sábado, 23 de abril de 2022

EL APOCALIPSIS I

HOMILÍA PARA EL SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA, 24 DE ABRIL DE 2022.


Este segundo domingo de Pascua corresponde al octavo día de la Pascua. El octavo día es un concepto muy importante y reiterado en la Biblia. Volviendo al primer capítulo del Génesis encontramos los siete días de la creación siendo el domingo el primero y el último el sábado o día de descanso. Sigue luego el octavo día que es también domingo y corresponde al día de la nueva creación, del nuevo mundo inaugurado por la resurrección de Jesucristo Nuestro Señor. Ya he comentado que la resurrección es el misterio central e imprescindible del cristianismo. San Pablo en el c. 15 de su primera carta a los corintios lo expresa claramente. Si Jesucristo no ha resucitado y por lo cual tampoco nosotros tenemos esperanza alguna de la resurrección y la nueva vida que se nos ha prometido en el bautismo, el cristianismo es un fraude y nosotros los más miserables habiendo puesto nuestra esperanza en un fraude. Sin la resurrección de Jesús, la Iglesia no existiría y el mundo sería otro.


También este domingo ha sido declarado Domingo de la Misericordia por el Papa San Juan Pablo II, siguiendo la petición de Nuestro Señor comunicada por la monja polaca San Faustina de establecer esta conmemoración de la misericordia en este domingo. Además, hoy damos inicio a una serie de lecturas, la segunda, tomada del Libro del Apocalipsis. No es que se lee con frecuencia este libro en nuestra liturgia, vamos a comentarlo dentro de lo posible en las próximas siete domingos del Tiempo de Pascua. Es un libro sumamente apropiado para el tiempo de Pascua. Se trata del último libro de la Biblia y esto no es algo de poco monto. La Biblia, tanto el antiguo como el nuevo testamento, es un conjunto de libros o escritos de diversas índoles considerados inspirados por Dios, no dictados como los musulmanes piensan acerca del Corán como dictado por el Arcángel Gabriel a Mahoma. Los autores bíblicos movidos por Dios, escribieron con su propio estilo, sus propias palabras. En el caso del Antiguo Testamento, se fueron ordenando a lo largo de los siglos llegando a completarse en los últimos siglos antes de Cristo. El Nuevo Testamento, de manera similar se fue compilando a lo largo de los siglos II y III de manera especial. Ya en el siglo IV con San Atanasio de Alejandría se había establecido el canon bíblico completo que tenemos ahora y finalmente fue definido por el Concilio de Trento en el siglo XVI como definitivo de manera que no no se puede añadir ni quitar nada de lo definido por ese concilio ecuménico. Algunos escritos demoraron más tiempo que otros en ser incorporados al Canon, entre ellos está nel Apocalipsis, la Carda de Santiago, y la de los Hebreos. En este momento no es el caso de entrar en este tema, pero señalar que el Libro del Apocalipsis ha sido colocado al final como el último. Más adelante, cuando lleguemos a comentar los últimos capítulos volveremos a este tema.


La palabra apocalipsis significa revelación, palabra que significa recorrer el velo. Así comienza nuestro libro: Revelación de Jesucristo: se la concedió Dios para manifestar a sus siervos lo que ha de suceder pronto, y envió a su ángel para dárselo a conocer a su siervo Juan.

Un ángel ha sido enviado a comunicar el mensaje del libro a un cierto Juan que sería el vidente. Tradicionalmente, al menos desde el siglo IV, este Juan es conocido como el mismo a quien se atribuye el cuarto evangelio. Sin embargo, en épocas más recientes los autores no ven tan claro que sea de San Juan Evangelista, hijo de Zebedeo. Esto se basa en un análisis del lenguaje que maneja. El ángel mencionado pudiera ser el mismo Jesucristo que comunica su mensaje a este Juan. Conviene señalar que en la iglesia primitiva había muchos profetas que tenían una posición importante y San Pablo los coloca después de los mismos apóstoles.


La primera parte del libro consiste en un saludo y unas cartas dirigidas a las siete iglesias: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea. Todas estas ciudades se encuentran en lo que es ahora la parte sur este de Turquía o Asia Menor. San Pablo había evangelizado aquellos lugares y en el libro de los Hechos de los Apóstoles podemos encontrar abundante información sobre sus viajes en aquella zona. Se trataba de un lugar donde el cristianismo había sido arraigado fuertemente. El saludo se asemeja a los que San Pablo utilizaba en sus cartas: Gracias y paz a vosoros de parte de Aquel que es,que era y que va a venir (1,4). Jesucristo es aquel que es, que era y que vendrá. Se trata del Señor resucitado que, como afirma Juan en su Prólogo, el logos por el que todas las cosas fueron hechas, que también es Rey y Sacerdote que gobierna cielo y tierra. Es testigo fiel. Es el Primogénito de entre los muertos. Jesucristo es el primero en alcanzar la nueva vida, la nueva generación y se hace Rey y Sacerdote. A él le toca todo poder en el cielo y en la tierra y como es el primero, muchos lo van a seguir.


Después de la introducción vienen las siete cartas a las Iglesias de Asia. Primero el autor dice que un domingo cayó en éxtasis. Importante este detalle, pues la visión la tuvo un Día del Señor. SE encontraba en la Isla de Patmos que se encuentra en la costa de lo que es ahora Turquía. Se trata de una isla a donde enviaban los romanos los revoltosos, un poco como lo fue Australia al inicio de siglo XIX. SE supone que había una persecución y mayormente se piensa que se trata de una persecución de parte del Emperador Domiciano, que era conocido como un tirano. Sin embargo, hoy en día hay expertos que niegan que hubiera una gran persecución sino una local y de poca importancia. El vidente escuchó una voz potente que le ordenaba escribir lo que oía y veía en un libro. Había siete candelabros de oro, cosa que nos ha de recordar del candelabro de siete brazos de los judíos que había en el templo. El personaje que vio estaba en medio de los candelabros “una figura humana” vestido con una túnica “con un centurón de oro a la altura del pecho”. Al verlo el vidente cayó a sus pies como muerto”. Este tipo de vestido sería de un sacerdote o Sumo Sacerdote. Obviamente, se trata de Jesús que además le dice luego de haber colocado su mano derecha sobre él: “No temas. Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos y tengo las llaves de la muerte y del abismo. El Señor Jesús le manda escribir todo lo que ve.


Muchos piensan que el Apocalipsis trata del fin de los tiempos, pero si fuera así son se podría explicar que entrega un mensaje para todos lo tiempos, pues el fin del mundo vendrá en una época mientras el mensaje del Apocalipsis es para ahora y e futuro. Sí ha mucho desorden, una verdadera hecatombe. Esto se explica porque un mundo que no está sujeto al dominio de Jesucristo Rey del Universo es un caos. Es verdad que con su resurrección Jesús ha logrado la victoria sobre el mal, el pecado y el demonio, pero todavía no se manifiesta plenamente u eso no se dará hasta su segunda venida o parousía, palabra que significa llegada y se traduce al latín como advento. o llegada.


Estamos al final de una época y todo lo antiguo está pasando, por eso el caos, y todavía no aparece a nosotros el triunfo del Señor. Por ello, nos corresponde la vigilancia para estar listos y preparado para el momento que llegará el Señor para llevarnos consigo a la verdadera vida que ha conquistado con su muerte y resurrección.





 

sábado, 16 de abril de 2022

CRISTO HA MUERTO, CRISTO HA RESUCITADO, CRISTO VOLVERÁ A VENIR EN SU GLORIA

HOMILÍA DE DOMINGO DE LA RESURRECCIÓN 17 DE ABRIL DE 2022.


“Cristo ha muerto. Cristo ha resucitado. Cristo volverá”. Sabemos que todo lo que existe en nuestro mundo termina, llega a su fin. Las plantas, incluso los árboles majestuosos al final terminan mueren. Es verdad que no nos gusta pensar en la muerte. Hoy en día es un tema que no se debe mencionar. La muerte de un niño nos impresiona y pensamos que algo ha fallado, el niño no ha podido completar el tiempo que según la Biblia es el normal para el hombre “setenta años y ochenta para los que son fuertes”. No obstante el horror que nos provoca la muerte, el Papa San Juan Pablo II declaró que vivimos en “la cultura de la muerte”. Se refería en primer lugar al hecho de que millones de niños no nacidos son masacrados cada año sin siquiera tener la posibilidad de nacer. “Cristo ha muerto”. Sí murió de la manera más horrorosa a apenas 33 años. Todos los discípulos que estuvieron presentes cerca de la cruz, en su sepultura como María de Magdalena, José de Arimatea y Nicodemo y constataron el hecho de su muerta en la cruz y su sepultura obviamente pensaban que todo lo maravilloso que Jesús había logrado con su Palabra, con sus milagros extraordinarios había acamado. Como todo lo demás que existe en este mundo, había muerto y por eso sufrieron tanto. Como dijeron los dos discípulos de Emaús “nosotros pensábamos que él fuera a liberar a Israel”, pero pese a la gran esperanza que tenían, se acabó. Murió y fue sepultado. Hay biblistas y teólogos que han propuesto la teoría según la cual, los discípulos mantuvieron el gran recuerdo de Jesús y todo lo que hizo y de esa manera “resucitó”,pero esto es una falsedad que no tiene fundamento en el Nuevo Testamento.


