Hoy, lunes 22 de junio la Vicepresidente del Gobierno de España, mejor conocido por los aparentemente interminables fondos de armario que posee, salió en defensa del proyecto del gobierno ZP que intenta convertir el matar a un ser humano inocente en un derecho que exige una prestación sanitaria pagada por los contribuyentes. Obviamente, la ínclita Vice se estaba refiriendo sin mencionarla a la reciente Declaración de la Conferencia Episcopal que condena en términos muy duros y con argumentos contundentes. Otro punto del mismo documento episcopal provocó una reacción furibunda habitual en el gobierno que se llena la boca de diálogo, pero se muestra totalmente desprovisto de argumentos mínimamente racionales. Los obispos afirman que la Iglesia no intenta imponer ninguna moral a la sociedad y que en todo caso no es la Iglesia la que tiene el poder impositivo para imponer cualquier cosa a la sociedad, sino el Estado. La Vice se olvida voluntariamente del hecho de que el programa con el que el PSOE ganó las elecciones no llevaba el tema de la reforma de la ley del aborto. También se olvida las abundantes declaraciones vacías de contenido con las que su jefe de filas Rodríguez Zapatero llena la boca acerca del diálogo y el consenso. Descalifica de retrógradas radicales a los que no aceptan sus propias posiciones ciertamente radicales y antidemocráticas. ¿En qué consiste el tan llevado y traído diálogo y el consenso, si no que el adversario renuncie a sus convicciones y adopte la ideología progre que ellos proclaman, sin justificarlo racionalmente? El anteproyecto de ley sobre el aborto, o eufemísticamente denominado “salud reproductiva” no es más que el producto de los prejuicios ideológicos de la progresía y no tiene nada que ver con la salud. ¿Cómo puede matar a un ser humano en gestación ser una prestación sanitaria, o tener que ver con la salud?
Si el embarazo es una enfermedad, entonces el modo en el que el creador ha establecido que nazcan nuevos seres humanos es deficiente en sí mismo y necesita ser corregido por la intervención del hombre. Según el Diccionario de la Real Academia la enfermedad, refiriéndose a la salud física, no moral o espiritual es: “Alteración más o menos grave de la salud”, mientras la salud es: “Estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones”. Los obispos reconocen que pueden surgir algunos ocasiones o peligros para la salud de la madre o del niño en gestación a lo largo de la gestación, pero rechazan la noción que afirma que el embarazo es una enfermedad, o que el aborto sea una prestación sanitaria. Obviamente se puede matar a una persona “sanitariamente”, es decir, acudiendo a médicos y con métodos sanitarios, pero matar jamás puede ser una prestación sanitaria. La Vice, o la “fashionaria”, como la ha llamado alguno, no es que tenga grandes deseos de presentar a la sociedad argumentos que avalen su deseo de mejorar la salud matando, sino más bien con mayor estridencia los lugares comunes o dogmas progre. El pésimo nivel de educación que existe en España gracias a la imposición de los dogmas progre debería de ayudarle a ella y a sus huestes progres no a convencer al ciudadano común de la verdad de sus proposiciones, sino más bien lograr que sea incapaz de pensar críticamente. Al contrario, lo que tiende a producir la LOGSE, la LOE y demás inventos progres es crear una plebe ignorante y desprovista de sentido común que los vote y trague acríticamente sus consignas.
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