sábado, 30 de octubre de 2021
SÍNTESIS DE TODOS LOS MANDAMIENTOS
viernes, 22 de octubre de 2021
EL CIEGO BARTIMEO.
sábado, 16 de octubre de 2021
QUÉ PEDIR A DIOS EN LA ORACIÓN Y CÓMO.
sábado, 9 de octubre de 2021
LA SABIDURÍA Y LA RIQUEZA.
sábado, 2 de octubre de 2021
EL PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO.
sábado, 25 de septiembre de 2021
Por qué la Iglesia le da tanta importancia a la Eucaristía.
HIMILÍA DEL DOMINGO XXVI DE TIEMPO ORDINARIO, 26 DE SEPTIEMBRE DE 2021,
Normalmente, dedicamos la homilía a comentar y aplicar algún aspecto de los tres lecturas que nos tocan sea los domingos o solemnidades. Sin embargo, se permite también comentar sobre la fiesta que se celebra, o algún aspecto del misterio de la Eucaristía. No debería de ser necesario insistir en a importancia de la Eucaristía en la vida de un católico. De hecho, tan importante es que desde el IV Concilio de Letrán (donde se encentra la Catedral de la Diócesis de Roma y donde a lo largo de muchos siglos los papas vivían y estaba su Cancilléría. Se trata de uno de los concilios de mayor importancia después de los primeros que se celebraron en Occidente y tratban del Misterio de la Trinidad y la unidad de Jesucristo como pefecto Dios y perfecto hombre. Este concilio se celebró en el año 1215 y fue conovcado por el Papa Inocencio III, uno de los papas más importantes de la Edad Media. Promulgó un Credo importante y estableció la obligariedad de la participación en la Santa Misa de parte de todos los católicos,salvo que estuvieran impedido por una razón como la enfermedad, o atención necesaria a un enfermo o estar de viaje en un lugar donde no se encuentra una Iglesia donde se celebra la Santa Misa. Sabemos también que según una tradición que proviene de los tiempos del Antiguo Testamento, el domingo y las grandes fiestas comienzan el día anterior después de las vísperas, más o menos a las 5,00 de la tarde.
Podríamo preguntar por qué el concilio impuso esta norma que impone este deber y lo considera grave, de manera que sin una razón justificada se comete un pecado mortal si no la cumple. Hay otras obligaciones del católico como, por ejemplo, el deber de contribuir al sustento de su parroquia y diócesis cuya incumplimiento no es ni mucho menos tan grave. Creo que hay una razón funndamental por esta gravedad de la sanción de no asistir a Misa cuando uno no está excusado por una causa justa, Por un lado, se trata de la enorme importancia de la Eucaristía en la vida de un católico, pues es el más importante de todos los sacramentos.
Conviene desentrañar un poco la importancia fundamental del Sacramento de la Eucaristía, que es "fuente y cima de toda la vida cristiana (Vaticano II, Lumen Gentium 11). Los demás sacramentos, como también todas las obras de apostolado, están unidos a la Ecarustía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir Cristo mismo, nuestra Pascua" Vat II, Sobre el Presbiterado 59. "En ella se enceuntra a la vez la cumbre de la acción, por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo,y del culto que en el Espíritu Santo los hombre dan a Cristo y por él al Padre.los hombres dan a Cristo y por él al Padre"(CEC 1325).
No es posible en una homilía explicar todo lo relacionado con el misterio excelso de la Eucaristía, cómo Jesucristo Nuestro Señor está realmente presente cuerpo y alma de manera sacramental pero real, a diferencia de los demás sacramentos, y por otro lado cómo la Eucaristía es la actualización del sacrificio de Jesucristo en la cruz. La gran mayoría de los católicos hoy en día ni se dan cuenta del tesoro inapreciable que el Señor nos ha dejado en la Eucaristía. Ya Jesús repite varias veces en su discuroso sobre el Pan de Vida en el c. 6 del evangelio de San Juan, que "el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día" y explica como el Pan de Vida, es decir que nos entrega la vida eterna es por mucho superior al maná que Dios les dio a los israelitas en el desierto. Una encuesta en EEUU el año pasado descubrió que solo el 30% de los católicos creen en la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía, que el pan y el vino se transforman en el cuerpo y sangre de Jesús, que en teología se dice transubstanciación, es decir, que la realidad úlitma del pan y del vino se cambian en el cuerpo y sangre de Jesucristo. Ahora bien, si creemos que Dios creó el universo de la nada, ¿cómo no vamos a creer en la tranformación que se realiza en cada Misa?