“Cristo ha resucitado”. Ni María Magdalena, ni las otras mujeres, ni San Pedro, ni San Juan ni nadie esperaba que al llegar al sepulcro el domingo en la mañana el tercer día desde la muerte de Jesús que Jesus “ha resucitado”. Llegaron al sepulcro y descubrieron que su cuerpo no se encontraba en el sepulcro. Lo primero que se le ocurrió a María Magdalena era que habían robado el cuerpo, y cuando vio un hombre en el huerto, suponiendo que se trataba del hortelano, y quería saber donde lo habían llevado para que ella fuera a recuperarlo. Ciertamente, el hecho de haber descubierto que la tumba estaba vacía de parte de María Magdalena no es un prueba de la resurrección pero sin este hecho los apóstoles no hubieran proclamado que Jesús había resucitado. Es cierto que algunos judíos, particularmente los fariseos, esperaban una resurrección de los justos al final de los tiempos, pero nadie esperaba que tal hecho pudiera adelantarse y darse en el caso de Jesús.


La importancia de la resurrección de Jesús de entre los muertos no se puede exagerar, San Pablo dice claramente a los Corintios, que si Cristo no ha resucitado nuestra predicación es vana, no tiene ningún sentido. El misterio de la resurrección es el centro de toda la fe cristiana. Si no resucitó San Pablo afirma que somos las personas más miserables. San Pedro afirma en su discurso en le Día de Pentecostés: Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreno, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis, a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la cruz por mano de los impíos; 24 a éste, pues, Dios le resucitó librándole de los dolores del Hades, pues no era posible que quedase bajo su dominio”. SE trata del primer discurso público en el mismo día de Pentecostés.


San Pablo afirma que él recibió el mensaje de la resurrección de Jesús “os transmití ,en primer lugara mi vez recibí, que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer dia...Y se no resucitó Cristo, vacía es nuestra fe, vacía es también vuestra fe”. Más clara el agua, es decir, la fe en la resurrección es la piedra angular de nuestra fe cristiana. A lo largo de lo siglos, los cristianos se saludaban con gran alegría en este día “Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado”.


Este hecho es la prueba definitiva de que lo que hay en nuestro mundo, todo lo que experimentamos en este mundo pasajero no es todo lo que existe. Con la resurrección de Jesucristo, afirma el Papa Benedicto XVI, se ha descubierto una nueva dimensión de la realidad. Nuestra existencia no termina en este mundo. Por eso, al descubrir el hecho de que Jesús había resucitado de entre los muertos, los apóstoles y discípulos que tuvieron la gracia de experimentar sus apariciones se llenaban de alegría. También nosotros podemos experimentar esta misma alegría y tener una gran esperanza de encontrarnos con el Señor Resucitado, como escribe San Pedro en su primera carta: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible , reservada en los cielos para vosotros”


 

sábado, 2 de abril de 2022

NO PEQUES MÁS

HOMILÍA PARA EL QUINTO DOMINGO DE CUARESMA CICLO C, 3 DE ABRIL DE 2022.


En esta homilía voy a seguir una pauta dada por Monseñor Robert Barron, muy conocido como predicador y escritor. En primer lugar llama la atención sobre el pasaje del Profeta Ezequiel, en la época del exilio en Babilonia cuando tanto el templo como la ciudad de Jerusalén fueron destruidos por el Rey Nabocadonosor de Babilonia en el año 587/586 a. C. Exequiel se encontraba en Babilonia y tuvo una visión de la gloria de Dios separándose del templo como una nube y yendo hacia oriente, hace el Monte de Olivos. Aunque después el templo fue reconstruido, no hay ningúna mención de la vuelta de la gloria del Señor al templo en el Antiguo Testamento. En el c, 8 del Evangelio de Juan, se dice: “Más Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el tiemplo, y todo el pueblo acudía a él. Por lo tanto, podemos ver la vuelta de Jesús del Monte de los Olivos como el retorno de la gloria de Dios al templo donde se puso a predicar a la gente.


En segundo lugar, Monseñor Barron parte de un aspecto del pensamiento de un gran filósofo francés, René Girard, un católico devoto sobre el conflicto entre humanos y de manera concreta sobre la costumbre de provocar unos chivos expiatorios (“scapegoating) en inglés. La teoría de Girard se denomina “deseo mimético”. La teoría de Girard se expresa muy bien en nuestro pasaje evangélico de hoy.


Se trata de la mujer pillada en flagrante adulterio que se encuentra en el c. 8 del Evangelio de San Juan. Se trata de un pasaje que pareciera más común en el Evangelio de San Lucas o San Mateo, de manera que algunos autores consideran que fue agregado al de San Juan posteriormente. En primer lugar, “los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adultera, la ponen en medio y le dicen: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Uno pudiera preguntarse cómo fue descubierta en flagrante adulterio. La llevan al templo donde había una muchadumbre y anuncian que fue pillada en flagrante adulterio. Por un lado, se trata de un ataque a Jesús, porque le presentan con un dilema. Si fuera a no reconocer que se trataba de un pecado grave, ya se confirman en su idea de que no puede ser el Mesías, porque el mismo Moisés había declarado en la ley que una adultera fuera apedreada. Por otro lado, podría parecer poco misericordia. De hecho, San Agustín comentaba que el episodio trataba de miseria y misericordia. Ciertamente, es un típico ejemplo del chivo expiatorio.

El mecanismo del chivo expiatorio es bien conocido e incluso niños lo utilizan en el colegio contra otros. Se va formando un grupo se va formando gracias al chismorreo, pues era verdad que la mujer había pecado, pero no es la única que peca aquí. No aparece el hombre con el que cometió el pecado. No hay ningún interés en el caso de los fariseos y escribas a lograr que la mujer se arrepienta como hace Jesús sino presentarse como los defensores de la ley sin un mínimo de compasión hacia la mujer. Más bien ellos se presentan como los virtuosos, los que quieren aplicar la ley a rajatabla.

Jesús se agacha y se pone a escribir en el suelo. Curiosamente, ésta el la única ocasión en la que Jesús escribe algo. No sabemos lo que escribió. Algunos de los grandes Padres de la Iglesia como San Agustín, especulaban que Jesús escribía los pecados de los acusadores de la mujer, pero no sabemos porque el evangelio no nos entrega este detalle. Lo que sí sabemos es que los acusadores iban abandonando la escena uno detrás del otro, comenzando con los mayores. Al final, Jesús se levanta y encuentra que la mujer se quedó sola. Jesús le pregunta si nadie la había acusado y dijo que no. Luego dijo Jesús “tampoco yo te acusa”. “Vete y no peques más”. Fácilmente, podemos imaginarnos el alivio que sentiría la mujer al escuchar estas palabras de Jesús. Hay un abismo entre los esfuerzos de los fariseos y escribas al intentar crear un chivo expiatorio y la actitud de Jesús, que no quiere condenarla, pero le dice la palabra más oportuna “no peques más”. Obviamente, Jesús no iba aceptar el pecado, pero con su actitud de misericordia, supera la miserid de los fariseos. El domingo pasado, hemos reflexionado sobre los dos hijos, ambos muy lejos de la actitud del padre, pero el primero realmente se arrepiente mientras el mayor manifiesta una actitud de “miseria”, no sabemos si entró y participó de la fiesta. En ambos casos encontramos un modelo de comportamiento en el caso de Jesús o el padre cuya actitud logra no hacer leña del árbol caído sino lograr que se arrepiente el pecador.

 

sábado, 26 de marzo de 2022

El Hijo Pródigo o los dos hermanos.

HOMILÍA, IV DOMINGO DE CUARESMA, 27 DE MARZO DE 2022.


Este domingo nos toca reflexionar sobre uno de las parábolas más emblemáticas de todas las de Jesús, la que comúnmente se llama del Hijo Pródigo o también de los dos hijos. Nos vamos a fijar en los dos hijos. Ambos fallan, el primero lleno de egoismo pidió al padre la parte de la herencia que le correspondería. Los comentarios anotan que no era algo que normalmente se hacía, es decir, entregar a uno de los hijos la parte de la herencia mientras todavía vivía el padre. En realidad, el chico estaba expresando el deseo que el padre muriese. De hecho, el padre no tenía ninguna obligación de darle nada, máxime al expresarse con tanto egoísmo. “Dame la parte de la herencia que me toca”. , en el griego original “koran makran”, que sería un espacio o territorio amplio.


El joven como muchos de nuestra época se dio la buena vida hasta que llegó una crisis económica, como hoy en día se dice. Se dio una carestía y se quedó sin dinero. Claro, como no tuvo que trabajar para juntar ese dinero sino que era un regalo del padre, gastaba libremente hasta que llgó la crisis. Conviene señalar que era una persona egoísta, pues en toda la Biblia aprendemos que el que recibe bienes, siendo todos don de Dios, ha de preocuparse de ayudar a los demás, sobre todo los más necesitados. Dice Jesús a los apóstoles al enviarlos a predicar “gratis habéis recibido, dad gratis”. En la Biblia, el tacaño, el que acumula bienes para su propio placer, y no sigu eel ejemplo de Dios y de Jesucristo el Señor, termina sin nada.


Le sucedió lo que tenía que suceder, es decir, empezó a sentir hambre. Cuando todavía tenía dinero para gastar en fiestas tenía muchos amigos, pero cuando se acabaron sus bienes, no tenía más remedio que ponerse a trabajar para ganar algo para llenar el estómago. Se puso a trabajar en una granja de cerdos. Sabiendo que para el judío, el cerdo es un animal impuro. Incluso estaba en tal mal estado que sentía ganas de comerse las algarrobas que daba de comer a los cerdos. El Papa San Juan Pablo II, al comentar esta parábola, enfatiza el hecho de que perdió su dignidad y se rebajó tanto que querer comer el alimento de los cerdos.


