HOMILÍA DEL DOMINGO XIX CICLO A DE TIEMPO ORDINARIO, 19 DE OCTUBRE DE 2020.
Este domingo, nuestra primera lectura está tomada del libro del Profeta Isaías, c. 45. Los estudiosos de la Biblia suelen dividir el libro de Isaías en tres partes, la primera la llaman Proto-Isaias o el primer Isaías y abarca los capítulos 1 a 39 que proviene del siglo VIII antes de Cristo y es de gran importancia, también desde el punto de vista literario. Siguen los capítulos 40 a 55 que proviene de otra época que sería la época del exilio de Babilonia cuando el rey de Babilonia destruyó Jerusalén y el templo y en tres ocasones se llevó a Babilonia gran parte de la gente importante e influyente de Jerusalén y alrededores que era el Reino de Judea. Este episodio es considerado con el desastre más grande de la historia de Israel. La nación quedó destruida, la capital Jersusalén en ruinas como también el templo. Quedaron tan solo unas cuantas personas pobres. Los hay que llaman los cc. 56 s 66 Trito- Isaías, pero dejaremos eso para los expertos. La mentalidad de la época era que una derrota de este tipo significa una victoria para el dios de Babilonia, Marduk. Los profetas, especialmente Jeremías, consideraban que se trataba de un castigo para Israel, para sus reyes, sacerdotes y más oficiales que habían caído en la adolatría incluso introduciendo dioses paganso en el templo para placar a las grandes potencias de la época como era Babilonia y antes Asiria. En la mente de los israelistas todavía no quedaba clara la idea de que los dioses paganos no eran nada, que el único Dios verdadero que gobierna todo el universo era Yavhé, el Dios de Israel.
Como sabemos, Israel era el pueblo escogido por Dios y eso comienza con la vocación de Abrahán que constata en el c. 12 del Libro del Génesis. Dios también hizo un pacto o alianza con Abrahán y prometió que le daría una prole numerosa y una tierra, que es Israel. Sin embargo, la historia de la salvación no comienza con Abrahán. Vemos que desde el primer capítulo del Génesis Dios da inicio a su plan con la misma creación del universo y la creación de Adán y Eva. Siguen luego otros episodios importantes, pues debido a que el hombre no hacía más que pecar y echar a perder todo el plan de Dios en vez de cumplir su orden de multipliacarse y dominar la tierra. Pues, debido al pecado original, el hombre no cumpió las ordenes de Dios. Luego, Dios destruyó la tierra con sus habitantes salvando tan solo a Noé y su familia juntamente con los animales. Noé es como el segundo Adán y el Arca y el diluvio como el primer plan de rescate que Dios realiza a favor de los hombres. La primera alianza de Dios con el hombre no es la que hizo con Abrahán sino la de Noé. Prometió que no volvería a destrur la tierra con otro diluvio y estableció al arco iris como señal de su promesa. Es decir, la solicitud de Dios a favor del hombre no empezó con la elección de Israel como su pueblo escogido, sino se extiende a toda la humanidad.
En toda la Biblia está claro que los priveligios que Dios otorgó a Israel no son solo para ese pequeño pueblo, sino que iba a ser el instrumento escogido para que a través de él se manifieste la solicitud del Dios por toda la humanidad e incluso por toda la creación. Dios gobierna el universo con su Divina Providencia. El mismo Jesús decía que "hasta los cabellos de nuestra cabeza estan contados", que nada, ni lo que parece insignifcante se escapa de su gobierno que se extiende al bien de la creación entera. La misión de Israel como mediador de la salvación para la humanidad llegó a su culmen en Jescristo y su Iglesia, pues la Iglesia es en palabras de San Pablo "el Israel de Dios" o el nuevo Israel.
En tode este gran plan de Dios, el c. 45 de Isaías es de notable importancia. Nuestra primera lectura de hoy está tomada de este capítulo. Comienza: "Así dice Yahveh a su Ungido Ciro, a quien he tomado de la diestra para someter ante él a las naciones y desceñir las cinturas de los reyes, para abrir ante él los batientes de modo que no queden cerradas las puertas." Aquí Dios se dirige a Ciro, rey de Persia. En el año 538 a. C.había conquistado Babilonia y establecido un imperio enorme en todo Medo Oriente. Se le llama ungido que es lo mismo que Mesías, t´tulo reservado para el Rey David en la historia de Israel y en nuestro caso Jesús. Era pagando y no conocía a Yahvé el verdadero Dios, pero sin saberlo cumplía los planes de Dios, Hizo algo realmente extraordinario, permitiendo a los judíos a volver a su tierra e incluso les proveyó con dinero para la reconstrucción del Templo y de la muralla.
Este profeta, llamado Deutero-Isaías o segundo Isaías es el primero en claramente declara que Yavhé, Dios de Israel es el único Dios y los demás dioses no son nada: "Yo soy Yahveh, no hay ningún otro; fuera de mí ningún dios existe. Yo te he ceñido, sin que tú me conozcas, 6.para que se sepa desde el sol levante hasta el poniente, que todo es nada fuera de mí. Yo soy Yahveh, no ningún otro;"
Creo que queda claro que "Dios quiere que todo mundo se salve y llegue al conocimieto de la verdad", según dice San Pablo, pero no podrá salvarno si no colaboramos con su plan de salvación. No basta un reconomcimiento teórico de la existencia de Dios, del hecho de que ha creado todo el universo y tiene un plan no solo para todos los seres humanos para que lleguen a conocerlo y alcancen la verdadera felicidad que anhelan, pero su plan incluye el universo entero, es decir, plantas y animales. Dice en el Libro del Apocalipsis "hago nuevas todas las cosas". El mal sera eliminado y no habrá muerte ni llanto, enjugará las lágrimas de nuestros ojos.
¿Como es que con tanta facilidad nos olvidamos de Dios, de su plan para nosotros y nos dedicamos a poner el primer lugar en nuestra vida cosas como el dinero, el placer, el poder y la opinión de otros acerca de nosotros, o el "qué dirán", que es vanidad? Invito a todos a tomar este c. 45 de Isaías, leerlo y reflexonar sobre él para que alcancemos la verdadera sabiduria y no seamos necios "cazando el viento". Hoy en día, gracias a la tecnología, es más fácil que nunca leer la Biblia. Lo único que tenemos que hacer es descargar la Biblia Cátolica al móvil, por ejemplo la Biblia de Jerusalén y empezar a leer. Se trata de uno solo capítulo que es uno de los más importantes de todo el Antiguo Testamento. No olvidemos las palabras de San Jerónimo" Ignorancia de la Sagrada Escritura es ignorancia de Cristo. No hay excusa, pues si tenemos interés siempre hay momentos perdidos que podemos aprovechar con la ayuda del móvil no solo para ir conocimiendo la Biblia, sino también para encontrar oraciones que nos ayudarán a llevar la mente y el corazón a Dios.
Isaías, 45 - Bíblia Católica OnlineLeia mais em: https://www.bibliacatolica.com.br/es/la-biblia-de-jerusalen/isaias/45/
Leia mais em: https://www.bibliacatolica.com.br/es/la-biblia-de-jerusalen/isaias/45/
a
No hay comentarios:
Publicar un comentario