sábado, 6 de marzo de 2021

LOS DIEZ MANDAMIENTOS: VOLVER A LOS FUNDAMENTOS DE NUESTRA VIDA CRISTIANA EN LA CUARESMA.

HOMILÍA, TERCER DOMINGO DE CUARESMA CICLO B, 7 DE MARZO DE 2021

La Iglesia en la Cuaresma nos conduce no solo a reflexionar, ponderar y hacer buenos propósitos, que siempre tenemos y con mayor frecuencia se quedan en eso. Nos invita hoy a volver a lo más básico o fundamental en nuestra vida, por ellos, nos presenta los diez mandamientos en este tercer domingo de Cuaresma. Se encuentran en el c. 20 del Libro del Éxodo. Ciertamente, en el tiempo disponible para una breve homilía no podemos entrar en profundidad en ellos. El mejor modo de hacer eso es entrar en el Catecismo y repasar el tratamiento excelente e iluminador que nos entrega allí. Hoy en día, cuando se trata de la vivencia de la fe, asistir a Misa y otros actos que colocan a Dios en primer lugar en nuestra vida, con no poca frecuencia sacamos la excusa de no tener tiempo, que estamos muy ocupados. Se me ocurre preguntar si esa excusa valdrá cuando nos presentemos ante Jesucristo, Juez de vivos y muerto en nuestro juicio particular. ¿Somos capaces de recitar los diez mandamientos? ¿Nadie da lo que no tiene, ni cumple en su vida lo que desconoce? ¿Será posible que nos presentemos ante Jesucristo que se entregó por nosotros y por nuestra salvación hasta la última gota de su sangre, con la excusa de que estábamos ocupados y no pudimos cumplir lo que Dios Padre entregó a Moisés en las dos tablas de la ley en el Monte Sinaí?  

Hagamos, pues un breve repaso de los diez mandamientos:

Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. 

El primer mandamiento es el más importante de todos. Dios es el principio y fin de todo el universo y nos ha creado a nosotros a su imagen y semejanza. Es más, con nuestro bautismo nos ha incorporado a Jesucristo su Hijo, y nos ha hecho partícipes de la naturaleza divina. Solo a él debemos de rendir culto, adorar, obedecer sus leyes que son una manifestación de su amor y para nuestro bien. En la época de la Biblia, los paganos representaban sus dioses como estatuas, como cuando los israelitas adoraron la estatua del becerro de oro. Hoy en día, no hacemos estatuas de dioses paganos, pero ¿tenemos nuestro ídolo? Aquello, que más nos interesa, a lo que le damos suprema importancia es nuestro ídolo. Puede ser el poder, aunque la ejerzamos tan solo en nuestra casa o lugar de trabajo; puede ser el dinero y lo que el dinero puede comprar; puede ser el placer o la buena fama. 

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso.

No solo se trata de pronunciar el nombre de Dios o de Jesucristo Nuestro Señor sin respeto, sino también de manipular a Dios, intentar convertirlo en instrumento para nuestros propios fines. Dios es absoluto y hemos de respetar su nombre. 

Santificar el Sábado.

Para nosotros cristianos se trata del domingo, EL DÍA DEL SEÑOR, el día en que Jesucristo resucitó de la muerte e inauguró la nueva vida, una nueva dimensión de la realidad. También, se le llama el octavo día, es decir,  los siete días de la semana representan nuestra vida en este mundo, y con la resurrección del Señor se inaugura un nuevo mundo. Cuando yo era niño, el domingo era realmente un día especial en el que casi todo el mundo acudía a la Iglesia, vestido con su mejor ropa para participar en la Santa Eucaristía. Comíamos mejor el domingo. Salíamos a pasear el domingo en la tarde. Se jugaba deportes etc. Hoy en día, en gran medida, el domingo se ha convertido en otro día como el sábado, aunque en España menos porque las grandes superficies o centros comerciales no abren. Dios, Nuestro Señor nos ha dado el domingo como una anticipación de lo que va a ser el cielo. ¿Lo vivimos así?

Honra a tu padre y tu madre.

Nuestros padres han colaborado con Dios para darnos la vida y obviamente, hemos de tratarlos de manera especial, con honor. La Iglesia ha reconocido que este mandamiento se extiende a todos los que ejercen autoridad sobre nosotros. Ciertamente los padres tiene primacía en esto porque ellos han hecho tanto por nosotros. Se han sacrificado de muchas maneras por nosotros. Los niños cuando vienen a confesarse, suelen confesar este pecado por no obedecer a los padres, incluso gritarlos. Los padres deberían de enseñar bien el respeto que los hijos han de darles, y tampoco ellos han de gritar a los hios. Si lo hacen, no han de extrañarse de que los los hijos no los traten con honor y respecto. Es cierto que todo ser humano es imperfecto y a veces excede en el modo de tratar a los hijos, Unos y otros deberían de disculparse cuando no han cumplido lo que Dios manifiesta en este mandamiento.

