sábado, 11 de diciembre de 2021

DOMINGO DE ALEGRÍA.

 HOMIÍA DEL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO, 12 DE DICIEMBRE DE 2021.

Más o menos a la mitad del Adviento, como la Cuaresma, celebramos el Domingo de Alegría. Ahora bien, como sabemos, todos los domingos deberían de ser ocasiones de gozo y alegría, pues se trata de la celebración del triunfo de Jesucristo sobre el pecado, el mal y la muerte con su resurrección. Dado que la Cuaresma y en parte también el Adviento son períodos litúrgicos de austeridad, de pentiencia, pero al misno tiempo de esperanza, en esta ocasión la esperanza de la llegada de Jesucristo este año. En domingos anteriores, hemos visto que se trata en realidad de tres venidas o llegadas (lo que significa Adviento), la primera en Belén con el nacimiento de Jescristo el Salvador después de tantos siglos de espera, también la espera de María y de San José; en segundo lugar, la liturgia nos presenta con la segunda venida de Jesús, a diferencia de la primera que era en la sencillez y pobreza, cuando "no había lugar para ellos en la posada", la segunda venida en el final de los tiempos, como hemos visto será de gloria como podemos constatar en el Libro del Apocalípsis y otros textos del Nuevo Testamento. En el caso de la tercera venida en la gracia que nosotros celebramos cada año, es también ocasión de alegría, de ahí que se llame este domingo De Alegría. 

En primer lugar, procueremos comprender cómo es posible la alegría en la situación actual de nuestro mundo y qué entiende San Pablo en su Carta a los Filipenses cuando les manda a ser alegres y so "siempre", y la relación de la alegri con la venida de Jesucristo al mundo. 

El anuncio del nacimiento de Jesús en Belén a los pastores reza: "Os anuncio una gran alegría" (Lc 2,10) San Pablo, en nuestro lectura de hoy a los felipenses, exorta e incluso manda a sus fieles y también invita a los lectores a participar en su alegría. Uno podría preguntarse cómo es posible ordenar a mandar a otros a ser alegres. Además ¿no nos encontramos con una multitud de problemas, dolores, conflictos en nuestra vida y particularmente en estos tiempos cuando los oligarcas que controlan el mundo han querido soltar unas "bioarmas" que están matando y hiriendo un gran número de personas, y debido a sus fechorías hay un notable aumento de suicidios, depresiones y otros males. ¿No parece una tomadura de pelo para un gran número de gente escuchar esta exortación a la alegría? Por otra lado, San Pablo mismo no ahorra detalles al describir sus propios sufriemientos como la persecución de sus hermanos judíos, las falgelaciones, los naufragios, sufrimientos provocados por otros cristianos como grupos de Jerusalén que fueron a Galacia y otras partes a despresitgiarlo y declar que no predicaba el auténtico evangelio. Para más detalles de la Pasión de San Pablo, se recomiento leer los últimos capítulos del Libro de los Hechos de los Apóstles. Por lo tanto, hemos de deducir que San Pablo no se refiere a un estado emocional de "alegría", o como se suele decir, pasarla bien. 

La alegría que San Pablo nos exorta a alcanzar no es el tipo de alegría emocional que solemos entender. De hecho, en otra ocasión afirma "regocijo en mis tribulaciones".. Escribe "nada os preocupe, sino que en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios". Se refiere a la misma confianza en Dios nuestro Padre a la que se refiere Jesús en muchas ocasiones. A partir de nuestro bautismo 2stamos "en Cristo o en Cristo Jesús", pues el apóstol repite esto hasta 150 veces en sus cartas. Si Jesucristo vino a cargar con nuestro pecados, dolores y suplicios, podremos alegrarnos en él y con su presencia, máxime en las grandes fiestas de la Pascua y la Navidad. Prosigue: "La paz de Duism qye sivreoasa todo juicio, costodiará vuesros corazonesy vuestros pensamientos en Cristo Jesús". DE manera que no estamos solos sino "en Cristo" que no solo nos comnica su alegría sino que ha cargado con nuestros pecados que son en el fondo la razón última de neustra tristeza y angustia. 

Pidamos al Sñor, en este Domngo de Alegría, la gracia de compartir la alegría del mismo Jesús y comuncarla a nuestros seres queridos y a las personas que sienden depresión y otros dolores. Incluso los psicólogos y médicos recomiendan que no demos muchas vueltas sobre las cuestiones negativas que nos afectan, porque nos privaran del sueño y contribuirá a empeorar nuestra situación. Da pena saber que en muchos lugares de nuestro mundo occidental haya un aumento de suicidios en la Navidad. Dispongámonos en estos días de Adviento de experimentar la alegría del nacimiento de Jesucristo y que se contegie con nuestros seres queridos y otros,

 


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