sábado, 30 de mayo de 2009

Pentecostés

HOMILÍA DOMING DE PENTECÓSTÉS 2009, 31 DE MAYO

Dentro de unos momentos en el Credo Profesaremos: “Creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe nuestra adoración y gloria”. Aunque todo lo que hay en Dios es divino y muy por encima de todo lo que nosotros podemos captar o comprender con nuestra limitada inteligencia, podemos entender de alguna manera que Dios es Padre, y que es Hijo, particularmente cuando leemos los evangelios, sobre todo el de San Juan. Nos ayuda, aunque de forma muy remota e incompleta, nuestra experiencia y conocimiento de la familia. Sin embargo, no se ve muy claro donde entra el Espíritu Santo. Nuestro evangelio de hoy nos da una primer pista. Jesús resucitado se aparece a los apóstoles en la tarde del Domingo de la Resurrección y respira sobre los apóstoles. La respiración es absolutamente fundamental para que podamos seguir viviendo. La tomamos por supuesto, pero si el Espíritu Santo tiene que ver con la respiración en el sentido de que de alguna forma nos indica que se comunica a los apóstoles el mismo Espíritu que movía a Jesús en toda su vida. De hecho el ángel, al anunciar la concepción de Jesús en el seno de María, indica que “el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el que va a nacer de ti se llamará Hijo de Dios”. Los Padres de la Iglesia decían que Jesús fue ungido invisiblemente con el Espíritu Santo en su concepción, y luego visiblemente en el bautismo con la bajada del Espíritu en forma de paloma. La palabra "cristós" en griego significa ungido. En el Antiguo Testamento se ungía a los grandes personajes como los sacerdotes, profetas y reyes. Es decir, que Jesús entrega a los apóstoles el mismo principio de su vida al respirar sobre ellos y decir “recibid el Espíritu Santo”. La unción de Jesús no se realizó con un ungüento, sino con el mismo Espíritu Santo cuando fue concebido en el seno de la Santísima Virgen.

En el relato de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, la primera de las cinco veces en las que el Espíritu Santo baja sobre los creyentes en el libro de los Hechos, se sacude la casa y hay un viento fuerte y lenguas de fuego. Desde el inicio de la Biblia en el relato de la creación el Espíritu de Dios es la fuerza y el poder de Dios que todo lo transforma. Se apodera de los profetas y les comunica lo que tienen que hablar y hacer. Viento fuerte, terremotos y lenguas de fuego simbolizan la presencia y la acción de Dios en la Biblia. El fuego que quema simboliza el amor de Dios. “Jesús había dicho: “he venido a traer fuego a la tierra y como me siento anhelante hasta que se cumpla”. Es un fuego que quema y transforma no para destruir sino para comunicar a los apóstoles algo de ese amor eterno de Dios que se manifestó en la persona de Jesús, sobre todo en el Misterio Pascual de su muerte y resurrección.

En el evangelio de hoy Jesús pasa enseguida a comunicarles a los apóstoles el poder de perdonar los pecados. Sabemos como ese poder que Jesús ejercía provocó bastantes disputas con los fariseos y los escribas que decían “¿quien puede perdonar pecados si no Dios?” También San Pedro en su predicación pone como condición para acoger la acción de Dios por el Espíritu Santo, cuya respuesta es la fe, la conversión. Igualmente Jesús mismo había iniciado su predicación, según nos indica San Marcos el primer capítulo de su evangelio.

El pecado es un poder, un dominio en el mundo desde que se dio el primer pecado de Adán, que consistía, más en desobediencia a una prohibición que podría parecer insignificante, en intentar ser como Dios, establecerse como su propio dueño y señor, cuando era una mera criatura totalmente dependiente de Dios. En libro del Génesis 1, 23 nos dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Lo estableció como vicegerente, su vicario para regir y gobernar toda su creación. El pecado tuvo unas consecuencias nefastas para el hombre y para la creación entera. Creó la división, la desarmonía entre el hombre y sus semejantes y con toda la creación. EL libro de los Hechos nos cuenta como los peregrinos de diversas procedencias podían comprender la predicación de Pedro y los demás apóstoles en su propia lengua. Este episodio trae a la memoria el episodio de la torre de Babel, y sin duda San Lucas tiene en mente esta escena en el libro del Génesis. Se trata de la arrogancia, de la prepotencia de aquellos hombres que con ladrillos y alquitrán querían construir una torre que llegara al cielo, de manera que ellos no necesitarían a Dios para alcanzar su plena realización. La misma palabra Babel proviene de Babilonia, la ciudad que en la Biblia simboliza la guerra, la disensión, la angustia, el desorden, el Reino de Satanás. Los hombres no hicieron más que multiplicar los pecados hasta que Dios decidió acabar con ellos en el diluvio. El episodio de la torre de Babel, que viene después del diluvio, significa que los hombres se habían empeñado una vez más en construir ellos una ciudad, y una torre que llegara al cielo, es decir, intentar lo que había intentado Adán, ser como Dios. Además lo hacian con ladrillos y alquitrán, es decir, productos de la tecnología o del ingenio del hombre, no piedra y cemento que provienen de la naturaleza. Además, la palabra Babel está relacionada con Babilonia, la gran ciudad donde fueron exiliados los judíos. En la Biblia Babilonia simboliza la ciudad perversa producto de la prepotencia del demonio y de los hombres que intentan construir una ciudad en contra de Dios. Dios interviene para confundir o dispersarlos de manera que ya no pueden comprenderse, pues ya no hablarían la misma lengua. Ahora en el día de Pentecostés San Lucas presenta a todos los peregrinos que estaban en Jerusalén para la fiesta y da una lista de los lugares, escuchando a los apóstoles y entendiéndolos en su propia lengua. El pecado había provocado confusión, alejamiento y incomprensión entre las personas. Ahora se cumple lo que se había profetizado acerca del Mesías, que reuniría a los dispersos en Sión, es decir, en Jerusalén, crea una nueva comunidad basada en la fe en Jesús resucitado y el testimonio de su vida de total entrega a los más necesitados.

El Concilio Vaticano II en su Constitución sobre la Iglesia declara que la Iglesia es como sacramento, o signo del amor de Dios y de la unión de todo el género humano. Hoy celebramos el nacimiento de la Iglesia. San Lucas quiere que nos demos cuenta de la importancia de ese momento en el que por obra del Espíritu Santo la Iglesia, Cuerpo de Cristo nació y se lanzó al mundo. En aquel primer grupo de los apóstoles, María y las mujeres y los otros discípulo estaba presente toda la esperanza de la salvación del mundo de todos los tiempos, el anhelo de unidad y de paz. Se trataba de la superación de la dispersión, la confusión, el distanciamiento de los hombres unos de otros provocado por el pecado. Esto queda simbolizado por la superación de la distinción de la las lenguas en Babel, y ahora todos pueden entender el mismo lenguaje. Se trata del lenguaje del amor que es universal, de la unidad, de la paz. Era el primer acto de la historia de la Iglesia, que es la historia de la acción del Espíritu de Jesús para llamar a todos a la conversión, al perdón de los pecados. Es verdad que eso no convirtió a los primeros discípulos en una especie de ángeles. No estaban exentos de problemas y dificultades. El fuerte impacto de la acción del Espíritu Santo que hacía presenta a Jesús en medio de ellos y los impulsaba a proclamar la buena noticia que les había encomendado Jesús los llevó a ser fieles a su misión.

¿Qué pasa con nosotros? ¿Qué pensamos de nuestra Iglesia? ¿me doy cuenta de lo que significa ser católico, haber recibido la gracia del Espíritu Santo en el bautismo y la confirmación? ¿Me doy cuenta de la urgencia del mensaje de Jesús de la conversión, del perdón de los pecados, que para ello tengo que reconocer mis pecados y arrepentirme de ellos? ¿Acaso la acción del Espíritu Santo la percatamos un poco como la respiración, no recordando su importancia? El P. Raniero Cantalamessa, sacerdote Capuchino que es el Predicador de la Casa Pontificia, cuenta una anécdota interesante. Una familia italiana de pobres inmigrantes que iban en un barco del sur de Italia a Estados Unidos, llevaban pan y queso para alimentarse a lo largo del viaje de más de una semana a Nueva York en el barco. Hacia el final, el hijo se quejó con los padres de lo aburrido que estaba de comer el pan y el queso, el pan ya duro y el queso enmohecido. Les suplicó que le permitieran ir, por lo menos una vez a comer en el restaurante del barco. Le dieron las pocas monedas que tenían y fue a comer en el restaurante. Después de un buen rato volvió llorando. Los padres, extrañados, le preguntaron por qué lloraba si había logrado lo que quería. Le contestó que se había enterado de que la comida en el restaurante no costaba nada extra, que estaba incluido en el billete. ¿No nos pasa algo así a nosotros? Hemos sido bautizados, confirmados y convocados al gran banquete del Reino que es la Santa Misa en la que se nos da el alimento del Cuerpo y la Sangre de Jesús. ¿No hemos pasado la mayor parte de nuestra vida comiendo pan duro y queso enmohecido en vez de responder a la invitación de Jesús a vivir de verdad en comunión con Él a través de la acción del Espíritu Santo, como hizo María Santísima? No posterguemos hasta el final de nuestra vida esta nueva vida a la que nos invita Jesús, y que se hace posible por la acción maravillosa del Espíritu Santo.

miércoles, 27 de mayo de 2009

¿La homosexualidad es una enfermedad?

En estos días de campaña electoral en los que los partidos políticos, algunos más que otros, tiran de la demagogia para llamar la atención de los posibles votantes ha salido un video del PSOE que ha levantado una polvoreda de controversia. En él aparece una serie de personas de diversas países europeos, incluyendo un cura, que hacen unas afirmaciones que demuestran según el mismo partido que son de la ultra derecha. Eso para indicar a los huestes socialistas que les conviene votar para que esos descerebrados derechistas no ganen las elecciones. Entre las supuestas barbaridades que aparecen reprobables según los Socialistas es la afirmación de que la homosexualidad es una enfermedad. ¿Esta afirmación es de verdad una barbaridad? De hecho en las últimas décadas el concepto de enfermedad se ha ido ampliando para incluir adicciones como el alcoholismo, la drogadicción, la ludopatía, y ahora más reciente la adicción a navegar en Internet y otras muchas conductas. Hay cada vez más conciencia de que las enfermedades no son realidades meramente físicas, como por ejemplo una gripe que uno coge porque el virus está en el ambiente. También influyen otros muchos aspectos que pueden debilitar el sistema inmune y disponer a uno a caer víctima de la gripe, y otro no. Entre tales factores cuenta mucho el famoso estrés. En cambio, en lo que se refiere a la homosexualidad, que hasta el año 1973 fue considerada un trastorno psicológico e incluido en el Manual Diagnostico que utilizan los psiquiatras. ¿Y por qué fue excluido a partir de esa fecha? Pues la Asociación Americana de Psiquiatría por una voto de una mayoría decidió que ya no iba a considerar la homosexualidad un trastorno psiquiatra, sino una “condición” y luego popularmente se ha llegado a denominarlo un “estilo alternativo de vida”. Fue la primera vez que una cuestión científica fue dirimida por voto de una mayoría, quedando una minoría bastante abultada en desacuerdo, y eso debido a presiones de lo políticamente correcto. Posteriormente y sin tales presiones un 70% de los miembros de dicha asociación manifestó su desacuerdo con esta decisión. En este tema es casi imposible lograr un debate serio en los medios abiertos debido a las pasiones que provoca y a la campaña de tipo político que han llevado a cabo los defensores de la cultura “gay” y la homosexualidad como un estilo de vida alternativa. Sin embargo, Robert Spitzer, uno de los psiquiatras que más promovieron este cambio en 1973, ha concluido que algunas personas sí pueden cambiar. En 2000 declaró en una entrevista que como muchos psiquiatras creía que se puede resistir el comportamiento homosexual, pero que era imposible cambiar la orientación. Después de entrevistar a 200 hombres y mujeres que afirmaban que habían dejado atrás la orientación homosexual, no tuvo más remedio que aceptar que sí algunos muy motivados han logrado lo que llama “un buen funcionamiento heterosexual”. Éstos lo logran no solamente con la ayuda de una terapia adecuada, sino también con una sólida motivación religiosa en muchos casos. Incluso algunos lo logran sin la ayuda de un terapeuta, exclusivamente a través de la religión. Cabe señalar que algunos comentaristas se resisten a creer la evidencia de los que han logrado cambiar, pero no pueden ignorar el cúmulo de evidencias que existen.