No matarás

En realidad, por nuestra misma naturaleza racional debería de ser obvio que está prohibido matar a otra persona. Algunos piensan que este mandamiento se extiende a los animales, pero no es así. Es cierto que no se debe de maltratar a los animales, pero no se puede elevar al animal al nivel del hombre, porque luego rebajaremos a los hombres al nivel de los animales. En casos de delitos de extrema gravedad, los encargados de la justicia, así como también en caso de defensa propia está permitido matar, a un delincuente o un agresor, pero en este último caso, se debería de intentar evitar matar sino parar al agresor de manera que sin quitarle la vida se pueda evitar que cometa su agresión. Tradicionalmente, la Iglesia ha incluido en este mandamiento actos de violencia como la ira, las riñas y peleas, la revancha etc.

No cometerás adulterio.

Este mandamiento defiende el correcto uso de la potencia sexual que sirve en primer lugar para la propagación de la especie, y para este fin Dios ha establecido que lo acompañe el placer sexual y solo se puede realizar dentro del matrimonio, El niño necesita todo tipo de cuidado y amor de sus padres a lo largo de muchos años. Por ello, la lujuria es un pecado grave sea que se realice a través de la pornografía la masturbación, la fornicación, la sodomía y otros modos que no coinciden con el plan de Dios. También la unión sexual sirve como unión de los cónyuges para que sean "una sola carne", como dice el Libro del Génesis y el mismo Jesucristo. Se trata de un valor tan grande y muy relacionado con el amor, que su cumplimiento requiere un esfuerzo notable de autocontrol, pues la pasión es fuerte como resultado al pecado original y sus consecuencias. 

No robarás.

También este mandamiento parece lógico, pero no es que sea siempre fácil su cumplimiento. No pocas personas que se permiten apoderarse de los bienes ajenos. De hecho, las pertinencias de otro son una extensión de su persona y apropiarse de ellas es un acto de  violencia. Las pertenencias de uno no son solamente los bienes físicos sino también lo que se llama la propiedad intelectual. Esto incluye cosas como fotocopiar, vídeos y libros indebidamente. Incluye estafas y otros delitos financieros. 

No darás testimonio falso contra tu prójimo.

Como está formulado este mandamiento, se refiere en primer lugar de testimonio en un tribunal. Jurar en falso es un pecado muy grave porque se llama a Dios como testigo de la veracidad de lo que declaramos. Deberíamos también de evitar los juramentos frívolos. Probablemente se trata de uno de los pecados más comunes. A veces la gente dice en confesión que han dicho "mentiras piadosas", pero esto es una contradicción. Los padres y abuelos deberían de tener cuidado de dar buen ejemplo a los niños para que no adquieran el hábito de la mentira. A nadie le gusta que mientan, Por ello, hemos de aplicar al menos la regla de oro que consiste en hacer a los demás lo que queremos que nos hagan. Deberíamos de formar el hábito de no mentir o engañar jamás. Eso no quiere decir que uno tiene que revelar secretos y comunicar lo que no corresponde. Por ejemplo, no debemos dar a conocer los fallos o pecados de otros, y si nos preguntan deberiamos evitar entregar la información que perjudique al otro. 

Vamos a unir el noveno y décimo mandamiento: No codiciar la esposa o los bienes del prójimo.

Recordemos cómo Jesús señaló que el que desea a la esposa de otro comete adulterio con ella. El novneo mandamiento prohíbe todo tipo de deseo impuro relacionada con el sexto mandamiento. También nos pide practicar el pudor y la modestia. Lamentablemente, hoy en día se ha ido perdiendo la delicadeza en relación a la castidad. El pudor, bien entendido y la modestia formarn parte de los aspectos que protegen la castidad y la dignidad de las personas. El Compendio del Catecismo  dife "El pudro libera del difundido erotismo y mantiene alejado de cuanto favorece la cuiosidad morbosa. Requiere también una puriificaciónd el ambiente social, mediante la lucha constant contra la permisividad de las costumbres, basada en un erróneo concepto de la lilbertad humana"

El décimo mandamiento nos exige una actitud de respeto para los demás y evitar la avaricia o la  envida por los bienes del prójimo. Hemos de desprendernos del deseo de poseer lo que es superfluo, entregándonos a la divina providencia. 

Nuestro tiempo para merecer y cumplir la ley de Dios es solo en esta vida. ¿Una vez muertos se acabará la oportunidad de salvarnos? Y dentro de este tiempo, nuestra Cuaresma de 2021 es una ocasión muy importante, porque no podemos esperar que vayamos a tener otra Cuaresma, ni siquiera otro día de vida. ¿No seamos como el Rico Epulón en la Parábola que estando en el infierno se dio cuenta de como había echado a perder su vida y omitido hacer algo a favor del pobre Lázaro, y pedía a Abrahán enviar a Lázaro a advertir a sus hermanos para que no llegaran al lugar de suplicio que es el infierno? La respuesta que se le dio fue que  "tienen a Moisés y los Profetas. Si no los escuchan, ni siquiera harán caso aunque regresara un muerto.


 




 




No hay comentarios:

Publicar un comentario