Las lecturas de hoy nos proponen en primer lugar lo que podríamos llamar una antropología bíblica, es decir, una filosofía del hombre que se encuentra en primer lugar en el Libro del Génesis. Veamos lo que nos indica nuestra primera lectura del c. 2 del Libro del Génesis. En primer lugar, dice que no es bueno que el hombre está solo. Esto coincide con la doctrina antigua expresada por Aristóteles cuando se refiere al hombre como un "animal político". Esto quiere decir que el hombre está llamado a desarrollarse en una comunidad o una sociedad, en la "polis" que en griego significa "ciudad". Estas ideas tanto bíblicas como provenientes de la filosofía griega difieren de la mentalidad moderna expresada por los filósofos ingleses Hobbs y Locke o el liberalismo que se deriva de sus ideas y otros como el francés Rousseau. Para ellos, lo primero y más fundamental del hombre es ser individuo y sus derechos individuales. Según Hobbs, entre los primitivos existía "bellum omnium contra omnes" (guerra de todos contra todos). Esto obviamente, lleva al caos. Por ello, se decidió hacer un "contrato social". que dependería de la voluntad del hombre. Es una idea errónea porque el hombre por naturaleza es esencialmente social. Se desarrolla y se perfecciona en la una comunidad o sociedad. La primera y más fundamental expresión de esta realidad es la familia y esta tiene su fundamento ne el matrimonio, que juntamente con el hombre y la mujer fue creado.
Nuestra lectura de hoy dice: Por eso abandonará al hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán las dos una sola carne". Se trata de la unión más íntima que el hombre y la mujer pueden experimentar. Ambos tienen que buscar el bien del otro y esta unión y entrega mutua podrá ser fecunda en la procreación de nuevos hijos de Dios. No se trata de unos meros sentimientos que es lo que común y equivocadamente muchos piensan hoy en día. Se trata de un compromiso que ha de durar toda la vida, pues no se puede amar de esta manera para un tiempo o mientras el otro me satisface.
Pasando al evangelio de hoy, encontramos que Jesús trata el tema de la indisolubilidad del matrimonio. En tiempos de Jesús, existía una polémica entre rabinos acerca de la licitud del divorcio o no. Los fariseos querían echarle una trampa a Jesús, pero como en otras ocasiones, Jesús sale airoso de tales trampas. Si decía que estaba prohibido el divorcio, ellos responderían que Moisés lo permitió, pero Jesús respondió: "Por vuestra terquedad Moisés dejó escrito este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer". Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Lo que Dios ha unid, que no lo separe el hombre". Así Jesús excluye totalmente el divorcio porque el matrimonio es obra, creación del mismo Dios y eso no se refiere solo al matrimonio sacramental sino también el matrimonio natural o según la ley natural. Los apóstoles pensaban que esto era imposible, pero Jesús dice, como en otras ocasiones, que no lo es, que para Dios no hay nada imposible.
Claro, será imposible si uno no se dispone a tomar el compromiso del matrimonio y la consiguiente familia que se crea en serio. El amor es lo más difícil que hay porque uno se obliga a salirse de sí mismo, de superar el egoísmo que es casi nuestra segunda naturaleza a partir del pecado original que nos ha debilitado y hecho más difícil cumplir la ley de Dios. Sin embargo, como dice Jesús, "sin mí no podéis hacer nada" y "no hay nada imposible para Dios".
Los seres humanos necesitan un largo período de formación, de crecimiento y desarrollo por lo cual los niños y los adolescentes tienen necesidad de la ayuda de los padres para poder llegar a se adultos maduros y responsables. Esta es otro motivo por el que Jesús excluye el divorcio. Los "divorcios exprés" hacen un flaco favor a los hijos. Se puede decir que el divorcio es del demonio en cuanto que la palabra "diablos" en griego significa separación. El Estado no tiene, por más que lo arroga, ninguna autoridad de aprobar divorcios.
Cabe señalar también que lo que priva ante todo lo demás en la Doctrina Social de la Iglesia no son los derechos individuales sino el bien común que ha de manifestarse en primer lugar en la familia. Los Estados que intentan destruir la familia y el matrimonio hacen un gran daño a la sociedad. El Estado a veces con la colaboración de los profesores intenta privar a los niños de la inocencia y los padres no protestan. Convierte la educación en un indoctramiento ideólogico. Promueven el LGTB en los colegios intentando lavar el cerebro del niño y un largo etcetera. Ahora es muy común que los jóvenes ni se casan. En España, en tan solo10 años el porcentaje de matrimonios católicos ha bajado de 60% a 18% como si el matrimonio no fuera una realidad pública y no algo meramente privado. La Iglesia está intentando mejorar el sistema de preparación para los matrimonios. También hace falta un acompañamento de las parejas recién casados y después del nacimiento del primer hijo. Los oligarcas mundiales que controlan el mundo están intentando reducir la población y eliminar miles de millones de personas o reducir la natalidad. Uno de los instrumentos para llevar adelante este plan son las falsamente llamandas vacunas que reducen la fertilidad tanto del hombre como la mujer, y provocar muchos abortos "naturales" gracias a las "vacunas",
Como hemos visto, Dios ha establecido el matrimonio y la familia, Ya se ha hecho mucho daños a ambos en nuestra sociedad neopagana. Ojalá la lectura del Génesis y el evangelio de hoy en el que Jesúis rechaza categóricamente el divorcio nos ayude a reflexionar y darnos cuenta de que solo cumpliendo los planes de Dios, conocidos ya por la misma naturaleza y por la revelación recogida en la Santa Biblia vamos a poder aclanzar la verdadera feliciidad y no una felicidad barata y engañosa que es lo que propone el mundo actual. Oremos, pues por los novios que se preparan a casarse, por los esposos y los niños para que todos descubran la verdad sobre el matrimono y la famlia que Dios nos ha revelado.
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