sábado, 26 de noviembre de 2016

VIGILAD, PORQUE A LA HORA MENOS PENSÉIS, VIENE EL HIJO DEL HOMBRE

La palabra Adviento signfica venida o llegada. En el Imperio Romano, el Emperador iba viajando a las diversas ciudades y su llegada se llamaba Adventus. Los ciudadanos preparaban la ciudad para su llegada y esperaban probablemente que haría algún favor para la ciudad, como por ejemplo ayudarles a construir algún edificio público para el bien de ellos. Hoy la Iglesia da inicio a su Año Litúrgico o al Año Cristiano. A lo largo del año, nuestra celebraciones no sólo hacen memoria de los grandes eventos con los que el Señor se hizo presente en nuestro mundo, sino que son misterios, es decir, que nosotros de alguna manera entramos a formar parte de estos grandes acontecimientos. Los misterios de Cristo se hacen nuestros, pues por el bautismo hemos sido incorporados en Cristo, es decir, hechos un solo cuerpo con Él. Su misma venida al mundo, como nos recuerdo el Credo, fue "por nosotros y por nuestra salvación". nos atañe íntimamente. Nos disponemos a celebrar la venida del Señor y la Iglesia a lo largo del Adviento nos presenta tres venidas: su primera venida en la carne cuando nació de la Sma. Virgen en Belén, la esperanza de su segunda y definitiva venida al final de los tiempos, que nuestro pasaje evangélico hoy nos invita a considerar, y una tercera vendida, es decir, la llegada o venida del Señor Jesús al corazón de cada uno de nostros, pues queire ser de verdad "el primero y el último, el prinicpio y el fin, alfa y omega" para nosotros. Si hemos llegado a este momento en nuestra vida, la Iglesia nos invita a hacer una pausa y reflexionar acerca del verdadero sentido de nuestra vida y adonde vamos.

El pasaje del evangelio que hemos escuchado forma parte de lo que se llama el discurso escatológico en el Evangelio de San Mateo, y nos pone el ejemplo de lo que sucedió en tiempos de Noé. Todo mundo iba viviendo su vida diaria con sus asuntos y negocios y de reptente llegó el diluvio cuando menos pensaban y se los llevó a todos. En Estados Unidos, hay mucha gente que anda preparándose para algún tipo de desastre mayúsculo y acumulan alimentos no perecibles, el modo de generar energía cuando vay a fallar el suministro elécrtrico, como calentar sus casas y en general sobrevivir sea un desastre natural o una hecatombe financiera en la que los cajeros bancarios no den dinero y los supermercados se vacíen de productos. Se les llama "preparadores". Ellos quieren prevenir contra algo que sí pudiera darse, pero en el caso de al advertencia de Jesús se trata de algo que ciertamente se va a dar, sea nuestra muerte personal o el fin del mundo y la vuelta del Señor al final de la historia.

El profeta Isaías, en la primera lectura, habla del monte del Señor que es más alto de las demas colinas y se trata del Monte Sión donde se encontraba el templo en Jerusalén. En el salmo responsorial, se trata de una peregrinación del pueblo cantando con alegría hacia el monte del Señor, hacia el templo. El templo es el lugar donde se realiza el verdadero culto, la alabanza, la acción de gracias, la súplica a Dios, en una palabra se afirma que Dios es de verdad nuestro Dios, el ùnico necesario, el principio ordenador de toda nuestra vida. Si Él es el creador, como recitaremos en unos momentos en el Credo,y más encima ha ingresado en nuestro mundo enviando a su único hijo para abrirnos el camino a la verdadera felicidad, la verdadera paz, alegría y felicidad que anhelamos, ¿nos acordamos de Él? ¿En qué pensamos a lo largo del día? El gran escritor ruso y Premio Nobel Alexander Solzhetisyn decía que el gran problema del hombre es el olvido de Dios. ¿Me he olvidado de Dios o me acuerdo de él cuando estoy en algún apuro?  ¿Para mí es el dios fontanero o el dios tapa agujero? Una definición clásica de la oración es "elevar la mente y el corazón a Dios". Si no pienso nunca en Dios a lo largo del día, qué llena mi mente? ¿Dios el el fin último de mi voluntad? ¿Qué es lo que realmente quiero y busco ardientemente en la vida? ¿Qué me apasiona? ¿El fútbol o alguna otra aficción? ¿La familia, la amistad? ¿Me doy cuenta de que dijo Jesús que si amamos a padre, madre o  hijos más que a él, no somos dignos de él?