Dado que no he encontrado mucho material en español sobre la posición, por ahora minoritaria, que sostiene que la homosexualidad es un trastorno que tiene que ver con la identidad sexual, provocado por experiencias negativas en la infancia y la niñez y preadolescencia, me parece oportuno comentar con un libro publicado en español en 2004, y otros materiales que se pueden encontrar sobe el tema en Internet. El libro es de Richard Cohen, Comprender y sanar la homosexualidad, publicado por Libros Libres. Se puede encontrar información útil en Internet sobre el tema de la posible cura o superación de homosexualidad. Un antiguo adagio latino reza: “contra factum non valet argumentum”, es decir, contra los hechos no valen los argumentos. En nuestro caso, si de hecho de puede cambiar la tendencia homosexual a la heterosexualidad, no valen todos los argumentos del mundo en contra. Por otra parte, si de verdad fuera un estilo de vida alternativa, ¿por qué las personas con esta tendencia son una exigua minoría de 1-3% de la población? ¿Por que no son más o menos el 50% de la población, como es el caso de los hombres y mujeres?

En Estados Unidos existe una asociación de alto nivel que se llama National Association for Research and Therapy of Homosexuality (NARTH): www.narth.com “A continuación traduzco su declaración de principios: Respetamos el derecho de todas las personas a escoger su propio destino. NARTH es una asociación profesional y científica que ofrece esperanza a todos los que luchan contra la homosexualidad no deseada. Como organización difundimos información educativa, llevamos a cabo y recogemos investigación científica, promovemos tratamiento terapeútico, proponemos referencias a los que piden nuestra asistencia. NARTH apoya el derecho de las personas con atracción homosexual no querida a recibir tratamiento psicológico eficaz, y el derecho de los profesionales a ofrecer tal tratamiento.” En este sitio se encuentra abundantes artículos sobre el tema de la posibilidad de superar la homosexualidad, algunos de los cuales están traducidos a otros idiomas como el español. Entre los autores se encuentra Joseph Nicolosi que practica la terapia reparativa. Allí se encuentran referencias a estudios que demuestran la poca incidencia de factores genéticos en los que se denomina “atracción al mismo sexo” (SSA en inglés, “same sex attrraction”, basados en gemelos idénticos. Otro que trata de lo que llama “agency”: Douglas Abbot, On the role of free agency in sexualidentity”(http://www.narth.com/docs/030207Abbot.pdf). Afirma (traduzco): “El concepto de “agency implica libre albedrío, autodetermnación, la posibilidad de hacer decisiones independientes de elecciones o circunstancias pasadas”. Defiende la existencia del libre albedrío en el ser humano, aunque limitado por diversos factores. La libertad humana puede existir solamente en un universo en el que hay cosas que son buenas y otras malas. Compara la atracción al mismo sexo con la adicción al alcohol o a los narcóticos, o al juego. Es posible que una persona tenga una tendencia innata al abuso del alcohol, o al juego. Antes de caer en la compulsión y eventualmente en la adicción la persona sí tenía libertad y capacidad de escoger ese camino o no. De manera similar en el caso de la atracción al mismo sexo. La misma actividad puede producir cambios en el cerebro. Este proceso reduce notablemente la libertad de la persona en cuestión una vez que ha progresado, de manera que la persona lo tiene muy difícil abandonar esa conducta. El cerebro es mucho más flexible de lo que comúnmente se piensa , y la experiencia de la persona puede crear notables cambios en él. Si la libre elección fue uno de los factores que llevaron a personas con atracción al mismo sexo, también puede emplearse para cambiar ese estado de cosas.

Abbot cita a Nicolosi que compara el proceso que lleva a la atracción al mismo sexo al proceso que lleva a la obesidad: (traduzco) “Tu hijo Juanito nació con un gene que hace probable que gane peso. Te encanta cocinar para él. Crece amando los postres y las frituras. En el colegio se burlan de él, es excluido le colocan un sambenito, de manera que vuelve a su casa y se consuela del único modo que conoce -comiendo-. “Tal vez tengan razón”, Juanito decide “Tal vez eso es lo que soy”. Dentro de poco Juanito tiene sobrepeso y el médico le da un permiso para que pueda evitar la clase de educación física. “¿Es que su identidad está en ser gordo? Llegó a tal estado por una combinación de factores biológicos, influencia de los padres y factores sociales.”. Estos expertos concluyen que la atracción al mismo sexo proviene de una serie de factores contribuyentes sea biológicos, familiares y sociales. En cuanto a esto últimos varios estudios demuestran que la homosexualidad es más frecuente en personas criadas en zonas urbanas que en zonas rurales. Tales factores incluyen la influencia de las campañas pro gay que llevan a cabo no solo medios de comunicación, sino también leyes de los estados como los del supuesto “matrimonio gay”, la promoción de la promiscuidad entre la juventud etc.

Richard Cohen cuenta en su libro su propia experiencia de atracción al propio sexo y como logró “volver a ser normal” En el prefacio del libro expone sus principios básicos acerca de la homosexualidad. Primero, que nadie nace homosexual. Nadie elige tener la atracción al mismo sexo. Los autores arriba citados sostienen que también hay o puede haber un factor voluntario en ella. Afirma claramente que la persona puede cambiar, pues si se trata de una conducta aprendido en un momento o en una época de la vida, se puede “desaprender”. También tiene claro que es un desorden o un trastorno que lleva a ciertas personas a sentirse sexualmente atraídas a personas del propio sexo. “No hay nada gay (alegre) en el estilo de vida homosexual. Está lleno de tristeza y, muy a menudo, consiste en una búsqueda interminable de amor a través de relaciones de co-dependencia” (p13). Cuenta como de adolescente, siguiendo la sugerencia de una señora que sufría esclerosis múltiple, se puso a aprender piano. Le fascinaba la Sonata Clara de Luna de Bethoven. Le pidió a su profesor que le enseñara a tocarla. El profesor se negó terminantemente, pues todavía era principiante. Sin embargo, el fue a una tienda y compró la partitura y se puso a aprender a tocar esa pieza en su casa. Luego de un mes, o un poco más, se puso a tocarla delante del profesor, cuyo asombro fue mayúsculo. Así después de dos años de práctica intensiva pudo ingresar en la universidad habiendo terminado la carrera de piano. Esto le enseñó que se puede lograr grandes cosas si uno se lo propone y se empeña a fondo a cumplir lo que se ha propuesto. Luego, en su vida aplicó el mismo tesón a superar la homosexualidad. Eso sí, no se logra sin la ayuda y acompañamiento de otros. Después de superar la homosexualidad estudio psicoterapia y se dedicó a ayudar a otros a lograr lo que él había logrado. Su libro no expone una teoría sobre la etología de la atracción al mismo sexo, sino es un vademecum para ayudar a los que desean salir de este estado.

Se críó en una familia con un padre violento y abusivo. El primer capítulo comienza con esta afirmación: “Durante mi infancia y adolescencia, recuerdo a mi padre gritándonos y a mi madre agarrándose a mí. Yo me sentía muy distante respecto a él y demasiado próximo a ella” (p 23). Sus recuerdos de la infancia y la adolescencia son de peleas constantes en su casa entre los padres y entres los niños, mientras él intentaba a crear un mínimo de paz en la casa. También fue abusado sexualmente por un amigo de la familia cuando tenía seis años, algo que considera que influyó mucho en que llegar a tener la atracción al mismo sexo. En la universidad acudía a psicoanálisis que le ayudó muy poco. En toda la primera parte del libro cuenta sus experiencias y esfuerzos por liberarse de la homosexualidad. También cuenta como llegó a conocer a Jesucristo leyendo el Nuevo Testamento a instancias de un amigo en la universidad, pues era de una familia judía. Eventualmente se convirtió al cristianismo, y le da notable importancia a la fe y la relación con Dios en el proceso de recuperación.

En la segunda parte entra en detalle acerca las herramientas concretas que a él le sirvieron para superar su estado y que ahora le ayudan en la terapia como psicólogo para ayudar a otros a lograr el mismo éxito que él. El libro también contiene varias historias de casos concretos de pacientes suyos que han realizado el viaje desde la atracción al mismo sexo a la normalidad. Distingue cuatro etapas en el proceso de curación: Primera, transición en la que el paciente tiene que abandonar el mundo gay y hacer una decisión firme de buscar superar la homosexualidad. En este etapa aplica la terapia de conducta, tendente a ayudar a cambiar las actuaciones. La segunda la llama arraigo, en la que aplica la terapia cognitiva y se propone la curación del niño interior. Al hablar del “niño interior” se refiere a que parte del desarrollo emotivo de la persona ha quedado loqueado al nivel de un niño y se tiene que facilitar su desarrollo hasta llegar a la madurez. En la tercera etapa se propone la curación de las heridas “homo emocionales”, es decir de lo que ha dejado la mala relación con el padre y/o otros del mismo sexo. La cuarta etapa la llama “curación de las heridas hetero emocionales, es decir en relación con el otro sexo, y aplica una terapia psicodinámica. Su método no solo incluye la psicoterapia, sino también el concurso de otra persona que llama “mentor”, y también de un grupo de apoyo. El mentor es una persona con clara identidad sexual y madurez afectiva que se compromete a acompañar a la persona en recuperación y puede hacer las veces de verdadero padre, por ejemplo, en el proceso de lograr el desarrollo del “niño interior”. Es muy importante que la persona en recuperación logre unas amistades profundas, sin ningún componente de fantasías sexuales con personas de su propio sexo. En esto le ayuda el monitor y el grupo de apoyo. El libro contiene abundante bibliografía con la que se puede profundizar en cada una de las etapas. Además de libros ofrece grabaciones y rige una fundación que tiene su sitio web www.comingoutstraight.com Todo este material está en inglés. En la tercera parte el autor entrega pautas para los padres, cónyuges, amigos y aborda el tema de la así llamada “homofobia”.

Lamentablemente no todos pueden tener acceso a los apoyos necesarios para poner en práctica la hoja de ruta que propone Richard Cohen en su libro. No es fácil encontrar a un terapeuta que que haya tragado la propaganda políticamente correcta sobre la homosexualidad. Luego encontrar a un mentor que coopere con el terapeuta y el grupo de apoyo significaría un reto insuperable para muchos. Más para los que desconocen el inglés, lengua en la que están publicados los varios materiales de apoyo. Existe un grupo de apoyo de católicos que tienen el problema de atracción al mismo sexo y que desean vivir la vida cristiana según el evangelio. Se llama Courage y otro grupo para familiares y amigos de los mismos llamado Encourage (que significa “alentar”). Fue fundado por el P. John Hardon a instancias del entonces Arzobispo de Nueva York en los años 80, Cardenal Cooke. El P. Harvey tiene casi medio siglo de experiencia en la pastoral de estas personas. Courage no se propone necesariamente el cambio o curación de este estado. Esto por razones de prudencia pastoral. No todos puede tener a mano los necesarios apoyos para poderlo lograr y en el caso de fracasar, podrían caer en el desaliento. Lo que sí propone es el seguimiento de Jesucristo en una vida cristiana fervorosa. Para ello ofrece apoyo espiritual de algún sacerdote que suele ser Director Espiritual de los grupos de Courage, el apoyo del grupo, y cuando sea posible apoyo psicólogico. Esto no es posible siempre debido a la ideología que imbuye muchos terapeutas profesionales. Courage ya existe en México: http://www.courage-latino.org/index.php?option=com_content&task=view&id=179&Itemid=78 Se llama Courage Latino y se encuentran detalles acerca de donde ya tiene grupos. Me he puesto en contacto con ellos para preguntar si tienen planes de establecer Courage en España, pero de momento no tienen.

Las personas que no lograran aplicar el método que propone Richard Cohen por las razones arriba indicadas no deben desanimarse. Hay otro gran experto en el tema, el psicólogo holandés Gerard J,M, Van Den Aardweg. El propone unos factores que contribuyen a la homosexualidad que incluyen factores, que sí menciona Cohen, aunque los desarrolla menos, debido probablemente a su propia experiencia. El Dr. Aardeg está de acuerdo con la importancia de tener un padre inoperante, psciológicamente distante, o crítico y una madre superpotente, unos hermanos o compañeros de colegio que ridiculizan a un niño sensible o poco hábil para el deporte.

