sábado, 3 de abril de 2021

JESUCRISTO HA RESUCITADO, ALELUYA.

HOMILÍA PARA EL DOMINGO DE PASCUA, 4 DE ABRIL DE 2021. 

Este año, nos toca el pasaje de San Marco 16,1-8 que narra el descubrimiento de parte de las mujeres que iban al sepulcro de Jesús con olios para ungir su cuerpo. Se preocupaban sobre cómo iban a abrir la tumba cerrada con una gran lápida redonda. Su primera gran sorpresa fue que ya la piedra estaba removida. El entrar, se encuentran con un joven vestido de una túnica blanca que les anuncia que el cuerpo de Jesús no se encuentran allí, que ha resucitado. Se llenan de espanto. El joven les asegura y le dice que vayan a anunciar la noticia a los discípulos y a Pedro, Ellas salieron huyendo del sepulcro, llenas de temor y asombro y no dijeron nada a nadie por el miedo que tenían (v. 8). 

El Evangelio de San Marco es el primero de los cuatro en ser escrito y por tanto esta es la primera noticia de la resurrección de Jesús y claramente demuestra que los discípulos no esperaban nada de partiuclar. Hace más o menos cuarente años cuando yo estudiaba teología en el seminario, se publicaban libros, no solo de teológos protestantes sino también de católicos que sostenían que la resurrección no era un hecho real e histórico, que los discípulos decidieron la memoria de Jesús, o sea inventando los relatos de la resurrección. Nada más falso y contrario no solo a los relatos evangélicos de la resurrección de Jesús sino de la primera predicación sea de los doce apóstoles tal y como nos la resume el Libro de los Hechos de los Apóstoles como también la predicación de San Pablo que consideraba que si Jescristo ha ha resucitado y si nosotros no podemos esperar en resucitar con él, nuestra fe es vana y somos los más miserables. 

En primer lugar, las mujeres encontraron la tumba vacía. Es una clara indicio pero no es prueba de la resurrección de Jesús porque cabía la posibilidad del robo del cadáver. Queda claro, tanto en esta relato de San Marcos como en los de los otros tres evangelistas que en ningún caso esperaban lo que encontraron, es decir, la tumba vacía, ni las apariciones de Jesús resucitado que es el caso de la primera que es con María Magdalena que al ver a Jesús, piensa que es el hortelano, hasta que él se dirige a ella por su nombre y lo reconoce. Las otras mujeres se asustaron y se llenaron de asombro. 

El hecho de que las mujeres se encontraran con un joven con una túnica blanca dentro de la tumba tiene su interés. No se dice que es un ángel, como a veces pensamos. El domingo pasado, en la lectura de la Pasión según San Marco, en el momento en el que Jesús es arrestado y los apóstoles se van corriendo por miedo, aparece un joven envuelto en una sábana blanca. Cuando los guardias intentaron detenerlo cogiendo la sábana, se escapa desnudo. Sin duda, hay una relación entre los dos episodios. Tiene que ver con el bautismo. En los primeros siglos, los que se iban a bautizar entraban en la pila bautismal desnudos y al salir de la pila eran ungidos con los oleos y se les colocaba un vestido blanco, A lo largo de la Semana de Pascua seguían vistiéndose de blanco y cada día el obispo les impartía una catequesis acerca de los sacramentos, y sobre todo la Eucaristía. Con el bautismo, según explica San Pablo en el c, 6 de su Carta a los Romanos, los bautizados  habían participado simbólicamente en la muerte de Jesucristo por el bautismo y en la sepultura, pues se trataba de que su  cuerpo entero quedaba sumergido en el agua. Alcanzaban la vida nueva por participar en la resurrección de Jesús. 

En todos los relatos de las apariciones de Jesús resucitado se da un envío a una misión. En el caso de San Marcos, el joven manda a las mujeres a anunciar la gran noticia a los discípulos y en primer lugar a Pedro. Cabe señalar que San Marcos había acompalado y colaborado con San Pedro en su predicación en Roma y se considera que su evangelio recoge el testimonio de San Pedro.  

La Pascua, la resurreción del Señor, es el acontecimiento más importante de nuestra fe. Se trata de la revelación de una nueva dimensión de la realidad. La vida no termina con la muerte. De Jesús se dice: Muriendo destruyó nuestra muerte, resucitando nos dio nueva vida. ¡Ven, Señor, Jesús! También a lo largo de los siglos, en este día los cristianos se han saludado con alegría diciendo: Cristo ha resucitado, aleluya y verdaderamente ha resucitado. 

La primera profesión de fe de los cristiannos, tan reiterada por San Pablo, fue Jesucristo es el Señor. En la época era algo atrevido decir eso porque al César lo llamaban Kyrios o Señor. Si Jesucristo no hubiera resucitado, la Iglesia no existiría, la historia del mundo sería completamente diferente. No tendríamo ninguna esperanza., pues como dice San Pablo Jesucristo es nuestra esperanza. 

Yo soy la Pascua de la salvación, yo soy vuestra vida, yo soy vuestra resurrección, yo soy vuestra luz, yo soy vuestra salvación, yo soy vuestro rey. Yo os mostraré al Padre" (Melitón de Sardes, Sobre la Pascua 102-103). 

 

 


 

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