SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS, DOMINGO 1 DE NOVIEMBRE DE 2020.
Desde kis primeros tiempos, la Iglesia ha mantenido el recuerdo de los mártires y también de los apóstoles. A partir de la empancipación de la Iglesia por el Edicto de Milán del Emperador Constnatino, además de construir basílicas en las ciudades, se construián también sobre las tumbas de los mártires sobre todo donde había un gran recuerdo de los mártires locales. En Roma, la Básilica de San Pedro está constuirda en lo que era el cementerio donde fue enterrado San Pedro. Esto ya está probado con estudios arqueológicos. Igualmente, la Básilica de San Pablo Fuera de las Murallas y la de San Sebastián, donde también ha catacombas. Se estableció la costumbre de parte de los fieles a acudir a estas básilicas y camposantos en la ocasión del aniversario deñ "naciemiento o dies natalis" a la vida eterna del mártir. También se realizaba un banquete en esta ocasión, actividad que a veces llegaba a excesos de manera que obispos como San Agustín se quejaban acerca de tales excesos. Con el paso del tiempo, fueron reconocidos como santos no solo mártires o confesores, los que sufrieron por la fe sin llegar a la muerte, pues ya no había persecuciones, sino también abades, vírgenes, ermitaños y obispos que habían dejado el recuerdo de una vida santa y fama de santidad. El el silgo IX, el Papa Gregorio III declaró este día del 1 de novimebre como Solemnidad de Todos los Santos. En España y en los países hispanoamericanos, como también en Francia, es una fiesta nacional. Posteriormente, por la inlfuencia del Monasterio de Cluny en Bergoña en Francia, se estableció la Fiesta de Todos los Difuntos, de manera que a nivel del pueblo llano se tiende a olvidar a los santos y vivir el día como el de los difuntos yendo a los cementerioes etc.
Vamos a examinar la santidad y el hecho de que no solo han estádo llamados a la santidad los grandes santos conocidos como San Francisco, San Pío de Pietralicna o Santa Teresa de Calcuta, sino de hecho todos somos llamados a ser santos y si no lo logramos somos unos fracasados. En el Antiguo Testamento la palabra kabod significa santo y se refiere al hecho de que Dios está como separado de nosotros y viven en otra esfera. Todo lo relacionado con Dios es santo, como su pueblo Israel, el templo que es el lugar donde se hace prensente en medio de su pueblo, donde se ofrecen los sacrificios y se cantan salmos e himnos en su honor. Luego, Jesucristo,siendo Mesías e Hijo de Dios, ostenta el título de Santo de Dios. Así tambien, la Iglesia es Santa porque es la "morada de Dios en medio de su pueblo", es el Cuerpo de Cristo, su Esposa etc. Si la Iglesia es Santa como el mismo Jesucristo y nosotros en el bautismo hemos sido incorporados en Cristo y hechos miembros de él, obviamente nos corresponde también ser santos. De hecho, San Pablo, con frecuencia llama a los fieles a quienss dirige sus cartas santos en virtud de su bautismo. El Concilio Vaticano II inistía en el hecho de que todos los católicos somos llamados a la santidad, no solamente los religiosos y el clero, que era un poco la idea que prevalecia acerca de la santidad antes. No hay católicos de segunda división o tercera en la Iglesia. La jerarquia y los consagrados por la pobreza, la santidad y la obediencia han de ser santos cumpliendo la voluntad de Dios en el estado de vida que les corresponde, pero en realidad ellos son tan solo menos menos de .1% de los fieles católicos. Los laicos que mayormente viven en el mundo y ejercen diversas profesiones y trabajos también tienen la vocación a la santidad.
Ahora bien, ¿concretamente en qué consiste la santidad y cómo se alcanza? Si Jesucristo es el Santo de Dios, es más, el el Hijo de Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad que vivió en medio de nosotros para ser nuestro modelo e incluso unirse a nosotros para que podamos alcanzar la meta de la santidad, pues ya hemos dicho arriba que si no la logramos somos unos fracasados, no hemos logrado el fin por el que Dios nos ha creado. El dijo que es el camino, la verdad y la vida, que es manso y humilde de corazón. Nos invitó en la Última Cena a amarnos unos a otros como él nos ha amado y San Juan dice el inicio del c. 13 de su Evangelio en la misma Última Cena: habiendo amado a los suyos que estaban en la tierra, los amó hasta el extremo.. En su agonía en Getsemani suplicaba al Padre que lo liberara del cáliz, es decir, el cúmulo de dolores que implicaba su pasión y su tremenda soledad en la cruz, "no se haga mi voluntad sino la tuya". Por lo tanto, tenemos dos claves para comprender lo que es la sntidad: el amor y el fiel cumplimiento de la voluntad de Dios.
