sábado, 30 de enero de 2021

Quién es este o qué es esto?

HOMILÍA DEL CUATRO DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 31 DE ENERO DE 2021.

Una y otra vez en los evangelios podemos constatar que la gente que escuchaba a Jesús o constataban los milagros extraordinarios que realizaban hacían precisamente estas preguntas. Hace más de cuarenta años cuando me tocó estudiar la Biblia y la teología dogmática, los profesores y autores solían distinguir lo que llamaban una "cristología baja" y otra alta. La primera la encontraban particularmente en el Evangelio de San Marcos, que es el que nos toca estudiar este año, y la segunda correspondería al Evangelio de San Juan. Es decir, que según ellos, Marcos resaltaba ante todo la humanidad de Jesús, mientras San Juan incluso desde los primeros versículos presentaba a Jesús utilizando la palabra griega "logos", que se suele traducir como "verbo" o "palabra", pero es mucho más de lo que normalmente entendemos como "palabras" Incluso, en inglés hay un dicho que reza "las palabras son baratas". San Juan comienza diciendo que el "logos" existía al principio, que estaba "con Dios" o delante de Dios y que era Dios y que todo lo que se ha creado (obviamente Dios es el creador de todo) fue creado por Él, y más adelante dice que el logos se hizo carne e hizo su morada o carpa en medio de nosotros.  (1,14). Logos en griego significa la realidad última, el orden del universo, la racionalidad, Queda claro que San Juan se está refiriendo a la divinidad de Jesús y tendríamos una cristología alta.

¿Entonces es cierto que  San Marcos evita o no llega a presentar a Jesús como Dios?. Nuestro pasaje evangélico de hoy con la ayuda de la primera lectura tomada del Libro del Deuteronomio nos ayudará a responder a esta pregunta y la que he colocado como título de la homilía de hoy. Pasemos, pues a comentar el pasaje de Deuteronomio. La palabra Deuteronomio proviene de dos palabras griegas deuter y nomos, es decir, segunda ley. SE trata del quinto y último libro del Pentateuco, que a su vez significa volumen, con el que esta primera parte de la Biblia termina. Para los judíos se llama torâ o la Ley, todo entregado por Dios a través de Moisés. No hay duda de que en el Antiguo Testamento el personaje más importante de todos es Moisés.El es el que se encontró con Dios en la zarza ardiente y a quien Dios entregó su nombre yahvé. No solo se presentó ante el Faraón, sino que condujo al pueblo desde Egipto por el desierto donde subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la ley, los diez mandamientos, donde también se encontró cara a cara con Dios, Entregó todas las demás leyes, 613 en total. Es el líder y personaje central de toda la historia de Israel. Los escribas y rabinos cuando enseñaban en última instancia se basaban toda su enseñanza en Moisés. Debatían entre sí sobre las interpretaciones de los rabinos más famosos, pero esos no eran nadie comparado con la verdadera autoridad que era Moisés. 

El libro del Deuteronomio consiste en una serie de discursos o sermones dados por Moisés cuando el pueblo había llegado al otro lado del Río Jordán listos para cruzar y entrar en la Tierra Prometido. Ya no le tocaría a Moisés entrar sino Josué. Por tanto, el Deuteronomio sería una síntesis de todo lo que había realizado y enseñado Moisés. En nuestra primera lectura de hoy del c. 18 del Deuteronomio, Moisés afirma que Dios suscitará a un profeta como él de entre el pueblo.. "Pondré sus palabras en boca y les dirá lo que yo le mande", indicando que la última palabra de Dios no proviene de Moisés sino de ese profeta futura. Sabemos que los escribas y fariseos no se habían olvidado de este pasaje y este profeta, Cuando las autoridades del Templo de Jerusalén enviaron a representantes para preguntar a San Juan Bautista quién era y cuál era su misión, le preguntaron si él era "el profeta" y respondió que no. Luego dijo a sus seguidores que detrás de él viene uno más grande que él y no era digno de desatar sus sandalias. Sabemos que se trata de Jesús.