El Evangelio nos dice que “entrando en sí mismo” dijo Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí me muero de hambre”. O sea, estaba fuera de sí y llegó el momento en el que volvió a sí dándose cuenta de la situación penosa en la que se encontraba. Este hecho implica una acción de la gracia de Dios, pues tenía que humillarse y reconocer la verdad, y las fechorías que habí cometido al tratar mal a su padre y abandonar la casa paterna para “pasarlo bien”. Podemos suponer que le dio muchas vueltas al tema en su interior y otra vez por la gracia de Dios superó el “qué dirán” y lo que didían de él los que lo conocían en la casa del padre, incluyendo al hermano mayor. No se quedó con las buenas intenciones, sino actuó decididamente: Eme levantaré,, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Trátame como uno de tus jornaleros. Y, levantándose, partió hacia su padre”.


El evangelio nos dice que estando el hijo todavía lejos, lo vio. Podemos suponer que el padre no dejaba pasar ni un solo día sin esperar la vuelta del hijo. Obviamente, tenemos que entender que se trata de Dios Padre que no solo no deja al hijo a decir las palabras que había preparado, sino el padre lo cortó, mandó vestirlo bien y le colocó un anillo en su mano, mandando matar el ternero cebado.


Si el hijo menor trató mal al padre, al pedirle la herencia cuando todavía vivía el padre, también el hijo mayor manifestó una actitud completamente opuesta a la del padre, manifestando su bondad y haber olvidado todo el mal que el hizo el hijo. El mayor se quejó porque siempre habrá estado en la casa y trabajando y nunca recibió nada para fesejar con sus amigos. En su caso, se manifiesta un gran egoísmo y era incapaz de comprender el amor del padre hacia ambos. Si un buen padre se comporta de esta manera en el caso de los fallos de sus hijos ¿cuánto más perdona el Padre del cielo?


 

sábado, 19 de marzo de 2022

EL NOMBRE DE DIOS.

HOMILÍA DE III DOMINGO DE CUARESMA CICLO C, 20 DE MARZO DE 2020.

EL NOMBRE DE DIOS.

Nuestro primera lectura de hoy es uno de las más emblemáticas de toda la Biblia. Está tomada del c. 13 del Libro del Éxodo, mejor conocida como el episodio de la Zarza Ardiente. Recordemos el contexto. El Faraón y el resto de los egipcios decidieron perseguir a los hebreos y obligarles a trabajar duro en la construcción de una ciudad haciendo ladrillos. Se mandó a las nodrizas matar a los niños hebreos. Así se dio el episodio del nacimiento de un niño. Se ñe colocó en una cesta y fue dejado en el Nilo. Llegó la hija del Faraón a bañarse en el río y preguntó sobre el niño encontrado en la cesta. Una chica hebreo se encontraba allí y ella ofreció encontrar a una nodriza. La hija del Faraón le puso en nombre Moisés, y se considera que fue criado entre las personas más ricas y famosas de Egipto.

Cuando Moisés ya era mozo encontró que un egipcio maltrataba a un hebreo y lo matón y sepultó en la arena. EL día siguiente, Moisés vio una riña entre dos hebreos e intervino. Uno de ellos le preguntó si iba a matarlo como había hecho con el egipcio. Dándose cuenta de que ya se había descubierto lo que hizo el día anterior, se escapó de Egipto hasta Madián donde se casó con Séfora, hija de Jetro. Moisés se había acostumbrado a convivir con gente rica y poderoso, de manera que le parecía normal matar al egipcio. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que la noticia de la cosa pudo haber llegado al Faraón, se escapó del país y tuvo que acostumbrarse a vivir a un nivel de vida sencillo en el desierto. El desierto en la Bibla es el lugar donde uno aprende a superarse y enfrentarse con la dureza de la vida.

Nuestro pasaje hoy nos presenta a Moisés cuidando ovejas en el desierto cuando ve una zarza que se quemaba, pero no se extinguieron las llamas. Se encontraba en Horeb, la montaña de Dios. “Moisés se dijo “Voy a acercarme a mirar esta espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza”. Al acercarse a la zarza, el Señor lo llama dos veces por su nombre. Moisés respondió “Aquí estoy”. Luego dijo Dios: “No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que que pisas es terreno sagrado”. Moisés tenía que manifestar reverencia, pues pisaba tierra sagrado. Luego. Dios revela diciendo que es “el Dios de Abraham , el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Entonces, con señal de reverencia ante Dios, Moisés se tapa a cara “temeroso de ver a Dios”. En la Biblia, ver a Dios era algo tan extraordinario que nadie podría hacerlo sin morir. Dios afirma que ha escuchado las quejas del pueblo y promete bajar a liberarlos.

Moisés no se queda satisfecho sin preguntar el nombre de ese Dios porque si la gente le preguntaba el nombre de ese Dios tenía que poder dárselo. El nombre indentifica una realidad de todas las demás de manera que se puede saber lo que es y lo que no es. Dios responde dando un nombre más bien difícil de entender. Dios no es algo concreto como es cada cosa de la creación. Su nombre es “Yo soy el que soy” o “el que es”. San Agustín dice que Dios es intimior intimo meo superior sumo meo” Dios es más cercano a mi que yo mismo y encima de lo más alto mío. Es decir. Dios no es algo que forma parte de la creación. Como dice el catecismo, Dios está en todas partes. Es el fundamento de todo lo que existe siendo superior a todo y no se le puede considerar como parte de la creación.

Santo Tomás de Aquino explica este nombre que Dios revela a Moisés ipsum esse subsistens. Es el fundamental metafísico de todo lo que existe pero no se identifica con ninguna cosa conreta. La metafísica es la parte de la filosofía que estudia el ser en sí mismo que va más allá de todas las cosas. “Meta significa más allá de” física se refiera a todo lo tangible, todo lo que se puede medir. Dios es el ser en sí mismo y no meramente algo que se encuentra entre todos los seres o objetos. También San Agustín dice acerca de Dios “si comprendis, non est Deus”. Si lo comprendes no es Dios. Por eso Dios le da a Moisés este nombre “yo soy”, es decir, no es algo entre todos los entes concretas sino que es el mismo ser que está en el fondo de todo lo que existe y todo depende de Él. En hebreo, el nombre de Dios es Yahvé (el es). Termina diciendo Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación a generación. Con el paso de los siglos, los judíos utilizaban este nombre de Dios con tanta reverencia que ni siquiera se atrevían a pronunciar el nombre de Dios, Yahvé, y lo sustituían con Señor, el Bendito otras circumluciones.



sábado, 12 de marzo de 2022

LA TRANSFIGURACIÓN

 

HOMILÍA PARA EL SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA, 13 DE MARZO DE 2022.


LA TRANSFIGURACIÓN.

Así como en el primer domingo de Cuaresma todos los años recordamos el ayuno de Jesús en el desierto y las tentaciones del demonio, hoy el segundo domingo es tradicional leer y reflexionar sobre el gran misterio de la Transfiguración de Jesús en una montaña que se suele considerar que es el de Tabor, aunque los evangelios no especifican qué montaña fue. En primer lugar, vamos a situar el pasaje de San Lucas en su contexto. Después de la confesión de Pedro en Cesarea Filipo Jesús les da a los apóstoles la primera de tres profecías sobre el hecho de que Jesús tenia que sufrir, ser condenado a muerte por las autoridades y al tercer día resucitar de entre los muertos.


Enseguida viene el relato de la Transfiguración que comienza “Ocho días después de estos discursos tomó a Pedro, Juan y Santiago y subió a una montaña a orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto su ropa resplandecía de blancura. De pronto, dos hombres hablaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían gloriosos y comentaban la partida (éxodo) de Jesús que se iba a consumir en Jerusalén...” En primer lugar, no nos ha de extrañar que San Lucas resalte el hecho de que Jesús estaba orando cuando se dio la transfiguración, palabra que traduce del griego metamorfosis original que significa cambio de forma.


No es de extrañar que la idea de la pasión con su tremendo dolor seguir de la muerte y a los tres días la resurrección fueran algo completamente incomprensible para los apóstoles. No podían concebir a un Mesías que muriese en una cruz, una condena extremadamente cruel que no se podía administrar a un ciudadano romano. Además, tampoco les quedaría clara lo que significaría la resurrección, traducido significa despertar o levantarse. Algunos judíos, particularmente, los fariseos creían en una resurrección de los justos al final de los tiempos, pero la idea de que algunos pudiera adelantar eso no se le ocurría a nadie.


En ninguna parte del Nuevo Testamento se nos entrega un detalle sobre el cuerpo de Jesús como era su rostro, su figura etc. Obviamente, los evangelistas no consideraban este tipo de detalle de interés o importancia. No escribieron para satisfacer nuestra curiosidad de este tipo. Siguiendo una pauta dada por el Obispo Auxiliar de Los Ángeles, Monseñor Robert Barron, vamos a explicar lo que escribe Santo Tomás de Aquino sobre el tema de la Transfiguración: Tomás de Aquino dice que era apropiado que Cristo se manifestara en su gloria a sus apóstoles seleccionados [Pedro, Santiago y Juan], porque aquellos que caminan por un sendero arduo necesitan un sentido claro del objetivo de su viaje. El camino arduo es esta vida, con todos sus sufrimientos relacionados, fracasos, decepciones e injusticias”. En nuestro caso también, nos conviene tener alguna idea acerca de la meta del camino que llevamos hacia la vida eterna. Por ello, era oportuno que Jesús hiciera partícipes a los apóstoles Pedro, Santiago y Juan en este misterio de la Transfiguración.