“En términos psicológicos, padre significa protección, apoyo, valoración, interés; pero también fortaleza, dirección, atreverse a corregir, exigir. Los homosexuales, tanto mujeres como hombres, necesitan una figura de padre, de la que a menudo carecieron en su juventud. No un padre para seguir siendo niño dependiente, sino un padre que les ayude a seguir su camino, a mantener la lucha. Otro problema de esta gente es su soledad interior y social. Necesitan una figura paterna para perseverar en una lucha nada fácil. Hay que animarles a ser abiertos, a salir de su yo, a no buscar interés y atención sólo para si mismos.

La familia es importante, pero a menudo lo son todavía más los contactos con compañeros del mismo sexo. La mayoría de los homosexuales dicen haberse sentido excluidos en su niñez o juventud por sus compañeros, a la hora de jugar o de realizar actividades. Al menos, así lo sienten: es un complejo de marginación, de no haber sido aceptados”. (http://biblio.upmx.mx/download/cebidoc/Dossiers/homosexualidad049.asp

El Dr. Aardeg tiene un libro publicado en español: Homosexualidad y Esperanza, Ediciones Palabra, 2004. No lo he leído, peor sí conozco un libro suyo editado en inglés que se titula: The Battle for Normalcy, A Guide for (Self) Therapy for Homosexuality. Constructive Help and Support for Men and Women troubled by unwanted homosexual feelings and/or behavior. San Francisco, Ignatius Press1997. Es un vademecum para las personas afligidas con este problema. En una primera parte expone de forma clara y didáctica la naturaleza del trastorno de la homosexualidad, y de paso desenmascara muchos de los mitos promovidos por los medios de comunicación y gobiernos occidentales. Obviamente tener unas ideas claras acerca de la naturaleza del problema ha de ayudar enormemente para poner manos a la obra e intentar superarlo. La segunda parte propone un método para que la persona, con el acompañamiento, no necesariamente de un psicólogo u otro profesional, sino de un acompañante que puede ser un amigo o director espiritual. Eso sí, no se puede hacer el camino solo, pero un profesional imbuido con los mitos que pululan en la cultura actual no será ninguna ayuda. Proporciona una serie de autoexámenes detallados sobre la niñez, la adolescencia y el presente. Tales exámenes incluyen también aspectos morales. Luego propone una serie de virtudes que hay que cultivar como son: la esperanza, la autodisciplina, la sinceridad, la paciencia, la humildad. También hay escollos que hay que evitar como son lastimarse de sí mismo, y cultivar el buen humor. Al igual que Cohen, propone la necesidad de luchar contra el ego infantil o niño interior. Otros aspectos son el recomponer el auténtico rol sexual de uno y finalmente, las relaciones con los demás. No cabe duda, con la ayuda de este vademecum y con el apoyo de algún amigo, o un sacerdote por ejemplo, y con el mismo espíritu con el que Cohen se propuso aprender a tocar Bethoven se puede triunfar, o al menos caminar un gran trecho en salir de la atracción al mismo sexo.

Resumiendo, podemos afirmar con un sólido fundamento no solamente en la fe, sino también en la buena ciencia y en el sentido común que hay esperanza para las personas que padecen esta aflicción. San Pablo nos asegura que Dios no permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. Jesús dice: “Sin mí no podéis hacer nada”. Más allá de la dictadura de lo políticamente correcto, existe un cuerpo notable de estudios científicos que avalan la verdad sobre la atracción al mismo sexo. La verdad es que se trata de un trastorno al que han contribuido varios factores en la niñez y la adolescencia, y que se puede curar. Si no se logra desterrar totalmente las fantasías homosexuales, sí se puede vivir una vida plena y feliz, habiendo dejado atrás el submundo gay. Van Aardeg nos asegura que los mismo activistas gay en fondo de su alma saben que lo que están promoviendo no es normal ni les da la verdadera felicidad que todo hombre busca ardientemente. De manera que, manos a la obra con la ayuda del Señor y echando mano de la verdad que nos hace libres, hay esperanza para estas personas. Concluyo recordando las palabras de Santa Teresa que tengo como título del blog: SOLO DIOS BASTA.

martes, 26 de mayo de 2009

Niños mal educados

Recientemente en un par de ocasiones he tenido la experiencia de estar hablando con la madre de un niño o una niña unos minutos al salir de la Misa. En ambas ocasiones las madres estaban acompañadas por un hijo o una hija de unos diez años. En ambos casos, la niña y el niño interrumpieron la breve conversación y empezaron a tirarle a la madre por el brazo, pedir y protestar para que se fuera. No es infrecuente estar hablando con una persona, por ejemplo una catequista, y se presenta un niño e interrumpe la conversación para pedir algo. Aquí en la parroquia a veces tengo ocasión de escuchar las sesiones de catequesis. Parece que en ningún momento los niños se callan y escuchan a la catequista. Las sesiones parecen un jaleo constante. En ocasiones cuando he asistido a alguna celebración con ocasión de un bautizo, por ejemplo, noto que hay muy pocos niños y los niños pequeños tienen la atención casi constante de un adulto u otro. Pareciera que hoy día con menos niños, los padres y demás adultos involucrados en su educación lograría un nivel más alto que en épocas pasados cuando era común la familia numerosa. Sin embargo, es difícil no concluir que el caso es el contrario.

Está claro que los anunciantes de productos dirigen buena parte de la publicidad a los niños para que ellos persuadan a los padres a comprarles tal o cual producto. Ya desde los tres años al niño se le coloca en una guardaría. Allí se encuentra con un nutrido grupo de sus coetáneos. Observa las cosas que tienen los demás niños, el tipo de mochila, la ropa de marca, las zapatillas etcetera. El niño de tres años comienza a compararse con los compañeros y a sentir la presión de ser “popular” y aceptado entre ellos. Siente el deseo de tener lo que tienen sus nuevos amigos. Lo normal es que los padres sucumban a los deseos y peticiones del niño y le compran lo que les pide. Según un reciente estudio hecho en Francia, los niños gastan personalmente 3,800 euros anuales e influyen poderosamente en la mitad de los gastos de la familia. Sus gustos son determinantes en 72% de los gastos de los de ocio y en 43 % de las decisiones sobre el destino de las vacaciones. Si es hijo único, y un buen porcentaje de los niños en España lo son, o si el primogénito, los padres harán lo que haga falta para satisfacer los caprichos del niños mimado en la compra de ropa, juguetes, ocio y viajes. Que la mayoría sean hijos únicos, no hace falta hacer un estudio de las estatísticas. Lo constato yo cada mañana cerca de un convento donde voy a celebrar la Misa, y donde hay un colegio de niños. Se ve a las madres, y algunos padres, llevar al niño al colegio. ¡Cuánto han cambiado las cosas desde cuando yo era niño! Ningún niño deseaba que el padre o la madre lo llevara de la mano al colegio, pues eso sería motivo de burlas de parte de los demás niños. Íbamos a la escuela con nuestros hermanos y vecinos. Obviamente había menos peligro de atropellos porque había menos coches. Sin embargo, nos enseñaban como cruzar la calle. Incluso venía un polícía a realizar esa tarea.

Otro problema son los teléfonos móviles de los niños, cada vez más sofisticados. Hace un par de años se dio un fenómeno en Gran Bretaña que se se extendió a otros países, denominado “happy slapping”. Significa que un niño agrediría a otro mientras otros lo filmaba con el móvil para luego subir la grabación a Internet. Además de este tipo de problemática, está el del gasto del niño en llamadas y la presión de cambiar el aparato por uno más moderno porque los amigos lo tienen.

Luego los padres, dado que todos ellos padecen de la patología de no “no tener tiempo” o de estar “ocupados”, o no son capaces de educar a los niños en la cortesía y las buenas formas. El pretexto más común que escucho cuando propongo cualquier actividad es que no “no tengo tiempo”. Los varones que vienen a escuchar las charlas que se imparten para el bautismo de un hijo, casi universalmente dicen que “no tienen tiempo” para participar en la parroquia. Algunos han dicho: “yo no tengo tiempo para ir a la Iglesia todos los días”. ¿Pero quién les dice que tienen que ir a la Iglesia todos los días? El pueblo, que tiene unos 1200 habitantes, muchos de ellos personas jubiladas, tiene 16 bares. Parece que todos tienen sus clientes, algunos tienen proyectores para proyectar los grandes partidos de fútbol, y concurren muchos clientes. Bastantes de las madres no trabajan y se ve muchas personas mayores sentadas aquí y allá en el pueblo sin que tengan nada en que ocuparse. Pero, ninguno tiene tiempo cuando se trata de organizar Caritas en la parroquia. Hice una pequeña encuesta sobre el particular e hice muchos intentos de reunir a un grupo de ellos para formar la directiva y echar a andar Caritas. La conclusión era que sí sería bueno que existiera Caritas en el pueblo, pero “que lo hagan otros”, que ellos no tienen tiempo. No parece que tengan tiempo o energía para controlar a los niños. Hace un par de años unos niños irrumpieron en la Iglesia durante la Misa de gallo de Nochebuena. A lo largo del verano es común ver a niños corriendo en la plaza y calles hasta la 1.00 de la madrugada.

Si los niños son descorteses y mal educados, no es solamente porque los padres “no tienen tiempo”, que en parte es una excusa barata. Tampoco ellos lo son y “nadie da lo que no tiene”. Es de sentido común que la persona que no tiene autocontrol poco o nada puede lograr en la vida. Atistóteles consideraba que el autocontrol no es virtud, pero sin él no hay virtud posible. Cuando celebramos alguna fiesta como Primeras Comuniones, en la que participa mucha gente que casi nunca acude a la Iglesia, es casi imposible lograr que se callen y atiendan. Claro, una Iglesia o templo es un lugar dedicado al culto divino. Bastantes de ellos acuden principalmente para ver el niño bien vestido y guapo en la ocasión de la Primera Comunión, y menos o nada para rendir culto a Dios. Se siente un murmullo entre las personas que están dentro del templo, que no termina cuando se da inicio a la ceremonia o cuando el cura está predicando. Otros entran y salen en cualquier momento, como si de un mercado se tratase. Si los adultos son incapaces de respetar el lugar y la ceremonia que se está realizando, ¿cómo se puede esperar que ellos enseñen a sus hijos tal respeto y autocontrol? Ya el Apóstol Santiago en su carta escribe: “el que controla la lengua es un varón perfecto”. También las personas que acuden regularmente a la Iglesia se ponen a hablar y crear barullo enseguida después de terminada la liturgia, sin respetar a los que desean quedarse a prolongar su oración. Me pregunto ¿si llegaran a entrar en una mesquita, respetarían el lugar? ¿se quitarían los zapatos? Supongo que sí, por que de lo contrario podrían enfrentarse con consecuencias. La ubicuidad de los móviles hace que con cierta frecuencia suenen en la Iglesia, de manera que muchas Iglesias tienen avisos que van como: “Favor de apagar el móvil. Dios no necesita de móvil”. Pese a ello, no es raro que se retiren del templo para contestar la llamada.

Parte del fondo de este problema es la gratificación inmediata y el deseo de los padres de tener contento al niño. En la vida real nadie puede realizar sus sueños o deseos inmediatamente. El que quiere llegar a ser un buen deportista, o tocar bien un instrumento musical, o aprender una lengua, necesariamente tiene que armarse de paciencia y empeñarse con gran esfuerzo y sacrificio hasta llegar a la meta deseada. Parte esencial de la educación de cualquier persona humana es la experiencia de la necesidad de mucha paciencia para lograr cualquier cosa en la vida. Esta verdad corresponde a nuestra naturaleza. Vivimos inmersos en el tiempo y nuestra maduración tanto física como emocional y espiritual es un proceso largo y con frecuencia, por no decir siempre, doloroso. El intento de muchos padres de convertir a los niños en miniadultos es un disparate absoluto. No se puede saltar las etapas. Ni siquiera conviene intentar abreviar las etapas de la niñez y privar al niño de las experiencias correspondientes a cada etapa. Dado que con frecuencia los padres no vuelven a casa del trabajo hasta varias horas después de que el niño termina el colegio, lo inscriben en una serie de cursos, o lo mandan a un tutor particular porque no es capaz de sacar buenas notas, a karate y otras actividades. Si de niño lo ha criado el Ayuntamiento u otra entidad que llevar guardarías, no es de extrañar que los padres lo conozcan poco, o él a ellos. Si el padre llega tarde del trabajo, es probable que el niño ya estará acostado. Tampoco el padre tendrá tiempo ni energía para interesarse en los asuntos del hijo o ayudarle en sus tareas.

