HOMILÍA, VI DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 11 DE FEBRERO DE 2018.
Hay una película de Robert de Niro lamada "Despertares" que trata de un joven médico que logra descubrir una nueva medicina que permite que personas comatosas mucho tiempo debido a encafalitis letárgica que logra despertar a los pacientes de esta condición. Se trata de una historia real. Logra rehabilitarlos, pero cuando llega el momento de que algunos de ellos quisieran abandonar el nosocomio y reiniciar su vida fuera, los médicos se niegan y poco a poco la eficacia del medicamento disminuye. La conclusión del médico es que ningún medicamento es capaz de compensar por las verdaderas relaciones humanas y que la cercanía humana y moral puede hacer muchos más que las mismas medicinas.
Para ayudar a los enfermos se require verdadera humanidad, solidariedad, empatía, acompañamiento capaces de infundir confianza ante el dolor lacerante El enfermo tiene necesidad de ser sostenido moralmente más allá de cualquier medicina.
Pasemos al caso del leprosos que se adelante hacia Jesús para decirle "Si tú quieres, me puedes curar". Para captar mejor la situación realente deprimente del leproso en tiempos bíblicos, veamos lo que dice nuestra primera lectura del Libro del Levítico. Se trata del tercer libro de la Biblia, y la palabra "Levítico" proviene de "Leví", uno de los doce hijos de Jacob, que luego llegaron a formar las doces tribus de Israel. A la tribu de Leví no le tocó ningún territorio en el momento del reparto de la Tierra Prometida, sino se dedicaría al servicio del culto. Por lo tanto, el Libro del Levítico contiene un código de leyes, sobre todo lo relacionada al culto. No es un libro bíblico muy conocido y no es fácil de leer.. Señala que el leproso llevará sus vestidos rasgados, y la cabeza desgreñada, se cubrirá hasta el bigote e irña gritando "Impuro, impuro". Parece que se consideraba que la lepra provenía de la falta de higiene y sabían que era catagiosa. Recordemos el caso de San Damiano que en el siglo XIX se fue a la isla de Molocai, que es una de las islas de Hawai donde quedaban reclusos los leprosos, y como él al final se contagió de lepra y murio como consecuencia de su enfermedad. Probablemente muchos han visto la película sobre él.
Los leprosos era excluidos de la comunidad y no podían entrar en un pueblo Es más, al ver a una persona tenían que gritar "impuro". La impureza ritual consistía en una inhabilitación para participar en el culto, y por ende una suerte de excomunión de la comunidad. Su suerte era relamente penosa. En este caso, el leproso hace caso omiso de la ley, y se acerca a Jesús. No es difícl imaginarnos cómo se sentia el leproso al legar cerca de Jesús y arodillarse y viendo ésta como su única oportunidad de ser liberado de tan pesada cruz. San Marcos dice que Jesús se compadeció de él, como, por otra parte, se copadeció de la madre viuda del hijo único de Naín o como se compadeció de la gente que lo había seguido sin tener suficente alimento para poder llegar a sus casas sin desfallecer. La palabra compadecer proviene del latín y signfica "padecer con". Es la actitud de Jesús como Hijo de Dios que vino al mundo compadecido del extravío del hombre por todo el cúmulo de pecados que a lo largo de la historiia había cometido, y que sólo Él era capaza de remediar. Así en esta ocasión, Jesús dice enseguida "Sí, quiero, se purificado". Aquí conviene señalar que en primer lugar lo que Jesús quiere es su purificación. En la mentalidad de la época, se pensaba que si uno padecía de una enfermedad grave, obviamente era producto de un pecado grave cometido. Así fue también en el caso del ciego de nacimiento, cuando los discípulos le preguntaron a Jesús, quién había pecado, él o sus progenitores. Para ellos era un caso raro, porque nació ciego. Con el pecado venía la separación de la comunidad. En nuestro caso, se trata también de la pérdida de la gracia santificante, en el caso de un pecado grave, es decir de la amstad con Dios y la unión con él, una suerte de excomunión, aunque no necesariametne se trata de la pena canónica de la excomunión. Se dice que el pecado mortal produce "la muerte del alma", y por ellos se necesita el arrepentimiento sincero, y acudir a la confesión.confesr los pecados al sacerdote, tener un propósito sicnero de enmienda y cumplir la penitencia impuesta. . Hoy en día debido al relativismo, y la idea equivocada de que cada uno en su propia conciencia decide lo que es bueno y malo, y como nadie quiere reconocer que es malo o que ha cometido unos pecados grave, no se confiesa casi nunca, muchos ni siquiera de moribundos llaman al sacerdote para que puedan confesarse y recibir la Unción de los Enfermos y la Sagrada Comunión como Viático. Ponen su confianza en los médico y en el sistema santiario, aunque tenga 90 o más años. En cambio, lo primero que a Jesús le interesa en el caso del leproso es su purificaicón, su liberación del pecado. Simbólicamente la lepra representa el pecado que nos coloca fuera de la comunidad de creyentes y de la gracia de Dios.
