SOLLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DEL SEÑÓR, 18 DE JUNIO DE 2017.
Esta fiesta tiene su origen en el siglo XIII,en una revelación privada hecha a la monja de Flandes Santa Juliana de Cornillon, ahora en Bélgica. Ella nacó en 1203, y habiéndose quedado huerfana, fue educada por las monjas agustinas de Cornillon. Desde su temprana juventud, tenía una gran devoción al Santísimo Sacramento. Con la aprobación del Obispo de Lieja la fiesta se empezó a celebrar en la diócesis y se mandó escribir un oficio. Providencialmente, el recién elegido Papa Urbano IV era de Lieja y aprobó la exensión de la fiesta a todo el mundo católico en el año 1264, y Sto. Tomás de Aquino fue el encargado de escribir el Oficio, cosa que hizo maravillosamente dejando algunos de los mejores himnos en honor de la Eucaristía de toda la historia de la cristiandad, como son Lauda Sion Salvatorem, Pange Lingua Gloriosa etc..La fiesta se fué instituyendo en toda Europa y la Procesión del Corpus Christi que llegó a tener gan raigambre en todo el mundo católlico. En un período de dos siglos anterior a esta fecha, se había dado una controversia eucarística en la Iglesia, cuando el teólogo Berengario de Tours negaba la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, considerándola solamente simbólica.. Su doctrina fue condenada por un concilio romano bajo en Pontñifice San Gregorio VII en 1067. Además, en la época se dio el milagro eucaristica de Bolsano, un lugar no lejjos de Roma donde un sacerdote proveniente de lo que es ahora la República Checa, o Bohemia estaba celebrando la Eucaristía cuando la sangre de Cristo quedó estampada en el corporal que utilizaba, que ahora se conserva en la Catedral de Orvieto, no lejos de allí. Correspondía, pues una reacción del pueblo cristiano a las dudas sembradas por algunos acerca de la verdadera presencia de Jesus en las especies del pan y del vino.
Nuestra primera lectura de hoy está tomada del Libro del Deuteronomio. Moisés antes de la entrada del pueblo a la tierra prometida, recuerda las peripecias del mismo por el desierto y cómo Dios los había probado. al pueblo a lo largo de los 40 años pasados en el desierto, pero también les dio un alimento que sus padres desconocieron, el maná, palabra que significa "qué es". La recogían cada mañana en el desierto, y con esta alimento, además de los codornices, sobrevivieron: "Les dio pan del cielo, conteniendo en sí todo deleite". Los Padres de la Iglesia, basándose e el Evangleio de San Juan han visto el maná como prefiguración del verdadero pan del cielo que que Jesús nos ha dado, que es el pan de vida. Además, la temporada pasada por el pueblo en el desierto repesentaría nuestro estado de peregrinos en este mundo hacia la verdadera Tierra Prometida, que no es un pedazo de tierra en Medio Oriente, sino el cielo, el cumplimiento definitivo de plan de Dios de llevarnos a la verdadera patria que llamamos el cielo.
Según el Libro del Deuteronomio, la razón por la que Dios les dio el maná era para que comprendieran que el hombre no vive de de solo pan, sino "de toda palabra que sale de la boca de Dios".El Prólogo del Evangelio de San Juan nos enseña que desde el principio ha existido la Palabra y esta, Palabra estaba junto a Dios, que era Dios y acampó en medio de nosotros. Por otra parte, al final del Evangelio de San Mateo, Jesús recusitado, antes de ascender al cielo, envía a los discípulo a predicar su Palabra y bautizar en el hombre del Padre, del Hijo y del Espíirtu Santo, y que él estaría con ellos todos los días hasta la consumación del mundo. La manera más patente y extraordinaria en la que el Señor se mantiene pesente en medio de su Iglesia es en la Eucaristía.
La segunda lectura, tomada de la Primera Cartad de San Pablo a los Corintios, San Pablo pregunta: ¿El cáliz de bendición con la que bendicimos, no es acaso la comunión con la sangre de Cristo? ¿El pan que partimos, no es acaso, el cuerpo de Cristo? Porque hay un solo pan, y nosotros, todos los que participamos en este pan somos un solo cuerpo." Aquella pequeña comunidad fundada por San Pablo en -Corinto sentía que el mismo Jesús que celebró la Última Cena, que murió en la cruz y resucitó a una nueva vida estaba presente entre ellos por medio de la participaciónd el pan y el vino consagrados, que esto simbolizaba su pertenencia al único cuerpo de Cristo y que era su verdadero alimento espiritual que les daría fuerza para superar los obstáculos de este mundo perverso y alcanzar la patria definitiva donde está Jesús con los ángeles y los santos, es decir el cielo.
Nuestro evangelio de hoy está tomado del final del capítulo 6 del Evangelio de San Juan que se dio en la sinagoga de Capernaum. Jesús repite una y otra vez que Él es el pan de vida que ha bajado al mundo, que se trata de su propia carne que dará como alimento que llevará a la vida eterna. Sus oyentes, no acaban de entender lo que dice y le preguntan cómo puede Él dar su carne para la vida del mundo. Jesús no se eaha para atrás ni cambia su discuros. Debido al rechazo de esta doctrina, muchos de sus discípulos lo abandonaron, pero tampoco se echó para atrás, sino que les peguntó a los doce apóstoles si ellos también querán marcharse. Pedro, en nombre de los demás responde:
¿A quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna? Si Jesús hubiera estado hablando de una realidad simbólica y no el pan de vida como comer su carne, no hubieran tenido ningún problema. Además, en muchas ocasiones Jesús utilizaba metáforas y lenguaje simóbolica. Jesucisto es el único Salvador, y para poder entrar en la verdadera vida, la vida eterna, alcanzar la tan anhelada felicidad no hay otro que nos guién. Tenemos que entrar en el campo magnético de Jesús, por así decirlo. Así es cómo la Iglesia ha entendido esto desde los primerísimos tiempos como constatamos en San Pablo y en el Libro de los Hechos de los Apóstoles.
Si le Eucarístá es "pan de vida·, "fármaco de inmortalidad", ¿cómo es posible que la gran mayoría de los que se dicen católicos, o se declaran "no practicantes" se privan de de este allimento que Jesús considera esencial?. Es esencial porque sólo en él hay la salvación y la verdadera felicidad. Ser católico trae consigo una serie de obligaciones que no son cargas pesadas o un fastidio, sino un camino para nuestro propio bien, que no se realiza plenamente en este mundo. Si uno uno cumple estas obligaciones, en relaidad lo que hace es declarar con sus acciones que no es católico, por más que haya recibido los sacramentos de iniciación. El Apóstol Santiago en su carta señala que "la fe sin obras es muerta" y no hay salvación sin fe. La fe muerta no nos salva. Los que no quieiren seguir lo que manda Jesús, se parecen a unos drogádictos que no quieren dejar la droga. En este caso, la droga es la atracción falsa del mundo, el consumismo, la idea que todo mundo lo hace, o simple mente querer ordenar su vida sin tener a Dios en cuneta. Sin embargo, no hay nadie que no tenga un dios. O es el verdadero Dios, de Jesucristo o es un ídolo, sea el placer, el poder, el dinero y lo que puede comprar. Todo esto termina y como dice Jesús: "Que aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida?"
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sábado, 17 de junio de 2017
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