San Pablo, en la segunda lectura de su Carta a los Romanos, a ser consciente del momento y que ya es hora, de despertar del sueño. Cuántos de nosotros vivimos nuestra vida en la somnolencia, es decir, pensando en frivolidades y olvidándonos de lo más importante de la vida. ¿Cómo es que tan sólo 5%  o menos de los que se católicos participan en la Eucaristía, que es el don más grande que Jesús nos ha dejado? Jesús cuenta una parábola sobre un rey que celebraba la boda de su hijo y envió las invitaciones a tiempo a los convidados (Mt 22,1-14), pero ellos no quisieron ir y cada uno encontró una excusa, uno que se había casado, otro que había comprado una yunta de bueyes y tenía que ir a probarla, otro que tenía que ir a su campo. Es lo que sucede con los 95% de los que se dicen católicos cuando el Señor los conoca a su banquete que es la Eucaristía. El que no quiere hacer algo, encuentra cualquier pretexto para justificar su comportamiento. ¿Se puede imaginar un mayor desaire hacia un rey que celebra la boda de su hijo? Claro, estos católicos dicen que lo son "a su manera". ¿Cada quien puede ser católico a su manera? Un médico no puede decir que va a ser médico a su manera, sino que tiene que estudiar la ciencia médica y estar al día con las novedades que salen para poder ser médico. Si le propone al paciente un disparate en vez de una verdadera cura, es probable que acabe ante algún tribunal. Un abogado tiene que conocer las leyes y asesorar a sus clientes conforme a ellas.  Si les dice cualquier ocurrencia y pierden su dinero debido al disparate que les dijo, pues buscarán a otro abogado. Nosotros cuando estamos enfermos y vamos al médico intentamos seguir las indicaciones que nos da para poder curarnos. Sin embargo, cuando se trata de algo más importante, la cosa más importante de la vida, que es cómo alcanzar la vida eterna y evitar acabar eternamente el el infierno, consideramos que podemos hacerlo "a nuestra manera"? Es posible una mayor necedad que ésta.

En este tiempo de Adviento, constatamos cómo proceden los comerciantes. Hacen un esfuerzo tremendo para convencer al público a comprar sus productos. Los supermercados colocan los productos así llamados navideños en lugares preferentes de sus superficies, el turrón, los aljafores, chocolates, cava y demás productos típicos de la Navidad. Para muchos la Navidad es fundamental para su negocio. Si hemos llevado nuestra vida cristiana un poco a la deriva, en la somnolencia, como nos dice San Pablo hoy, tenemos la oportunidad de corregir nuestro rumbo. No podemos prometernos otro día. ¿Cuántas personas que se levantaron hoy con total normalidad, han fallecido, algunos por un infarto, otros por algún accidente. Mi hermanos falleció ahogado en mayo de este año. Cada jueves en la mañan iba al club de golf a practicar sólo. No sabemos cómo pero se cayó a un lago artificial que hay en el campo. Estaba en perfecto estado de salud. Salió con total normalidad de su casa y en pocas horas se le había acabado la vida de una manera muy extraña y de ninguna manera esperada. ¿No es este tiempo de Adviento un momento oportuno para despertarnos de la somnolencia acerca del verdadero sentido de la vida, a examinarnos para ver si de verdad amamos a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas nuestras fuerzas antes de que sea demasiado tarde? ¿No es hora de descubrir qué es lo más importante en nuestra vida, qué ocupa nuestros pensamientos, nuestra voluntad, o que de verdad queremos, y nuestras pasiones, qué me apasiona? Pues, si no es el verdadero Dios, Jesucristo Nuestro Señor, sino otra cosa, esa cosa es nuestro falso dios, un ídolo. Recordemos las plabras de Jesús acerca de la gente en tiempos de Noé y las palabras que nos dirige San Pablo hoy: "Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurías y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias"

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