sábado, 27 de noviembre de 2021

ADVIENTO. TRES LLEGADAS DEL SEÑOR.

Homilía para el Primer Domingo de Adviento, 28 de noviembre de 2021.

La historia de la liturgia nos enseña que se emepezó  con una sola fiesta a lo lagro del año, obviamente no contanto los domingos que nos llevan a hacer memoria y actualizar el misterio central de la liturgia que es el Pascual. Era como la luna mientras a lo largo de los siglos se ha ido aumentando las fiestas un poco como las estrellas, aunque no sean tan numerosas las fiestas que las estrellas, pues el año no da para tanto. Se trataba de la Gran Vigilia Pascual y el Domingo de la Resurrección. La Pascua se vivía ya en el siglo II con grandísima devoción y esperanza de la segunda venida del Señor y su victoria sobre el mal y la muerte que ya en el siglo III se introdujo la Cuaresma en primer lugar como un recuerdo de los cuarenta días del  SEñor en el desierto como también una ocasión de intensa preparación de los catecúmenos para su bautismo, confirmación y su primera recepción de la Sagrada Eucaristía en la gran Vigilia de la Pascua que se celebrabra desde la medionoche hasta la madrugada del Domingo de Pascual. Dada su importancia fundamental en la historia de la salvación y en la vida de los fieles, San Agustín la llamó "La madre de todas las vigilias". A partir del siglo IV, se fue exendiendo las fiestas a los aniversarios de los mártires llamados "dies natalis" o día de su nacimiento, pero no a esta vida sino al cielo. En la misma época un poco antes, fue alcanzando mayor importancia la celebración de la Natividad del Señor en Belén, especialmente debido a las peregrinaciónes que se hicieron más comunes. Para saber más podemos ver la historia de la peregrinación de Egeria, una virgen de Acuitania o posiblemente Galicia. Alrededor del siglo VII, se introdujo el Adviento como un período e preparación de la fiesta de la Natividad del Señor, tomando como modelo la Cuaresma. Solía empezar el día 11 de noviemrbe, Fiesta de San Martín, que a lo largo de los siglos ha tenido un gran arraigo no solo en Francia. Tiene un aspecto de penitencia y ayuno pero menos que la Cuaresma, pues se trata de disponernos para acoger con alegría al Señor que nace en Belén y ciertamente el nacimiento de un niño es una gran alegría para una familia y todos los amigos y familiares,

La palabra Adviento, en griego parousía significa llegada o venida, Los emperadores romanos iban visitando las provincias y su visita se llamaba adventus.Obviamente, la venida de Jesucristo Nuestro Señor merecía más importancia que una visita de un emperador.  Ya en el siglo IV, San Cirilo de Jerusalén, y otros Padres como San Ambrosio y San Juan Crisóstomo nos dejaron unas catequesis de preparacón de los catecúmenos para su bautismo. San Cirilo menciona dos venidas (Advientos), la primera en la carne en Belén y la segunda gloriosa al final de los tiempos. En el sigloo XII, San Bernardo, Abad y el santo más influyente del siglo XII, se refiere a tres venidas, la segunda sería su nacimiento en nuestro corazónes en la ocasión de la celebración anual de la Navidad. Vamos a comentar un poco este hecho con la ayuda de nuestras lecturas de la Misa de hoy. 