También el deseo de satisfacer los caprichos del niños es producto del hecho de no tener más que uno o dos hijos. Todos los que llegan a la parroquia a pedir el matrimonio están convencidos, como si fuera un dogma de fe, que no es posible tener una familia numerosa. Eso que hoy en día en España una familia de tres se considera numerosa. La mayoría se casan a más de treinta años, edad en la que la fertilidad de la mujer comienza a disminuir. Debido al estrés producido por el trabajo, aunque no utilicen medios anticonceptivos es menos probable que se conciban más hijos. Se han metido en un ciclo de consumismo tal que consideran muchos productos, que antes eran un lujo, ahora una necesidad. La burbuja inmobiliaria que se ha dado un muchos países ha aumentado el precio de las viviendas, en parte debido a la corrupción urbanística, hace que para muchos sea imprescindible que los dos trabajen a tiempo completo. Dado que este sistema se ha instalado casi universalmente en la sociedad, ellos no conciben otra posibilidad. Más de alguno me ha preguntado: “cuánto cuesta criar a un hijo”. Para ellos criar a un hijo es un algo verdaderamente heroico.

Hay muchos expertos que dan buenos consejos a los padres, consejos que no pasan de ser lo que se llamaban sentido común. Si fuera tan común, los expertos no estarían apareciendo en programas de televisión o escribiendo libros para delucidarlo. Si el sentido común no es tan común como pensábamos, tal vez leer algunos de los libros de autoayuda sobre como educar a los hijos, y de paso educarse a a uno mismo, puede ayudar, o la asistencia a conferencias sobre el tema. Los padres enseñarán mucho con el ejemplo. No deben de pensar que los colegios sólos educarán a los hijos. Entre las muchas cosas que tienen que aprender, según todos los expertos, es a decir no. Los padres tienen la patria potestad y autoridad que proviene de Dios, en cuanto que son ellos los responsables de la vida y bienestar de sus hijos. Ejercer esa autoridad no es fácil, pero bien vale la pena aguantar los berinches de un niño mal educado y manipulador. Poder decir no no está reñido con ser razonable e intentar que el niño comprenda los motivos por los que uno le está prohibiendo cierto comportamiento. Que se aburran los niños no es ninguna tragedia. Es una oportunidad de ejercer su creatividad y de encontrar unas actividades útiles y provechosas para pasar bien un rato. Es obvio que la prudencia indica que se controle el acceso del niño a Internet y los programas que puede ver en la televisión. Se dirá que el niño irá a la casa de vecinos o primos y no habrá más remedio que ser más permisivo con él. Aunque los vecinos o familiares consideren que uno es rígido, hay que hacer valer los proprios principios, tal vez no permitiéndole ir a tal o cual casa. La vocación de ser padres no es algo para el cual uno está habilitado por el mero hecho de estar casado o tener hijos. Los padres tienen que darse cuenta de que ellos tienen mucho que aprender y madurar ellos mismos. Lamentablemente hay muchos padres que no han pasado de la mentalidad de adolescentes y quieren ser “amigos” de sus hijos, o pero esclavos de ellos. El control de las chucherías que comen los niños a cualquier hora puede ser una buena manera de formar su carácter. Lo que comen influyen en su comportamiento. La así llamada “comida chatarra” y los muchos chupetes, así como las horas sentadas en frente de un televisor, un playstation o un ordenador lo hace más irritables y hiperactivos. En cambio la lectura puede tener un efecto contrario, además del desarrollo de su imaginación y otras facultades, como el aumento de su dominio del lenguaje. ¿Cuántos padres leer cuentos a los niños al acostarlos? De paso, la Biblia contiene muchos relatos interesantes que están disponibles en varias ediciones de “La Biblia para niños”. No es tiempo de cruzarse los brazos y pensar que no hay nada que hacer. Se puede y se debe hacer mucho para formar los buenos hábitos en los niños y no permitir que lleguen a ser unos diablillos insoportables.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Irish Child Abuse Report

The long awaited report on abuse of children, sexual and other, is about to be released in Ireland. It is a good thing that those who have suffered abuse in orphanages and other institutions run by the Church have an opportunity to make known the suffering they have had to undergo. It is also sad that such abuse took place while the children were under the care of religious communities such as the Irish Christian Brothers or the Sisters of Mercy. Former Prime Minister Bertie Ahern apologised on behalf of the State some ten years ago for its part in this whole affair. Although Pope John Paul II apologised for some of the evils brought about in history by the Church, in this case such an apology can be of some solace to those who suffered the abuse. It will also be an occasion for many to tear their garments like the High Priest Caiphas at the trial of Jesus and affirm themselves in their conviction that the Catholic Church is an evil institution. Such matters need to be put in context.

St. Augustine tells in his Confessions about the beatings to which he was submitted in school and particularly by teachers who attempted to teach him Greek. Beating, and what is now called emotional abuse was universal in schools in those days and throughout the centuries. As far as we can tell, St. Augustine did have a sufficient knowledge of Greek to be able to read texts, but he was not as proficient in it as he would have liked. Let us remember that he happened to have one of the most brilliant minds in history. The beatings and abuse he was subjected to in school did leave any permanent scar in his personality, something apparent to anyone who reads the whole of his Confessions, or any of his other masterpieces.

I remember reading Frank O'Connor's autobioghaphy, An only Child, in which he provides abundant evidence of the almost universal practice of beating and abusing children in Ireland. That was in the first decade of the twentieth century when he was a child in County Cork. Besides being beaten in school, he had the added misfortune, smilar to that of Fran Court later on in Limerick, to have had an alcoholic father. He was also a victim of "the curse of the Irish". I was raised in County Cork in the 1950s and 60s. Things hadn't changed at all. The notion that any kid could like school was totally foreign to me and my schoolmates. We loved Friday evening and hated Monday morning because we would have to "face the music". We might have spent a good portion of the weekend writing compositions, learning poetry in both Gaelic and English, translating sentences from English into Latin and vice versa, and a long list of other chores, such as drawing maps of Spain or North America, as well as math problems. None of that would save us from being beaten in school.

The secondary school was worse than the primary. When I was in fifth class in primary school, we had a teacher who ran a game called "find the dunce". In those days before the advent of electronic calculators mental arithmetic was an important part of what we had to learn. He would have us all stand up and announce arithmetic problems involving adding, subtracting or multiplying mentaly using pounds shillings and pence. As we were able to solve the problems we could sit down until only one was left. He was declared the dunce and given the dunce award, with the word written in large letters on the cover of a copybook. Fortunatley, I never got that award. Teachers had a special strap which they carried around in their back pocket. They didn't review everyone's homework, but those who were found to be most negligent were "put out on the line", that is had to line up standing so that the teacher on arriving at the classroom would always check their homework. They were the first to get a beating, which was not necessarily limited to being hit six times on the hand with the strap. Some teachers would cynically tell us: "It hurts me more than it hurts you". One could also be hit on the head, have one's hair torn. There was also the verbal abuse, such as being called a fool ("amadán" in Gaelic), an idiot and other such names. School began at 9.30 AM. Some kids would arrive at 9.00 and get someone else's copybook to copy the math problems, which were often the most difficult. There were problems in algebra, trigonometry and others. If one had the bad luck to be caught copying, then besides the beating, one was sure to be "put out on the line" for a long period.

When I was in the second year of secondary school, we had a teacher called Travers for four subjects. His name was enough to strike terror into the heart of any kid in the school. He taught geography among other subjects. We had to draw maps of various countries, as well as know the names of the rivers, mountain ranges, cities, products produced in each of them etc. If for instance, in a map of Spain one placed Barcelona further down on the coast than it really is, then one could expect a beating and to be called nasty names. While the others were getting beaten, the rest of us would be busy with our pencil and rubber making the necesary changes in order to avoid the beating when he got to us. One could also get expelled from the class and sent out into the school yard on a frosty morning. The thought of facing "the music" might be enought not only to feign sickness, but to get truly sick. If we were caught talking in class we might get punished with "lines". This meant that the teacher would assign some line to be written perhaps hundreds of times, something like: "I am a chatterbox". Others would assign an extra composition on some topic, which was more difficult than "lines". School was sheer terror for me and my classmates, and I wasn't one of the last in the class or lazy. My sister went to the local Presentation Convent School, where all the teachers were nuns. I was also an altar boy there. If they beat the girls, it seems that it was much less than we boys had to put up with.

Of course, nobody would dare complain to his parents about being beaten in school. They were also beaten when they were in school and they generally considered that the teachers were right in beating the kids in accordance with the old adage "spare the rod and spoil the child". A family from near Bandon dared to take a teacher to court and won, but most of the neighbors severely criticized them for it. Parents would use corporal punishment at home, but I don't have memories of being hit by them.

Wages were low and although one didn't suffer hunger, my parents and those who lived near us found it very difficult to make ends meet. The notion of going on vacation never occured to us or any of our neighbors. Child labor, now condemned by the United Nations, among many other institutions, was common at the time. Such condemnations are fine for the "dogooders" of the opulent West. The children of farmers helped out in the farm as they had always done. Children of townsfolk might work in some grocery store on weekends and during the summer, as I did and my brothers.

I in now way regret that all of this has changed and that these days children can go to school without fearing such beatings, or go on to adult life with the memory the their schooldays being mostly terror induced by violent teachers. Fortunately most of us who went through this system were able to overcome it in later life without apparent psychological problems or scars. My parents and grandparents lived a tough life and had to struggle to survive in a period of economic depression and bad government policies in Ireland. The generations who went before them had it even worse. Those who survived the Great Famine and didn't emigrate to America or Australia or somewhere else lived in conditions which would be considered inhuman by contemporary standards.

These days, people in the so called First World, or developed countries enjoy a level of material comfort which could not be dreamed of by most of those who lived centuries ago. Certainly, the awareness of the evils of abuse of children, sexual, emotional and physical is a sign of progress in our civilization. It is true that persons who took religious vows and had consecrated themselves to live according to the Gospel failed to live up to their commitments. Are we the ones who "have no sin" and capable of "throwing the first stone"? Many of those who tear their garments on the occasion of a report like this one of what happened in the past are in favor of abortion, thanks to which children are not even allowed to be born, not that one evil eliminates another. Yes, many in the Church did fail, but who are we to judge them? Fortunately, it is God who judges. Frank Court in his "Angela's Ashes" attacks the Church, but if St. Vincent de Paul Society hadn't helped to feed and clothe him, he would never have survived to tell his story in excellent prose. In this matter like most human behavior there is no such thing as black and white. In the real world good and evil come mixed together, as Jesus tells us in the parable of the wheat and the cockle. Yes, we can deplore what happened decades and cennturies ago, but we also need to examine our own behavior. A recent study in Spain has shown that almost 30% of school children complain of loneliness. Yes, parents buy the playstations and other gadgets such as mobile phones to have them "connected", but they feel lonely. Parents and adults in general are failing to educate children. Of course, they feel guilty and buy them more and more gadgets in order somehow to show them their love. The children also need to be corrected, to be told no and taught to control themselves. Then what are we to say about the millions of unborn children who have been slaughtered by their own mothers and doctors by means of abortion?

martes, 19 de mayo de 2009

Financiación de la Iglesia

Muchos católicos desconocen los preceptos o mandamientos de la Iglesia, una de las cuales les manda contribuir al sustento de la Iglesia. Tradicionalmente los protestantes han contribuido mucho más a sus iglesias o comunidades que los católicos. Muchos de estas comunidades imponen el deber de contribuir el diezmo. En la Iglesia Católica los miembros del Camino Neocatecumenal, a partir de una cierta etapa, tambíén se commprometen a contribuir un diezmo de sus ingresos a la organización, no a la propia parroquia. No faltan las quejas acerca de la falta de transparencia de este ejercicio. En España hay circunstancias históricas particulares como las desamortizaciones del siglo XIX que cambian las circunstancias comparado con otros paìses. Sin embargo, se ha optado por copiar el sistema que vige en Alemania y en Italia donde los contribuyentes tienen la opción de asignar una pequeña cantidad de sus impuestos sobre la renta a la Iglesia. Mientras en Italia casi el 90% de los contribuyentes asignan esa cantidad a la Iglesia, aquí los que lo hacen suman menos de la mitad. De esta forma lo que se recauda por esta vía llega a cubrir más o menos el 25% de los gastos operativos de las diócesis.

