Hasta el día de hoy, el lugar en Jersualén donde estaba el templo y los pocos restos del edificio imponente que fue en tiempos de Jesús da la impresi´´on por la actitud de los muchos judíos devotos que acuden allí como un lugar verdaderamente sagrado. !Cuánto más en tiempos de Jesús! Es difícil para nosotros imaginarnos la importancia del tiemplo en el Antiguo Testamento. Era el lugar central donde se ofrecían los diversos sacrificios y se celebraba las grandes fiestas. Es más, era el lugar donde Dios mismo moraba en medio de su pueblo. Los profetas antiguos proclamabann sus oráculos en el templo ante el pueblo reunido. También la Biblia denuncia con frecuencia por boca de los profetas el hecho de que incluso se introducía a íidolos en el mismo tiemplo, y por ello entre otras infidelidades dle pueblo, se dió la destrucción del templo y el exilio a Babilonia en el siglo VI antes de Cristo. Sin embargo, en el tiempo de Jesús, el templo lo dominaba principalmente la secta de los Saduceso, de la cual procedían los Sumos Sacerdotes y había no poca corrupción. Por otra parte, uno de los principales cometidos de Jesús como Mesías era precisamente la purificaciónd el culto. El iba a instoruducir el verdadero culto "en espíritu y en verdad"..
Los judíos tenían que pagar un impuesto para el sustento del templo y no se podía pagar con monedas romanas porque llevaban la imagen del Imperador y sería una suerte de sacrilegio. Por ello, era necesario que se cambiaran las monedas. Jesús, al llegar al templo y encontrar ese comercio y otrs actividades imporpias del templo como lugar priveligiado del culto a Dios, reacciónó como ya se decía en la Biblia: ·"Celo por tu casa me consume" )Sal 69,9), y procedió a echar a los vendedores de animales y a los cambistas echando mano de un látigo.
San Pablo afirma: "".¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?" (1Cor 6,19). Tammbién Jesús, al responder a los que le preguntan por el motivo de su acción en este caso, dice que destruriá este templo y en tres días lo volverá a levantar y el evangleista explica que se refería al templo que es su cuerpo. Aquí, obviamente, se hace referencia al misterio pascual, del paso de Jesús a través de la pasión y la muerte a la gloria de la resurrección. Todas nuestra vivencia de la Cuaresma tiene este sentido de disponernos a la próxima celebración de la Pascua de este año y por ende la Pascua que nos tocará vivir al llegar a la muerte. Si la grandísima importancia del templo para los judías se debía al hecho de ser morada de Dios entre los hombres, San Pablo dice que cada uno de los cristianos es templo del Espíritu Santo y morada de Dios. No podemos pensar que San Pablo ignorara la teología del templo en el Antiguo Testamento, pues él había vivido y estudiado muchos años en Jerusalén y desde luego el templo tenía enorme importancia para él.
¿Cómo es que somos tiemplos del Espírtu Santo? Por el bautismo hemos sido consagrados a Dios, hechos miembros del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, que también es morada de Dios entre los hombres. En el bautismo al ser "injertados" en Cristo que es el Hijo de Dios, llegamos a ser templo en el que inhabitan las tres Divinas Personas y esto tiene como consecuencia convertirnos en hijos de Dios, miembros de la familia de Dios. ¿Y de verdad somos dignos de tal priveligio maravilloso, o más bienn somos como el templo que necesitaba una purificación y la expulsión de todo aquellos que no era digno de ese lugar sagrado?
Nosotros también necesitamos una purificación y lo primero que nos conviene es un examen serio de conciencia. También en nuestro caso, el Señor con su látigo tendría que realizar una limpieza a fondo de nuestras alamas y la Cuaresma es el tiempo oporutono para ello. Se suele hacer este tipo de limpieza en la casa y en el garaje, echando en la basura todo lo inútil y sacando la murge acumulado que no se ve sin mover todos los muebles y artefactos. Para ello, en nuestro caso, nos conviene pasar a nuestra primera lectura de hoy tomada del Libro del Éxodo. Nos presenta los diez mandamientos revelados por Dios para que nos ayuden en el camino del encuentro con Él, y a su vez se basan en la ley natural, o expresan lo que la razón humana descubre acerca de lo que tenemos que hacer y evitar para vivir bien según la voluntad de Dios y alcanzar la salvación. Hagamos un breve repaso de estos mandamientos.