No quiero terminar sin decir algo acerca del Domingo, Día del Señor. Para ello, me baso en una carta muy importante publicada por San Juan Pablo II el 31 de mayo de 1998 y se titula Dies Domini, El Dñia del Señor, La considero una obra maestra que explica en sentido cristiano del domingo. En primer lugar el papa explica el sentido de la celebración del sábando en el Antiguo Testamento, expresado por el tercer mandamiento del Decálogo.
Este es un día que constituye el centro mismo de la vida cristiana. Si
desde el principio de mi Pontificado no me ha cansado de repetir: « ¡No
temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo! »[9], en esta misma línea quisiera hoy invitar a todos con fuerza a descubrir de nuevo el domingo: ¡No tengáis miedo de dar vuestro tiempo a Cristo!
Sí, abramos nuestro tiempo a Cristo para que él lo pueda iluminar y
dirigir. Él es quien conoce el secreto del tiempo y el secreto de la
eternidad, y nos entrega « su día » como un don siempre nuevo de su
amor. El descubrimiento de este día es una gracia que se ha de pedir, no
sólo para vivir en plenitud las exigencias propias de la fe, sino
también para dar una respuesta concreta a los anhelos íntimos y
auténticos de cada ser humano. El tiempo ofrecido a Cristo nunca es un
tiempo perdido, sino más bien ganado para la humanización profunda de
nuestras relaciones y de nuestra vida. (7)
sábado, 18 de septiembre de 2021
LA ENVIDIA
HOMILÍA DEL DOMING XXV DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 19 DE SEPTIEMBRE DE 2021.
En estos domingos nos toca leer la Carta de Santiago como segunda lectura. Les recomiendo tomarla y leerla, pues es preve y en mons de media hora se puede leer. Contiene muchos consejos sabios y prácticos para nuestra vida cristiana. Escribe Santiago: Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase demales. En primer lugar, reflexionemos sobre la envidia que es uno de los pecados capitales. El concepto de pecado capital se remonta al siglo IV-V. con un monje famoso que era del sur de Francia llamado Casiano y pasó mucho tiempo en Oriente, concretamente en Egipto donde el movimiento del monacato tuvo su inicio. Él mantiene que hay 8 pecados capitales. Más que pecados concretos, son inclinaciones que provienen del pecado original y el cúmulo de pecados que nos tocan a todos, porque aunque el bautismo nos libera del pecado original, quedan unos restos y tendencias al mal porque nuesto endendimiento queda oscuricido, nuestra voluntad debilitada y nuestras pasiones nos inclinan al mal. De ahí se ha sistemizado estas tendencias como los pecados capitales. Capital proviene del latín caput que significa cabeza. Esas inclinaciones se reducen a la triple consupiscencia: de la soberbia nacen la vanagloria, la envidia y la ira: la concpiscencia de la carne es madre de la gula de la lujuria y de la pereza; por último, la concupiscencia de los oos es una misma cosa con la avaricia o no apeitto desordenado de las riquezas. (Adolphe Tanquerey, Compendio de Teología Ascéitca y Mística, no 818). Casiano separa la soberbia y la vanagloria y por ello tiene 8 pecados capitales. Sin embargo, el Papa San Gregorio Magno (590-604) no hace esa separación y se queda con siete, por otro lado, siente es un número simbólico. Se llaman capitales porque forman como la cabeza de muchos otros vicios. Considera que todoslos pecados provienen de la soberbia empezando con el pecado original de Adán y Eva.
La envidia "es una especiede profunda tristeza que experimentamos en la parte sensible a la vista del bine que contemplamos enotros: esta impresión va acompañada de un encogimiento del corazón que disminuye la acrividad de éste, y produce una sensación deangustia( (ibid no 845). Santa Biblia tanto en el Antiguo Testamento como en el nuevo, podemos encontrar múltiples ejemplos de envida. En primer lugar, tenemos la envidia de Caín que llega matar a su hermano Abel, Posteriormente ,en el mismo Libro del Génesis tenemos la envidia de los hermnanos de José que los llevó a contemplar matarlo, pero al final decidieron venderlo como esclavo. Otro gran ejemplo de envidia es la de Saúl hacia David que realmente parece una patología. Saúl pierde completamente la cordura en su afán de deshacerse de David.