En estos días se ha dado inicio a la campaña de Hacienda de la declaración de renta y también la Conferencia Episcopal ha lanzado su propia campaña para urgir a los católicos y a otros que marquen la x en la declaración de renta a favor de la Iglesia. Al parecer la campaña de la Conferencia Episcopal del año pasado logró conscientizar a un buen número de personas de manera que ha sido un éxito. También ha habido un avance notable en la transparencia de la Iglesia respecto al uso de los fondos. Hoy día es normal que la diócesis entreguen a todos los fieles que quieren enterarse un resumen de los ingresos y gastos. Lo mismo dígase de las parroquias. De hecho, el Derecho Canónico obliga a todo ente eclesiástico tener un consejo económico.

Mucho del bien que la Iglesia hace no es cuantificable. Una sociedad democrática no se sustenta por sí misma, ni se da a sí mismo los valores que son capaces de sustentarla. Necesita de unos valores que van más allá de ella misma a costa de convertirse en una especie de tiranía. La Iglesia tiene mucho que contribuir en la tarea de proporcionar estos valores trascendentes que necesita la democracia. Además de la ingente labora social y educativa que la Iglesia realiza, también ayuda a sus miembros a encontrar el verdadero sentido de sus vidas, a practicar las virtudes tanto a nivel personal como cívico.

Buena parte del resto de los gastos de las parroquias se cubren con lo que se paga por bodas, funerales y bautizos, además de las colectas. Lamentablemente muchos acuden a la parroquia exclusivamente para pedir algo, algún trámite como una partida. Da la impesión que en la mente de muchos la parroquia es una proveedora de servicios, algo así como una oficina del Ayuntamiento. Esta impresión aumenta cuando se trata de personas que tienen poca o nula participación en la vida de la parroquia. Resulta que un buen porcentaje de estas personas son muy exigentes con el párroco o la secretaria parroquial. Algunos se quejan por lo que se pide por las bodas, pese a que es una pequeña fracción de lo que gastan en conceptos como banquete o viaje de bodas. Algunas parroquias logran que un buen número de los fieles paguen cuotas mensuales a través de transferencias bancarias, que vienen siendo el modo más seguro de poder contar con la contribución estable de los fieles. Algunos no quieren que se sepa cuanto dan. No faltan las quejas que rezan: "este cura siempre está pidiendo dinero", aunque está obligado a dar a conocer las colectas que manda la diócesis. No creo que haya ningún párroco que se regocique en pedir dinero. No es raro que los que expresan tales quejas no contribuyen nada.

En algunos otros países, como por ejemplo Holanda el Adviento pasado, la Conferencia Episcopal ha hecho una campaña para atraer a los no practicantes a la Iglesia, y ha tenido una notable éxito. Tal vez la Conferencia Episcopal pudiera hacer una campaña similar en España, pues la campaña de la X en la declaración de la renta ha sido un éxito el año pasado. En Estados Unidos se han hecho campañas incluso invitando a los católicos a confesarse, y al parecer han sido exitosas. Es cierto que el cristianismo se propaga por contagio de persona a persona, pero eso no exlcuye este tipo de campaña publicitaria. Muchos de los no practicantes no han abandonado la Iglesia por algún rechazo de su doctrina, sino por disidia debido al tren de vida materialista y consumista que se impone en nuestra sociedad secularizado. Probablemente si lográramos una renovación de la fe y un mayor compromiso de los católicos, no sería necesaria una campaña para la financiación de la Iglesia.

lunes, 18 de mayo de 2009

Legionaries at a crossroads

LEGIONARIES AT A CROSSROADS.
The death of Maciel with the prívate funeral and official mention of him by the Vatican could well be a golden opportunity for the religious congregation founded by him to undertake a serious examination of conscience and attempt to sift the wheat from the tares in his very questionable and questioned lagacy. Looked at superficially, he has left a seemingly thriving group with a large number of ordained priests, seminarians and lay followers with many schools, universities and other institutions, some of them secret front groups as was the usage of the Communist party.. It is present in some twenty countries. As for the statistics regarding the actual numbers of members that are bandied about by the Legionaries, they are all false. Some media tell us that there are 500 priests and 2500 seminarians, and as many as 60,000 in the Regnum Christi group of lay folk. Others tell us 700 priests and 2700 seminarians. This is not surprising because for a group like the Legionaries, success is measured in numbers, but they always seem to be round numbers and don’t resist analysis. There seems to be no doubt about the fund raising abilities of Maciel so that it can safely be stated that whatever the truth of the numbers of the members, it is very unlikely that his organization will suffer from economic penury any time soon. It is also true that he attracted many fine people to his organization and has been able to fool many bishops and others. However, the saying attributed to Abraham Lincoln that one can fool some of the people all of the time, and all of the people some of the time, but not all of the people all of the time. It does seem that he was pretty successful at fooling Pope John Paul II during the whole of this long Pontificate, and by spreading money and other favors around among Vatican officials, he was also pretty successful at fooling many of them. The fact that his congregation has been banned from several diocese in the United States, also proves the truth of the dictum attributed to Lincoln. Unfortunately, it does appear that most of the members are still being fooled. Now that John Paul II has passed on to the next life and Maciel was disciplined by Benedict XVI, albeit not in a manner proportionate to the horrendous crimes he was accused of, it does seem that his support in the Vatican has eroded. For instance this past Christmas, the large group of seminarians who were ordained in Rome, were not ordained by any important Cardinal but by a retired Archbishop, Sandro Magistis. It does seems that in the Vatican, any very close relationship to the Legionaries is not something recommendable these days.
The $64,000 question is whether the Legionaries can possibly evolve into a truly ecclesial group and distance themselves to a sufficient degree from the legacy of Maciel and his whole modus operandi. I would like to present three possible scenarios. At present two of them seem very improbable, although they seem to me to be the way out of the cul de sac in which they are at present.
1.Radical reform and reorientation of the whole Legion organization.
Now that Pope Benedict has disallowed the private vows, which seem to be part of the very essence of the whole Legion system, it can be argued that radical reform is needed. If it is also true that they have been ordered to desist from pressuring and obligating members to open their consciences to the superiors and pressure them to confess to them, then it can be argued that to a good extent the backbone of the totalitarian system of total control of the lives of the members has been rejected by the Church. There is nothing special in this since it is just part of Canon Law.
An important part of this radical reform is precisely a fundamental discernment of what the specific charism is. In the case of the Franciscans, Dominicans, Jesuits and so many other religious orders, this is very clear. For instance, there is no doubt that the charism of the Dominicans, the Order of Preachers, is the preaching of the gospel and teaching, or that of St. Francis is the following of Christ in his humility and poverty. Now, what is the specific charism of the Legion? Within the congregation it is said that it is the recruitment (“captación” in Spanish, a word which means proselytism, also “grasping”) of leaders. Now who are these leaders and what are they to be recruited for? They are principally the rich and the extremely rich. The naive supposition is that by means of what is called “capillary action”, or going after those at the top, those who most influence the society, and converting them to Christianity , the “Kingdom of Christ” will be established in the world. In theory other influential people like journalists, various types of professionals, politicians can also be recruited to Regnum Christi and its front organizations, but the principal focus is on those with most money who are generally business people. Then they believe in the trickle down effect. Supposedly these having been evangelized and made members of RC, they will help transform the society and make it Christain, or rechristianize it. So, the Legionaries have begun in Mexico by educating the rich in their elitist schools. They do have some schools for the poor, which seem to be a sop and good for PR purposes, but forget about the poor getting an education as good as that given to the rich. One may ask if they have achieved the expected trickle down effect from their efforts at educating the rich. The fact is that the Legion shows little interest in the Social Teaching of the Church and the promotion of justice, which has been a priority for the Jesuits for several decades now. The rich tend to choose the chaplains who tell them what they would like to hear, which is not necessarily the gospel. The Legion has always felt ill at ease with the preferential option for the poor, and it may well be that the evangelization of the rich has gone the other way. Not many of the rich could have envied Maciel’s lavish lifestyle.
This is based on a totally simplistic analysis of the society and is not in line with what the Church has discerned as its mission in the world particularly from Vatican II on. Besides the fact that this trickle down effect doesn’t work, either in economics or any other field, it also seems to envisage a return to Christendom. It has little or nothing to do with the analysis of the relationship between the Church and the modern world in Vatican II’s document on this topic and the further developments by recent Popes and other ecclesial forums like synods of bishops, the Conferences of Latin American Bishops. It is, as many have stated, “old Church”. Although the Legion was founded in the 1940s, the truth is that the specific charism, an as much as it is such, is way out of date and the Legion truly needs a refoundation. It is totally permeated with Maciel’s totalitarian and anti-gospel modus operandi and needs a radical purification and also needs to do serious penance for the evil done particularly to the victims of sexual abuse. So, in my estimation, the first thing the Legion would need to do would be to approach the Holy See and seek help and guidance and call a General Chapter in order to carry out a genuine discernment which in reality would have to ditch almost all of the Maciel legacy and be refounded. I am not naïve enough to even dream that they will do this, at least not unless there is strong pressure from the Vatican. For instance, the Pope could appoint some kind of adviser or group of advisers to help them in this process, or a Ponntifical Commissioner to run it for a time until it can be reorganized and reformed. This could be done discretely. As is well known, the Vatican is good at doing things in a discrete fashion. It is not enough for Benedict XVI to have scrapped the private vows, it is necessary to go on to a really radical reform. The Holy See likes to respect the internal governance of religious orders, but in the case of the Legion, when it rides rough shod of much of Canon Law, something needs to be done.
One of the problems is that a charism is a gift of the Holy Spirit given for the good of the Church. If there is no such charism, then nobody can give the Legion one. Now, the Legion has received Papal approval. It is to be assumed that those who examined the constitutions and approved them did find that it had some specific charism, but the fact that it is so difficult to define what it is, because serving the rich and the super rich and perpetuating itself by looking for vocations and amassing wealth is hardly a specific charism for the good of the Church, some fundamental reinterpretation seems to be in order. Supposing there is none, and Maciel achieved the approval by deceit and soft soaping Vatican officials, then one might conclude that the best thing to do would be to disband it. However, that is complicated because there is a considerable number of members, and if it could be properly reformed it could make a valuable contribution to the mission of the Church.
One suggestion could be that since Maciel originally called it Missionaries of the Sacred Heart of Jesus and the Blessed Virgin Most Sorrowful, then the original charism would be missionary, so the whole focus could be to redirect its efforts at evangelization in the Third World. This is not likely to happen.
Once the question of the specific chrism and mission has been thrashed out and discerned, one could then proceed to rewriting the Constitutions and the rules. There are literally hundreds of rules, even thousands, some of them so detailed that they tell members what they have to do in the toilet, and oblige them to ask for permission to go there. Other tell them how to eat, how to hold the napkin, how to do almost everything imaginable. There are pages and pages of rules telling them about what they should wear and more restricting home visits. The minutest details of their lives are regulated by these rules, which in some ways seems like those of the Pharisees. Most of this has to be ditched. Maciel copied some of his rules and regulations from the pre Vatican II Jesuits and he copied the Regnum Christi mostly from the Opus Dei. This interminable litany of rules only tends to make the members immature, or keep them so, besides controlling their lives, which seems to have been extremely important for their lives. The extreme central control of everything has to be changed. For instance, if the Principal of a School in South America wants to change the curtains, he has to get permission from Rome! Yes, from Rome! Nobody could possible fulfill all those rules and regulations and nobody does, least of all did Maciel. He, like the Pharisees tied heavy burdens and laid them on the shoulders of others and didn’t lift a finger to help carry them.
The whole matter of Maciel and the issue of his sexually abusing of so many of the young seminarians must be faced and resolved. Many of the victims are still members. The congregation can have little future or make no contribution to the Church if it fails to resolve this issue. Perhaps this special General Chapter should listen first to the members who have been abused and then invite its detractors and those who have accused Maciela and listen to them and sincerely ask for forgiveness for having demonized them and cooperated with Maciel in his misdeeds. It is obvious that those in charge at present, handpicked by Maciel, will be incapable of doing this. This is where the advisers appointed by the Vatican would need to come it. It might be necessary for the Vatican to appoint someone as Pontifical Commissioner, but it would seem almost impossible to find anyone inside capable of fitting the bill. Those who would have been capable were ostracized and have left. It would not be very likely an outsider could be capable of reforming it because he wouldn’t understand the Legion’s particular Mexican way of doing things. For instance, in the Legion it possible for someone to be appointed to a position and for someone else to actually do the job. Some think that the present Superior General is not actually the one who is pulling the strings at all. Then, besides the thousands of rules, there are hundreds of letters which establish what are called “criteria”. Much of this is unknown to members. Of course, not all members are equal in standing. The higher ups have special privileges and perks like trips, they wear better clothes, watches and so on. This is just an example of how complicated it is for an outsider to understand how things operate within it.


