sábado, 10 de julio de 2021

LA MISIÓN APOSTÓLICA Y SUS ASPECTOS CONCRETOS

HOMILÍA DEL XV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, 11 DE JULIO DE 2021. Hoy nos toca el relato de la vocación de los apóstoles según San Marcos. De hecho, es un episodio importante en todos los evangelios como en el Antiguo Testamento, lo es la vocación de los profetas. Su importancia se manifiesta incluso más en los evangelios  de San Lucas y San Juan. En San Lucas, Jesús, como en todos los grandes acontecimientos de su vida, pasa toda la noche en oración antes de nombrar a sus apóstoles. La palabra "apóstol" significa "enviado". En todas las listas aparece Pedro en primer lugar. San Marcos pone en primer lugar el hecho de que Jesús les diera autoridad sobre los "espíritus inmundos", es decir los demonios.. Tal vez, nosotros no le damos mucha importancia a la expulsión de los demonios, pero si examinamos con atención descubrimos que es un aspecto fundamental del ministerio de Jesús. Jesús proclama el Reino o Reinado de Dios en la tierra como el tema principal de su predicación. Jesús es Rey y tiene dominio sobre todo el universo, como dice en su aparición en el monte de Galilea después de la resurrección: "Me ha sido dado todo pode en el cielo y en la tierra" los envía a predicar y a bautizar con a seguridad de que Él estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. El Reinado de Jesús como Rey del Universo se extiende a toda la realidad e incluso a los demonios. Muchos piensan hoy en día que Satanás y los demás demonios no existen, que nosotros gracias a los progresos de la ciencia, de manera especial en este caso la psiquiatría, SE ha superado esta idea "medieval" que no es más que un mito", o sea no existen los demonios ni el infierno. Nuestra generación ha progresado y no se rebaja a creer en tales ideas. Entonces, si las cosas son así, ¿por qué Jesús pone en primer lugar la autoridad sobre los "espíritus inmundos" que entrega a los apóstoles en primer lugar, y no la predicación del Evangelio por ejemplo? ¿Por qué Jesús mismo tuvo que enfrentarse con el demonio en el desierto antes de dar inicio a su ministerio? Al intentar responder a estas preguntas, conviene darnos cuenta que la ciencia no es un conocimiento universal que abarca todas las realidades, y que existe también la pseudo-ciencia. Desde hace un año y medio, cuando se lanzó el Coronavirus, hemos escuchado hasta la sacidedad la apelación a la "ciencia" para justificar un sin fin de estupideces como la imposición de las mascarillas con multas cuando la verdadera ciencia demuestra claramente, que no son solamente inútiles sino perjudiciales para la salud de las personas y tapar la cara tiende a deshumanizar a las personas. Lo mismo el así llamado "distanciamiento social", un concepto jamás conocido antes de la aparición del fraude "covid" en 2020. La verdadera ciencia indica que contradice la misma naturaleza humana que es esencialmente social, y por ello perjudicial para las personas etc. etc. Digoo "fraude" porque hasta la fecha, pese a que existe un protocolo científica para aislar, purificar y caracterizar un virus, nadie lo ha hecho hasta la fecha, y las supuestas pruebas según su inventor, no sirven para diagnostica una enfermeda. Los demonios ciertamente existen, así como el infierno y sin ellos tendríamos que rechazar buena parte de la Palabra de Dios. El infierno aparece 14 veces en los evangelios. La psiquiatría bien estudiada y aplicada no está en ningún caso en pugna con la existencia del demonio y el exorcismo. Como sabemos, la palabra exorcismo significa lo mismo que la expulsión del demonio de una persona. Cada obispo diocesano puede,si le parece oportuno, nombrar a un sacerdote que cumpla el ministerio del exorcismo. Existe el Ritual de los Exorcismos, y una versión actualizada ha sido publicada no hace muchos años. Los exorcistas a nivel mundial realizan un encuentro cada año en Roma con el fin de compartir experiencias y ayudarse mutuamente a cumplir su misión que es parte de la misión de la Iglesia, tal y como hemos escuchado en el evangelio de hoy. ¿Por qué el exorcista tiene que ser un sacerdote? También un laico podría orar  y pedir a Dios la liberación de una personas afligida con la posesión del demonio, pero propiamente no hace un exorcismo. Jesús manifestó su poder, el que comunicó a los apóstoles sobre los demonios y el sacerdote es representante de Jesús si es  nombrado por su obispo, puede ejercer este poder de expulsar los demonios, obviamente en nombre del mismo Jesucristo, que cuando lo hacía manifestaba su poder, cosa que llamaba la atención de todos los presentes. Jesús no simplemente oraba para que el demonio saliera de la persona. si  que lo mandaba e inmediatamente se liberaba a la persona. El Exorcismo es un Sacramental de la Iglesia y por ello un acto litúrgico con su rito aprobado por la Iglesia. Un sacramental es un objeto o una acción con cierta similitud con