Sto. Tomás nos presenta cuatro cualidades del cuerpo resucitado, pues dado que todos nosotros nos encontramos en el camino hacia el cielo (in via), nos ha de ayudar saber algo acerca del cuerpo glorioso. Es verdad que gozamos de identidad, incluso ya en este vida e igualmente en la vida futura. Es cierto y nadie lo niega que somos la misma persona ahora que, por ejemplo, cuando recibimos la primera comunión a los 7 años. Sin embargo, los científicos nos enseñan que todas las células de nuestro cuerpo se renuevan cada siete años. No obstante, somos idénticos aunque con ciertas diferencias. En el cielo gozaremos de tal identidad, pues es obvio que la perfección del cuerpo glorioso de Jesús y María ya, y en el caso nuestro en el futuro, no provoca un cambio tal que no seremos idénticos.


Gozaremos de otra cuatro cualidades como fruto de nuestra identificación con Jesucristo en nuestro bautismo, aunque plenamente realizada por la visión de Dios (visión beatífica), pues e alma beatificada se manifestará en nuestro cuerpo también, como era el caso de Jesús resucitado. Estas cualidad son:

1) Impasibilidad.

Así como el Señor resucitado ya no puede morir ni sufrir , nosotros tampoco nosotros. San Pablo habla de un cuerpo espiritual, es decir, elevado hasta el reino del espíritu. “Es sembrado un cuerpo corruptible, pero resucitará como espiritual” (1Cor 15,44). De hecho, ya en esta vida, nuestra alma y también su estado se manifiesta a través del cuerpo. Por ejemplo, si no reunimos con un gran amigo luego de no haberlo visto en mucho tiempo, nuestra alegría se manifiesta en nuestro ojos y en general en nuestro rostro. De manera similar, cuando nos sucede algún acontecimiento doloroso como la muerte de un ser querido, esto se nota en nuestro rostro. Pues, en el cielo, se manifestará la alegría de la resurrección y no va a haber dolor ni sufrimiento de ningún tipo, como tanto Jesús como María experimentan.

2, Sutileza

El cuerpo glorioso de Jesús era capaz de pasar por las puertas sin que nadie las hubiera abierto. De hecho, hay casos de santos que han recibido esta gracia. Se cuenta de San Martín de Porres, que era capaz de salir del Convento de Santo Domingo en la ciudad de Lima para atender a alguna persona enferma o necesitada sin haber pasado por ninguna puerta. Esto al parecer quedó constatado porque los otros fraile de la comunidad se daban cuenta. Se da casos similares en la vida de otros santos.

3. Agilidad


El cuerpo obedecerá al alma con la mayor velocidad superando todo obstáculo. San Pablo indica (1 Cor 15,43). Es sembrado en la debilidad, resucitará en el poder”.

4. Claridad.

El cuerpo resucitado, como el cuerpo de Jesús en la Transfiguración estará lleno de luminosidad. Estará lleno de belleza y radiación.

La solemnidad de la Transfiguración del Señor..., nos invita a dirigir la mirada «a las alturas», al cielo. En la narración evangélica de la Transfiguración en el monte, se nos da un signo premonitorio, que nos permite vislumbrar de modo fugaz el reino de los santos, donde también nosotros, al final de nuestra existencia terrena, podremos ser partícipes de la gloria de Cristo, que será completa, total y definitiva. Entonces todo el universo quedará transfigurado y se cumplirá finalmente el designio divino de la salvación.






sábado, 26 de febrero de 2022

JESUCRISTO, NUESTRO ÚNICO SALVADOR Y GUÍA

 HOMILÍA PARA EL VIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO C, 27 DE FEBRERO. 2022.

El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».

Los últimos domingos, hemos leído San Lucas’ Sermón de la Llanura, que corresponde al Sermón de la Montaña de San Mateo. Termina con este versículo. Ciertamente, sabemos que nuestro tesoro, lo que más vale en nuestra vida y que llena nuestro corazón como cristianos es la Palabra del Señor, y San Lucas nos presenta unos dichos de Jesús que nos han de orientar hace alcanzar el verdadero tesoro que el Señor nos ha regalado. En primer lugar, debemos de tener a una guía sensato que no sea como el guía ciego que menciona Jesús y que tanto él como su seguidor caen en una fosa. Una fosa, en Israel, se parecía a un pozo y si uno cae en él, es probable que no podrá salir ileso. Nosotros sabemos que el mismo Jesucristo es nuestra verdadera guía, es el camino, la verdad y la vida.

En nuestro mundo actual, sobran gurus que se presentan como los verdaderos guías que nos llevarán a la verdadera felicidad que todos buscamos. En esta época se presenta el nuevo reseteo como la gran solución de los problemas de nuestro mundo. Se dice que el fraude de la plandema covid ha sido una gran ocasión para reiniciar nuestro mundo entero. Un primer paso ha sido la creación del así llamado virus SARSCov 2, con el fin de implementar las medidas drásticas que todos conocemos supuestamente para defendernos contra un supuesto “virus”, que si uno pregunta a cualquiera que propone esta teoría del virus que mataría un gran porcentaje de la población, no saben qué es un virus ni saben que nadie ha probado su existencia, y eso lo han tenido que reconocer los mismos gobiernos este fraude.

EL siguiente paso ha sido las falsas vacunas que no son vacunas como tradicionalmente se conocen. Como la plandemia no ha podido matar a un suficiente número de personas, teniendo un nivel de sobrevivencia de 99.7% de los supuestos contagiados, las falsas vacunas han tenido más éxito juntamente con el pase covid que ha provocado un rechazo monumental en casi todos los países. Los inventores del reseteo del así llamado Foro Económico de Davos, un pueblo en los Alpes Suizas, liderado por un alemán llamado Klaus Schwab. Dicen que “no seremos dueños de nada, pero seremos felices”. O sea, los grandes oligarcas van a ser dueños de todos las fábricas y empresas y obviamente de los gobiernos y a la gente les darán un sueldo para mantenerlos contentos. Sin lo que ahora llaman el pase covid, uno no podrá comprar en una tienda, comprar un billete de tren o avión, incluso pagar la luz etc. Esta es la utopía que proponen juntamente con las Naciones Unidas que tienen otro plan que se llama Agenda 2030, a la que la Santa Sede ha suscrito, que también se llama el Nuevo Orden Mundial, que sería la esclavitud de la mayoría de los seres humanos. No nos olvidemos que el comunismo fue una gran utopía, como también el nazismo que terminaron matando a más de 100 millones de seres humanos en el siglo XX. Otro factor relacionado es el así llamado Cambio Climático que están intentando imponer como la nueva plandemia. Todas las utopías tienen un fallo fundamental y es que desconocen la verdadera naturaleza del hombre. El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios y esto se manifiesta de manera especial en su inteligencia y su voluntad o libre albedrío. Por otro lado, todas estas teorías y planes para cambiar radicalmente la naturaleza del hombre como también es el caso de lo que llaman transhumanismo que consiste entre otras cosas en una evolución del hombre hasta poder unirse con las máquinas, o los ordenadores, no pasan de ser locuras. Por más dinero que tengan los que promueven tales teorías al margen del plan de Dios no dejan de ser lo que comúnmente llamamos locos. Acabarán esclavizando al hombre como hizo el comunismo.

Si el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, y San Juan en su Primera Carta dice que “Dios es amor”. Como el hombre no ha sido capaz de salvarse a sí mismo y esto es lo que proponen estos nuevos utópicos, Dios envió a su propio hijo al mundo para salvarnos, y enseñarnos a imitarlo, ser de verdad imagen de Dios y incluso hijos de Dios en su Hijo, no hay otro modo de salvar al hombre si no es a través de Jesucristo. Jesús habla de un tesoro en nuestro corazón, pues este tesoro es Jesucristo que queda hecho realidad en nuestro corazón a través de la razón humana iluminada por la fe, presente en su Iglesia también por los sacramentos y sobre todo la Eucaristía. Si se quiere arreglar al hombre a través de la ciencia, de cualquier nuevo tipo de reseto, se va a cosechar un fracaso rotundo.

Jesús, en la montaña en Galilea en la que encomendó a los apóstoles a proclamar el Evangelio hasta los confines de la tierra, dijo también “me ha sido dado todo poder en el cielo la tierra”. Por lo tanto, ningún aspecto de la vida del hombre, de la naturaleza incluyendo la política, la economía y la ciencia puede ser separado del Reinado de Jesucristo. Cualquier intento de lograr la felicidad a través de un reseteo, de la provocación de un Nuevo Orden Mundial, infalible fracasará porque desconoce la naturaleza del hombre y no está basado en el dominio de Jesucristo, Dios y Hombre sobre toda la realidad, Será una locura.

sábado, 19 de febrero de 2022

¡ES POSIBLE CUMPLIR LO QUE JESÚS NOS MANDA, COMO AMAR A LOS ENEMIGOS?

 

HOMILÍA DEL VII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO C, 20 DE FEBRERO DE 2022,

Nuestra primera lectura de hoy nos cuenta un episodio que se dio cuando Saúl, el primer rey de Israel andaba cazando a David con el que se había enemistado. Todos nos acordamos del episodio de la lucha entre David y Goliat, el filisteo alto y fuerte bien armado mientras David no contaba con armadura. Sin embargo, logró matar al filisteo con un guijarro que había sacado de un richuelo. Gracias a David, que contaba con el favor de Dios Israel había logrado una gran victoria contra los filisteos, que eran un pueblo guerrero que había llegado a Isreal desde el mar y hacían estragos a Isreal hasta que Dios escogió a Saúl y mando al profeta Samuel ungirlo rey de Israel. Lamentablemente, Saul tenía un notable defecto que era la envidia, y debido a los halagos del pueblo a favor de David, Saul pensaba que le quitaría el reino y se empeño por todos los medios a matarlo. Jonatán, hijo de Saul tenía una grandísima amistad con Jonatán y ayudó a David a escaparse de la furia de Saul provocada por el exceso de envidia. En medio de las correrías de David para escaparse de Saúl, descubrió el lugar exacto en el que Saúl y su ejército estaba acampado en una montaña. Uno de los ayudantes de David descubren a Saúl dormido el el cerro y desea matarlo, pero David no le deja porque se trata del “ungido del Señor”, Es decir, David, manifiesta magnamidad hacia su enemigo Saúl que anda buscándolo para matarlo.