2.A gradual reform.
Perhaps with some nudging from the Vatican and others, it may be possible for them little by little to distance themselves from much of the Maciel legacy. One cannot expect the Legion to radically change from being a conservative force in the Church, like its twin or cousin Opus Dei. It is to realistic to expect it to move towards a more creative pastoral action in tune with the reality of the post modern world in which we live at present and to which the Church is attempting to respond. Neither is it totally immune from the movements present in the Church, although it may only pay superficial attention them, as it has to Vatican II reforms. Is it possible for it to become less defensive, more open to dialogue and less elitist? A slow evolutionary change may be possible, but it is also true that this would involve internal struggles because the die hard Macielites will continue with the tack that he is like Padre Pío, having been persecuted by certain “enemies” in the Vatican. The trouble for them is that such enemies include the Pope himself, and Maciel spent his wole life preaching absolute fidelity to the Pope, a kind of “popolatry”. He used to say that he would prefer to “be mistaken with the Pope”, as if the Pope couldn’t be mistaken, or had the charism of “creeping infallibility”, as some ultramontanes thought at the time of Pope Pius IX. Of course, like the Jansenists of the 17th century the Macielites will say that they appeal to the Pope better informed.
There is a whole problem of what a charism of a religious community actually is and how it can be transmitted. Let us take it that it has its origin in the Holy Spirit and is destined for the building up of the Church, as St. Paul states (1 Cor ch. 12). Obviously the Holy Spirit operates through the medium of human beings. Even in the case of Christ himself, he operated through human means, as also in the inspiration of Scripture. Some Jesuits have expressed the idea that the foundation of the Society of Jesus is in fact the life of St. Ignatius. One would also have to add his original companions. A charism is define as “gratia gratis data” , a grace freely given, not for the sanctification or the person who receives it, but for the building up of the Church, as mentioned above. In this it is distinguished from “gratia gratum faciens” (grace making one pleasing to God). This is also called sanctifying grace, which is a participation in the divine life, which makes us children of God and is received in baptism, and can be intensified by means of the other sacraments, especially the Eucharist, prayer and good works in general. St. Thomas Aquinas also distinguishes uncreated grace from created grace. Uncreated grace is God himself, whilst created grace is our participation in his divine life in as much as it elevates and transforms our human nature, without radically changing it into some other nature, angelical for instance. Then there is actual grace and habitual grace. The latter is the same as what used to be called sanctifying grace in the old catechisms. It is said to be “habitual” in the scholastic sense of “habitus”, a permanent disposition. In this sense virtues are also considered to be “habits” in that they are permanent dispositions which perfect human action, making it easier and more spontaneous to fulfill a virtuous act. Habitual grace is said to be an “entative” habit, that a permanent disposition which not only affects our action, but perfects our very being, so that there is a radical difference, on the level of being between being “in a state of grace” and not being so, that is being in sin. Actual grace is a particular stimulus which God freely gives us to help us do good acts and avoid evil. It is also passing. A charism, as distinct from these other types of grace, is directed towards the Church and not necessarily going to perfect the one who is the means of its communication. However, one may ask if it is not more difficult for a charism to be communicated to the Church by means of a person who is credibly a criminal. Certainly there is always a disproportion between the divine origin of the gift and the person chosen to communicate it, but it seems obvious that it can be better communicated by a saintly person as is the case of such saintly founders as Sts. Francis, Dominic or Ignatius. If the person chosen to communicate such a charism is pharisaical and has a seriously flawed character such as a homosexual, pedophile and drug addict, would this not be an extremely serious obstacle for the credibility of such a charism, supposing that it does exist and has been so discerned and approved by Church authorities? Otherwise, it would be like stating that the quality of the pipe or channel through which water flows does has nothing to do with the purity of the water. However, the matter is more serious. A charism in order to be truly capable of contributing to building up the Church would need to be lived out. If the founder, who we assume was chosen to communicate it to the Church failed to live it out and lived in a totally scandalous manner, then this charism would be in serious danger. Mother Theresa would hardly have been able to communicate her charism to the Church and the world at large if she had never gone into the slums of Calcutta, if she had never picked up dying people from the streets or founded shelters for victims of AIDS etc. If she had limited her action to telling others how important it is to do those things, she would have been considered a hypocrite and a cheat. Her witness and total dedication to the living out of the charism she received seem to be an essential part of it. If now, how could such a charism have been able to build up the Church and have such a tremendous impact in the world.
Maciel professed religious vows of poverty, chastity and obedience and lived a lavish lifestyle, moving around the world in the Concorde, First Class, in Mercedes Benz and BMW (members were told that he had a bad back and that only the seats of a Mercedes or BMW were good enough for him), staying at the Waldorf Astoria, the Hilton and Hyatt, having stocks of filet mignon shipped from Ireland to Rome because only the best of Irish beef was good enough for him. Besides, he considered it appropriate to visit possible benefactors in New York, landing in the garden of one of them in a helicopter, and ask them for money! As for the vow of chastity, it is hardly necessary to go into any details on this. As for obedience, it seems that he never obeyed any bishop or anyone else. He vehemently preached poverty, chastity and obedience to others. He apparently died in Naples, Florida, not exactly a shanty town like the slums of Calcutta where Mother Theresa worked herself to the bone. He frequently ridiculed and reprimanded others for their lack of “apostolic zeal”. One occasion he held a meeting with all the Principals of schools in Mexico City and went on a tirade to them because in his estimation none of them were living up to the demands of their positions. They were failing to get more people into Regnum Christi. One of the priests present stood up and asked him if he could go to his school and teach him what he was supposed to do, how he was expected to run the school and get many into Regnum Christi (remembers that all Legion activities are considered “open means of recruitment”, in Legion lingo in Spanish “medios abiertos de captación”). Maciel quickly backed off by saying that he was very busy. One may legitimately wonder how a charism could be communicated if the founder chosen to communicate it was light years away from living it out and bearing witness to it.
This hypothesis of an evolutionary change in the Legion may be valid, but not much can be expected in the short term. What we have seen since the Vatican’s disciplining of Maciel in May of 2006 doesn’t give us much hope that this evolution will take place any time soon. They are likely to continue with the tack that he was like Jesus who failed to defend himself before Pilate and the Chief Priest. The trouble with this analogy, as several commentators have pointed out, the latter are the Pope and the CDF, something which doesn’t wash. Part of the problem is that those in charge and many of the members are out of touch with reality. They seem to think that they lame duck arguments they are accustomed to give the members can wash with the outside world. Besides, the recent lawsuit against REGAIN demonstrates an unusual belligerence, which has brought them into line with such sects as the Church of Scientology and the Jehova’s Witnesses. Again, they are confirming the fact that they are out of touch with the reality of the globalized world because they seem to think that by means of expensive lawsuits they can shut their detractors up. The Legion drilled into the minds of its novices that they had to live the “Gospel without gloss”. In what Gospel do they find Jesus telling his followers to sue their detractors in the public court? So, for the present in any case, there is little hope of any evolutionary change in the Legion, unless it comes under Vatican pressure.
3.Retrenchment.
They could also take the line of retrenchment in their defensiveness and an attempt somehow rehabilitating Maciel’s tarnished image. This in the long run would be a futile exercise because with modern communications and particularly Internet, they cannot burnish his image or attempt to have him canonized, as the Opus did with its founder. The fact that they had a private funeral, although they did celebrate funeral Masses in various places, seems to indicate that they do realize that something is “rotten” in the case of Maciel, or that they can hardly fly in the face of reality. Nothing will happen soon, but it does seem clear that much will depend of the winds coming from the Vatican. It seems clear that Benedict XVI is not very happy with groups like the Legion and the Neocatechumenals. They definitive Statute of this latter group should have been approved in June of last year and it has been delayed, apparently because of similar problems to those of the Legion, sectarianism, parallel church and elitism, plus in the case of the NC, dogmatic problems. Once such groups are approved or tolerated in the Church, it is not easy to reform them because even if Statutes are approved, they tend to carry on business as usual. They also have a siege mentality and interpret constructive criticism as an all out attack on them, close ranks and fail to reform.

All in all, it is extremely unlikely that the Legion will walk down the road of radical reform, facing the sexual abuse issue squarely, asking for forgiveness of the many victims of Maciel’s misdeeds, both sexual and other. Besides that it needs to face the fact that several abusers have not only not been taken out of circulation, but have been promoted or sent to another minor seminary as superiors. The capacity of the human being for self delusion is almost infinite. Einstein stated on some occasion that two things amaze him, the order of the universe and the capacity of the human being for self-deceit. It is likely that there will be some evolution, but in the opinion of the present writer, the only true Christian option left open to the Legion is the first one. The Maciel legacy is so tainted, the very epitome of the Gospel that it is impossible to whitewash most of it. The congregation is permeated with it. Only this radical road will be capable of cleansing and purifying the Legion of the misdeeds of Maciel, in which many those in charge at present are complices. If they are incapable of this option, then it would seem that the Legion can be of little service to the Church and would be better suppressed.