Pasamos a nuestro pasaje evangélico de hoy. Jesús se encuentra en la sinagoga de Cafarnaún un sábado. Como en otras ocasiones, a Jesús le habría tocado leer la lectura bíblica y comentarla. San Marcos indica que los presentes "quedaron asombrados por su doctrina porque no enseñaba como los escribas sino con autoridad. Sabemos que los rabinos argumentaban siguiendo a los rabinos más famosos que habían hecho escuela o en última instancia a la autoridad de Moisés, pero Jesús no procedía así, sino que enseñaba con su propia autoridad e incluso llegó a corregir a Moisés en la ocasión en la que respondía a una pregunta sobre el divorcio. Implicaba que él era el profeta prometido por Moisés y con mayor autoridad, es decir autoridad divina. 

En la sinagoga se encontraba un hombre poseído por un "espíritu inmundo", por el demonio o más de un demonio. Reconoce el poder, la autoridad de Jesús y le preguntan: "¿Qué quieres de nosotros?¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quien eres: El Santo de Dios".  Incluso los demonios saben quien es Jesús. Jesús con plena autoridad sobre el demonio lo manda terminantemente salir del poseído: "Cállate y sal de él" El espíritu inmundo lo retorció y, y dando un grito muy fuerte y salió. Todos los presentes quedaron estupefactos. Hemos observado que las enseñanzas de Jesús asombraba a los presentes, pero el milagro de la expulsión del demonio los impactó mucho más.

Hay un  dicho en latín que reza inteligenti pauca, o al inteligente le bastan pocas explicaciones. Así podemos captar lo que San Marcos nos indica aquí: si Jesús enseñaba con tanta autoridad tendría que ser el profeta prometido por Dios a través de Moisés y como tenía  un poder total sobre los demonios, no hay otra conclusión,  sino que es Dios, lo mismo que escribía San Juan al inicio de su evangelio y en otros pasajes posteriores. 





sábado, 23 de enero de 2021

EL LIBRO DE JONÁS Y LA MISIÓN QUE DIOS LE ENTREGA.

 HOMILÍA DEL DOMINGO III DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO II, 23 DE ENERO DE 2021.

Se trata de un libro muy breve, no más de cuatro páginas en la Biblia de Jerusalén, pero nos entrega un mensaje importante sobre Dios, cosa que descubrimos también en el Nuevo Testamento. Uno no tiene que tomar como históricos los datos que entrega acerca de Nineve y la conversión del Rey y toda la ciudad. Todo tiene un fin didáctico. Les invito a tomar la Biblia y leer el libro completo, que como digo, es muy breve. Sin embargo lo cita Jesús en el Evangelio para hacer ver como los ninevitas se convirtieron gracias a la predicación de Jonás, mientras rechazaron la predicación de Jesús que es obviamente mucho mayor que Jonas

Vamos a dar un poco de contexto de lo que relata el libro. Nineve era la capital del gran imperio que dominó todo el Medio Oriente incluso Egipto en los siglos VIII y VI. En el año 722 a.C conquistaron el Reino del Norte de Tierra Santa o Israel. También, como cuenta el libro de Isaías y el segundo libro de los Reyes cc. 18-19, el Rey de Asiria Senaquerib llevó un gran ejército a atacar a Jerusalén cuando reinaba allí Ezequías.  La Biblia cuenta que un ángel del Señor bajó del cielo e hirió a todo el ejército de Senaquerib de manera que tuvo que levantar su campamento y regresar a su país donde murió asesinado por sus hijos. 