Pasemos a nuestro pasaje evengélico de hoy que está tomado de lo que en el caso del Evangelio de San Lucas, es “el Sermón de la Llanura”, a diferencia del de San Mateo que es mejor conocido como Sermón de la Montañas. En todo caso ha bastante coincidencia en la temática de una y otra. El domingo pasado, hemos podido dar inicio a este Sermón que nos presenta San Lucas. “«A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, presentarle la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, qué mérito tenéis”. Posiblemente, habiendo escuchado muchas veces estas palabras de Jesús, n nos impactan tanto. Amar a nuestro enemigo es de lo más difícil que podemos imaginar. Recordemos que “amar” significa hacer el bien al que nos odia y buscar hacernos daño. Es que lo que Jesús nos propone parece imposible. “haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian”. ¿A quién se le ocurre hacer tales cosas? Ciertamente a nivel humano, ninguno,

Un enemigo es uno que nos ha hecho daños y aquí Jesús está pidiendo que lo amemos. Hace el bien a los que nos odian. Podríamos preguntarnos ¿cómo es posible hacer eso? ¿No va contra la naturaleza humana? Pues, sí va contra la naturaleza human caída por el pecado original y demás pecados, pues debido a ello nuestro intelecto está oscurecido, nuestra voluntad debilitado y nuestras pasiones nos inclinan al mal. Por otro lado, Jesucristo es el Hijo de Dios, el camino, la verdad y la vida, y por ellos no puede estar equivocado ni exigirnos algo imposible. También San Pablo nos asegura que nadie es tentado más allá de sus fuerzas. Cada uno de nosotros los cristianos hemos sido “regenerado a una esperanza viva”, como escribe San Pedro en su primera carta, y tanto San Juan como San Pablo nos aseguran que somos hijos de Dios, que hemos vuelto a nacer, cosa que dice Jesús a Nicodemo. San Pablo, nos invita a “caminar en la novedad de vida”. ¿En que consiste esta novedad de vida? Consiste en nuestro identificación con Jesús gracias a la cual podemos alcanzar lo que sin él no podríamos hacer.

Claro, esta transformación que se da en el bautismo depende también de nuestra colaboración con la gracia. San Pedro en su segunda carta afirma que participamos en la naturaleza divina, de manera que se nos habilita a una nueva vida superior por nuestra unión con Jesucristo. No obstante, nos corresponde colaborar con la gracia, de manera especial en la eliminación de los vicios y pasiones basadas en el egoísmo y la sensualidad para ser capaces de alcanzar lo que Jesús nos indica en este pasaje evangélico. Los padres han de educar a sus hijos de manera que puedan superar las tendencias al egoismo, la pereza y otros vicios que si no fuera por la gracia de Dios y nuestra colaboración con ella nos dominarían.

Tenemos los diez mandamientos, los siente pecados capitales, las virtudes, sean los teologales que son la fe, la esperanza y la caridad, como las moral como son las virtudes cardinales la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza que nos corresponde practicar. Luego tenemos nuestra conciencia que tenemos que formar para poder en cada caso evitar el mal y hacer el bien. Al hacer este lista nos pudiera parecer muy complicado y difícil, pero en realidad es posible porque en cada momento y con la práctica se hace menos difícil. Una virtud es un hábito y un hábito se parece a un músculo que con el ejercicio se fortalece y todas las virtudes están relacionadas de manera que la práctica de una nos facilita la de otra cuando nos hace falta.

Hemos escuchado estas palabras de Jesús en nuestra Santa Misa de hoy. No debemos dejar pasar la oportunidad, en primer lugar de examinar nuestra conciencia y descubrir donde estamos fallando y poner manos a la obra, no pensando que es demasiado díficil.

sábado, 12 de febrero de 2022

SOLO EN DIOS PONER NUESTRA CONFIANZA

 

HOMILÍA DEL DOMINGO VI DE TIEMPO ORDINARIO CICLO V.13 DE FEBRERO DE 2022.


El domingo pasado nos tocó reflexionar sobre el pasaje del c. 6 del Libros del Profeta Isaías que trata de la vocación del profeta. Hoy pasamos al Profeta Jeremías y nuestro pasaje comienza: “Maldito el hombre que pone su confianza en el hombre y en la carne busca su fuerza”. No se trata del excluir toda confianza en otros, por ejemplo cuando uno hace un contrato con otro. Desde luego no se puede vivir sin fiarse de alguna manera de otros. Si no, por ejemplo, no iríamos una panadería porque podríamos pensar que el pan está envenenado. Desde luego con tal actitud no se podría vivir. SE trata de poner nuestra confianza plena y absoluta en otro. “Y en la carne busca fuerza”. En la Biblia, la carne se refiere a lo humano en cuanto débil y frágil. San Pablo en muchas ocasiones en sus cartas se refiera a la carne y el Espíritu contrastando uno con el otro. Otro ejemplo se encuentra en la agonía de Jesús en Getsemaní cuando Jesús encuentra a los apóstoles que lo acompañaban dormido y dice quejándose del hecho de que no eran capaces de vigilar con él y que el “espíritu” sí lo quiere pero la carne es débil.


Con frecuencia en la Biblia encontramos el término corazón y no se refiere meramente al organismo físico que es el corazón, sino lo más íntimo que hay en el hombre, la conciencia. Jesús, resumiendo todos los mandamientos dice “Amarás al Señor con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo”. Aquí como en lo que dice Jeremías, se trata de una confianza plena y absoluta sin fisuras. Solo Dios merece tal confianza y el que no se la da “aparta su corazón del Señor”. Dios nos exige una dedicación total y absoluta a él y a sus mandamientos por ser quién es, el Señor, nuestro creador a quien debemos todo. El profeta explica las consecuencias de no dirigir todo nuestro corazón a Dios: “Sera como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto”. No podrá dar fruto por falta de agua, pues como todo mundo saben el desierto tierra salobre e inhóspita no hay agua y sin agua no hay vida, plantas sino arena que arrebata el viento. El hombre que no se mantiene unido al Señor, cumpliendo su voluntad no podrá dar ningún fruto.


El que pone su confianza en el Señor será bendito “será un árbol plantado junto al agua que junto a la corriente echa raíces; cuando llega el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta,no deja de dar fruto”. Hoy nuestro Salmo Responsorial del salmo 1 nos de el mismo mensaje. El mismo Jesús decía de manera similar “¿qué aprovecha al hombre ganar todao el mundo si pierde su alma?”.


Nuestro pasaje del Evangelio de San Lucas corresponde al Sermón de la Montaña en San Mateo que se da no en un a montaña sino en una llanura. Es posible o probable que Jesús hay dado más de una vez la misma enseñanza, una vez en la montaña y otra en una llanura. También San Lucas tiene cuatro bienaventuranzas en vez de las ocho que nos da San Mateo, y luego tiene cuatro “ayes”. San Lucas contrasta a los ricos comparados con los pobres, los que ahora están contentos porque luego vana a sufrir duelo y llorarán; igualmente si el mundo habla bien de ellos ahora les tocará el rechazo del mundo como sucedió con los profetas antiguos. Se trata de un mensaje similar al de Jeremías, poniendo la confianza en la riqueza o los ricos, en lo que puede dar el mundo al final resulta ser una apuesta equivocada que a la larga da pena y angustia.


Podemos aprender tanto del profeta Jeremías como del Jesús en el Evangelio de San Lucas lo que San Agustín dice al inicio de sus Confesiones, Dios nos ha hecho para sí solo en Él podemos alcanzar el descanso que anhelamos.








sábado, 5 de febrero de 2022

LA DIFÍCIL VOCACIÓN DE LOS PROFETAS Y APÓSTOLES

 

HOMILÍA DEL V DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO C, 6 DE FEBRERO DE 2022.


El domingo pasado nos tocó la vocación del Profeta Jeremías. Hoy seguimos con las vocaciones, esta vez del Profeta Isaías y de los apóstoles y de manera especial de Pedro. La Biblia nos presenta dos versiones de la vocación de Moisés y otros grandes personajes tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, como por ejemplo Gedeón y Sansón en el libro de los Jueces, además de Jeremías y Isaías, está la vocación del profeta Ezequiel que se dio en Babilonia, y en los Evangelios constatamos que la vocación de los apóstoles se presenta en todos los cuatro evangelios. No olvidemos la importancia de la conversión y vocación de San Pablo de la que hay tres versiones en el Libro de los Hechos de los Apóstoles y otra en la Carta del mismo apóstol en su Carta a los Gálata, todo lo cual revela la importancia de las vocaciones que manifiestan el plan de Dios sobre los grandes personajes bíblicos. Dios no solo nos da la vida sino también tiene un proyecto para cada uno y nos toca encontrarlo y ser fieles a lo que Dios nos pide.

