sábado, 19 de junio de 2021
EL MISTERIO DE JESUCRISTO, SIEMPRE NUEVO, SIEMPRE ANTIGUO, INSONDABLE.
"Nos apremia el amor de Cristo". El verbo en el griego original sinexo significa mantener junto, obligar. La traducción apremia es buena. ¿Por qué nos apremia el amor de Cristo? Porque uno (Jescristo) ha muerto por todos. San Pablo jamás se cansa de recordar el hecho de la muerte de Cristo "por nosotros" y su resurrección También este misterio se llama el Misterio Pascual, es decir, el hecho de que Jesús pasó (Pascua significa paso) a través de la muerte en la cruz a la gloria de la resurrección. ¿Cómo nos "apremia"? Es una realidad que se nos impone, y no nos puede dejar indiferentes.Jesús se sometió a la ignominia de la muerte por nosotros, a favor nuestro. Nos involucra profundamente porque solo gracias a su sacrificio en la cruz nosotros podemos liberarnos de la muerte eterna que nos corresponde por nuestros pecados, empezando con el pecado original que soltó una avalancha de pecados como una bola de nieve que se va aumentando al bajar de una montaña.. Es algo que no podemos escapar, ni el hecho del pecado ni el hecho de que Jesús cargó con nuestros pecados en la cruz. San Pablo escribía a los mismos corintios en su primera carta que el contenido de sus predicación es Jesucristo y Él crucificado y que les ha manifestado esta realidad al anunciarles el Evangelio. El apóstol sentía una gran urgencia y obligación de presentarles esta verdad fundamental. Decía "ay de mí si no anuncio el Evangelio" o la Buena Noticia. Si el amor de Cristo nos apremia, necesariamente hemos de responder generosamente a este "misterio". Otra palabra que San Pablo quiere, significando el hecho de que esta realidad de nuestra salvación quedaba escondida, sobre todo a los conversos del paganismo, a lo largo de los siglos y ya se manifestaba con la predicación de la Buena Noticia. Urge, pues, una respuesta de parte nuestra. No podemos decir, como los filósofos del Areópago de Atenas "esto lo escucharemos otro día", refiriéndose al misterio de la resurrección de la carne. Siendo ellos platónicos, menospreciaban el cuerpo y no les cabía en la mente la idea de que el cuerpo resucitaría y perdurará en la vida futura. El platónico creía en la inmortalidad del alma, pero no del cuerpo. .
El apóstol insiste que Jesucristo murió "por todos", y por lo tanto nadie puede pensar o decir que a él no le atañe. Recordemos lo que dijo Jesús en su discurso a los apóstoles en la Última Cena "nadie tiene más amor que el que da la vida por su amigo". Nadie puede decir que no le interesa el amor, y si Jesucristo se sometió, siguiendo la voluntad de su Padre, al a muerte horrorosa en la cruz para liberarlo de la muerte eterna que es el infierno, lo que hizo nos atañe y nos apremia, Esto debido a que quién es: el único que nos puede salvar.
San Pablo concluye, pues "Cristo murió por todos, para que los que viven no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos", Obviamente, el verbo "vivir" no se refiere solamente la vida física en este mundo, sino la verdadera vida o vida eterna a la que Jesús ha alcanzado en la resurrección precisamente para que nosotros podamos compartir con Él esa vida nueva a la que hemos sido iniciados por el bautismo. El Apóstol utiliza la frase "caminar en la novedad de vida" a los romanos al explicar el bautismo y lo que alcanzamos por él. San Juan utiliza mucho el concepto de "vida" o "vida eterna" y San Pedro en su Segunda Carta afirma que participamos en la naturaleza divina, la Vida pertenece a Dios según el Antiguo Testamento y también a Jesús que decía "Yo soy el camino, la verdad y la VIDA. No se trata de "vivir para sí" que obviamente se refiere a una vida egoísta que se olvida de Dios y del prójimo. Esto queda claramente expresado en la respuesta de Jesús al escriba cuando le preguntaba cuál era el principal de todos los mandamientos: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu ser, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y al prójimo como a tí mismo".No se trata de dejar de alcanzar el bien propio sino evitar colocarlo por encima de cualquier otro bien.
San Pablo indica que el cristiano ha abandonado el modo de juzgar a otros "según la carne", El concepto de la "carne" (sarx) en griego es muy recurrente en las cartas del apóstol, apareciendo hasta 60 veces. Por un lado, suele referirse a los vicios relacionados con la pureza o el sexto mandamiento, como la fornicación etc. pero no siempre. También, puede estar refiriéndose a vicios como la soberbia, el maltrato de otros, juicios temerarios etc. En nuestro contexto, se trata de expresiones de la soberbia, la envidia y otros vicios que tienden al menosprecio del otro. ¿Y juzgar a Cristo según la carne", Pues se trata de un tipo de juicio que solo toma en cuenta aspectos secundarios como por ejemplo que Jesús era de Nazaret, sin tener en cuenta sus grandes cualidades, su entrega de sí mismo en la cruz etc. Los judíos y los paganos tenían unas ideas completamente equivocados acerc de Jesús, el Talmud considerando que era hijo ilegítimo de María y un soldado romano. Claro, el judío o pagano pudiera no tener el modo de juzgar tal afirmación. El cristiano que conoce el Evangelio y quién es Jesús de verdad no acepta tales juicios erróneos. Estaría juzgando "según la carne" y no "según el Espíritu". Es el Espíritu Santo el que nos revela quién es Jesús y lo va haciendo poco a poco a través del aumento de la fe, la esperanza y la caridad. Hay un dicho en latín que reza: "Quidquid recipitur, ad modum recipientis recipitur", lo recibido se recibe según las características del que recibe. Cada quien juzga según sus conocimientos y prejuicios previos.
"El que es de Cristo es una criatura nueva". Ya he señalado que San Pablo considera que esta nueva creación se da con el bautismo. Una criatura es una realidad creada por Dios, en el caso de la creación del universo, es "ex nihilo" sin que haya habido nada antes. Nuestra alma es creada por Dios una vez que se da la concepción. Es espiritual y Dios no utiliza nada para crearla.El que no es cristiano y no tiene fe,no es una criatura nueva. La fe en Jesucristo produce un cambio tan radical que se parece a una nueva creación. La diferencia es tan grande que es así. Somos convertidos en hijos de Dios en el Hijo, Jesucristo. Esta realidad se llama también gracia santificante que nos transforma y eleva a un nivel imposible de alcanzar porque obviamente nadie puede llegar a ser hijo de Dios ni participar en la naturaleza divina sin una intervención especial de Dios, pero implica la fe seguida de la esperanza y la caridad,
Nuestro pasaje termina con la frase: "Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado". Jesucristo es todo novedad, El misterio de la Encarnación, el que Dios Hijo se haya hecho carne, uno de nosotros no es algo que podemos declarar antiguo o pasado, sino siempre nueva porque es un misterio insondable y no podemos decir, "ya lo conozco". Ojalá esta misa dominical nos abra la mente y el corazón para descubrir algo más del misterio de Jesucristo como lo hacía San Pablo a lo largo de su vida
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