La primera lectura está tomada del Libro del Profeta Jeremías. Se trata de la promesa hecha por Dios a la casa de Israel y Judá. Promete la venida de un vástago de David que hará justicia y derecho en la tierra. Sabemos que el Antiguo Testamento es PROMESA, que solo se cumple con la venido de Jesucristo Nuestro Señor a la tierra.  Además, en el c. 7 del Segundo Libro de Samuel, Dios promete a David por el profeta Natán que su "casa", o dinastía perduraría. De ahí la importancia de que Jesús sea de la Casa de David y que sea el cumplimento de todas las promesas hechas a Israel. Solo éll trae la paza y la justicia a la tierra. Se trata, pues de la primera venida o llegada de Jesús como el Mesías esperada a lo largo de tantos siglos por Israel. El relato del nacimeinto de Juan el Bautista, el Precursor demuestra que entre el resto fiel de Israel existía una esperanza de que algo grande iba a suceder. Igualmente, al dar inicio a su ministerio público con la declaración de Juan "he aquí el Cordero de Dios" y todo el movimiento que provocó el bautismo de Juan, se esperaba algo grande, aunque no necesariamente reconocieron los signos de la venida del Mesías al inaugurar Jesús su ministerio. Aquí nos conviene  traer a la memoria todos los episodios que encontramos en los Evangelios de Mateo y Lucas que presentan demuestran que se trata del cumplimiento de lo predicho por los profetas. De hecho, ningún fundador de una religión con la excepción de Jesús contaba con una gran número de profecías como se da en el Antiguo Testamento y reconocido por los cuatro evangelios y en general toda la Iglesia primitiva. Esta primera venida trata del cumplimiento de todas las promesas y esperanzas de Israel. 

La segunda venida se da ahora en esta Navidad que se acerca. Nuestra celebración litúrgica de la Navidad no es una mera memoria de un episodio pasado que en el fondo muy pocos, José y María y los pastores constataron, sino que marca el culmen de la historia humana. Por algo, contemos los años como antes y después del Nacimiento de Jesucristo Nuestro Señor. También se escribe A.D. (Anno Domino) en el año del Señor. En inglés he visto que se está introduciendo la frase "de la edad común" de parte de los secularistas que no son capaces de pronunciar el nombre de Jesús. ¿Qué quieren decir con "edad común"?, Pues se trata de no querer reconocer que  la historia tiene un principio, se culmina en el hecho de que el Hijo de Dios nació de la Sma. Virgen, "la plenitud de los tiempos" en palabras de San Pablo, y la hisotria va a completarse con la venida del Señor que todavía anhelamos y  esperamos. Los mismos historiadores secularistas tienden a querer afirmar que el siglo XVIII, cuando se introujo el ´época o el Mundo Moderno, o tal vez la Revolución Francesa es el centro de la historia. Los revolucionarios intentaron acabar con la semana de siete días e introducir una de 10 días, pero fracasaron. El Evangelio de la Misa de la Noche de Navidad repite lo que se encuentra en el Evangelio de San Luchas. "Hoy ha nacido el Salvador y es Cristo el Señor". Hoy se refiere también a nuestro mundo actual y nuestra misma vida. El Señor, através de la Iglesia quiere reforzar su presencia en nuestro mundo y en nuestras almas, pues si su venida cambió radicalmente el mundo y la historia, podrá cambiar también nuestra propia historia de manera en Él y con Él podremos alcanzar la verdadera alegría, la verdadera paz  y felicidad y nuestra Navidad podrá ser una anticipación de lo que se va a dar en su tercera venida.

Nosotros siempre proyectamos nuestra vida hacia el futuro. Es cierto que sabemos que nuestra vida en este mundo va a acabar, pero como cristianos tenemos la convicción de que este mundo no es todo lo que Dios nos tiene preparado. Como dice San Pablo, "ojo no ha visto, ni oído escuchado las cosas que Dios tiene preparadas para aquellos que lo aman". La liturgia habla de una gozosa esperanza de la venida final del Señor. No es posible pensar que Dios nos ha creado a su imagen y semejanza, que pese al Pecado Original de Adán y Eva y los demás pecados y barbaridades realizados por el hombre a lo largo de lo siglos que no hay un final feliz y que pese a todo el mal debido a la voluntad perversa de muchos, que Dios y su plan maravilloso no van a prevalecer. San Pablo dice que Jesucristo es "nuestra esperanza". Es nuestra única esperanza. 

Así pues, en nuestra celbración de la Navidad, echamos una mirada para atraás para descubrir las obras maravillosas que Dios ha realizado con la creación del universo y cada uno de nosotros. Nos paramos en esta Navidad para acoger a Jesús como niño en nuestro corazón y proyectamos nuestra esperanza cierta y segura hacia su venida gloriosa al final de los tiempo. No nos quedemos com las meras fiestas, aunque tienen su lugar, sino aprovechemos estos días de Adviento para orientar nuestra vida a su verdadero fin.





 

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