Una característica de estas vocaciones es que superan la capacidad humana del llamado, normalmente le da miedo y se siente incapaz de cumplirla. En el caso de Moisés, presentó la excusa que no sabía hablar bien y por ello no se sentía preparado para presentarse al Faraón y pedirle la liberación del Pueblo de Dios de la opresión a la que lo tenía sometido el Rey de Egipto. Como vimos el domingo pasado, Jeremías respondió que era un mero muchacho y por ello incapaz de cumplir lo que Dios le proponía. Dios normalmente invita a su profeta o apóstol a no tener miedo, que él está con ellos.

Hoy nos toca la vocación del más grande de los profetas, Isaías que se encontraba en el templo, suponemos orando. Se dice cuando se dio, el año de la muerte de rey Ozías. Se trata de una visión impresionante de Dios en el cielo rodeado de ángeles, serafinas que cantan “Santo, Santo, Santo, el Señor de los Ejércitos, la tierra está llena de su gloria” (canto que repetimos en cada Misa al inicio de la Plegaria Eucarística) e incluso un terremoto. No es de extrañar que el profeta se asuste. Además, el templo estaba lleno de humo, suponemos de incienso. Responde “Ay de mi, estoy perdido! Yo hombre de labios impuros que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los Ejércitos”. Un ángel saca un ascua del fuego y lo acerca a los labios del profeta con unas pinzas indicando que se le purifica y perdona sus pecados. A diferencia del caso de Jeremías y otros Dios dice “¿A quién mandaré? ¿Quién irá de mi parte? El profeta, sin poner ningún obstáculo, responde “Aquí estoy mándame”.

Pasemos ahora a la versión de San Lucas de la vocación de los apóstoles, y especialmente San Pedro. Se trata de la primera época del ministerio de Jesús en Galilea que manifiesta una gran acogida del pueblo a su predicación y sobre todo está movido por los milagros. Jesús estaba predicando al lado del Lago Genesaret y vio dos barcas junto a la orilla. Los pescadores estaban desembarcados y lavando las redes. Jesús, al parecer sin recibir ninguna invitación, subió a uno de los barcos que era de Pedro y se sentó y enseñaba a la gente. Es interesante la autoridad que manifestaba Jesús, pues el evangelista no indica que lo haya invitado Pedro ni que haya pedido permiso al apóstol.

Al terminar, otra vez Jesús toma la iniciativa y le dice a Pedro y sus compañeros : “Rema mar adentro y echar las redes para pescar”. Pedro responde que habían estado pescando todo la noche sin coger nada pero a la palabra de Jesús estaba dispuesto de hacerlo. Conviene recordar que el mejor momento para la pesca es la noche, cosa que obviamente Pedro sabía y en la noche no había pescado nada. Resulta que se dio una pesca superabundante de manera que Pedro tenía que pedir la ayuda de los de la ora barca, que eran Santiago y Juan.

Podemos imaginar el asombro de Pedro que se arrojó a los pies de Jesús y decía “”Apártate de mí que soy un pecador”. Es decir, la misma reacción que el Profeta Isaías. Jesús lo tranquiliza diciendo “De ahora en adelante, pescarás a hombres”. La reacción de Pedro y sus compañeros era tan poderosa y extraordinaria que “sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron”. Este hecho nos ayuda a captar el impacto que tuvo Jesús en la vida no solo de los apóstoles sino en el pueblo. Lo mismo hizo Mateo abandonando su despacho de recaudador para seguir a Jesús y estando tan contento que hizo un banquete para Jesús, sus discípulos y sus compañeros en el oficio de recaudador de impuestos. Aquí hay una lección para todos nosotros: Cuando Dios nos llama, cuando manifiesta su voluntad sobre nosotros lo que hay que hacer es dejar al lado nuestro propios proyectos y seguir a Jesús.




sábado, 29 de enero de 2022

LA DUREZA DE LA MISIÓN PROFÉTICA

 

HOMILÍA PARA EL IV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, 30 DE ENERO DE 2022.

Nuestra primera lectura de hoy proviene de inicio del libro del Profeta Jeremías: Antes de formarte en el vientre, te escogí, anes de que salieras del seno materno, te consagré: Te nombré profeta de las naciones. No les tengas miedo, que i no, yo te meteré miedo de ellos. Mira¨yo te convierto hoy en plaza fuerte. Es un pasaje que comúnmente se utiliza en la liturgia de la ordenación sacerdotal. De hecho, me acuerdo que fue escogido en mi ordenación. Es verdad que es muy común en la Biblia presentar la vocación de un profeta o de uno o varios apóstoles. En el caso de Jeremías, se trataba de una vocación sumamente difícil, aunque hay que reconocer que ninguna vocación de Dios es fácil de aceptar. Jeremías vivió en una época de gran perturbación debido al peligro de la invasión de Jerusalén de parte de los caldeos. Se trataba de un castigo de Dios por la infidelidad de los reyes, sacerdotes y en general la gente pudiente del reino. Dios afirma que la vocación que dirige a Jeremías tuvo lugar “antes de formarte en el vientres, te escogí, antes de que salieras del seno materno, te consagré”. Jeremías había sido escogido por la vocación profética antes de que fuera concebido. Dios no acepta la excusa de Jeremías que le dice que es un mero muchacho. El lo ha escogido e irá y cumplirá su misión de ser profeta a las gentes, no solo a Israel o a Jerusalén. Dios es consciente de la dureza de la misión que entrega a Jeremías, pero insiste y le asegura que que él estará con su profeta. No les tengas miedo...mira: yo convierto en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce frene a todo el país, frente a lo reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo; lucharán contra tí, pero no te podrán”

Hoy en día las cosas se ven de otra manera. Yo tengo mis planes y ellos son mi prioridad. En la Biblia, es Dios quien nos crea y tiene en sus manos nuestro destino, no nosotros. El es el nos llama y no olvidemos que todos participamos desde nuestro bautismo en la misión profética de Jesús y es universal. Al final del Evangelio de San Mateo, Jesús envía a los apóstoles a proclamar el evangelio a toda la creación.

En nuestro pasaje evangélico a Jesús les tocó leer la lectura bíblica en la sinagoga de Nazaret. Llega a su pueblo luego de haber dado inicio a su ministerio también profético en cando que al profeta le corresponde proclamar la Palabra de Dios. La costumbre era que cualquier varón de la comunidad podía leer la lectura y escoger el pasaje que quería. Por lo tanto, el hecho de que Jesús haya escogido la lección de Isaías que escogió no es por azar. Jesús indirectamente estaba reconociendo su misión mesiánica y aplicando el contenido del pasaje de Isaías a sí mismo. Como hemos visto la semana pasada, en un primer momento los paisanos de Nazaret se sentían orgullosos porque uno de ellos había hecho milagros, aunque no era más que el hijo de José el carpintero. Cuando se dieron cuenta de que se presentaba como el Mesías, rápidamente cambiaron su actitud a una de rechazo. Jesús se presenta como el profeta rechazado en su propio tierra y pueblo. Igual que en el caso de Jeremías, como también Elías y Eliseo, todos ellos siendo profetas enviados también a las naciones en el caso de Jeremías y en el caso de Elías a Sarepta en lo que es ahora Líbano, o en el caso de Eliseo de haber curado a Namán el sirio que formaba parte de un pueblo enemigo de Israel. La misión de Jesús incluía a los paganos y los de Nazaret no eran capaces de tragar tal cosa de manera que lo echaron de su sinagoga y lo empujaron hacia el precipicio donde estaba su pueblo, pero Jesús logró escaparse de sus manos. Así desde el inicio de su misión profético y mesiánico se prefigura el rechazo de a gente de su propio pueblo y posteriormente de otros, de manera especial de los fariseos y escribas de Israel, como también de los sacerdotes. Se prefigura aquí el camino de la cruz.

La estima de los nazarenos hacia Jesús duró poco. Igualmente, Jeremías fue al templo a pronunciar lo que Dios le comunicaba y no encontraba más que dolor y rechazo. El tenía una profunda conciencia del hecho de ser profeta que comunicaba al pueblo la Palabra Dio Dios y el pueblo la rechazaba y no solo el pueblo, todo era oposición, cosa que experimentó Jesús a cada paso. Podemos suponer que Jesús había reflexionado largo y tendido acerca de la misión de los profetas y cómo el pueblo los rechazaba, y se habría dado cuenta que a él le tocaría la misma suerte. Así como eremías sentía un gran dolor por el rechazo de los reyes, sacerdotes y en general todo el pueblo, al mensaje que comunicaba de parte de Dios, igual Jesús, como podemos constatar cuando lloró sobre Jerusalén dándose cuenta de que todo quedaría destruido precisamente porque lo rechazaron como el verdadera Mesías. Igualmente, sus grandes milagros hechos en Capernaún, Corazaín y otros pueblos cerca del lago no tuvieron el efecto deseado y Jesús afirmaba que si tales milagros se hubieran hecho en Tiro y Sidón o en el mismo Sodoma, la gente de esos pueblos se hubieran convertido manifestando su arrepentimiento con cenizas y sayal.

¿Acaso nosotros somos mejores que los de Jerusalén y Galilea que rechazaron los grandes milagros de Jesús? No pensemos que somos buena gente y que estamos destinados al cielo porque hacemos oraciones o asistimos asiduamente a la Santa Misa cumplimiento el precepto. Los fariseos y los escribas se consideraban “buena gente”, pero tal y como los juzga Jesús no eran muy buenos que digamos. Cambiar nuestras actitudes y acciones es difícil como lo era para los contemporáneos de Jesús. Nosotros llegamos unos dos mil años posteriores a ellos y contamos con el ejemplo de grandes santos, una multitud mártires, la doctrina de la Iglesia recogida en el Catecismo de la Iglesia Católica, pero ¿nos enteramos? Jesús vino a salvar a los pecadores, no la “buena gente”.




sábado, 22 de enero de 2022

LA IMPORTANCIA DE LA PROPIA IDENTIDAD

HOMILÍA, III DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, 23 DE ENERO DE 2022.


