no reflejamos la luz que viene de Jesucristo, si no practicamos las obras de misericordia que son obras de caridad y de justicia. Obviamente, es muy importante, incluso pecado grave no hacerlo, participar en la Santa Misa los domingos si no tenemos un obstáculo justificante, pero si luego lo que escuchamos en las lecturas, si lo que pedimos en las oraciones no hacemos un esfuerzo sincero para cumplirlo, de poco o nada nos sirve. No pasaremos de ser hipócritas que nos profesamos como seguidores de Jesucristo pero no lo llevamos a la práctica. Sí Dios es misericordioso y quiere que todos los hombres lleguen al conocimiento de la Verdad que es el mismo Jesucristo, pero no va a hacer un milagro para que se logre eso que es lo que quiere para todos. 

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