Si Dios es amor, la santidad tiene que consistir en el amor a Dios y al prójio. El mismo San Juan en su primera carta decía que no se puede amar a Dios a quien no vemos si no amamos al prójimo a quién vemos. Rsulta que no se puede separar el amor a Dios y el amor al prójimo. Para ser santos, no basta dedicar muchas horas al día a la oración, aunque la oración es muy importante y el mismo Jesús subía a montañas a orar incluso toda la noche, o los 40 días en el desierto oraba y ayundaba. Vivimos en comunidad y la palabra prójimo signfica en latín, el más cercano. En primer lugar nuestros familiares y luego los más necesitados como podemos constarar en la Parábola del Buen Samaritano, que atacado por unos delincuentes y un sacerdote y un levita, se pasaron de largo porque daban más prioridad a las normas rituales del culto que no permitían realizar el culto en el templo por haber tocado una persona sangrentada, mientras el Samaritano que para los judíos era un hereje, hizo más de lo que se pudiera esperar a favor de la persona herida.
La voluntad de Dios se refleja en los mandamientos de la ley de Dios e incluye nuestros deberes diarios, que no son iguales para todos, aunque algunos sí se aplican a todo mundo. También las bienaventuranzas constituyen una síntesis de lo que es la santidad y nos ha tocado leerlas en nuestro pasaje evangélilco de hoy. La palabra beato o bienaventuranza significa dichoso. Al repasarlas podríamos pensar que son contra intiutivas pues la idea que el mundo de hoy tiene de la felicidad dista mucho de los que Jesús dice en las bienaventuranza. Se trata de de sentimientos y emociones. Jesús dice "bienaventurados los misericordiososos porque ellos alcanzarán misricordia". En el Antiguo Testamento la palabra hesed traduce misericordia. En español, la palabra proviene del latín y sigifica que se conmueve el corazón por la "misteria" de otros. Sería un amor tierno que toma en cuenta los dolores y sufrimientos del otro. San Juan Pablo II decía que la misericordia es el aspecto más exquisito del amor de Dios.
Bienventurados los limpios de corazon. El corazón en la Biblia es el centro de toda la vida psíquica del hombre e incluso tiene que ver con los pensamientos. La pureza de corazón es la actitud que nos lleva a buscar exclusivamente "al Señor y su justicia", según dice Jesús y todo lo demás se nos daró por añidadura. Viene a corresponder a la petición del Padre Nuestro hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Si practicamos esta bienaventuranza, nos fijaremos en lo fundamental que es el cumplimiento del la volutnad de Dios por amor.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justiicia porque ellos serán saciados. No se trata solo de la justicia comutativa de dar a cada quien lo que le corresponde sino de la rectitud y el orden que Dios ha establecido en el mundo y en nuestras vidas.
Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados. Esta puede parecer increíble. ¿Como pueden ser dichosos o felices los que lloran? No hay nadie que se salve del dolor y las lágrimas, pero Jesucristo es nuestro espreranza, y como dice el Profeta Isaías cargará con nuestros dolores. San Pablo dice que Jescristo es nuestra esperanza. Y hacia el final del Libro del Apocalipsis se promete que "se enjugarán todas las lágrimas", y Jesús promete hacer nuevas todas las cosas. No puede ser que el dolor, las lárgirmas o el mal prevalezcan, pues de ser así el mal prevalecería sobre el bien y no se cumpliría el plan maravilloso de Dios que nos promete la vida eterna.
Bienaventurados los pobres en el espíritu. San Lucas tiene bienaventurados los pobres sin más. Ciertamente la riqueza y sobre todo el apego a la misma es uno de los mayores obstáculos a la tarea de alcanzar la santidad. El que tiene una abundancia de bienes terrenos tiende a olvidarse de Dios. No es que el rico esté excluidos del Reino, pero la riqueza es un notable obstáculo para la santidad y nuestra pertenencia al Reino de Dios.
¿Nos es posible alcanzar la santidad o excede nuestras fuerzas? Ciertamente excede nuestras fuerza, pero no estamos solos. Jesucristo al venir a compartir esta vida con nosotros y sobre todo con su pasión, muerte y resurrección nos hace posible esta meta de manera que no necesariamente vamos a fracasar en el intento. Depende de nosotros, de nuestra colaboración con la gracia de Dios. A Santo Tomás de Aquino le preguntaron ¿cómo se alcanza la santidad? y responde QUERIENDOLA. Es decir, hacer una decisión seria y con todo el corazón, con todo el alma y con todas nuestrs fuerzas y trabajar en ello cada día desde cuando nos levantamos hasta cuando nos acostamos. ¿Qué otra cosa más importante existe? La alternativa es el fracaso completa de nuestra vida. ¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida?
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