HOMILÍA PARA LA SOLEMNIDAD DE LA SMA. TRINIDAD, DOMINGO 30 DE MAYO DE 2021.
El domingo poserior a Pentecostés, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre el misterio de la Sma. Trinidad, el misterio más profundo y extraordinario del cristianismo. Ningún otra religión propone una doctrina similar. Es posible que muchos católicos piensan poco en la Trinidad. La teología presenta dos aspectos de la doctrina trinitaria, lo que se llama la trinidad ecónomica y la trinidad inmanente. La primera se refiere a la revelación del misterio de la Sma. Trinidad en cuanto está relacionada con nosotros y nuesta salvación. La palabra economía en este sentido no tiene que ver con lo que normalmente pensamos cuando leemos o escuchamos esta palabra en los medios de comunicación, es decir, lo relacionado con la producción de bienes, las finanzas, temas como el empleo, lo que produce un país etc. Es una palabra que proviene del de dos palabras griega oikos (casa) y nomos (ley). La trinidad inmanente tiene que ver con el misterio de la Sma. Trinidad en sí misma y no tanto en relacón con nosotros y nuestra salvación. Si examinamos nuestras lecturas de la litúrgia d hoy, constatamos que tienen que ver ante todo con nuestra salvación. La lectura del libro del Deuteronomio tiene que ver con la inmensa generosidad de Dios hacia su pueblo Israel, pues se le reveló como único Dios, cosa inaudita en los demás pueblos y el hecho de que manifestó su amor por su pueblo elegido al entregarle su ley, mandamientos y preceptos. EL salmo 32, manifiesta la dicha del pueblo por haber sido escogido por Dios y se presenta como su auxilio y escudo. San Pablo, en su Carta a los Romanos, c. 8 va más allá del don de los mandamientos indicando que Dios nos ha hecho sus hijos y cherederos con Cristo por obra del Espíritu Santo, ya que sufrimos con él para ser también glorificados con él, cosa que se da en primer lugar con el bautismo. El evangelio de San Mateo al final donde Jesús resucitado envía a los apóstoles a proclamar el evangelio hasta los confines de la tierra y promete estar con ellos hasta el fin de los timepos, también los manda bautizar a los conversos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Fácilmente, podemos constatar que todas estas lecturas tienen que ver con la trinidad económica, nuestra salvación, no la vida íntima de la Sma. Trinidad en sí misma. Esto no ha de extrañarnos porque el motivo de la revelación de la Trinidad como manifiesta el Credo es por nosotros y por nuestra salvación. Ahora bien, como Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, como señala el primer capítulo del Génesis, corresponde también reflexionar sobre lo que esto significa aplicando nuestra razón a este misterio en un intento de comprenderlo, si bien es cierto que es un misterio insondable, pero es deber del teólogo intentar ir hasta donde se pueda en este intento, como han hecho los Padres de la Iglesia sobre todo en el siglo IV cuando la herejía arriana negaba el misterio de la Trinidad. Contamos con grades Padres tanto de Occidente como de Oriente que se empeñaron a fondo en este intento como San Atanasio, Santos Basilio, Gregorio Nacianceno, San Gregorio de Nisa en Oriente, y en Occidente, San Hilario y sobre todo San Agustín que dedicó mucho tiempo en escribir su obra De Trinitate, y más tarde en la Edad Media San Anselmo, y de manera especial también Santo Tomás de Aquino. Ahora bien, San Agustín decía si comprendis non est Deus, si lo comprendes, no es Dios, es decir, hay que proceder con gran humildad debido a los límites de la capacidad de nuestra mente cuyo modo de aprender y profundizar es laboriosa debido a que se trata de la razón,
Debido a que Dios nos ha creado a su imagen y semejanza de Dios, nuestras facultades más perfectas como son la memoria, la inteligencia y la voluntad reflejan de alguna manera la realidad de Dios y su Trinidad, afirma San Agustín. También, la creación física, el macrocosmos y el microcosmos también manifiestan la inteligencia infinita de Dios. Más progresa la ciencia, más descubre la grandeza de la creación o la naturaleza. Si bien es cierto de que existe una cierta semejanza entre nuestra inteligencia y voluntad y las de Dios, existe también una grandísima diferencia. Esta realidad se llama en filosofía y teología, analogía. Santo Tomás de Aquino, afirma que lo que alcanzamos conocer incluso gracias a lo que Dios nos ha revelado es poquísimo comprarado con lo que Dios es en sí mismo y es más lo que no sabemos que lo que sabemos. Por lo tanto, se requiere mucha humildad y realismo.
