sábado, 28 de enero de 2017

LA FELICIDAD SEGÚN JESÚS: LAS BIENAVENTURANZAS.

HOMILÍA, CUATRO DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO A, 29 DE ENERO DE 2017.

Creo que sería difícil encontrar una persona que no considera importante o fundamental la búsqueda de la felicidad. Thomas Jefferson, autor de laDeclaración de Independencia de Estados Unidos,  consideraba la búsqueda de la felicidad después de la vida y la libertad como derecho fundamental de cada persona. En nuestro tiempo este anhelo universal  de felicidad del hombre es la ocasión para la creación de muchas verdaderas industrias o negocios, como es el caso de la industria del turismo, el deporte, que no deja de ser otra industria, los bailes, discotecas, teatros y salas de concierto, los programas de televisión  y una larga lista de actividades que no es el caso de mencionar, están dedicados a ayudar al hombre a alcanzar alguna cuota de felicidad. En las librerías, no falta nunca unos estantes bien fornidos de libros de la así llamada autoayuda que no son más que recetas  para alcanzar la tan anhelada felicidad, recetas que se supone les han servido a sus autores a alcanzarla, al menos en parte. En buena medida, todo el interés que existe y que se manifiesta en caulquier periódico, revista o serie de programas de radio o televisión así como en miles de sitios web de Internet, y por la salud es otro aspecto de esta búsqueda incansable del hombre de hoy, y en realidad de todos los tiempos de la felicidad. Por otra parte, a pesar de tanto empeño en esta búsqueda, el hombre contemporáneo se dedica a actividades muy perjudiciales y contradictorias a este búsqueda de la felicidad, como por ejemplo, las diversas adicciones, sea el alcohol, los narcóticos, la nicotina, los juegos de azar y otras más modernas como la adicción a la compra, al Internet y al uso de los móviles y un largo etcetera. Hoy en día también, los psicólogos, más allá de intentar ayudar a la gente a superar los trastornos tradiconales que tanto la hace sufrir,  han introducido una nueva rama de su ciencia, si es que la psicología se puede considerar una ciencia, y y la llaman la psicología positiva. Intenta entregar a las personas caminos para alcanzar lo que se entiende hoy en día por felicidad, que sería un bienestar emocional basada en la superación de las carestias comunes en el pasado como la falta de dinero, unas buenas relaciones familiares y sociales, herramientas para superar los conflictos, en fin, un concepto de felicidad basada en el equilibrio de las emociones y la superación de las realidades externas e internas que provocan sufrimiento, que para muchos es el gran mal del hombre. Se trata de un concepto de la felicidad muy lejano al clásico respresentado por Aristóteles, que consideraba que la felicidad consiste en la práctica de la virtud, entendida como excelencia en la vivencia de la moral y la vida social.  

Si la felicidad es una realidad tan deseada por todos los hombres que no nos equivocamos en pensar que Dios en su revelación recogida en la Biblia habrá dicho algo improtante acerca de ella. La Biblia contieneun buen número de libro que se proponen ayudar al hombre bíblico a vivir bien, de acuerdo con su natualeza de ser creado a imagen y semejanza de Dios y llamado a la comunión con Él. En el Antiguo Testamento, se llaman libros sapienciales, es decir, que tratan de la sabiduría, de la inevitable suerte del hombre de tener qjue sufrir, pese a que intenta con todo sus fuerzas a hacer el bien, como es el caso de Job, y así otros como el primer salmo que reza: "Feliz el hombre aquel que  no va al consejo de los impíos, ni en la senda de los pecadores se detiene, ni en elbanco delos burlones se sienta, mas se complace en la ley del Selor, y su ley susurra día y noche. Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto y jamás se amustia su follaje, todo lo que hace sale bien". )vv 1-3). También Jesús trata de la felicidad y el modo de alcanzarla en las Bienaventuranzas con las que San Mateo, nuestro evangelista este año, abre el Sermón de la Montaña de Jesús.

Fiel a su costumbre de decir con toda claridad la verdad y no dorar la píldora, la receta de Jesús para la felicidad nos puede sorprender bastante. Comienza diciendo: "Felices los pobres en espñiritu". Esto no excluye a los pobres que son pordioseros, los que no tienen de que comer o satisfacer sus necedades básicas, sino también otro tipo de pobre que posiblemente no le falta dinero. En el Antiguo Testamento, el pobre es el que está como agachado, totalmente dependiente de Dios y de lo que Dios le ofrece. No tiene otra seguridad. Su confianza está exlusivamente puesta en Dios. Este grupo de personas, que formaba parte del resto fiel del que hablan los profetas, se denominan anawin. Para ellos, Dios es su "fuerza, su luz y su salvación". Basan su felicidad en el cumplimiento de la voluntad de Dios. A ellos les pertenece el Reino de los Cielos, porque se dejan gobernar por Dios y su voluntad.

¿Cómo puede afirma Jesús que los que lloran son felices? El que sufre o llora en este mundo y no se da cuenta de que, en palabras de San Pablo "la figura de este mundo pasa", podria desesperarse porque no ve otra perspectiva, pues el dolor y en general el sufrimiento es inevitable en este mundo que para muchos es "un valle de lágrimas". El cristiano vive de la gran esperanza de la promesa de Dios hecha realidad por la muerte y la resurrección de Jesús. En el Libro del Apocalipsis leemos: Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva --porque el primer cielo y la primera tierra deaparecieron, y el mar no existe ya...Y oí una fuerte voz que decía en el trono: "Esta es la morada de Dios con los hombres. pondrá su morada entre ellos y elos serán su pueblo y él, Dios con ellos, será su Dios" (Apoc 21. 1.3). En el mismo sentido,  Jesús concluye sus bienaventuranzas con otra afirmación paradójica: "Bienaventurados los perseguidos por la cas de la jsticia, porque de ellos es el Reino de los cielos" y los que son injuriados, perseguidos y víctimas de mentias, "porque  grande será vuestra recompensa en el cielo ". En estos tiempos  muchos miles y millones de cristianos están siendo perseguidos. La promesa de Jesús en estas bienaventuranzas es su consuelo.

Dado que el tiempo no da para comentar los ocho bienaventuranzas, no quiero dejar de mencionar esta: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos experimentarán la misericordia". En realidad,  esta es la síntesis y la cumbre de todas las bienaventuranzas, pues nuestra felicidad proviene precisamente del nivel de nuestra identificación con Jesucristo, Hijo de Dios. Toda la Biblia revela a Dios como compasivo y misericordioso. Es lo opuesto  de un dios deísta, lejano y despreocupado de su criatura el hombre que ha hecho a su imagen y semejanza, y que quiere que llegue a ser "hijo en el Hijo". El Papa San Juan Pablo II afirmaba que la misericordia de Dios es la expresión más exquisita de su amor, y San Juan en su primera carta afirma que "Dios es amor". Más adelante en el Sermón de la Montaña, Jesús exhorta a sus oyentes a "ser perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto", frase que en San Lucas se transforma en "ser misericordiosos como vuesto Padre Celestial". Basándose en la Sagrada Escritura, la Iglesia ha formulado las Obras Temporales y Espirituales de Misericordia para ayudarnos a cumplir lo que Jesús nos porponeenesta bienaventuranza.

Puede que nos parezcan exageradas estas propuestas de Jesús, pero no debemos de olvidar que Dios no nos pide nada que sea imposible y, por el contrario nos ofrece la gracia de cumplir sus mandamientos y su voluntad en nuestra vida. Esta es el misterio de la "gracia asombrosa".  


            

No hay comentarios:

Publicar un comentario