HOMILÍA DOMING XXIII DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 9 DE SEPTIEMBRE DE 2018.
A lo largo de la mayor parte de los domingos fuera de la Cuaresma y la Pascua, hemos estado siguiendo paso a paso el Evangelio de San Marcos, que según los biblistas sería el primero de los cuatro evangelio aunque es probable que hubiera habido una versión anterior del de San Mateo en la lengua de Jesús, arameo. San Marcos comienza con una declaración de lo que quiere lograr con su evangelio cuando escribe al inicio: Evangelio (o buena noticia), de Jesús, Cristo o Mesías, Hijo de Dios. Ya estamos en el septímo capítulo y podemos ver cómo ha procedido nuestro evangelista. Jesús comienza su miniserio de predicación con este frase: "El Reino de Dios está cerca, arrepentíos y creed el Evangelio". Jesús va proclamando la llegada del reino o reinado de Dios. ¿Qué significa este concepto y cómo lo van acercando Jesús? Se trata de la soberanía de Dios, mejor expresada con las palabras que repetimos cada vez que rezamos el Padre Nuestro: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo". San Pablo dice que Jesucristo es "todo en todos" y esto se manifiesta a través del cumplimiento de la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo. En el cielo, tantos los ángeles como los santos están en la presencia de Dios cara a cara. Experimentan su amor, su gloria y encuentran la plena felicidad y alegría en la unión íntima con Jesucristo, Hijo de Dios que ha nacido y vivido en medio de nostoros hasta el extremo de entregarse en la cruz por amor a nosotros para que nosotros podamos llegar a participar, incohadamente en este mundo, y plenamente en el futuro, en la vida misma de Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todavía estamos lejos de la meta y vivimos en un mundo marcado por el pecado, pero Jesús es el camino, la verdad y la vida, y sí podemos experimentar ya la soberanía de este gran Dios que es amor.
Luego San Marcos va relatando los primerso pasos de la predicación de Jesús,sus milagros y la expulsión del demonio, que es cómo se va haciendo presente el reinado de Dios. Jesús se expresa también en parábolas que dejan un margen para que los oyentes puedan libremente hacer el esfuerzo de comprender lo que Jesús les dice. Escoge a los doce apóstoles, un acto fundamental en el proceso de la fundación de la Iglesia. En nuestro pasaje de hoy, vemos que Jesús ha salido de las fronteras de Israel y ha ido a Tiro y Sidón que están al norte de Galilea en Líbano. También ha ido a una zona llamada la Decápolis al oeste de Galilea. Se trata de diez ciudades de origen griega, pero seguramente que un buen prcentaje de sus habitantes eran judíos. Allí encuentra a un sordomundo que itenta expesarse para llamar la atención de Jesús. Éste lo lleva aparte de la multitud y realiza dos gestos, primero mete sus dedos en los oídos del sordomudo y luego toca su lengua con la mano que ya tenía saliva. Hay que tener en cuenta que se trata de un hecho histórico real, pero más allá de esto tenemos que encontrar un sentido más profundo y simbólico en genral en las curaciones que realiza Jesús y en este episodio concreto. El sordo no es capaz de captar los sonidos ni por ende de hablar de manera que los demás lo puedan comprender. El episodio me recuerdo de la película sobre la niña sordomuda y ciego, >Hellen Keller del sur de Estados Unidos en el siglo XIX. Era una niña bien inteligente, pero incapaz de comunicarse y hacía muy complicada la vida de la familia y de todos a su alrededor. Podemos comprender la tremenda frustración que sentía por dentro con unas privaciones tan extraordinarias. La familia contrata a un mujer joven irlandsza para que se encargue de ella y logre educarla. La película revela la extrarordinaria paciencia y bondad de la maestra que poco a poco logró que se comunicara a través del tacto, y poder escribir las palabras en la palma de su mano. La historia de Hellen termina en que ella llega a ser profesora de una universidad y a escribir varios libros, llevando una vida plena.
En el caso de nuestro sordomudo del evangelio, y también simbólicamente de nosotros, se trata de una incapacidad de captar, de realmente escuchar la Palabra de Dios que se nos comunica en la Biblia y en la Misa. San Pablo dice a los romanos que "la fe viene por el oído" (fides ex auditu). Jesús le abre los oídos al sordomudo. Nuesro mundo de hoy está lleno de propaganda y de ruido. Desde que la gente se levanta en la mañana "está conectada" y le llegan miles y millones de plabras a los oídos que es imposible que procese o siquera se acuerdo dela grandísima mayoría de tales palabras. La publicidad le invita a comprar tal o cual cosa, que haga un viaje al Caribe u otro lugar exótico, le cuenta lo que dicen los políticos, cómo van los deportes etc. Al inciio de la Oración de la Iglesia cada día se suele comenzar con el Salmo 94, que se llama Invittorio y uno de sus versículos dice: "Ojalá escuchéis su voz..." Es fundamental para nosotros llegar a escuchar la voz del Señor y saber qué es lo que nos está pidiendo. Pero escuchar a otro es complicado y dificil y lo hacemos poco. Los psicólogos utilizan un método útil e interesante para ayudar a sus clientes que se llama la escucha activa. Ponen todo su atención en lo que el cliente les cuenta e intentan manifestar interés y sintonía. Luego, una vez qu ela persona ha terminado, el psicólogo resume y repite lo que ha captado de manera que el cliente se da cuenta de que lo ha entendido y tiene una oportunidad para corregir algo que no ha captado bien. Jesús grió la palabra "efta" que significa "ábrase". Captar lo que Dios nos comunica a tavés de su Palabra no es fácil. Como el psicólogo, tenemos que hacer un gran esfuerzo de atención y bloqueo de cualquier otra preocupación.
Si realmente creemos lo que vamos a profesar en el Credo dentro de unos momentos, ¿cómo es que dedicamos tan poco tiempo y esfuerzo por conocer la Palabra de Dios, leerla, meditarla e intentar llevarla a la práctica en nuestras vidas? ¿Hace cuaánto tiempo, he tomado la Biblia y empezado a leer alguno de los libros, sea del Antiguo o del Nuevo Testamento? ¿Una semana? ¿Un mes? ¿Un año¿ ¿Varios años? ¿Hace cuanto que he encendido la tele y me he sentado a verla? El domingo antepasado hemos escuchado la profesión de fe de San Pedro cuando dijo a Jesús en nombre de los demás apóstoles ¿A quién iremos, tú tienes palabras de vida eterna? Esas palabras están recogidas en la Biblia y no nos esforzamos en conocerlas y dejar que transformen nuestra vida.
sábado, 8 de septiembre de 2018
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