El primero reza: " "Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí". Es el primero de los mandamientos por ser el más importante de todos y sobre él restan los demás. En primer lugar, recuerda lo que Dios hizo a favor de su pueblo al sacarlo de Egipto y llevarlo a la tierra prometida. Nosostros podemos empezar recordnado el hecho de nuestra creación y nuestra situaicón de criaturas totalmente dependientes de Dios. Nada puede mantenerse en la existencia si Dios no lo sostiene. Jesús decía a sus oyentes que ellos son mucho más valiosos a los ojos de Dios que muchos gorriones, pues decía que ninguno de ellos cae en tierra sin que su Padre lo permita. Si realmente cumplimos esta mandamiento, ¿cómo es que nos acordamos tan poco de Dios y a lo largo de nuestro día nuestra mente y nuestro corazón se llenan de otros afanes? No nos olivdemos que para la Biblia, el pecado por antanomasia es la idolatría. Claro no por no rendir culto a estatuas nos liberamos de no cumplir este mandamiento. Aquello al que le damos más valor e importancia es nuestro ídolo al que rendimos culto.
El segundo nos manda no tomar el nombre de Dios en vano. El nombre en la Biblia es la manifestación de la persona y quien es. Si Dios es quien decimos que es, entonces tenemos que respetarlo y evitar ensuciar su nombre por causas vanas.
El tercero, "santificar el sábado", en nuestro caso el domingo. No solamente debemos de acudir a la misa, con ganas y no como mero cumplimiento de un mandamiento que por costumbre cumplimos. Es un día entero especialmente dedicado al Señor, culminando en nuestra participación en la Eucaristía, pero ha de ser un día de gozo, de alegría, de comunión, de fraternidad y de esperanza, en caundo que nos ha de recordar que esperamos un día poder celebrar el domingo sin ocaso con Jesús resucitado en el paraíso.
El cuarto nos pide honrar a los padres y por exensión amarlos a ellos y a todos los miembros de nuestra familia. No nos olvidemos lo que nuestros padres han hecho por nosotros. "Es de bien nacidos ser agradecidos".
El quinto va más allá de matar al inocente, que es muy común hoy en día en el caso del aborto. ¿Hacemos algo para luchar en contra de este flagelo? Inlcuye otros vicios como son la borrachera, la rabia, las riñas y peleas, la revancha, el resentimiento. Si Dios es Dios de la vida y que da la vida y nos ha hecho hijos suyos, tenemos que luchar a favor de la vida, pues dice Jesus: "Yo he venido para que tengais vida y la tengais en abundancia"(Jn 10,10).
El sexto "no adulterarás" está muy cuestionado hoy en día. En la Iglesia antigua era considerado uno de los pecados más graves, siendo más grave el homicidio y la apostasí. Incluye la vivencia de la castidad, tanto como casados que como solteros. Nadie, según la ley de Dios, puede realizar actos sexuales, sea masturbación, pornografía, fantasís sexuales voluntarias, fornicación o actos homosexuales, es decir, el uso de la potencia sexual está restringido a dos personas católicas sacramentalmente casados válidamente. Esto tiene sus razones sólidas que en este momento no es el caso de explicar.
El séptimo "no robarás", se debe a que las pertinencias de hombre son como una extensión de su persona y existe el axioma antiguo expresado en latín reza: "res clamat dominum" (la cosa clama por su dueño). Es una cuestión de justicia y la justicia es una medida externa y objetiva.
El octavo, "no daréis falso testimonio". Pues si Dios es la verdad y lo es Jesucristo Nuestro Señor, con razón decía Jesús "que vuestra palabra sea sí, sí o no no. Mentir a otra persona es un ataque a su dignidad y encima nos expone a ser considerado poco o nada fiables. Relacionada está también la fidelidad a la palabra empeñada.
El noveno y décimo van juntos "no codiciar los bienes dle prójimo ni su esposa". El décimo está relacionado con el sexto. La codicia y la avaricia son pecados que nos alejan de Dios y tienden a convertir lo material en nuestro dios, falso dios obviamente.
La acción de Jesús al expulsar a los vendedores del tiempo que hemos leído hoy nos ha llevado a un examen de conciencia acerca de la ley de Dios manifestado en lso diez mandamientos. Que este ejercicio nos facilite el cumplimiento del deber de confesarse al menos una vez al año en tiempo de Cuaresma o la Pascua. El hecho de que los católicos se confiesen poco comparado con otras épocas es una manifestación de la falta de fe y de una conciencia poco formada de acuerdo con la Palabra de Dios. Confesarnos en tiempo de Cuaresma nos ayudará a vivir este tiempo con seriedad y responsabilidad darnos cuenta de que Dios nos llama a la santidad ya desde nuestro bautismo y que el sacramento de la Penitencia es como un segundo bautismo. ¿Qué más podría hacer Dios para intentar salvarnos de nuestros pecados y llevarnos a la verdadera felicidad con Él en el cielo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario