HOMILÍA XIX DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO,CICLO B.17 DE OCTUBRE 2021,
Nuestro pasaje evngélico de hoy nos cuenta un episodio que nos ayuda a aprender cómo hemos de orar. Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, piden a Jesús que los coloque a su derecha y a su izquierda en su reino. En el Evangelio de San Mateo es la madre de los dos hermanos la que hace la petición. Podemos suponer que Mateo suaviza la cosa, pues es natural que una madre quiera lo mejor para sus hijos, pero el hecho de que en realidad son ellos los que realizan la petición los deja mal y manifiesta que les faltaba mucho en el aprendizaje del camino de Jesús. En otras ocasiones, como la Última Cena,según el Evangelio de San Lucas, los apóstoles disputan sobre quién o quiénes podrían ocupar los lugares de honor a la mesa, una indicación de lo poco, que habían aprendido del espíritu de Jesús. En todo caso, para Santiago y Juan, el episodio es una ocasión de escuchar una buena lección de Jesús. Dice: "el que quiere ser grande, que sea vuestro servidor. el que quiera ser primero, sea el esclavo de todos". Ellos obviamente, se sintieron humillados y se dieron cuenta de lo inapropiado que fue su petición.
Veamos ahora cómo esta lección se aplica también a nosotros. Se trata de orar como corresponde, lección que da San Pablo el c. 8, 26 de su Carta a los Romanos: "Pues nosotros no sabemos cómo pedir como conviene, más el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables". En otra parte, San Pablo dice que en el Espíritu :podemos orar y decir "Abba Padre", es decir con el mismo Espíritu de Jesucristo. ¿Por qué no sabemos cómo pedir como conviene? Porque somos burdos y pensamos en primer lugar en lo que padecemos o sufrimos y pedimos a Dios que nos alivie sin saber por qué Dios permite el sufrimiento que nos corresponde. Tendríamos que orar siendo guiados por el Espíritu Santo, como Jesús que en toda su vida permitió que el Espíritu los guiará. Somos como los niños que dicen "dame", pero el niño no sabe por qué tiene que a veces privarse de lo que desea para luego alcanzar más felicidad. Quiere muchos caramelos, pero su madre sabe que el exceso de dulces provoca caries en los dientes y para evitar dolores de muela le conviene privarse de lo que le gustaría. En el mismo versículo que he citado arriba, San Pablo dice "Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza". Es decir, que nosotros no nos damos cuenta de nuestra flaqueza y debilidad y no pedimos a Dios lo que realmente necesitamos. El Espíritu Santo es la fuerza y el poder de Dios y eso lo vemos en el primer capítulo del Libro del Génesis, El Espíritu aleteaba sobre las aguas del caos y Dios iba ordenando cada aspecto de su creación, siendo el hombre, creado a su imagen y semejanza el último en ser creado por la fuerza de su Palabra, es decir, Logos. Por otro lado, la creación ha terminado: "Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto". Por un lado, el hombre, es decir, en primer lugar Adán y Eva que se rebelaron contra Dios y desobedecieron sus mandatos en parte arruinaron el plan maravillos de Dios para toda la humanidad. En todo caso, Dios no abandonó al hombre sino le ofreció otro camino de salvación enviando a su Hijo al mundo para liberarnos de la esclavitud del pecado y dejarnos guiar por el Espíritu Santo.
¿Normalmente, qué pedimos en nuestras oraciones? Si estamos sufriendo dolores o angustias pedimos a Dios que nos alivie. No es que sea malo eso,pero no es necesariamente lo que Dios nos quiere dar en ese momento. En el Padre Nuestro, Jesús no nos enseña a pedir que se nos quite los dolores, sin que se haga su voluntad, que venga su Reino, que perdonemos como Él nos perdona a nosotros y que nos libre del demonio y en general del mal. .Luego, Jesús nos asegura que si perseveramos en la oración se nos dará lo que necesitamos, pero en el Evangelio de San Lucas se indica que aquello que más necesitamos y aquello que sin duda Dios nos dará es el Espíritu Santo. También en la Última Cena, Jesús manda pedir en su nombre y asegura que nos dará lo que realmente necesitamos. ¿Qué quiere decir eso de "pedir en su nombre"? Es decir, en el bautismo hemos sido incorporados en Cristo, hecho uno con él, y hemos recibido el Espíritu Santo, reforzado en la Confirmación de manera que nuestra oración subirá al Padre gracias a nuestra unión con Jesús en el Espíritu Santo y pediremos lo que más necesitamos que es el Espíritu Santo, que nos guiará hacia toda verdad y bondad.
Santiago y Juan pedían un honor que igual no les correspondía y manifestaban una falta de humildad. Jesús dice que beberán el cáliz que él ha de beber, es decir la cruz, pero no le corresponde dar estar a su derecho y a su izquierda en el cielo. En otra ocasión cuando Jesús veía que los fariseos buscaban los asientos de más honor en un banquete, Jesús indica que debían de colocarse en el último lugar de manera que el anfitrión se acercaría y los invitaría a subir más arriba y de esa manera recibirán más honor. Muy importante es darnos cuenta de que Dios no ayuda a la gente perezosa, algo expresado en el famoso refrán que se encuentra en el Quijote entre otros lugares; "A Dios rogando y con el mazo dando". El mismo Jesús dice "No el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de Dios, sino aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo". Existe también el pecado de la presunción que consiste en querer alcanzar la santidad sin poner los medios necesarios para alcanzarla. Hacemos buenos propósitos sin la firme voluntad de cumplir lo que hemos prometido. Hasta pedimos a Dios que nos ayude a cumplir nuestros buenos propósitos, pero si de verdad no queremos lo que nos proponemos lo que pedimos, de nada nos sirve.
Si un hombre pierde su puesto de trabajo, obviamente, no le basta rezar y pedir a Dios que le consiga otro trabajo. Tiene que trabajar diligentemente buscando anuncios de peticiones de trabajo, enviar su currículum vitae a muchas empresas, buscar recomendaciones etc. Si no, él y su familia pasarán hambre, no podrán pagar el recibo de la luz etc. Igualmente, para eliminar nuestros vicios y practicar la virtud tenemos que hacer un gran esfuerzo y obviamente Dios nos ayudará, Por ejemplo, si tenemos vicio de hablar mal del prójimo, de poco servirá hacer buenos propósitos si no hacemos un gran esfuerzo y Dios nos ayudará porque somos serios y queremos de verdad alcanzar la santidad. De igual manera, el que tiene problemas psicológicos y acude a un psicologo, Si no cumple lo que le sugiere el psicólogo, no habrá manera de superar su problema ni habrá psicólogo o psiquiatra en el mundo que podrá ayudarle..Llevamos mucho tiempo conviviendo con nuestros vicios, no pensemos que los vamos a eliminar de un día para otro, y si fallamos una y otra vez, no nos desanimos ni echemos la culpa a Dios por no ayudarnos cuando en realidad no somo serios en nuestras promesas y oraciones.
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