La primera lectura de este domingo III de Tiempo Ordinario o Tiempo a lo Largo del Año está tomada del libro de Nehemías. Las lecturas del Evangelio a lo largo de este año son mayormente del Evangelio de San Marcos. Dado que es el evangelio más breve, no alcanza para cubrir los 34 domingos, hoy nuestro Evangelio está tomado del inicio del Evangelio de San Lucas. El del domingo pasado era el episodio de las Bodas de Caná de San Juan con el milagro de la conversión del agua en vino gracias a la intervención de la Sma. Virgen Marín. También dentro de unos meses, nos tocará leer todo el c. 6 de San Juan que trata de la multiplicación de los panes y peces y el gran discurso del Pan de Vida dado por Jesús en la sinagoga de Capernaún.


Como sabemos, a primera lectura de estos domingos está tomada del Antiguo Testamento y suele tener una relación con el pasaje evangélico correspondiente para el domingo. Sin embargo, hoy no se nota tal relación entre el inicio del Evangelio de San Lucas y y el pasaje deel Libro de Nehemías que nos ha tocado hoy. Por una parte, muchos católicos no tienen una gran familiaridad con bastantes libros del Antiguo Testamento, que por otro lado tienen una gran importancia. Tanto Jesús como los demás autores del Nuevo Testamento como San Pablo y San Juan utilizan el Antiguo Testamento, y obviamente el mismo Jesús, pues se trata de la Palabra de Dios y de una u otra manera tiene relación con Jesús, como la preparación que Dios realizó a lo largo de los siglos de manera que no se puede apreciar el Nuevo Testamento sin conocer el Antiguo. Con mucha razón decía San Agustín: “Novum in Vetere latet et in Novo Vetus patet" (S. Agustín, Hept. 2,73; cf. DV 16) “The New (Testamento) está escondido en el Antguo se hace patente en el Nuevo”, citado también por el Concilio Vaticano II en su Documento sobre la Palabra de Dios (Dei Verbum). Por ello, me fijaré en nuestro Primera Lectura del libro de Nehemías, dando en primer lugar el contexto de este libro.


Se trata de uno de los libros llamados históricos que comienzan con el de Josué que relata la entrada del Pueblo en la Tierra Prometida liderado por Josué, pues Moisés ya había muerto. Luego sigun los dos libros de Samuel, los dos de Reyes (en realidad, estos siguen de los anteriores), los dos libros de las Crónicas que son una relectura de la historia ya contada en los libros anteriores. El segundo libro de los Reyes termina con el exilio en Babilonia, que trata de tres deportaciones con la destrucción de Jerusalén y del Templo de la mano del ejército de los Babilonios o Caldeos con su Rey Nabocudonosor. El profeta Jeremías había prometido 70 años de exilio y en el año 538 a.C, con la caída de los Caldeos y el inicio del Imperio Persa bajo el Rey Ciro, se dio inicio a la vuelta de los exiliados a Jerusalén con el apoyo del rey persa.


Los judíos que regresaron a Jerusalén encontraron la ciudad en una situación deplorable, y los que se habían quedado se opusieron a los planes de los que regresaron en cuanto a reconstruir la ciudad y el templo. Algunos de ellos no eran judíos probablemente gente que se quedó en Jerusalén cuando el exilio. Otros eran samaritanos, siempre enemigos de los judíos. La gran tarea de Nehemías con el apoyo del Rey Persa Artajerjes era reconstruir la ciudad y el templo y de esa manera contribuir a que los judíos recobraran su identidad, su fe en el verdadero Dios de Israel y su Palabra.


Para esta tarea Nehemías contaba con el apoyo de Esdras, sacerdote que ya antes de la llegada de Nehemías a Jerusalén había estado varios años trabajando en la animación del pueblo y dando a conocer la Palabra de Dios. Para lograr el sentido de la identidad del Pueblo de Dios entre los judíos, Esdras prohibió los casamientos de ellos con los miembros de pueblos extranjeros, un aspecto importante en el proceso de establecimiento de su identidad nacional y religiosa. Este es el momento en el que se sitúa nuestra lectura de hoy. Nehemías, había pedido el apoyo del Rey de Persia para su tarea y en Persia era el copero del rey. El rey le apoyó con cartas al Sátrapa del que formaba parte Judea. Nehemías, que tenía grandes cualidades de liderazgo, puso manos a la obra de la reconstrucción de la muralla de Jerusalén.


En la antigüedad y la Edad Media, sobre todo antes de la invención de la polvera, unas murallas sólidas y compactas eran un elemento fundamental para la defensa de la ciudad de enemigos. Nehemías y sus ayudantes, pese a la oposición de varios que se encontraron en Jerusalén, pudo avanzar con pase firme en la construcción de manera que en un tiempo corto logró reconstuir las brechas en la muralla.


Esdras reunió tanto a hombres como mujeres y niños capaces de comprender la Palabra de Dios y se puso a leerla ante una asamblea convocada para ese fin. Leyó los libros de la Sagrada Escritura ante el pueblo empezando al amanecer hasta el mediodía. “Leyó el libro en la plaza que hay ante la puerta del agua, desde el amanecer hasta el mediodía… y todo el pueblo estaba atento al libro de la ley”. Esdras estaba de pie sobre una estrada “Esdra abrió el libro a vista del pueblo, pues los dominaba a todos, y cuando lo abríó, el pueblo entero se puso en pie”. Esdras alzó sus manos sobre el pueblo y les dio la bendición, y el pueblo respondió: “Amén, Amén, se inclino y se postró a tierra ante el Señor”.


Nehemias, Esdras y los levitas proclamaron: “Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis (porque el pueblo entero lloraba al escuchas las palabras de la ley). Les invitaron a compartir buenas tajadas y vino dulce “pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el goxo en el Señor es vuestra fortaleza”.


¿Qué podemos aprender nosotros en el siglo XXI de este episodio del Antiguo Testamento? Creo que podemos aprender la importancia de la propia identidad. Hay políticos que no son ni capaces de pronunciar la palabra “España”. La odian. En parte es porque España es católica. La fe cristiana llegó a España en tiempos de los apóstoles como, por ejemplo, Santiago que habría llegado a Zaragoza y San Pablo a Tarragona en el primer siglo. San Pablo expresó su deseo de ir a Occidente en su carta a los Romanos y obviamente, desde Roma a Occidente, considerado finis mudi. Con la conversión del Rey Visigodo Recaredo, la realeza goda y la nobleza que era una minoría se convirtió al catolicismo. España tiene una enorme cantidad de mártires, desde los primero siglos, también en la Edad Media y hasta e siglo XX. España ha sido el país católico por antonomasia que llevó la fe no solo a América, Norte y Sura, sino que la salvó en partes de la misma Europa, sin mencionar el hecho de que Filipinas es el único país católico en Asia. Estos políticos y otros que se proclaman ateos chocan con lo que es España y siempre ha sido y no saben ni siquiera qué son. En la actualidad, la cultura la controlan los secularistas, la Francmasonería y otros grupos anti-católicos. La misma Iglesia en su clero en no pocos casos se arrodilla ante la cultura basura creada por el mundo moderno a partir de finales de la Edad Media. Jesucristo es el único que da sentido a nuestra vida. Bien está escrito en el primer capítulo del Evangelio de San Juan: “E



 

sábado, 15 de enero de 2022

LAS BODAS DE CANÁ.

HOMILÍA DEL II DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO. CICLO B, 16 DE ENERO 2022.

Este domingo nos toca el primero de los 7 signos del Evangelio de San Juan, la Boda de Caná. Nuestro evangelista al hablar de los milagros, que en su evangelio son siete, un número simbólico, los llama signos, es decir acciones que apuntan a un misterio o una realidad que va ´más allá de lo que pueden parecer en un primer momento. En el Antiguo Testamento, el tema del banquete de bodas es recurrente para manifestar el plan de Dios para el hombre, Hoy nos toca un pasaje del c. 62 de Isaías, y toca el tema del matrimonio. Cuando un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegrí aque encuentro el marido con sus esposa, la encontrará tu Dios contigo”. El tema de la relación esponsal es recurrente en el Antiguo Testamento y se encuentra en el Libro de Oseas, de Ezequiel, sin olvidar el Cantar de los Cantares. En el Nuevo Testamento se trata de la relación esponsal entre Jesucristo y su Iglesia que es su esposa. Hoy escuchamos la declaración de Dios de casarse con nosotros que hemos sido creados por él. No olvidemos que la relación más íntima que conocemos en esta vida es la que se da entre esposo y esposa. Sabemos que el hombre, a lo largo de toda la Biblia empezando con el pecado original de Adán y Eva al desobedecer el mandato de Dios y posteriormente desde el asesinato de Abel de parte de Caín, la infidelidad, el pecado caracteriza el hombre mientras Dios le tiene infinita paciencia. Incluso los más alabados y apreciados como es el caso de David, caen en pecado ofendiendo a Dios. No obstante, estás dispuesto siempre a perdonarlos y darles una nueva oportunidad. El caso más emblemático en el Nuevo Testamento sería la Parábola de Hijo Pródigo. Hoy vemos la imagen del amor del novio a su novia como expresión del amor infinito de Dios por su pueblo pese a todas sus infidelidades.

