sábado, 13 de noviembre de 2021

NUEVOS CIELOS Y NUEVA TIERRA

 HOMILÍA XXXIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 14 DE NOVIEMBRE DE 2021

Estamos a punto de llegar al final de nuestro anó litúrgico y las lecturas nos presentan los discursos de Jesús llamados escatológicos o del fin de los tiempos, en este año del Evangelio de San Marcos. Jesús y sus apóstoles han llegado a Jerusalén y como es lógico quedan profundamente impresionados por el templo y toda su majestuosidad, Más de 900 años antes, el Rey Salomón construyó el primer tiempo que fue destruido por rel Rey de Babilonia en al años 587 a.C. Aunque al parecer, era hermoso e impresionante, no se puede comparar con el templo restaurado por el Rey Herodes y en tiempo de Jesús no se había a terminado todavía pese a 46 años de obras. Era una de las grandes maravillas del mundo anatiguo. Además, es dificil para nosotros concebir la importancia del templo para el pueblo de Israel, era el lugar donde Dios moraba en medio del pueblo. Además, era el único templo que tenían los judíos, a diferencia de los griegos o romanos que contaban con muchos templos dedicados a los diversos dioses. Judíos de todas partes del Imperio Romano hacían sus peregrinaciones al templo cada año. Jesús, pese a toda la grandeza del tiemplo, Jesús dice que ni una piedra quedará encima de otra, sino que todo quedará destriuido. Podemos imaginarnos la impresión que aquellas palaabras dejaron en la mente y el corazónd de los apóstoles. 

Pero lo que profetiza Jesús no solo afecta al templo: "En aquellos dias, después de esa gran angustia, el sol se harña tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del clielo, los astros se tambalearán". ¿Es posible tomar este tipo de afirmaciñon al pie de la letra? Pues no.  Ciertamente, Jesús se riefiere a algo real, pero como es común en la Biblia, hay que ir más allá de lo meramente literal. Además, dice que no habrá pasado la presente generación sin que se den los tremendos cambios que menciona. Nosotros estamos acostumbrados de las coordinadas de nuestro mundo, la luna, el sol y los astros. En la antiguedad el sol, la luna y las estrellas eran esenciales para guiar a los viandantes y peregrinos. Nosotros también si estamos desorientados en un desierto, lo primero que hacemos es buscar el sol para discernir donde se encuentra el este, oeste, norte y sur. Antes de la invención de la brújula las estrellas eran un auxilio esencial para que los barcos pudieran orientarse. en día contamos con instrumentos técnicos como los GPS para orientarnos. Todo aquello que consideramos seguro, las coordinadas, la cultura. Además, Jesús dice que esos grandes cambios se darán durante la misma generación en la que vivían los apóstoles.

Este cambio radical se dio con la muerte y resurrección de Jesucristo, pues con ella se inauguró el nuevo mundo, los nuevos cielos y la nueva tierra. Por eso, se habla del octavo día, es decir, los siete días de la semana representan el mundo actual que conocemos, y con la resurrección de Jesús se inaugura el nuevo mundo. Se nos descubre una nueva dimensión de la realidad«Si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo. Además, como testigos de Dios, resultamos unos embusteros, porque en nuestro testimonio le atribuimos falsamente haber resucitado a Cristo» (1 Co 15,14s). San Pablo resalta con estas palabras de manera tajante la importancia que tiene la fe en la resurrección de Jesucristo para el mensaje cristiano en su conjunto: es su fundamento. La fe cristiana se mantiene o cae con la verdad del testimonio de que Cristo ha resucitado de entre los muertos. (Benedicto XVI, sobre la Resurrección). La resurrección de Jesús ha consistido en un romper las cadenas para ir hacia un tipo de vida totalmente nuevo, a una vida que ya no está sujeta a la ley del devenir y de la muerte, sino que está más allá de eso; una vida que ha inaugurado una nueva dimensión de ser hombre. Por eso, la resurrección de Jesús no es un acontecimiento aislado que podríamos pasar por alto y que pertenecería únicamente al pasado, sino que es una especie de «mutación decisiva» (por usar analógicamente esta palabra, aunque sea equívoca), un salto cualitativo. En la resurrección de Jesús se ha alcanzado una nueva posibilidad de ser hombre, una posibilidad que interesa a todos y que abre un futuro, un tipo nuevo de futuro para la humanidad. (Ibid). 

Para nosotros es muy difícil expresar o captar lo que eso significa y obviamente, lo era para los apóstoles. Existe un tipo de lenguaje que se encuentra en la Biblia en libros como Ezequiel y Daniel (ver nuestra primera lectura de hoy que está tomada de Daniel). Daniel presenta una situación nueva, jamás experimentada. Probablemente, los apóstoles con su experiencia de escuchar las lecturas del Antiguo Testamento en las sinagogas pudieron haber captado este lenguaje mejor que nosotros. Benedcto XVI habla de una nueva dimensión de la realidad que se inaugura con la resurrección de Jesús. 

¿Nosotros somos capaces de imaginar un nuevo mundo, no meramente físico sino moral y espiritual? Un mundo donde no exista el pecado, cosas como la mentira, la violencia, la miseria, todos lso vicios que consideramos parte de la vida del hombre? Difícil, pero en eso consiste el Reino o Reinado de Dios que proclamó Jesús. Jesús con su Pasión y muerte cargó sobre sí todos esos males que consideramos parte de la vida y ha inaugurado un nuevo mundo, un nuevo hombre libre del pecado, del mal y la muerte. Nosotros pensamos que la muerte es el fin de todo, pero en caso de Jesús y el nuestro no es el fin sino el inicio de la nueva vida, la hueva humanidad, los "cielos nuevos y la tierra nueva". Resulta que esta novedad ya ha sido inaugurado con nuestro bautismo y nuestra vida de gracia, en la fe, la esperanza y la caridad. No pensemos que todo esto es como se dice en inglés "una tarta en el cielo". Ha empezado ya. Todos anhelamos la paz, la felicidad, la alegría, la justicia, un mundo justo que de momento no alcanzamos a reconocer. Pidamos a la Srma. Virgen María y todos los santos que nos despierten de nuestro letargo y que nos vayamos preperando para la revelación de este nuevo mundo. La palabra apocalipsis significa en griego recorrer el velo y traducida al latín revelación. Todavia estamos bajo un velo pero ese velo se va recorriendo `para que podamos descubir lo que "ojo no ha visto ni oido escuchado sobre las cosas que Dios ha preparado para aquellos que ama". 



No hay comentarios:

Publicar un comentario