sábado, 15 de septiembre de 2018

PROFESIÓN DE FE DE PEDRO Y FE CON OBRAS SEGÚN SANTIAGO

HOMILÍA, 16 DE SEPTEIMBRE DE 2018, XXIV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B.

Hoy en nuestra lectura continuada del Evangelio de San Marcos, llegamos a un pasaje fundamental y se trata de la profesión de fe de San Pedro en Jesús como Mesías. A lo largo de los catítulos anteriores se estaba planteando la pregunta sobre la identidad de Jesús, pues la gente viendo su poder extraorindario manifestado tanto en las curaciones de los enfermos como en la expulsión de los demonios, preguntaba ¿quién es? o ¿quién es éste? Ahora, Jesús, habiendo salido fuera del territorio de Israel, a Cesarea de Filipo que se encuentra al norte de Galilea en Líbano, pregunta a los apóstoles ¿quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? El título "hijo del hombre" lo utiliza Jesús posiblemente con mayor frecuencia que otros. Los estudiosos comentan que Jesús evita diractamente a referirse a sí mismo como Mesías. En el Evangelio de San Marcos, existe lo que se suele llamar "el secreto mesiánico", o sea el motivo que tenía Jesús para no referirse a sí mismo como Mesías. Pues, al realizar un gran milagro, solía decirle a la gente que no se lo dijera a nadia. El motivo era porque en la menalidad de la gente y con cierto fundamento basado en una cierta lectura de los textos bíblicos, ellos esperaban que el Mesías fuera un rey guerrrero y político como el Rey David y por lo tanto reestablecería el Reino de David, expulsando a los romanos. La misión de Jesús no era polícica o militar, pero eso no quiere decir que no fuera el verdadero Mesías.

El término "mesías", en griego "Xristós" y en hebreo "maschal", significa ungido. En la Biblia, principalmente los sacerdotes y los reyes eran ungidos. Así Aarón, el hermano de Moisés que era el sacerdote del pueblo en el desierto después de la salida de Egipto,  fue ungido, así como todos los reyes hasta que con el exilio babilónico se acabó la monarquía en Israel. Según la Biblia, el Mesías tendría que establecer el verdadero culto y reunir a los dispersos bajo el único estandarte de Yahvé. San Pedro, es el primero, movido por Dios que reconoce a Jesús como Mesías, pero también se equivoca. Una vez que Jesús comienza a explicar a los apóstoles que el Mesías tendría que sufrir, ser entregado a los gentiles, San Pedro rechaza esta idea y Jesus incluso lo llama Satanás, como tentador que no está en el camino de Dios. Más adelante, en la pasión constatamos que Pedro no logró liberarse de la idea equivodo del Mesías político y guerrero y cuando constató que Jesús se había dejado entregar a los judíos entró en crisis y llegó a negar que lo connociera ante una esclava. Seguramente, Pedro, que había dicho a Jesús en la ülitma Cena que iría a morir con él, sentía una gran desilusicón. Si Jesús hubiera sido un gran rey herico que entrara triunfalmente en Jerusalén, sin duda hubiera entregado su vida por él, pero se quedó totalmente dessconcertado en caunto que Jesús no puso ninguna resistencia cuando lo prendioron en el Jardín de Getsemaní Pedro expresó su fe en Jesús como Mesías, pero era una fe inicial que necesitaba ser probada y que luego al final del Evangleio de San Juan, Pedro ante Jesús resucitado renueva su fe y recibe la misión de apacentar las ovejas de Jesús.

Nuestra segunda lectura está tomada de la Carta de Santiago. Ya San Pablo, tanto en la Carta a los Gálatas como la que envió a los Romanos había debatido mucho sobre la necesidad de la fe y no las obras de la ley para poder salvarse. Es decir, algunos cristianos contemporáneos de San Pablo se aferraban a la fidelidad a la ley judía como hacían los fariesos como medio necesario para la salvación. San Pablo, sin despreciar el valor de la ley antigua, la ve como un pedagogo a quien se le ha encmendado la educación de un niño y que una vez completado su tarea y al llegar el niño a la adultez, ya no necesita el pedagogo. Santiago, que es muy práctico, insiste en que la fe sola sin que se manifieste en las obras, en nuestro comportamiento, no nos salvará. No basta una fe teórica sino que tiene que llegar a perfecionarse en las obras de caridad. Santiago pone el ejemplo de una persona que necesita ayuda para poder vestirse. Pues el que dice tener fe y no ayuda al hermano en necesidad. Dice "muéstrame tu fe sin obras y yo te mostaré mi fe a través de las obras. No es que San Pablo deje de insistir en que la fe tiene que manifestars a través de las orbas cuando habla de la "fe que se realiza en la caridad".

Es muy fácil recitar el Creo y decir que soy católico, pero si luego digo que "soy catolico no practicante", ¿no estaré cayendo en una contradicción". Si tanto San Pablo, como Santiago y el mismo Jesús que dice "no el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de Dios, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo", insisten en que no basta una fe teórica, entonces el que se dice católico "no practicante" está cayendo en una contradicción. La fe católica consiste en todo lo que nos ha enseñado Jesucristo Nuestro Señor que queda expresado en la Santa Biblia y en la doctrina de la Iglesia, resumida en el Catecismo de la Iglecia Católica. En éste se nos explica qué es lo que hemos de creer resumido en el Credo, cómo hemos de vivir esa fe a través de la liturgia y los sacramentos, las exigencias morales que implica que se resumen en los diez mandamientos y luego en cuarto lugar, cómo hemos de orar. Si esta vida es una peregrinación hasta la verdader vida que es el cielo que no termina y al declararnos católicos no practicantes etamos diciendo que en realidad nos interesa poco o casi nada nuestro destino después de la muerte, el cielo o el infierno. San Agustín dijo en una ocasión: "Dios que te ha creado sin tí, no te va a salvar sin tí". ¿Por qué Dios no nos va a salvar automáticamente¿ Pues, porque no ha creado seres libres que con nuestro libre albedrío podemos hacer de él bueno uso cumpliendo la ley de Dios o mal uso despreciándo o haciéndole caso omiso. 

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