sábado, 19 de septiembre de 2020

Dios, un misterio tremendo y fascinante

 HOMILÍA DEL DOMINGO XXV DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO A, 20 DE SEPTIEMBRE DE 2020.

De todos los libros proféticos del Antiguo Testamento la segunda parte del libro de Isaías, los capítulos 40 a 55,  es probablemente la que con más profundidad nos presenta el misterio de Dios. En primer lugar, se encuentra en un progreso notable comparado con lo que pensaba la gente respecto a Dios. Comúnmente se pensaba que el Dios de Israel cuyo nombre es Yavhé, revelado por Dios a Moisés en el episodio de la zarza ardiente, que significa "el que es", era el verdadero Dios, pero reconocían que los otros pueblos tenían sus dioses también. La nueva concepción es que el Dios de Israel es el único Dios y los dioses extranjeros no son nada. Dios maneja todo el mundo y sus poder está por encima del de  las grandes potencias de la época. En realidad, sin que ellos lo sepan, cumplen los planes de Dios. Un ejemplo claro es la destrucción de Jerusalén y del templo de la mano del Rey de Babilonia Nabucodonosor en el año 587/586.   En el año 538, a C. el Rey Ciro de Persia, mencionado en el c. 40 del libro de Isaías es visto como instrumento de Dios e incluso "mesías" porque permitió a los judíos a volver a su tierra. En pocas palabras, Dios es todopoderoso y ningún reino o imperio se escapa de su dominio, y nada obsta para que se cumplan sus planes. 

Nuestra primera lectura de hoy profundiza en la verdadera naturaleza de Dios. Es cierto que podemos con la ayuda de la filosofía probar con argumentos racionales sólidos la existencia de Dios y algunos de sus atributos. Lo han hecho filósofos paganos como Platón y Aristóteles, aunque su concepto de Dios no llega a ser perfecto. Nuestra lectura comienza con una invitación a "buscar a Dios mientras se encuentra". La idea de la búsqueda del rostro de Dios es recurrente en el Antiguo Testamento. El profeta presenta a Dios como quien podemos tener una relación personal, cosa que no se atreve a decir ningún pagano. Para que se dé tal relación necesitamos conocer mejor Dios y eso es posible porque Dios en parte ha salido de su "misterio" y ha establecido relaciones personales sobre todo con los profetas y es posible conocerlo. Para ello, muy no se trata solamente de tener una mente muy aguda, sino ante todo "que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes, que regrese al Señor y él tendrá piedad". Para ello, conviene saber que Dios es "rico en piedad" y a nosotros nos conviene la conversión, En el griego del Evangelio se utiliza dos palabras al referirse a la conversión, "metanoia" que significa un cambio de mentalidad, de actitud, superando el egoísmo, la soberbia, y todos los vicios relacionados; la otra palabra es "epistrofe" que significa cambiar de rumbo dándose cuenta de que uno va por el camino equivocado, como "dar una vuelta en U". También esto requiere la superación de la superficialidad y la frivolidad y entrar en nuestro interior para en primer lugar conocernos a nosotros mismos, pues el Libro del Génesis nos dice que Dios nos ha creado a su imagen y semejanza. Nada de esto es fácil y por eso pocos lo hacen.

Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos, oráculo del Señor. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes.  Dios no es otro ser o ente dentro del universo, sino que está por encima de todo lo que ha creado y nada subsiste sin que Él lo permita y sostenga. Dios es eterno y este concepto lo ha definido un filósofo cristiano del siglo  VI, llamado Boecio como: la perfecta posesión de una vida interminable toda a la vez". Para Dios no hay ni pasado ni futuro sino todo es presente para él, Esto es algo que nosotros no podemos comprender ni imaginar porque nuestra experiencia de la vida está inexorablemente ligada al tiempo. 

Muchas personas proponen el problema del sufrimiento de los inocentes como argumento en contra de un Dios que nos ama y es todopoderoso, argumentando que si fuera todopoderoso no permitiría el sufrimiento que proviene de los desastres naturales, de las enfermedades con las que a veces nacen los niños etc. Tal argumento es comprensible desde el punto de vista humano, pero falla en cuanto que lo que conocemos de Dios es muchísimo menos de lo que no conocemos. Santo Tomás de Aquino afirma que es mucho más lo que no conocemos de Dios que lo que conocemos, a pesar de todo lo que nos ha revelado a través de la encarnación, la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Por ejemplo, gracias a esta revelación, sabemos que Dios es al mismo tiempo uno y tres personas, o sea, el misterio de la Santísima Trinidad. Imaginemos que nos encontramos en el vestíbulo de un teatro y que se va presentando un drama, pero no podemos verbo sino a través de una pequeña rendija y tampoco podemos escuchar lo que están diciendo los actores, obviamente no podríamos captar la trama de la obra. Otro ejemplo sería que unos padres tienen que llevar a su hijo al hospital para una operación complicada. El niño no acaba de comprender por qué tiene que sufrir todo lo que implica la operación y los dolores posteriores, y por más que intentan explicarlo el padre y la madre, es que su mente no está suficientemente desarrollado para comprender la necesidad de sufrir tanto para que pueda sobrevivir. En todo caso, el niño sabe que sus padres lo aman y sin comprender los detalles de la enfermedad y la cirugía, lo sobrelleva porque sabe que sus padres no lo sometería a tal sufrimiento si no fuera por su bien y necesario y porque sabe que lo aman. 

El misterio más profundo y tremendo es el de la Sma. Trinidad. San Juan en su Primera Carta dice que Dios es amor. Una y otra vez, el Antiguo Testamento nos dice que Dios es compasivo y misericordioso, y San Juan Pablo II escribía en su encíclica sobre la misericordia divina que la misericordia es el aspecto exquisito del amor de Dios. Eso lo constatamos en la Parábola del Hijo Pródigo y también en la de la oveja perdida. San Agustín, uno de los santos y Padres de la Iglesia que ha tratado el misterio de la Trinidad con más profundidad afirma que Dios es intimior intimo meo que significa que está más cerca de mí que yo mismo. Por otro lado es totaliter aliter o totalmente otro. 

Si cada persona es un misterio y no logramos conocerla plenamente, ni nos conocemos plenamente a nosotros mismos, ¿qué decir de Dios? Es muy importante que no nos dejemos llevar por la rutina en nuestras oraciones, en la celebración de la Santa Misa, pues las palabras de las oraciones de la misa provienen de la Sagrada Escritura y tienen un significado profundo que exige de nosotros reflexión y meditación. Es necesario dejarnos asombrar ante todo lo que Dios es y lo que nos revela sobre todo el hecho de se haya hecho hombre y a través de las palabras humanas de Jesucristo, de sus gestos, de todo lo que hizo y dijo nos va abriendo camino para entrar en el misterio de Dios. 



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