Pasemos, pues a la Boda de Caná. No hay que olvidar que hay que fijarse prácticamente en cada palabra. El Evangelista comienza diciendo que “tres días más tarde” se da una boda en Cana y la Madre de Jesús y sus discípulos juntamente con Jesús se encuentran entre los invitados. El número tres es simbólico. Puede traer a la memoria los tres días de Jesús en el sepulcro antes de su resurrección. El gozo y la alegría de la boda correspondería a la gran alegría que provoca la victoria de Jesús sobre el pecado, el mal y la muerte en su resurrección. También la presencia y el protagonismo de María que Juan suele llamar”la madre de Jesús” es de gran importancia en esta historia.

Parece que María es la primera en darse cuenta de la desgracia de la falta de vino. Sabemos que las bodas en la época se extendían a lo largo de siente días- En la Biblia, el vino es parte esencial de cualquier fiesta. No se tomaba vino en los días ordinario. El vino simboliza alegría: “un poco de vino alegra el corazón”. Isaías menciona la abundancia de vinos exquisitos como señal de la bendición de Dios y la liberacíón del cautiverio de Babilonia. Fácilmente, podemos imaginar como gente de pueblo reaccionaría y la familia y los novios tendrían que colgar el sambenito de que se acabó el vino en su boda. Obviamente, María se daba cuenta de tal situación y acudió a Jesús sugiriendo discretamente que remediara la situación. Jesús tendría motivos suficientes para no hacer el milagro, considerando lo que pudiera suceder si la gente se enterara de que había convertiro agua en vino. Especialmente, en el Evangelio de San Marcos, Jesús solía pedir a los beneficiarios de un milagro que no le dijeran a nadie. En todo caso, María no se da por vencida sino que procede discretamente a decir a los mozos “haced lo que él os diga”.

Estas palabras de María tienen un significado mucho más profundo en cuanto que no se trata solamente en relación con la falta de vino, sino es una indicación para todos los leen el evangelio. El secreto de toda desavenencia es hacer lo que Jesús nos dice, lo que se encuentra en el Evangelio. Se trata de la última palabra de María que encontramos en el Evangelio.

Puede extrañar que Jesús convierte centenares de litros de agua en vino. Como se trata de una imagen del Reino, tiene que ver una gran abundancia de vino que simoliza el gozo y la alegría no solo de aquella fiesta de bodas, sino del mismo cielo al que todos hemos de anhelar y alcanzar gracias de la muerte y resurrección de Jesús. Un signo apunta a otra realidad superior. San Juan indica que los discípulos vieron la gloria de Jesús y aumentó su fe. Ellos recién habían conocido a Jesús y las faltaba mucho que aprender. Lo habían reconocido como el Mesías, siguiendo la indicación del Bautista.

Gloria en la Biblia se refiere entre otras cosas a la grandeza, la nobleza, las cualidades excepcionales de una persona. El hecho de que Jesús pudiera realizar tal milagro con tanta facilidad habría dejado en el alma de los discípulos y les convencería de que era realmente el Mesías. Por otro lado, los tiempos mesiánicos serían tiempos de abundancia y alegría. También siendo nuevos en el seguimiento de Jesús necesitaban que su fe en él creciera.

Resumiendo, podemos sacar unas lecciones de este episodio: El papel importante de María hasta el punto de lograr que Jesús hiciera el milagro pese a que en un primer momento no parecía que lo fuera a hacer. Así de importante es la intercesión de María, como se suele decir en latín, ella es “omnipotentia suplex” es todopoderosa pidiendo. El Evangelista quiere que reconozcamos la gloria de Jesús y nos da la seguridad de que Dios tiene reservado para nosotros la más grande alegría posible, simbolizado por el vino y el banquete.





sábado, 8 de enero de 2022

EL BAUTISMO DEL SEÑOR Y NUESTRO BAUTISMO.

 

EL BAUTISMO DEL SEÑOR.

Hoy, el domingo después de la Epifanía celebramos el Bautismo de Jesús por Juan el Bautista en el Jordán. Muchos ven el bautismo de Jesús, debido a que se trataba de un bautismo de arrepentimiento, como una gran manifestación de la humildad de Jesús al ponerse en fila junto a la gente que movida por la predicación de Juan querían arrepentirse y alcanzar el perdón de sus pecados. El mismo Juan se extrañó por el hecho de que Jesús quisiera ser bautizado, pues era el Mesías y Juan había alcanzado a reconocerlo como tal debido a que recibió una iluminación del Espíritu Santo También podemos ver el bautismo de Jesús como una anticipación de la muerte de Jesús en la cruz y por ende de su resurrección. San Pablo,en el sexto capítulo de su carta a los Romanos, presenta el bautismo del cristiano como una identificación con Jesucristo en primer lugar en su muerte simbolizado por la inmersión en el agua, representando la muerte. El hecho de quedarse debajo del agua sería un símbolo de la sepultura, pues el cristiano no solo muere simbólicamente en el bautismo, sino una símbolo de la sepultura de Jesús, y finalmente su resurrección quedaría simbolizado por su salida del agua sería simbólico de la resurrección de Jesús y del cristiano. Se ingresaba al al baño de regeneración desde el occidente, simbolizando la superación del pecado, de las tinieblas y la salida era hacia oriente, es decir, donde salel la luz al levantarse el sol. Nosotros en el bautismo somos injertado en Cristo y pasamos por el Ministerio Pascual de Cristo, muerte, sepultura y resurrección.


Por el bautismo hemos sido incorporados a Jesucristo de manera especial en tres aspectos fundamentales de la misión de Cristo, es decir, como Sacerdote, Profeta y Rey. Participamos en cada uno de estos tres aspectos de la misión de Jesús. En primer lugar, su sacerdocio. Un sacerdote es un mediador que representa al pueblo y ofrece sacrificios a Dios de parte de su pueblo. Por eso, en el ofertorio de la Misa, el sacerdote dice: “Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios Padre Todopoderoso”. Existe lo que se llama el “sacerdocio común de los fieles” que tiene su fundamento en el bautismo y por el cual participamos en el sacrificio de la Misa en unión con el sacerdote que preside. Sabemos que la Santa Misa es la actualización del sacrificio de Jesucristo en la cruz, pues Jesucristo Hijo Unigénito de Dios vino al mundo para salvarnos del pecado, del mal y la muerte por toda su vida desde su nacimiento, luego su vida oculta que era una ofrenda al Padre a favor de nosotros, y sobre todo al entregarse totalmente a la voluntad del Padre en el sacrificio de la cruz. Cada uno de nosotros, no solo `como espectadores sino como partícipes ejercemos este sacerdocio como miembros de Cristo por nuestro bautismo.


Jesucristo vino a este mundo “para nuestra salvación”, “por nosotros los hombres y por nuestra salvación”. También nos toca interceder por nuestros hermanos en la fe por nuestras oraciones y sacrificios. Personas nos piden nuestras oraciones y decimos que sí ¿pero cumplimos lo que prometemos?


Un profeta es uno que habla de parte de Dios, comunica un mensaje que proviene de Dios. -Esto en nuestro caso tiene que ver con la evangelización. Jesús envió a los apóstoles y demás discípulos a proclamar el evangelio a toda la creación, llevarlo hasta los confines de la tierra en la montaña de Galilea donde se reunió con ellos poco antes de la Ascensión.¿Nosotros cumplimos esta misión profética? SE trata de una misión muy difícil. Dios llamó a Jeremías y él le puso la excusa de que era un mero muchacho, pero Dios insistió y le dijo: “No digas “soy un muchacho, pues adondequiera que te yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás”. Luego Dios le tocó la boca y le dijo: “No les tengas miedo que contigo estoy yo para salvarte, oráculo del Señor”. También a Isaías lo mandó después de una visión en el tiempo y el profeta se ofreció a ir. No valen las excusas cuando Dios nos envío. Posteriormente, cuando Jeremías se puso a predicar lo que Dios le comunicaba, tanto los reyes como los sacerdotes, los demás profetas lo condenaron hasta el punto de meterlo en una fosa con peligro de morir. La misión del profeta es muy difícil ¿Nosotros estamos listos para llevarla acabo?. Si tenemos miedo al qué dirán a que nos llamen beatos etc. no servimos de profetas.

Jesucristo es también rey. Lo proclamó en la presencia de Pilato y diciendo “para eso he venido al mundo” para dar a conocer la verdad. Hoy en día, casi nadie quiere aceptar la verdad y en el Evangelio de San Juan Jesús decía “yo soy la Verdad”. Hoy la gran mayoría de la gente está en lo que el Papa Benedicto XVI llamó “la dictadura del relativismo”. Proclamar la verdad es expresar las cosas como son, pero es probable que digan “eso es TÚ VERDAD”. La verdad es objetiva y coincide con la realidad de las cosas y no como nos gustare que fueran. ¿Estoy dispuesto a proclamar la verdad aunque muchos la rechacen? Los padres tienen que ejercer la misión del gobierno, de la realeza. Es más fácil dejar pasar y evitar discusiones. Gobernar es difícil tanto en la Iglesia como en el mundo secular, pero nos corresponde proclamarla cuando sea necesario pese a lo que piensan otros. Jesús dice que “la verdad os hará libres? ¿o preferimos ser esclavos de Satanás que e “el padre de la mentira”.


Todos celebran su cumpleaños y otros nos felicitan, pero ¿conocemos la fecha de nuestro bautismo y lo celebramos dándole gracias a Dios por el don de la fe, por habernos incorporado, injertado en Jesucristo de manera que nuestra vida sea viva “en Cristo Jesús” como repite San Pablo en sus cartas con no poca frecuencia. Nuestro bautismo es la puerta a la nueva vida que nos ofrece Jesús logrando que seamos uno con él y con nuestros hermanos en la Iglesia que es Cuerpo de Cristo.