La pederastia

Desde hace un tiempo a esta parte en España está en boga este tema. Precisamente desde que se encontró el cuerpo de la niña Mariluz que fue abusada y asesinada por un pederasta que ya había sido condenado por abusar a su propia hija, y en vez de estar en la cárcel, andaba suelto y cometió este horrendo crimen. Ahora su padre está involucrado en una campaña de recogida de firmas para lograr cambiar la ley y que tales delincuentes se enfrenten con la pena perpetua por este tipo de delito. Tuve ocasión de seguir un programa en Popular Televisión (que es de la Iglesia) donde se examinaba este tema. Uno de los panelistas, un funcionario de la Defensoría del menor, respondiendo a la pregunta de la moderadora, indicó que la pedofilia no tiene que ver con la homosexualidad, que son cosas muy distintas, y que de hecho la mayoría de los pederastas son heterosexuales. A primera vista, parece que tal afirmación es correcta. Sin embargo, conviene hacer una distinción que los psicólogos suelen hacer. Distinguen la pedofilia de la efebofilia. En el caso de la primera se trata del abuso de niños o niñas menores de doce años, mientras en el caso de la segunda, se trata de abuso de adolescentes. Por lo que se ha averiguado de los casos de los abusos sexuales de sacerdotes en Estados Unidos, la grandísima mayoría de los casos de los curas eran no de pedofilia, sino de adolescentes. En tal caso resulta que los sacerdotes culpables de estos abusos eran homosexuales.
El diario ABC de Sevilla informa en un reportaje de mayo de 2008 informa que “Aumentan un 20% los abusos sexuales a menores detectados por el SAS (Servicio Andaluz de Salud). En letra más pequeña se indica que 60% de las víctimas eran niñas y que con mucha frecuencia el padre era el agresor . Muchos de los abusos son detectados por médicos en los hospitales. Además se está dando abusos de menores sobre menores con cada vez mayor frecuencia. A veces niños abusados por mayores se convierten en abusadores de otros niños. El periódico entrevista al Médico Juan Gil, coordinador de Pediatría del Hospital de Valme de Sevilla bajo el título: “Un padre en Sevilla violaba a su hija de siete años mientras su mujer la sujetaba”. Se trataba, además de un empresario, un señor de traje y corbata. El mismo médico indica que encuentra caso de bebés lactantes que llegan a su centro médico abusados. Además, asegura el facultativo, hay padres que hacen mucho daño sin contacto físico: “Los hay que hacen el amor delante de los niños o los tocan mientras tanto. Y los hay que ven películas porno con ellos delante”, causando un daño igualmente grave a los niños, que con frecuencia repiten entres sus coetáneos los mismos comportamientos. “Tenemos muchas niñas que vienen con sangrado vaginal y los padres nos dicen que se han dado un golpe o que ha sido con la bici”. La mayoría de las veces ha sido su padre, un familiar o un amigo el culpable.
Surge la pregunta de si se daban tales casos con más o menos frecuencia antes. En realidad no es fácil responder. Los profesionales expertos en la materia indican que muchos de estos casos se dan no en familias tradicionales, sino situaciones de rotura de las parejas etc. Los medios de comunicación tienden a rasgarse las vestiduras cuando se dan tales casos, pero ¿qué tipo de agenda proponen ellos para la sociedad? Una sociedad que está obsesionada con el sexo, donde comúnmente se piensa que el ser humano tiene un supuesto derecho al mayor goce sexual posible; donde no se premia el autocontrol, el respeto por el propio cuerpo y el del prójimo; donde la sexualidad está banalizada. Tal vez en una situación de mayor control social muchos de estos victimarios no hubieran llegado a cometer tales abusos. Si la sociedad ha llegado a considerar el aborto un derecho civil, si el número de nacimientos de niños con Síndrome Down ha disminuido en un 30%, precisamente porque se abortan a esos niños, ¿cómo no se van dar otros tipos de violencia y barbaridades, como éstas dadas a conocer en este artículo? La Madre Teresa de Calcuta consideraba el aborto como la mayor pobreza y la mayor violencia.
En la última época del Imperio Romano se fueron multiplicando los abortos, la exposición de los niños, pues se tiraban en los basureros. La gente no deseaba tener hijos y muchas mujeres de la alta sociedad consumían pociones de hierbas para evitar la concepción de hijos. Luego vino la caída del Imperio, debido en parte al invierno demográfico y a los problemas económicos provocados por una inflación altísima. Las autoridades hacían alianzas con algunos de los pueblos bárbaros permitiéndolos establecerse dentro de los confines del imperio. Los permitían servir en el ejército. ¿No está sucediendo algo similar en la vieja Europa donde los emigrantes musulmanes están teniendo muchos hijos y congregándose en guetos dentro de las ciudades europeas? Puede que sean la quinta columna de fundamentalismo islámico gracias al que podrán conquistar Europa, que no lograron hacer en la Edad Media en la era del Renacimiento. La multiplicación de leyes y la acción policial no va a detener esta y otras plagas en nuestra sociedad. Si la sociedad no busca la virtud y el autocontrol en sus miembros, como ya indicaba Aristóteles, vamos a asistir a un aumento de estos comportamientos aberrantes. El Internet lo está haciendo más fácil para los pederastas. Puede que estemos asistiendo al final de una época y el nacimiento de una nueva edad oscura, pese a los grandes avances científicas, que no van de la mano de avances en la ética.

Preguntas frecuentes sobre la fe cristiana (FAQ)

PREGUNTAS FRECUENTES SOBRE LA FE CRISTIANA (FAQ)
¿Yo soy católica no practicante, por qué tengo que asistir a la Iglesia?
En primer lugar vamos a examinar la noción de católico practicante y no practicante. La fe católica es más que una mera práctica. Uno practica deporte o practica el piano. Se trata de un ejercicio saludable o realizar alguna actividad que a uno le gusta y le produce placer. El que practica deporte o montañismo u otra actividad saludable percibe un beneficio por el hecho de realizar esta práctica. Puede tratarse de un beneficio para la salud, o una ayuda para la formación de la voluntad, o puede darnos una ocasión para unos encuentros provechosos con amigos, todo lo cual es muy bueno, pero no es estrictamente necesario practicar esa u otra actividad. Se trata de una actividad saludable y recomendable, pero se trata de algo prescrito o de vida o muerte. No tiene que ver con el sentido último de nuestra vida.
En cambio, ser católico no es una actividad opcional que se puede o no practicar. Se trata de una serie de postulados que uno acepta como verdad, pero no unas verdades especulativas que poco o nada tienen que ver con la vida real. Uno es católico porque considera que la fe que enseña la Iglesia Católica es la verdad que da sentido a nuestra vida y a todo el universo. Esto no quiere decir que todas las verdades que podemos conocer proceden de la fe. Hay también verdades científicas, que no son producto de la fe y otras. Pero la fe católica asume también esas verdades, pues no puede haber contradicción entre una verdad y otra, o sea una verdad de fe y una descubierta por la ciencia.
Ahora nos conviene resumir el contenido de la fe católica, que no es algo fácil de hacer en pocas líneas. El contenido de la fe queda resumido en el Credo, que todos los domingos recitamos en la Misa después de la homilía. También queda ampliamente expuesto en el Catecismo de la Iglesia Católica, publicado en las diversas lenguas en 1992. Posteriormente en el año 2005 se publicó un resumen o Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. El hombre es un ser autoconsciente y libre, con una libertad no absoluta sino relativa. Es un sr abierto y no completamente hecho que buscar perfeccionarse y alcanzar la felicidad a través de hacer el bien y evitar el mal. No se ha dado a sí miso la naturaleza que tiene, es decir, que es una criatura. Tiene un alma espiritual y por ello inmortal, a diferencia de los animales. Está en la cúspide del mundo material y tiene un destino eterno. La fe considera que el hombre tiene un destino eterno con Dios, pero que en los inicios de la historia cayó en el pecado con el que rechaza el proyecto de Dios sobre él, esto se denomina pecado original. Como consecuencia tiene tendencias tanto al bien como al mal, y por sí mismo no es capaz de alcanzar la tan deseada felicidad y vida plena. La fe cristiana cree que Dios ha intervenido en la historia del hombre para revelarle su plan de salvación. Esto lo hizo primero al escoger a Abrahán y formar su pueblo elegido a través de él y de su descendencia, que es el pueblo de Dios o el Pueblo de Israel. Selló su alianza con ese pueblo a través de Moisés. La Biblia en el Antiguo Testamento relata toda la historia de ese pueblo entre la infidelidad y las renovadas promesas de Dios de la futura venida del Mesías. Creemos que ese Mesías llegó al mundo en la persona de Jesucristo, nacido virginalmente de María Santísima, en tiempos del Emperador Augusto. Además que ese Jesús, hijo de María, es el Hijo mismo de Dios, que compartió en todo nuestra condición humana menos el pecado, que predicó el mensaje del reinado de Dios, que hizo muchos milagros y al final fue crucificado bajo el gobernador Poncio Pilato. Luego, resucitó de entre los muertos y se hizo presente en medio de sus discípulos, que de haber perdido toda esperanza en Él se hicieron heraldos de Él y de su mensaje, fundando su Iglesia y llevándola a las principales ciudades del Imperio Romano del siglo I de nuestra era. La fe cristiana está centrada en la persona de Jesucristo, como Hijo de Dios y Salvador que nos revela a Dios como Padre y actúa en la Iglesia y el mundo por medio del Espíritu Santo, que también es Dios con el Padre y el Hijo. Así forma la familia de Dios que es la Iglesia, nuevo Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo al que se llega a formar parte por medio de la fe y el bautismo. Nosotros llegamos a ser hijos de Dios por el bautismo y esta vida nueva se desarrolla a lo largo de la vida con la ayuda de los demás sacramentos, las virtudes teologales de la fe, la esperanza, la caridad y las virtudes morales, la vida comunitaria basada en el amor fraterno. El cristiano espera el cumplimiento de su unión con Cristo y su Iglesia en la vida futura o escatológico, o en la Iglesia celestial también en unión con los ángeles y los santos. Para alcanzar esta meta tiene que vivir según el nuevo modelo de vida que encarna Jesús, y esto le exige la conversión continua. Eso dependerá del juicio que realizará Jesucristo, juez de vivos y muertos al final de nuestra vida y al final de la historia.
¿Entonces, qué significa ser católico practicante o no practicante? Se entiende que el practicante es uno que toma en serio el compromiso asumido en el bautismo, que vive con conciencia su vida cristiana, que se da cuenta de que la Iglesia es una comunidad de fe en la que encontrará a Jesucristo su Señor, amigo y hermano. Forma parte de esa comunidad y asume las obligaciones que van anejas a esta condición. Intenta conocer la Palabra de Dios en la Biblia y así conocer a Jesucristo, pues sabe que “ignorancia de la Sagrada Escritura es ignorancia de Jesucristo”. Participa en la asamblea litúrgica dominical y se alienta de la Palabra de Dios y de la Eucaristía como Pan de Vida. Se da cuenta de que sin amar al prójimo y en particular a los más necesitados no puede ser verdadero discípulo de Jesucristo, de manera que intenta ser solidario con los pobres y necesitados, a través de Caritas u otros organismos de la Iglesia. Se da cuenta de que su fe es el gran tesoro que da sentido a su vida y siente la necesidad de ser testigo de ella en su entrono, tanto familiar, como laboral y social. Se compromete en la acción evangelizadora de la Iglesia, además de interesarse por el bien de su comunidad y de todo el género humano.
¿Entonces, el así llamado “católico no practicante” qué será? Se le puede denominar uno que es “culturalmente católico”, es decir, que ha nacido y vive en un país de tradición católica, como España o Italia. Es uno que en general que vive con una gran superficialidad, que no ha recibido una buena catequesis y desconoce los fundamentos de la fe cristiana. Tampoco se interesa por conocerlos y se escuda en que “no tiene tiempo”, que tiene que trabajar, que los curas son hipócritas y otros muchos pretextos como decir que los que participan en la parroquia son malos, que tienden a tranquilizar su mala conciencia cuando llega a pensar seriamente en lo que verdadera importa en la vida, que es muy raramente. Es una persona sumida en la vorágine del consumismo, en esclavitud del trabajo para alcanzar la tan deseada calidad de vida, es decir, abundancia de bienes materiales. En muchos aspectos, aunque se profesa católico, difiere poco de un Masón, o de un ateo. Su información acerca del cristianismo y la Iglesia proviene de los medios de comunicación que generalmente son muy contrarios a la Iglesia y tergiversan las informaciones acerca de la misma, por ser incapaces de presentar reportajes objetivas acerca de la Iglesia. Asumirá muchos de los prejuicios que pululan en estos medios acerca de la Iglesia, de su supuesta riqueza etc. Desconoce la doctrina de la Iglesia, pero se siente autorizado para rechazar su moral sexual por ejemplo.
En esto puede haber más o menos. Bastantes que se denominan católicos no practicantes, puede que no acepten el aborto o la eutanasia, o al menos no el aborto de fetos viables de siete o más meses, pero sí rechaza la doctrina de la Iglesia acerca de cuestiones como las relaciones sexuales prematrimoniales o el uso de los anticonceptivos. Por lo tanto, podemos concluir que el que se denomina católica no practicante es una persona superficial que no plantea las cuestiones verdaderamente importantes en su vida como el sentido mismo de la vida. Se considera demasiado ocupado para eso. Sí desea hacer el bien para sus hijos y ser buen ciudadano, pero la cuestión del sentido de la vida o de Dios está muy lejos de sus preocupaciones diarias. Puede que en algún momento de dificultad o angustia recurra a Dios para pedirle algo, pero se trata de un dios falso tapagujeros, o un dios fontanero. Acude a la Iglesia en la ocasión de funerales, y posiblemente no entra, sino se queda fuera en la plaza. Se casa en la Iglesia, tal vez por ser tradicional, una ceremonia más solemne o para complacer a los padres.
Creo que con la descripción que he hecho de así llamado católico no practicante, podemos comprender su pregunta ¿por qué tengo que ir a la Iglesia? Ve su pertenencia a la Iglesia como una obligación de asistir a unas ceremonias cuyo sentido desconoce ni hace intento alguno por captar. Le parece un pérdida de tiempo, pues se considera muy ocupado y no ve que lo que sucede en su parroquia tenga nada que ver con sus preocupaciones concretas de cada día. Si es varón, puede considerar que se trata de cosa de mujeres. Por otra parte, en algunos casos puede que sus amigos, que tampoco participan en la parroquia, lo ridiculicen. El miedo de quedar en el ridículo es un factor muy potente en nuestra sociedad. Pese a que se consideran personas libres, muchos son esclavos del “qué dirán”.

