HOMILÍA PARA LA SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO 21 DE NOVIEMBRE 2021.
Con este domingo llegamos al final de nuestro Año Litúrgico y celebramos la Solemnnidad de Jesucristo Rey del Universo. Podríamos preguntarnos cómo podemos nosotros influir en el universo o colaborar para que de verdad Jesucristo reine. Obviamente, hemos de empezar con nuestra propia vida. No nos olvidemos que Jesús dijo "No el que dice Señor, Señor va a entrar en el Reino sino el que hace la voluntad de mi Padre.¿Queremos que Jesucristo reine en nuestra vida y en todos sus aspectos? Vamos a sugerir algunas maneras de lograr esto.
Jesucristo ha de reinar en mi cuerpo, ¿pero cómo? Recordemos que la mayoría de los milagros de Jesús tenían que ver con la salud. Hemos de cuidar nuestro cuerpo con prudencia y esto puede exigir de nosotros ciertos sacrificios. Deberíamos de hacer ejercicio para ayudarnos a evitar enfermedades. Igual esto no nos gusta o nos exige un orden en nuestra vida. Tampoco hemos de exagerar porque Dios ha hecho todo con orden y demasiado poco o mucho de algo nos perjuudica. La comida es otro aspecto que tiene que ver con nuestro cuerpo. ¿Cómo vamos a lograr que Jesucristo reine en este aspecto? Podríamos proponernos algo de ayuna, que es algo que siempre va unida a la oración en la Biblia. La comida provoca placer, pero no en exceso y comer "comida chatarra"..Se trata de la práctica de la prudencia y tener control de nuestros instinctos es algo que ayuda a lograr que Jesús riene en nuestra vida.
Jesucristo ha de reinar en nuestra mente. San Pablo dice que hemos de tener en nosotros la mente de Jesucristo. Podríamos preguntarnos cómo era la mente de Jesús. Constatamos que Jesús era una persona con una mente ágil y capaz de presentar argumentos que callaban a los fariseos. Tenía un conocimiento acabado de la Biblia y la citaba en sus discursos. Deberíamos superar la pereza mental, que significa no tragarnos cualquier cosa que escuchamos en la televisión sino analizar y aprender. Si Dios nos ha creado a su imagen y semejanza, la inteligencia es una parte esencial de esta semejanza. ¿Nos esforzamos en conocer la Palabra de Dios en la Biblia, de buscar algunos subsidios para conocerla) ¿O nos quedamos satisfechos con lo que hemos aprendido en la catequesis de la Primera Comunión como si lo que aprendimos a los 10 años nos ha de ser suficiente para el resto de nuestra vida, como si el traje de la Primera Comunión no valiera para la vida entera. San Pedro escribe en su Primera Carta que hemos de dar razón de la esperanza que hay en nosotros. Si nuestra esperanza es alcanzar la felicidad plena y perfecta en la vida eterna, ¿pensamos que vamos a alcanzarla sin hacer nada o que vamos a poder ayudar a otros a alcanzar esa esperanza.
¿Jesucristo reina en mi voluntad? Gracias a la voluntad bien formada no solo deseamos alcanzar una meta, sino de verdad cumplirla. No basta dejarnos llevar por nuestros sentimientos y emociones sin querer y hacer el bien, cosa que con no poca frecuencia no nos gusta o no nos da ganas de hacerla. Mucha gente hace resoluciones en el año nuevo y a los pocos días se olvidan de sus buenas intenciones. Se dice que el camino hacia el infierno está pavimentado de buenas intenciones. Los que que se dan cuenta que deberían de reducir su peso o que el médico se lo recomendó y les entrego una hoja con una dieta y luego de pocos días se olvidan de las buenas intenciones. ¿Acasp dejarnps llevar por nuestros caprichos es el modo de lograr que Jesucristo reine en mi vida?
Jesús ha de reinar en nuestra oración? ¿Me basta dedicar un breve tiempo el domingo cuando asisto a Misa y a veces con bastantes distracciones para conocer a Jesús y lograr que Él reine en mi vida? Procuro buscar algún libro espiritual para que leyéndolo y estudiándolo podré avanzar en el amor a Dios y al prójimo en mi vida? Muchos santos llegaron ser santos con la gran ayuda de la lectura y estudio de la Biblia y libros de los santos. La oración me exige un notable esfuerzo para superar las distracciones y "elevar la mente y el corazón a Dios" o "converar con aquel que sabeLa mos nos ama".
La Primera Carta de San Juan nos inidca que Dios es amor. Debido a nuestra debilidad y tendencia hacia el egoismo que es lo opuesto del amor a Dios y al prójimo, hemos de hacer un gran esfuerzo en este campo. ¿De verdad nos damos cuenta de lo difícil es "amar al prójimo como a uno mismo". Amar es querer y hacer el bien al otro en cuanto otro. Jesucristo no reinará en mí si no hago un verdadero esfuerzo por superar el egoismo, llegando a practicar la humildad en cosas como perdir perdón, ayudar a otro y sobre todo amar al enemigo. Todo esto implica un cambio radical de nuestro corazón y lograr imitar a Jesús se se entregó a sí mismo hasta el extremo de la cruz.
No por nada toda la predicación de Jesús se puede resumir en la proclamación del Reino o el Reinado de Dios. Jesús dijo que "ma ha sido dado todo poder en el cielo y el la tierra", de manera que para ingresar en su reino hemos de poner toda nuestra confianza con la seguridad que solo él es capaz de concdernos la salvación eterna y todo lo que anhelamos como la felicidad, la paz, la alegría y el gozo. No dejemos pasar esta fiesta sin dar unos paso en adelante para dejar que Jesucristo reine en nuestro cuerpo, en nuestra mente, en nuestro corazón, pues sin Él nada podremos hacer,
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