sábado, 23 de marzo de 2019

LA URGENCIA DE LA CONVERSIÓN EN ESTE TIEMPO DE CUARESMA

HOMILÍA PARA EL TERCER DOMINGO DE CUARESMA, CICLO C, 24 DE MARZO DE 2018,
El pasaje evangélico que nos toca hoy del Evangelio de San Lucas no cuenta un par de episodios que se dieron en Jerusalén precisamente cuando Jesús predicaba allí. Pilato había mandado matar a unos galileos que estaban haciendo sus sacrificios en el templo. Por un lado, Pilato era muy sanguinario y algunos otros Procuradores romanos, cosa contribuyó notablemente a la rebelión de los judíos en el año 66 A.D. y la guerra que los romanos emprendieron contra ellos que acabó en el año 70 A, D, con la conquista y la destrucción de Jerusalén y del templo. Por otro lado, los galileos tenían una merecida fama de ser revoltosos y revolucionarios. Ya antes del tiempo de Jesús se había dado varias revueltas de revolucionarios provenientes de Galileo. También Jesús se refiere a la caída de una torre en Jerusalén en la cual murieron 18 personas. 

También, debemos de recordar la mentalidad común de los judíos, propiciada por los rabinos, según la cual si uno sufrir alguna desgracia se interpretaba como un castigo por los propios pecados. De igual manera, los discípulos de Jesús reaccionaron cuando se encontraron con el ciego de nacimiento en el c. 10 del Evangelio de San Juan, Preguntaron a Jesús: ¿Quién pecó, él o sus padres? Jesús rechaza este tipo de razonamiento y aprovecha la ocasión para enseñar una importante lección sobre la necesidad que todos tenemos de la conversión. Responde Jesús:  ¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. 

En el ministerio de Jesús, la conversión es de una importancia fundamental. En el Evangelio de San Marcos, al dar inicio a su predicación, Jesús proclama: "El Reino de Dios estás cerca, convertíos y creed el evangelio", o la buena noticia. En el griego del Nuevo Testamento la palabra que se utiliza aquí es "metanoia"  que significa cambiar de mente o de mentalidad. Conviene tener en cuenta que como fruto del pecado original y luego los pecados personales y el ambiente de pecado en el que vivimos nuestras facultades espirituales que son la mente o la inteligencia y la voluntad, juntamente con las emociones y los instintos se encuentran en una situación de debilidad de manera que como dice San Pablo "el bien que quiero hacer, no lo hago, y el mal que no quiero hacer eso hago". La conversión no es un acto único gracias al cual ya estamos salvados, como dicen algunos Protestantes, sino es algo que hay que realizar a lo largo de toda la vida. 

También hay otra palabra que se refiere a la conversión, "epístrofe" que significa un cambio de rumbo o de dirección en la vida. Podemos entender eso, recordando que al viajar a veces nos equivocamos de camino y hay que dar una vuelta en U. Claro, si no nos damos cuenta a tiempo, es posible que hayamos ido muy lejos del camino que nos lleva a nuestro destino y el volver provocar una serie de inconvenientes.  La conversión viene siendo lo mismo que la penitencia, o reorientar nuestra vida para que no pongamos en el camino correcto que nos lleva a la vida eterna. El tiempo de Cuaresma es un tiempo especial de gracia en el que la Iglesia a través de la liturgia nos exhorta a profundizar en nuestra relación con Dios a través de la oración, convertirnos y hacer penitencia, a través del ayuno que puede ser ayuno de alimentos y de otras cosas como pueden ser los vicios y las adicciones. En tercer lugar, este esfuerzo cuaresmal ha de manifestarse  en la misericordia o la limosna. Podríamos examinarnos en nuestro cumplimiento de las obras de misericordia. sea las corporales o las espirituales que son: 
Corporales: 

1) Visitar a los enfermos
2) Dar de comer al hambriento
3) Dar de beber al sediento
4) Dar posada al peregrino
5) Vestir al desnudo
6) Visitar a los presos
7) Enterrar a los difuntos


Espirituales:

1) Enseñar al que no sabe
2) Dar buen consejo al que lo necesita
3) Corregir al que se equivoca
4) Perdonar al que nos ofende
5) Consolar al triste
6) Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.


Luego Jesús cuenta la Parábola de la Higuera Estéril. De esta parábola podemos sacar la conclusión de si no damos fruto en un tiempo razonable, es posible que nos conceda algún tiempo más. Habla de cavar en torno a la higuera, echar abono y esperar un año más a ver si produce el fruto deseado, y si no cortarla. ¿Cuántas personas que vivieron la Cuaresma pasada y ya no están con nosotros. La insistencia de Jesús en la necesidad de aprovechar el tiempo que Dios nos conceda para convertirnos, abandonar los vicios y ponernos en el camino de la salvación es grande y se repite mucho. 

Examinémonos pues en nuestro cumplimiento de estas 14 obras de misericordia y procuremos corregir aquello en el que descubrimos que estamos fallando y así aprovechar este tiempo de Cuaresma porque no sabemos si nos tocarán otras oportunidades. En nuestra segunda lectura, San Pablo nos advierte: "El que está de pie, que vea para que no caiga". 



No hay comentarios:

Publicar un comentario