Santiago nos da la pauta de la maldad que implica la envidia, o la tristeza del bien ajeno. Dice que produce desorden, cosa totalmente contrario al plan de Dios, pues él creó un universo ordenado. El orden en la naturaleza existe con la ley de Dios establecida para los animales, plantas y demás seres creados por él, En cuanto al hombre, que ha recibido el extraordinario don de la libertad que es fruto de la inteligencia y la voluntad y es parte esencial del hecho de que ha creado al hombre a su imagen y semejanza. La ley moral natural expresa ese orden y todo el que rechaza este orden establecido por Dios cae en el pecao. En palabras de Santiago, el desorden produce toda clase de males. El orden se expresa de manera especial en la justicia. En general, todo pecado produce desorden y no solo afecta a los hombres sino incluso a la naturaleza.
En contra de la envidia y el desorden, Santiago iniste en la sabiduría, pues Dios creó el universo incluyendo a los hombres con "sabiduría y amor" (IV Plegaria Eucarística) y es pura, y además, es amante de la paz, comprensiva, dócil llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Aquí tenemos materia para nuestra reflexión. Si la sabiduría es tan importante y valiosa, como también encontramos en los libros sapienciales del Antiguo Testamento, como Proverbios, Eclesiástico y el mismo Libro de la Sabiduría, urge no solo saberlo que es la sabiduría sino paracticarla si de verdad deseamos alcanzar la felicidad en esta vida y en la futura. Santo Tomás de Aquino afirma que "es propio del sabo ordenar". Esto no significa solo meter orden en la casa y en nuestras pertinencias, sino como decía Jesús "buscar primero del Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadura".
Pasemos ahora a nuestro pasaje del evangelio para hoy. Jesús con sus discípulos iban caminando por Galilea y podemos imaginarnos que se habían divido en varios grupos porque probablemente el camino era estrecho. Jesús les pregunta sobre lo que discutían por el camino. Reconocieron que discutían sobre cuál de ellos era el más importante. Aquí va un típico ejemplo de la soberbia y la envidia. Incluso, en el relato de San Lucas sobre la Última Cena, discutían lo mismo y quiéns tenían que ocupar los puesto más importantes, algo que ya Jesús habia condenado en los Fariseos. Demuestra también lo despistado y faltos de sabuduría que eran considerando la grandísima importancia de la Última Cena con el don ma´s grande que Jesús les dejaba, es decir, la Eucaristía y el Nuevo Mandamiento de amarse mutuamente como él los había llamado. Una cena de despedida siempre es una gran ocasión y solemos recordarlo durante mucho tiempo.
Jesús, en vez de dar un discurso sobre el mal de la soberbia y la envidia, realiza un gesto que probablemente dejó un impacto mucho más profundo de lo que nos dejaría en nosotros. Se siente y dice "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el ervidor de todos". Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, y lo abrazó y les dijo..." . Los contemporáneos de Jesús no tenía una mentalidad romántica acerca de los niños. An la cultura antigua en la que vivía Jesús, el niño estaba al nive más bajo de la escalera social. Dependía totalmente de sus padres y les obedecía. Por otro lado, los niós tienen una capacidad de vivir en el momento presente cuando están ocupados en un juego. No están preocupados de lo que pasó y lo que vendrá. En cambio, nosotros damos vueltas en la cabeza sobre lo que ha pasado, sobre este o el otro que me insultó, o lo que tengo que hacer en el futuro. Todos los santos y maestros de la vida espiritual insisten en mantener nuestra atención en el momento presente. Ma acuerdo en el primer año o segundo del seminario, me tocó leer un libro de un monje ciscersence que se titulaba AHORA. Todo el mensaje del libro era que lo único que nos ha de ocupar es hacer la voluntad de Dios AHORA. Esto nos libera de tantas preoupacones ridículas sobre el pasado, lo que otros me han hecho, o el futuro sobre lo que tengo que hacer para adelantar a otros y ser mejor o más ambicioso que ellos. La envidia y la ambición nos llevan a sufrir tanto ínútilmente.
Pidamos a Dios el don de la sabiduría que elimina de nuestra vida tantos líos estúpidas y nos enfoca a buscar lo que verdaderamente importa que el la Voluntad de Dios, el Reinado de Jesucristo, tanto en mi porpia vida como en mi alrededor y en el mundo entero. Recordemos que San Lucas en su Evangelio de la Infance menciona dos veces que María contemplaba y meditaba en su corazón las cosas maravillosas que Dios iba realizando. Que ella sea nuestro modelo de humildad, de contemplación y de sabiduría