sábado, 17 de septiembre de 2016

ACCIÓN DECISIVA Y EL PODER DE LA GRACIA

HOMILÍA PARA EL DOMINGO XXV, DEL CICLO C, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2016

Nuestro evangelio de hoy nos pesenta una parábola de Jesús que nos puede parecer un poco curioso. Se trata de un mayordomo que ha sido pillado estafando a su padrón. Es llamado por el padrón y sin más miramientos despedido, como es lógico. Ahora se encuentra en una situación límite. Si bien esta pagando las consecuencias de sus fechorías, ha recibido un golpe duro y se pone a pensar qué puede hacer. Podemos suponer que ya nadie lo va a contrarar como mayordomo, pues ha sido desleal con su jefe y seguramente el que quisiera contratarlo consultaría al empleador anterior para saber qué ha habido de él. En aquella época, cuando no existía protección social, ni seguro de desempleo ni nada por el estilo, estaría literalmente en la calle. Si no pudiera contar con algún apoyo de familiares, estaría realmente en una situación límite. Por eso, dice "cavar no puedo, mendigar me da verguenza". Podemos suponer que no era una persona joven con fuerzas para realizar trabajos físicos. Entonces inventa una estrategia que piensa que podría ayudarle a solucionar su problema, abundando en los malos manejos por los que ya fue despedido. Llama a uno y otro de los  deudores de su jefe y le pregunta a cada uno  cuánto le deben a su jefe. Les da el recibo y les dice que escriban menos. De esta manera se queda con la esperanza de que ellos se acordarán de este favor que les ha hecho y lo van a acoger en sus casas. Es una estrategia arresgado porque no tiene ninguna garantía de que ellos van a responder con la generosidad que espera de ellos.

La pregunta es: ¿por qué Jesús cuenta esta historia con la moraleja que reza "los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz"? Obviamente, no es que Jesús esté alabanando o aprobando lo que hizo el mayordomo, pues como es obvio,  va en contra de la ética y lo retrata como estafador. Lo que alaba Jesús es la astucia y la diligencia que tiene al encontarse en una situación límite. No se queda con los brazos cruzados, sino intenta, aunque sea por medios deshonestos, superar la crisis en la que se encuentra. Cualquiera de nostotros si vamos al médico y luego de habernos hecho análisis nos dice que tenemos cáncer, no vamos a quedarnos con los brazos cruzados. Si tenemos unos ahoros o un negiocio  y resulta que por los motivos que sea estamos a punto de sufrir pérdidas cuantiosas, vamos a reaccionar para proteger nuestra hacienda y movernos con toda rapidez, como es el caso del mayordomo deshonesto de nuestro evangelio. Son realidades que percibimos inmediatamente como muy peligrosas y perjudiciales y no esperamos un minuto para intentar hacer lo que haga falta para salvar nuestra situación.

Por otro lado, cuando se trata de nuestra vida espiritual, el asunto más serio de nuestra existencia, la salvación de nuestra alma, ¿acaso procedemos con la misma celeridad y acción decisiva? Sabemos que las personas que han caído en un vicio grave o adicción como el alcoholismo la droga, el sexo como puede ser la pornografía, acudir a prostitutas u otras manifestaciones de la adicción al sexo? Pues, bien sabemos que los que tienen estas adicciones lo tienen difícilísimo cortar por lo sano y dejar el vicio. Tienen que tocar fondo y encontrarse en una auténtica desgracia, como por ejemplo el abandono de la esposa o del esposo, sufrir una humillación pública para reaccionar y buscar ayuda. Sin embargo, el mensaje del evangelio no es solamente para estos casos. El problema es que no percibimos la gravedad de los peligros espirituales, Jesús dice "¿qué aprovecha al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? Nos damos cuenta fácilmente del valor de los bienes materiales y de lo que significa perder el trabajo y otras desgracias de este tipo, pero no  vemos la gravedad del pecado y de los vicios, de lo que es olvidarnos de Dios y vivir como si no existiera.

El gran poeta y dramaturga del Siglo de Oro Español, Lope de Vega, además de ser poeta era también sacerdote y tenía una particular debilidad en cuanto al cumplimiento de la obligación al celibato que va con esta vocación. Hacía buenos propóstios, pero luego volvía a caer en pecado. Así lo expresa en este bien conocido soneto:

Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana

Jesús venía a tocar a la puerta de su alma pero una y otra vez respondía "Mañana le abriremos...para lo mismo responder mañana". San Agustín, que también antes de su conversión oraba a Dios diciendo "Dame castidad, pero todavía no", luego dijo "Temo a Dios que pasa y no vuelve". Cuando Dios llama y no le abrimos, ¿qué garantía tenemos que tendremos otra oportunidad?

Otro caso extrarodinario en el que se manifestó de manera fuerte la gracia de Dios es el del inglés
JOHN NEWTON Clérigo,
Antes un Infiel y Libertino,
Un siervo de esclavos en África,
fue por la misericordia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Preservado, Restaurado y Perdonado.
Y señalado para predicar la Fe que él por tanto tiempo había estado destruyend
Éste es el epitafio que escribó él mismo para su tumba. Nació en 1725 y su madre le enseñó de niño unos buenos y sólidos principios cristianos, pero murió cuando John tenía 7 años. . De joven seguió la carrera de su padre, primero como marinero en la Marina Real, de la que desertó y fue castigado con latigazos. Luego se dedicó a llevar a esclavos de África a América en su propio barco. Una noche en el medio del Atlántico el barco entró en una tormenta tremenda. Recordando la fe que había recibido a través de su madre elevó con toda su alma una súplica a Dios para que lo salvara y a toda su tripulación. Una vez pasada la tormenta, se retiro a su cámara y se puso a reflexionar. Vio que Dios lo había tocado profundamente con su gracia. Dejó su carrera de marino y se hizo Ministro cristiano. Colaboró estrechamente con su amigo John Wilberforce para lograr la prohibición de la esclavitud en todas las colonias inglesas y que se acabara con el tráfico de esclavos. Se dedicó también a escribir himnos y una de ellos ha llegado a ser el himno más conocido y querido en la lengua inglesa, cantada siempre cuando hay grandes deastres, como por ejemplo, en la ocasión del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York. Se titula Amazing Grace (La gracia asombrosa). Se sintió tan fuertemente tocado por la gracia que nunca se olvidó de lo que Dios hizo por el, como queda patente en el epitafio. Aquí va una  verión de Amazing Grace y que tiene subtítulos en inglés y en castellano. A continuación enlazo otra versión que a mi parecer es mucho más hermosa y por ha sido vista casi 25 millones de veces en Youtube

https://www.youtube.com/watch?v=7dZ1Ypd8wJs (con subtítulos)

Versión más hermosa

https://www.youtube.com/watch?v=CDdvReNKKuk

La úlitmas palabras de John Newton fueron: "Mi memoria casi se ha ido pero recuerdo dos cosas, que soy un gran pecador, y que Cristo es un gran salvador".  Que cada uno de nosotros actúe decisivamente ante la desgrcacia más grande que es el pecado y respondamos decisivamente a la llamada de la gracia, como hizo John Newton.


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