En el Evangelio de San Marcos, los estudiosos comentan sobre el hecho de que Jesús cuando hace milagros manda a los curados a no decirle nada a nadie, y como es lógico, ellos no son capaces de cumplir lo que les manda. Esto lo laman "El secreto mesiánico". Jesús desea evitar un exceso de propaganda diríamos, una actitud contraria a la nuestra. También podemos suponer que quiere evitar la superstición y ser proclamado públicamente Mesías, debido a que en la mentalidad de la gente de entonces, bastados en los que se encuentra en el Antiguo Testamento del Mesías como hijo de David, Rey que conquistó mucho territorio. Además, Galilea era famosa porque muchos revoltosos y revolucionarios procedían de allí y los romanos estaban muy atentos a cualquier posible revuelta. El Mesianismo de Jesús no era de tipo política o militar, como dijo a Pilato en su juicio delante de ellos en la Pasión: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi gente hubiera evitado que que me entregaran a los judíos". El Reino de Jesús esa ante todo en interior de la persona, aunque obviamente se manifiesta en el exterior en nuestro comportamiento de acuerdo tanto al ejemplo como a las enseñanzas de Jesús. Ahora bien, lo humano es cuando uno recibe un gran beneficio, o tiene una gran noticia, comunicarlo a los demás. Esto ha de ser así en el caso de la fe. Se tiene que comunicar la gran noticia (el Evangelio, palabra que significa buena o alegre noticia) a los familliares y amigos.
Sabemos que lo que cualquier enfermo quiere del médico es un diagnóstico correcto. En nuestro caso, ahora que estamos a punto de comenzar a vivir la Cuaresma en tres días más,procuermos ante todo reconocer nuestra situación. Todos los santos que han enseñado sobre la vida espiritual insisten en la necesidad del conocimiento propio. Cuánta gente hay que viven con tanta superficiliadad que no son capaces de examinar la propia conciencia y descubrir los vicios que tiene y que resultan tan evidentes a los demás!. No nos extreñemos por el hecho de que tenemos tantos vicios y defectos. Es parte de la naturaleza humana caída y herida por el pecado. Hay remedio, y la Cuaresma será una buena oportunidad para tomar en serio las cosas más importantes de la vida, y disponernos para el encuentro final que tendremos con el Señor en el juicio. Para ello, nos ayudará un buen examen de conciencia y una buena confesión. ¿Cómo es posible que tan pocos católicos acueden a la confesión hoy en día y tiempo atrás lo hacían muchos y con cierta frecuencia? Se trata de un desconocimiento de la ley de Dios, del camino que Jesús nos ha marcado en el Evangelio y el la enseñanza de la Iglesia, y por dejarnos llevar por la mentalidad mundana según la cual o no tenemos pecados o los minimizamos.
sábado, 10 de febrero de 2018
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