las sacramentos para pedir al Señor favores espirituales o materiales. Los sacramentales no son meros actos u oraciones privadas de un fiel o un ministro, sino que piden a Dios gracias "en virtud de la intercesión de la Iglesia", En el caso del exorcismo, se utiliza el crucifijo y agua bendita que en sí son sacramentales. Estos espantan a los demonios, cosas que los mismos exorcistas testimonian. A diferencia de Jesús en su ministerio, los exorcismos no necesariamente logran la expulsión del demonio inmediatamente. Puede requerir varias celebraciones del rito y mucha oración. Santa Teresa de Jesús cuenta que el agua bendita espanta el demonio y conviene que la tengamos en nuestras casas y persignarnos antes de salir de casa y regresar. Jesús da indicaciones a los apóstoles sobre cómo han de comportarse al llegar a un pueblo o una casa. Los detalles no nos atañen a nosotros hoy en día, pero sí debemos tener en cuenta el sentido profundo de los mismos. Es decir, no hay que preocuparse excesivamente por las necesidades sobre donde vamos a alojar o comer en el caso de una misión, ni qué tenemos que llevar. Las circunstancias de hoy son diferentes,  de las de tiempo de Jesús, pero la plena confianza que nos ha de dar el hecho de ser enviados por Él nos ha de dar confianza. Si la gente de un pueblo rechaza el mensaje del Reino, dice Jesús que hay que sacudir hasta el polvo de los pies. También dice que le irá mejor en el juicio final a Sodoma y Gomorra que a este pueblo. Esto es tremendo. Ya sabemos lo que pasó con estas dos ciudades y cómo se empeñaron en seguir con sus pecados. Sí Dios es misericordioso pero no la puede aplicar a los que no se arrepienten que era el caso de los de Sodoma y Gomorra. Hoy .en día hay biblistas, hasta obispos y cardenales que intentan reinterpretar el episodio de Sodoma y Gomorra como si se tratara de una falta de hospitalidad. Es lógico que la pena tiene que adecuarse al pecado cometido. ¿Acaso una falta de hospitalidad exigiría una pena como la destrucción de las dos ciudades? Pues, no. San Pablo escribe a los Romanos sobre el el pecado que ha llegado a llamarse "sodomía":"Pues sus mujeres inviertiron las relaciones naturale spor otrs contra la naturaleza, .... Igualmente los hombres abandonaron el uso natural de la mujer,  se  abrazaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismo el pago merecido de su extravío".  Pese a lo que quieren entender los promotores de la homo herejía, para San Pablo, ´más clara el agua. Finalmente, Jesús autoriza a los apóstoles a ungir a los enfermos con aceite, en señal de curación, Tal curación no es meramente física sino ante todo espiritual. Da fuerza y gracia al enfermo para enfrentarse con los peligros que implican la debilidad física y espiritual. Es un sacramento para enfermos e incluya a los ancianos que sufren achaques de salud. Tiene que ser una enfermedad con cierto peligro de muerte. A veces, en las parroquias cuando se celebra este sacramento, uno constata que acuden personas que no parecen ser enfermos con algún peligro de muerte, ni son ancianos con la debilidad y fragilidad que eso implica. Pues no es un sacramento que cualquiera puede recibir porque se celebra en la parroquia. Para eso está ante todo la Eucaristía, que también tiene sus condiciones para poder recibirla dignamente, como son estar libre de pecados graves y ayunar mínimo una hora. El que recibe la Sagrada Comunión indignamente, es decir, en estado de pecado mortal o grave, comete otro pecado grave que es el sacrilegio. Recordar esto no es un intento de asustar a los fieles. En cuanto a los pecados veniales, pueden ser perdonados de varias maneras como son la misma recepción fervorosa de la Eucaristía, la oración, la penitencia y otros sacrificios. Para que haya un pecado grave debería de haber estas tres condiciones; materia grave, pleno conocimiento y pleno consentimiento. También, si uno tiene duda, pues que acuda a la confesión para que el sacerdote le ayude a discernir. Tampoco hemos de caer en escrúpulos. En el caso de los enfermos, si no son capaces de confesarse debido a la enfermedad, el Sacramento de los Enfermos puede perdonar  los pecados. He notado que muy pocos buscan al sacerdote para que vaya a dar los sacramentos a las personas con peligro de muerte.  Quieren que se les lleva a un hospital, pero se olvidan de la importancia del poder de los sacramentos para reconciliarnos con Dios y darnos fuerza para enfrentarnos con el peligro de la muerte. El criistiano no ha de temer la muerte, pues en el bautismo fue incorporado con Jesucristo y cuenta con su ayuda y compañía en cualquier circunstancia. Como hemos en este pasaje del Evangelio de San Marcos que hemos escuchado hoy se refiera a la misióon que Jesús entregó a los apóstoles en aquella ocasión. Hemos intentado ver cómo se pueden aplicar estas indicaciones de Jesús a la situación nuestra hoy en dí.

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