HOMILÍA DEL XXIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, 5 DE SEPTIEMBRE DE 2021.
Es obvio que los evangelistas resaltan mucho los milagros de curación de enfermedades de parte de Jesús. Hoy nos toca uno muy interesante. Podemos suponer que además del hecho físico del hombre que no puede oir ni hablar, podemos descubrir un significado espiritual al episodio. El Prólogo del Evangelio de San Juan presenta a Jesús como el Logos, que suele traducirse como "palabra" o "verbo". San Pablo dice que la fe procede del oído. Se escucha la palabra de Dios y se responde a ella por la fe. En el caso de nuestro pasaje evangélico de hoy, Jesús realiza un viaje poco común para él. Sale de Israel y se va a la zona al oeste del Jordán llamada Decápolis, palabra que significa en griego "diez ciudades". Se trata de una zona en la que habitaban mayomente paganos, de lengua griega. Jesús decía en otra ocasión que su misión era para los hijos de Israel. Los judíos, debido a que fueron el pueblo escogido y que estaban acostumbrados a escuchar la Palabra de Dios, de manera especial en la sinagoga los sábado. En cambio, los paganos no tenían esta facilidad.
En nuestro mundo actual, pasada ya la cultura cristiana o la Cristiandad la gente, y de manera especial los jóvenes no son capaces de captar la Palabra de Dios, les parece un mensaje que no tiene ninguna vigencia para nuestro mundo actual. Ellos encuentran su seguridad en la "ciencia", aunque con frecuencia se trata de una pseuda ciencia. Les parece absurda la idea de una vida de plena felicidad, paz, alegría en un cielo futuro. Les parece, como se dice en inglés "una tarta de el cielo", una esperanza vana. Se dedican a buscar el goce inmediato en los fines de semana con sus bailes, botellones y demás intentos de llenar el vacío existencial que tienen. Ellos piensan que sus opiniones constituyen la única verdad y que la verdad en todo caso es relativa. "Yo tengo mi verdad y tú tienes la tuya". No les importan "los grandes relatos", sin más bien se fijan en el goce que pueden alcanzar en el momento presente. Sibien es cierto, que el hombre naturalmente tiendea buscar un sentido para su vida, pero éstos se dedican a la música pop, las películas etc. que presentan un mensaje sin sentido. Su oídos están tapados al mensaje de sentido y la Palabra de Dios. Solo a través de la escucha podemos aprendera hablar, así éstos con los oídos tapados, no son capaces de captar la Palabra de Dios y les parece absurdo, sin sentido.
En nuestro pasaje evangélico, Jesús se encuentra en esa tierra habitada por paganos y aparece un sordomundo, No es que él pida nada a Jesús, sino que la gente lo acercan a él y le piden que el imponga as manos. Jesús lo aparta de la gente a un lado, indicando la importancia de alejarse del ruido del mundo. Le mete los dedos en los oídos y un poco de saliva en la boca que puediera ser un modo de curar en aquella época. Se trata de un acercamiento a Jesús, algo así como sucede con los sacramentos por los cuales, y en primer lugar el agua del bautismo se acerca a todos nosotros y crear una unión con él. Luego, Jesús miró al cielo, suspiró y dijo: Efetá. El cielo es donde mora Dios y de donde vino Jesús. Obviamente, no se trata de un lugar físico sino espiritual. Así como el agua simboliza la vida, la nueva vida por el bautismo, también es suspiro, significa la acción del Espíritu Santo, pues la palabra "espíritu" o pneuma en griego significa "supiro" o aliento. La palabra "efatá" significa "ábrete". El Espíirtu tambiñen significa "fuerza y poder" de Dios. Ademá,s es una de las tres veces en las que se manatiene la palabra pronunciado por Jesús en su propia lengua, el arameo. En el caso de la expulsión de los demonios, Jesús solía mandarles con palabras fuertes que salieran de sus víctimas. En est ocasión manda que se abra a la boca y los oidos para que se abran y ese hombre pueda esuchar la palabra de Dios y actuar de acuerdo a ella.
Además, como en otras ocasiones, "inmediatamente", palabra muy querido por San Marcos que se dice en griego "euthis", palabra que utiliza también en le caso de la curación de la fiebra de la suegra de San Pedro cuando luego de la palabra de Jesús se levantó y su puso a servir a los huespedes. Otro aspecto común en el Evangelio de San Marcos es que Jesús manda a la muchedumbre a no dar a conocer el milagro, cosa que no son capaces de obedecer, siendo la naturaleza humana como es. Los exegetas lo llaman "el secreto mesiánico". Jesús quería evita que de momento no conociera su verdadera identidad como Mesías, debido a la idea común según la cual el Mesías sería un gran rey como David que establecería el reino de Israel, y por tanto expulsaría a los romanos. El mesianismo de Jesús era otro, pero ni los mismo apóstoles asimiliran esta idea, pues en el mimso momento de la Asención, le pregutnaban a Jesús resucitado si era el momento en el que iba a establecer el Reino de Israel.
De momento, se trata de la fe y esperar la segunda venida del Señor en su gloria al final de los tiempos, Para ello, necesitamos alcanzar la capacidad de esuchar su Palabra y comunicarla a los demás, Es la misión que Jesús entregó a los apóstoles antes de subir al cielo. Parece que hoy en día, con al secularismo rampante, estamos más lejos de alcanzar esa meta que en épocas anteriores. No es que Jesús haya fallado o que el Espíriut Santo no está cumpliendo su misión, sino que nosotros sus seguidores no nos empeñamos a fondo en conocer a Jesús, en dar testimonio de él con la palabra y las obras. No nos olvidemos las palabras del Apóstole Santiago que decía que la fe sin obras es una fe muerte, y que Jesús dijo a los apóstoles "¿Cuando venga el Hijo del Hombre, encontrará fe en la tierra?
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