Aunque no hay ningún texto en el Antiguo Testamento que afirme la Trinidad de Dios en su Unidad. Se insiste mucho en el monotismo absoluto debido a que los pueblos de alrededor de Israel practicaban sin excepción el politeísmo, Esto era importante como pedagogía divina para que el pueblo no terminara identificándose con las ideas politeístas de los otros pueblos, cosa que de hecho se dio y los profetas lucharon denodadamente contra este peligro. Existen algunos vestigios pero ninguna afirmación clara de la trinidad en la unidad. Esto solo se reveló con la venidad de Jesucristo.
Tampoco existe un discurso clara y definitiva en el Nuevo Testamento, por razones obvias, pues el pueblo de Israel no estaba preparado todavía para tal revelación. Sin embargo, la Trinidad está presente en la Anunciación, en el Bautismo de Jesús, en la Transfiguración y en el final del Evangelio de San Matro cuando Jesús entrega su misión de predicación y bautismo en el nombre de Dios Padre, Hijo y Espñiritu Santo, como he señalado más arriba. También, San Pablo en final de 2 Co 13,13 la expresa claramente, que es uno de los saludos que utilizamos al inicio de la Santa Misa: "La gracia de Nuestro Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comnión (koinonia) del Espíritu Santo esté con vosotros". El hecho de que San Pablo utiliza esta fórmula con tanto estpontáneidad implicaría que ya era conocida a los corinitios a quienes dirige su carta.
La doctrina trinitaria se fue desarrollando a lo largo de los primeros tres siglos de la vida de la Iglesia, no sin ciertos errores que se fueron corregiendo. La mayor herejía trinitaria se dio en a partir del año 318 cuando Arrio, un párroco de la Iglesia de Alenandría en Egipto declaró que el Verbo sería la primera y más perfecta de las criaturas y todas las demás fueron creadas a través de él, Este error fue rechazado en primer lugar por su Obispo Alejandro y posteriormente en el primer Concilio Ecuménico de la Iglesia en Nicea en el año 325. A partir de esta fecha se dio lo que se llama la controversia trinitaria con muchas peleas y debates y un gran número de concilios y la intervención de los Emperadores que contribyeron a confundir el tema. Se publicó el Credo de Nicea, pero fue rechazado por un buen número de obispos en parte debido a la utilización de un término filosófico homoousios, (de la misma naturaleza o sustancia). Faltaba pecisión en el lenguaje de manera que no se había llegado a un acuerdo sobre el signidicado de naturleza y persona. San Basilio Magno al esclarecer este problema, de manera que al final, otro concilio en Constantinopla llegó a resolver el tema. También otros llegaron a negar la divinidad del Espíritu Santo y se les llamó enemigos del Espíritu Santo, Credo de Nicea solo decía del mismo "Creo en el Espíritu Santo", el resto del Credo que profesamos en la Misa (aunque también se permite recitar el Credo que se llama Apostólico que probablemente tiene su origen en Roma), Incluso así, surgió otra desavenencia entre los Occidentales y Orientales a partir del siglo XVIII que todavía no se resuelve sobre la palabra Filioque, Es decir, nosotros decimos "Creo en el Espíritu Santo que procede del Padre y el Hijo (Filioque), pero ellos rechazan esta añadidura al Credo porque no estuvo en la versión original del Concilio de Constantinopla del año 381, y dicen que la Iglesia Occidental no puede cambiar el Credo. Sin embargo, cuando se realizó ese conclio fue un concilio regional, estando presentes solo Obispos Orientales, y posteriormente fue acogido y declarado ecuménico por el Papa Dámaso. De hecho, ellos aceptan el hecho de que un concilio ecuménico no puede ser tal sin la aprobación del Papa de manera que no hay mucha lógica en su argumento.
Dejando estas controversias y la importancia de un lenguaje correcto, veamos cómo en nuestra vida diaria y en la Santa Misa y demás sacramentos, la invocación a la Sma. Trinidad es muy importante. La Misa y cada una de nuestras oraciones personales también comienzan En el nombre del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo, En vez de repasar la misa entera, les invito a fijarse en este Domingo de la Trinidad en todas la veces que se menciona la Trinidad en la misa. Lo mismo si nos confesamos, el sacerdote nos absuelve de nuestros pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. No pensemos, pues que el misterio de la Sma. Trinidad es algo más allá de nosotros y cosa para que los teólogos discutan o que no podemos captar su importancia en nuestra vida cristiana diaria. Por otro lado, Jesús en toda su vida, a partir del episodio de su pérdida en el templo manifesta tener una relación íntima y único con su Padre,dirigiéndose a Él como Abba, palabra utilizado por los niños refiriéndose a su padre. San Pablo indica que el cristiano por nuestra relación con Jesús resucitado también puede dirigirse al Padre como Abba. Fijemonos en las lecturas que acabamos de escuchar y demos gracias a Dios no solo por la creación del universo,´sino por su revelación del gran misterio de la Trinidad que manifiesta de verdad que Dios es amor y nos enseña a nosotros a a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas y al prójimo como nosotros mismos.