La concienica del pecado

Se dice que el catolicismo tradicional enfatizaba demasiado el pecado, y en particular los pecados relacionados con la sexualidad humana. Puede ser que haya sido así. Lo cierto es que muchos católicos se confesaban con cierta frecuencia, al menos varias veces al año, sobre todo en la Cuaresma y la Semana Santa. Cuando yo era niño en Irlanda había cuatro sacerdotes en mi parroquia, en un pueblo que tenía unos 3000 habitantes. Cada sábado los cuatro se dedicaban a confesar durante una hora y media a mediodía a niños, en la tarde de 7.00 a 9.00 a adultos. Había que esperar el turno y a veces bastante. Probablemente estas confesiones distaban bastante de ser celebraciones ideales del Sacramento. Lo cierto es que si la gente acudía, y sobre todo en tiempo de Cuaresma y Semana Santa, es que tenía conciencia de haber pecado y de querer recibir el perdón de Dios. Ciertamente impresiona leer los casos de grandes confesores como el Santo Cura de Ars o el Padre Pío que dedicaban tantas horas al confesionario. Lamentablemente las cosas han cambiado. Ya en el año 1946 el Papa Pío XII comentaba que el gran pecado del siglo XX era el hecho de haber perdido el sentido del pecado. Tengo más de 27 años de ministerio sacerdotal, ejercido en un total de siete países, y he de confesar que he pasado bastantes horas en confesionarios, pero en la mayoría de los casos desocupado, pues casi nadie acudía a recibir el Sacramento del Perdón.
Un gran porcentaje de los que sí acuden son mujeres. Da la impresión que casi los únicos que se confesar ya son los niños que van a recibir la Primera Comunión. A veces les acompañan algunas de las madres y algunas acuden. Muchos vienen a decirle al sacerdote que no tienen pecados que confesar, pese a haberse realizado una celebración penitencial, con un examen de conciencia con la ayuda de unas preguntas pormenorizadas basadas en los diez mandamientos, las virtudes teológicas y cardinales, y los deberes de un cristiano. No pocas aseguran al sacerdote que no han cometido ningún pecado, pese a no haber acudido al sacramento en veinte o más años. Incluso no faltan los que aseguran al sacerdote que jamás han cometido pecado alguno en toda su vida. El sacerdote intenta ayudarles con unas preguntas concretas que puedan ser útiles para un examen de conciencia, pero por lo general aseguran que no tienen pecado. Eso sí, bastantes de ellos no participan en la Santa Misa los domingos, y menos contribuyen a su parroquia. Eso sí, tienen la excusa de que no tienen tiempo debido a las abundantes ocupaciones, cuidado de los niños, pese a tener cuando mucho dos. Suelen asegurarle al sacerdote que no tienen pecados graves y se justifican o no se acusan directamente diciendo algo como: “uno miente, uno se enfada con los niños”. Éste se encuentra en un apuro porque el Sacramento de la Penitencia o la Reconciliación es un Sacramento para el perdón de pecados, y confesar al menos algún pecado, aunque sea menor, es condición necesaria para recibir el sacramento. Una hojeada muy somera de la Biblia nos revela que en casi cada página el hombre peca. De hecho en el sexto capítulo del Libro del Génesis leemos: “Viendo Dios que la maldad del hombre cundía en la tierra y todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continua, el pesó a Dios haber hecho al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón” (vv 5-6). Se podría multiplicar los textos hasta la saciedad, de manera que, o la Biblia está equivocada o algo pasa con nuestra gente devota o más o menos devota que acude a nuestras parroquias hoy día en estos países occidentales. He observado que en lugares donde todavía se confiesan los fieles con cierta frecuencia, como he visto en Argentina, no es así. La gente viene y con naturalidad confiesa sus pecados, le hace algunas consultas al sacerdote, reza el acto de contrición.
Difícilmente podemos exagerar la importancia de la necesidad de la conversión en el seguimiento de Jesucristo. El mismo Jesús, siguiendo la huella trazada por su precursor Juan Bautista, inició su predicación con una llamada urgente a la conversión, como nos lo relata San Marcos en el inicio mismo de su evangelio: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca, convertíos y creed el Evangelio” (Mc 1,15). Es que Dios nos toma en serio, toma en serio nuestra libertad, como podemos observar en otros episodios de la vida de Jesús, como por ejemplo el acontecimiento de la caída de la torre de Siloé en la que se murieron 18 personas, o los galileos que Pilato mandó matar. La reacción de Jesús es muy significativa: “Si no os convertís, pereceréis todos de la misma manera”.
El Papa Juan Pablo II atribuía esta pérdida de sentido del pecado al secularismo reinante: “El «secularismo» que por su misma naturaleza y definición es un movimiento de ideas y costumbres, defensor de un humanismo que hace total abstracción de Dios, y que se concentra totalmente en el culto del hacer y del producir, a la vez que embriagado por el consumo y el placer, sin preocuparse por el peligro de «perder la propia alma», no puede menos de minar el sentido del pecado. Este último se reducirá a lo sumo a aquello que ofende al hombre. Pero precisamente aquí se impone la amarga experiencia que el hombre puede construir un mundo sin Dios, pero este mundo acabará por volverse contra el hombre. En realidad, Dios es la raíz y el fin supremo del hombre y éste lleva en sí un germen divino. Por ello, es la realidad de Dios la que descubre e ilumina el misterio del hombre” (Exhortación “Reconciliatio et paenitentia”, 18). También Benedicto XVI en una alocución reciente decía: La pérdida de la conciencia del pecado es una consecuencia de la pérdida del sentido de Dios. Donde se excluye a Dios de la vida pública, se pierde el sentido de la ofensa de Dios, la verdadera conciencia del pecado” (10-10-06 a los obispos canadienses).
Hay un grave déficit de catequesis, no solamente de los niños, sino sobre todo de los adultos. La cultura dominante es de indiferencia religiosa. Muchos de los que acuden a la parroquia de vez en cuando para pedir algún servicio, señal de que no se han separado del todo, en la práctica viven como si Dios no existiera. También algunos de los que acuden con asiduidad a la Iglesia se consideran exentos de pecado también. Ambos grupos tienen un desconocimiento casi total de la Biblia, más los del primer grupo que el segundo. No leen literatura católica ni escuchan radio católica de manera que la información que reciben de Dios y de la Iglesia les viene filtrada por los terminales mediáticos secularistas. Algunos de los católicos practicantes terminan asumiendo los mismos criterios del mundo de su alrededor. Hace poco estuve conversando con una par de señoras devotas acerca del problema los abortos ilegales que ha saltado a la prensa por los casos dramáticos de la Clínica en Barcelona que tiene máquinas trituradoras para deshacerse de los cuerpos de los niños abortados de 7 o más meses de gestación. Ellas comentaban que es una pena que no se dan a conocer mejor los medios anticonceptivos para poder evitar los abortos. Ellas han tragado la propaganda de que el aborto es resultado del no uso de los anticonceptivos. La realidad es otra, demostrada por estudios en Estados Unidos. Más se utilizan los anticonceptivos, más abortos habrá. Hay una continuidad entre el recurso a los anticonceptivos y el aborto. SE trata en todo caso en una actitud anti-vida en cada caso, de egoísmo feroz, además de otros problemas como la falta de apoyos que la mujer con un embarazo no esperado encuentra.
Si falta luz uno no puede ver manchas negras. El pecado se puede apreciar en su verdadera dimensión cuando se está cerca de Dios. Por eso, los santos se confiesan con frecuencia, y no creo que pensemos que tengan más pecados que los demás mortales. Alguno ha comentado que hay dos tipos de cristiano, los santos que se consideran pecadores, y los pecadores que se consideran santos. Otro observaba que muchos creen tiene una gran fe en la Inmaculada Concepción, no tanto de la Santísima Virgen, cuanto de ellos mismos. La Primera Carta de San Juan dice que “el que dice no tener pecado es un mentiroso y Dios no está en él”. Aquí el autor supone que cualquiera reconoce que es pecador, pero hoy día muchos, tan vez la mayoría de los cristianos se están engañando al vivir una vida superficial, en un mundo secularizado y llegando a ser incapaces de reconocer la luz de Dios, y por tanto las grandes manchas del pecado en sus vidas.
Tanto el Antiguo Testamento como el mismo Jesús, afirman que el resumen de todos los mandamientos de la Ley de Dios es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y al prójimo como a ti mismo”. Luego Jesús cuenta la parábola del Buen Samaritano para enseñarnos quién es el prójimo, el más cercano. Resulta que el prójimo era el Samaritano, enemigo nato del judío, a quien un buen judío no hacía más que despreciar. Ni siquiera lo saludaría, mucho menos socorrerle, llevarle a una posada, mandar al posadero que lo cuidara y comprometerse a pagar los gastos incurridos. ¿Quién puede decir sinceramente que cumple este mandamiento, o la otra parte de amar al prójimo como a sí mismo? ¿O quién puede decir que cumple a la perfección los criterios que pone Jesús en su relato del Juicio Final”: “Tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber, fui forastero estuve, enfermo, en la cárcel y me socorristeis”. Al parecer algunos de nuestros católicos que se declaran no practicantes aseguran que sí cumplen todos estos requisitos del seguimiento de Jesús.
San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales se propone ayudar al cristiano a “buscar y hallar la voluntad de Dios en su vida”, a eliminar los obstáculos que encuentra en su camino hacia el fin que Dios le ha dado como criatura suya. Parece obvio que cualquier actividad humana está orientada a alcanzar algún fin, como índice el adagio latino de los antiguos escolásticos: “omnis agens agit propeter finem” todo agente actúa en vista de un fin). Por lo tanto, parece lógico que el ser humano, que es el único en el mundo que goza de autoconciencia y que puede conocer el fin por el que actúa, se renuncie a pensar o considerar el sentido último de su vida. Es inevitable que esta cuestión del fin, del sentido de la propia vida surja de vez en cuando al menos, pero lo común es que rápidamente nuestros contemporáneos lo repriman, se distraigan en la consecución de sus fines diarios, como son el trabajo, la así llamada “calidad de vida”, y sobre todo lo demás la salud, porque consideran que sin salud no pueden gozar de los demás bienes y pueden llegar a ser dependientes de otros. Cuando vienen jóvenes, no tan jóvenes, pues hoy día casi nadie se casi antes de los 30 años, a pedir casarse o el bautismo de un niño, suelo plantearles esta pregunta sobre el sentido de la vida, lo más importante de todo en la vida. La mayoría no tienen duda en afirmar que se trata de la salud. Cuando les interrogo acerca de la naturaleza de la salud, en qué consiste, no saben qué contestar. Les parece una pregunta tonta, una perogrullada. Luego cuando les digo que todos, si no nos morimos como resultado de un accidente, vamos a ir perdiendo poco la salud, que algunos nacen sin salud o con una precaria salud, si su vida no tiene sentido. No saben qué contestar. Si bien es cierto que la salud es un bien importante en la vida, pero la salud no lo es todo. ¡Cuántas personas con salud disminuida a lo largo de toda la vida viven una vida plena, dedicada a Dios y a los hermanos! Otros muchos que han sufrido accidentes graves que los han dejado incuso paraplégicos logran superar en gran medida la discapacidad y alcanzar un notable nivel de felicidad, o como se suele decir hoy día “calidad de vida”! Sin embargo, pocos son los que aprecian que lo más importante no es tener o no salud, sino tener fuerza interior de alma, tener fe, amor a Dios y al prójimo para ir superando los obstáculos que inevitablemente se nos presentan en la vida, e ir alcanzando el fin último que en el evangelio se denomina “la vida eterna”.
Pocos son los que aprecian lo que se ha dado en la vida del creyente con el bautismo, lo que se llamaba antes con más frecuencia, la vida de gracia, o la incorporación en Cristo. En el fondo lo que hay es un debilitamiento de la fe, el olvido de la meta de la vida cristiana. Marx y Nietsche acusaban a los cristianos de ocuparse tanto de la vida futura que se olvidaban de la vida presente y la necesidad de mejorarla. Al parecer les han hecho caso, de manera que ahora nos hemos olvidado de la vida eterna, de la meta de nuestro caminar en este mundo. Recordemos, pues, la frase evangélica que tanta mella hizo en el alma de San Francisco cuando era compañero de San Ignacio en la Universidad de París: “¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida”.