Hace unos años el Papa Benedicto XVI en su homilía de esta Fiesta de Corpus Christi recuerda que se trata de una fiesta que nos trae a la memoria el misterio de Jueves Santo, la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que realiza dos actos totalmente extraordinarios, tomando el pan, fraccionándolo y dándolo a los apóstoles con las palabras "esto es mi cuerpo entregado por vosotros" y tomando el vino y diciendo "este es mi sangre de la nueva alianza derramada por vosotros. Decía que mientras Jesús en la última cena estaba con los apóstoles por última vez en este mundo antes de la entrega de sí mismo en la cruz, esta fiesta de Corpus Christi nos pone en presencia del Señor resucitado y glorioso que es el que se ha ofrecido para el perdón de nuestros pecados y para acompañarnos como su Cuerpo que es la Iglesia a lo largo de los tiempos hasta su segunda venida gloriosa. La Eucaristía siendo el cuerpo y la sangre de Cristo es el fundamento de la Iglesia, o con otras palabras, la Iglesia proviene de la Eucaristía y el misterio más grande que ella posee,
Quisiera comentar un poco las lecturas que la Iglesia nos propone para esta Celebración del Corpus Christi en el ciclo C de nuestra liturgia. Empezamos con una breve lectura del c. 14 del Libro del Génesis. Introduce un personaje bastante misterioso que se llama Melquidesec " Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abrán". Estas pocas palabras dicen mucho. El se encuentra con Abrahán después de que este hubiera alcanzado una victoria en su batalla contra unos reyes. El nombre Melquesidec significa "rey de justicia", También es rey de Salem, palabra que proviene de shalom que en hebreo significa "paz", y resulta que la ciudad de Jerusalén contiene esta palabra "salem", o sea ciudad de paz. Es más, ofrece sacrificio de pan y vino. Conviene que recordemos el significado de los sacrificios. SE trata de ofrecer a Dios algo de lo mucho que no ha dado para manifestar nuestro adoración, alabanza, acción de gracia o súplica. Normalmente estamos acostumbrados a encontrar los sacrificios cruentos de animales en el Antiguo Testamento, pero existían también los sacrificios de cereales por ejemplo en el caso de las primicias de la cosecha ofrecidas a Dios como reconocimiento de que todo provenía de él. La sangre significaba la vida y Dios es la fuente de la vida. Es obvio que este rey y sacerdote, Melquidisec, rey de justicia prefigura a Jesucristo que se ofreció a sí mismo en la cruz y anticipó esta entrega en la última cena como ofrenda de pan y vino.
Melquisidec es una figura misterioso en la Bibla y sale solo tres veces. La segunda vez es el salmo 109, que es nuestro salmo responsorial hoy. El responso es "Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisidec". Se trata de un salmo que se cantaba en la ocasión de la coronación del rey de Judá en el templo de Jerusalén, El rey representaba la unidad del pueblo, así en el caso de Saúl y David que reunieron en un solo reino los diversos tribus. Además, era también sacerdote, padre y pastor de su pueblo. La proclamación del rey como "sacerdote eterno según el rito de Melquidesec" indicaba que no era un rey cualquiera sino que prefiguraba el verdadero rey eterno que sabemos es Jesucristo Nuestro Señor.
Pasemos a nuestra segunda lectura que está tomada de la Primera Carta de San Pablo que es su relato de la Institución de la Eucaristía, una tradición que él recibió cuando se convirtió que sería como tres años después de los hechos y su carta sería de unos 20 años más tarde y 20 años antes de los evangelios: "
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía».Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:«Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía».Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva".
El cuerpo de Cristo entregado por nosotros obviamente se refiere ante todo de su entrega en la cruz por nosotros. "La sangre de la nueva alianza" nos recuerda que en la Biblia la sangre simboliza la vida, y la nueva y eterna alianza se refiere a la promesa de Dios hecho al Profeta Jeremías en el c.31. Manda a los apóstoles a repetir el gesto que había hecho, de esa manera instituyendo el sacramento del Orden y hasta su vuelta gloriosa que es el tiempo de la Iglesia.
Pasemos a la versión de San Lucas de la multiplicación de los panes que obviamente tiene relación con la Eucaristía. Los apóstoles quieren que Jesús despida a la gente con hambre, pero Jesús no quiere hacer eso sino que él les va a dar de comer. Se trata del cumplimiento de su misión real. Además de sacerdote, es rey y el rey representa la unidad del pueblo como hemos señalado y le corresponde proveer las condiciones para que tenga de qué comer. Claro, en el caso de Jesús, hay en el gesto un fondo simbólico en cuanto que el alimento que da es en palabras del Evangelio de San Juan "el pan bajado del cielo que da la vida al mundo". El alimento de vida eterna que Jesús nos da es la Eucaristía, pan de vida eterna. Seguirá en el mundo mientras no regresa al final de los tiempos para reunir a todos sus hermanos en el Reino eterno con su Padre, el Espíritu Santo, los ángeles y los santos.
Como conclusión podemos darnos cuenta del papel esencial que la Eucaristía tiene para nuestra vida cristiana presente que es camino, peregrinación hasta la vida eterna. ¿La tomamos en serio? ¿Realmente creemos que Jesucristo es el Rey de Reyes que se ha dado por nosotros en la cruz y renueva su entrega en cada misa? ¿Acudimos a la Iglesia, su casa con reverencia, intentando disponer nuestras almas para recibir tan gran don? Recordemos que Jesús expulsó a los vendedores del templo. ¿No seremos nosotros como esos vendedores, pues el templo de Jerusalén era ciertamente un lugar santo, pero comparado con lo que es la presencia misma de Jesucristo Dios y Hombre, Rey y Sumo Sacerdote en nuestros altares y se ofrece a los que llegamos a recibir dignamente, el templo de Jerusalén era poca cosa. Durante una misa de exequias el otro día, llegaron unos tarde y se pusieron a saludarse interrumpiendo la misa. He tenido ocasión de ver a otros saludarse al estar en la fila para recibir la Sagrada Comunión? ¿Qué tipo de fe y reverencia tienen estos ante tan gran misterio? Les invito a examinar la conciencia e intentar recuperar lo que era antes la reverencia y el clima de oración que reinaba en las Iglesias antes y después de la celebración. También hay personas que acuden al altar de la Eucaristía al final de la misa a rezar y otro que ni se dan cuenta de que los están estorbando? ¿No dijo Jesús a los judíos que la casa de Dios es santo y no un lugar de comercio?
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