viernes, 17 de mayo de 2019

EL TRIUNFO FINAL DE DIOS; NUEVOS CIELOS Y NUEVA TIERRA

HOMILÍA PARA EL V DOMINGO DE PASCUA, 19 DE MAYO DE 2019, CICLO C.

Desde hace un mes, nuestra segunda lectura de estos Domingos de Pascua nos ha presentado una serie de texto tomados todos del libro del Apocalipsis. Hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre la estrecha relación entre el Apocalipsis y la Pascua, de considerar la importancia del hecho de que la Iglesia lo haya colocado como el último libro de la Biblia, además de recordar el verdadero sentido de la palabra "apocalipsis" en el griego original, y traducida al latín "revelatio", como desvelar, o revelar el verdadero sentido de toda la obra de Dios desde el inicio hasta el final y no una serie de desgracias o una hecatombe. No es que el Apocalipsis no contenga unas advertencias importantes para todos nosotros sobre la importancia de nuestra vida presente y su relación con "las cosas últimas" o "novísmos", como se dice en latín. Pues, hoy nuestro pasaje está tomado del c. 21 del mismo libre y nos da la oportunidad de hacer un breve repaso de toda la historia de la salvación como la encontramos a lo largo de la Biblia, y al mismo tiempo llenarnos de una gran esperanza, pues Dios no deja que nadie le gane en generosidad o que nadie dude del hecho de que Dios va a triunfar sobre el pecado, el mal y la muerte, y que en realidad ese triunfo ya ha sido alcanzado en la muerte y resurrección de Jesús o el Misterio Pascual

En el primer relato de la creación en el primer capítulo del Libro del Génesis, encontramos que Dios comienza su obra desde las aguas del caos y a lo largo de los "seis días", va ordenando todo según un orden maravilloso y al final encuentra que toda su obra era buena. No obstante, todos nosotros nos damos cuenta de que en nuestro mundo, en nuestra misma vida hay muchas cosas que no están bien ajustadas,  y sin embargo, quisiéramos que nuestra vida y nuestro mundo fuera mejor. Si pasamos al tercer capítulo del mismo Libro del Génesis encontramos la causa de que todo no está tan bien que digamos, Se trata de la rebelión de Adán y Eva, su desobediencia debido a su soberbia y de haberle hecho caso a los malos consejos del demonio o Satanás, representado como serpiente. Dios había sacado un orden maravilloso del caos inicial y ahora debido a este primer pecado, que consistí, como todos los pecados posteriores, en establecerse el hombre como su propio dios y desobedecer al verdadero Dios que es el único que le puede dar la verdadera felicidad que tanto anhela.

Los tres siguientes capítulos del Génesis constituyen una historia de la extensión del pecado empezando con el pecado de Caín al matar a su hermano Abel. Ya en el c. 6, la Biblia presenta a Dios lamentándose de haber creado al hombre porque no había hecho más que pecar e introducir otra vez el caos. Pero Dios no se desespera del hombre y no va a abandonarlo nunca ni va a permitir que su creación termine en la destrucción. Por tanto, lanza su primer plan de rescate a través de Noé y el Arca. En Biblia el agua y concretamente el mar, con sus animales enormes y peligrosos simboliza el caros y así es como Dios permite que se destruya el mundo con el diluvio para volver a empezar con Noé, su familia y los animales en el Arco, que a su vez es una imagen de la Iglesia. Dios procede con la vocación de Abrán a quien le da el hombre de Abraham a quien promete un prole numerosa, más que la arena de la playa o las estrellas del mar y una tierra. Luego el nieto de Abraham, Jacob, luego de haber mentido y engañado a su padre para recibir la herencia tiene que escaparse y lejos de su tierra lucha con Dios. Se le da el nombre de "Israel" que significa precisamente eso. Dios no y hace  nunca a su pueblo Israel y hace varias alianzas con él, lo libera de la opresión del Faraón, de los ataques de los filisteos y otros enemigos. Cuando los reyes, sacerdotes y la gente se desvía de la alianza y se ponen a adorar a los falsos dioses de alrededor, o se someten a los paganos y acogen sus dioses, Dios los llama a renovar la alianza a través de los profetas. Les da el templo como expresión del verdadero culto y a lo largo de unos 1800 años de historia que nos entrega la Biblia, vemos por un lado la infidelidad constante del pueblo y la paciencia de Dios que no se cansa de ellos. Sí también vienen grandes castigos como otro esfuerzo de Dios para que volvieran al buen camino, de manera especial el Exilio de Babilonia. Toda esta historia culmina en el nacimiento, la vida, el ministerio y sobre todo la muerte y resurrección de su mismo Hijo, Jesucristo.

En los domingos anteriores hemos hecho hincapié en el hecho de que el libro del Apocalipsis está al final de la Biblia y hoy llegamos al penúltimo capítulo, el c. 21: "Yo Juan vi un cielo nuevo y una tierra nueva: el primer cielo y la primera tierra ya han pasado y el mar no existe". Si el mar ya no existe, como hemos señalado, es que ya no existe el caos, sino el orden perfecto que Dios ha querido desde el principio. Nuestra experiencia cotidiana nos convence hecho de que nuestro mundo está lleno de mal, de todo tipo de injusticia, de egoísmo y demás vicios. Conocemos muchos intentos de remediar el mal que existen en nuestro mundo a través de las utopías los más conocidos siendo 
 el comunismo, el nazismo y la que padecemos que podemos llamar el secularismo. Solo Dios puede remediar el mal que hay en el mundo y lo ha hecho. El Apocalipsis nos presenta ahora ese nuevo mundo que va a crear o ya está creando Dios donde no va a haber mal, ni muerte, ni lágrimas, ni dolor. El primero mundo ha terminado". "He aquí, estoy haciendo nuevas todas las cosas". No se trata, pues de ninguna destrucción sino de una verdadera renovación o regeneración y una vuelta al plan original de Dios, que ciertamente Él no había abandonado nunca. Lo que dice Jesús en su gloria al vidente es "estoy haciendo nuevas todas las cosas". Se trata de un proceso que en realidad ya empezó una vez que Adán y Eva había caído en el pecado original y ha tenido su punto culminante en la resurrección del Señor en la que nosotros hemos sido incorporados por el bautismo. Dios está realizando de manera silenciosa su obra en el mundo sin que nos demos cuenta, y la presencia del bien que es mucho más fuerte que el mal no se nota tanto en nuestro mundo y no deberíamos de olvidarnos nunca del hecho de que Dios saca bien del mal. San Pablo en su carta a los Romanos en el c. 8 habla del cosmos como sufriendo dolores de parto y por tanto el nuevo mundo se está gestando y al final se va a manifestar en todas su grandeza, gloria y esplendor. Se trata como las flores de la primavera que comienzan a brotar incluso tan temprano que la nieva todavía no termina de desaparecer.  A veces, vemos como las nubes oscuras y espesas se despejan y aparece un sol espléndido, escribía en su primera carta a unos cristianos dispersos que sufrían persecución Así es también la obra que el Señor va realizando en nuestro mundo.  Esta es la gran esperanza que nos  la Biblia en los últimos capítulos. San Pedro escribía en su primera carta a unos cristianos dispersos que sufrían persecución invitándoles a recordar que habían sido "regenerados a una esperanza viva" debido a la resurrección del Señor.


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