En cuanto a cuando se escribió el Libro de Jonás, se considera que sería después de la vuelta del exilio posiblemente el siglo IV a. C. o III. A continuación doy a resumen de lo que cuenta para luego intentar descubrir su importancia para nosotros hoy en día. Jonás es presentado como profeta, pero no es que actúe como los otros profetas. No entrega oráculos sino lo que hay es un relato sobre, sus peripecias. Recibe una llamada de Dios para que vaya a predicar en Nineve : "Levántate y -vete a Nineve  que su maldad ha subido hasta mí" Suponemos que estaba en Jerusalén y en vez de ponerse en marcha hacia oriente donde que quedaba Nineve, se dirige a Occidente hacia Tarsis, que sería Tartesio en el sur de España, considerado por los israelitas como la zona más lejana cerca de lo que se llamaba "Las columnas de Hércules" o sea el fin del mundo para los contemporáneos. Jonás se dirige al puerto de Joppe en la costa de Israel y suba a un barco que dirigía a aquella región con una tripulación de hombres oriundos de varios lugares. 

Sube al barco, pero a poco rato surgió  una gran tormenta y cada uno de los marineros se dirige a su dios para que lo salve. Mientras tanto Jonás estaba en el fondo del barco. Lo llamaron y declaró que la tormenta se debió a que él desobedecía a su Dios y que la solución sería echarlo por el borde y llegaría la calma, cosa que hicieron y así sucedió. Para el hombre bíblico, el mar con su grande oleaje, con los animales marinos etc. era un lugar de caos controlado por el demonio. Jonás se habría dado cuenta de que Dios no iba a dejarse vencer por la poca obediencia de su profeta, pero Dios no se olvida de él. Manda un gran pez que lo traga y se queda en el vientre del pez durante tres días. Estando allí, Jonás dirige una oración a Dios pidiendo que lo salve. El pez se acerca a la playa y echa a Jonás allí, de manera que no tiene más opción que cumplir la misión que Dios lo había entregado. Se dirige a Nineve y llegando, se pone a predicar anunciando que si los ninivitas no se arrepentían de sus pecados, la ciudad sería destruida. Toda la gente, desde el rey y sus cortesanos e incluso los se vistieron de sayal y ayunaron. Se arrepintieron de sus pecados y fueron salvados. Pese a todo, Jonás no quedó satisfecho. Se puso a las afueras de la ciudad esperando ver la humarada de la destrucción y como no se dio, se quejó contra Dios. 

¿Qué podemos aprender de este breve libro que el mismo Jesús mencionó y que no pasaba olvidado por los cristianos de los primeros siglos? Vieron el episodio como una imagen de la muerte de Jesús y su sepultura durante tres días para luego resucitar. Se ve esta imagen en muchos de los sarcófagos por ejemplo en los Mueseos Vaticanos. Esto se llama  "Signum Ionae", o el siglo de Jonás. También se puede constatar una importante lección para los judíos de la época posterior a la vuelta de Babilonia. Eran muy cerrados y tenían la idea que Dios cuida a los judíos y los paganos no merecen más que desprecio porque no conocen la ley y son impuros, cosa que se constata en la mentalidad de los fariseos en los evangelios. Aquí la lección es que Dios es el creador del universo, también de los paganos y su Providencia los cuida. Para un judío sería absolutamente increíble que el Rey de Asiria y su corte juntamente con toda la población harían penitencia y se convertirían al verdadero Dios. Esto se dio con los cristianos, pues como con tanto dolor constató San Pablo, los conversos del judaísmo eran más bien pocos y la mayoría eran del mundo pagano. Dios es infinitamente misericordioso y quiere la salvación de todos los hombres. Aunque en el libro de Isaías en la tercera parte hay unos indicios de universalismo en cuanto que se habla de la reunión de los pueblos en Jerusalén donde adorarían el verdadero Dios en el templo. Con Jesús, eso cambió radicalmente, después de expulsar a los vendedores del templo dio a conocer el hecho de que el verdadero templo es él mismo, su cuerpo. De hecho, 40 años después fue destruido el templo por el ejército romano y nunca se ha construido. Ya cumplió su función y el nuevo culto es "en espíritu y verdad" y no necesita un templo hecho de piedras sino los seguidores de Jesús, o sea la Iglesia y cada creyente.  

sábado, 16 de enero de 2021

LA VOCACIÓN PROFÉTICA

 HOMILÍA PARA EL II DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 17 DE ENERO DE 2021.

Hoy damos inicio al perìodo litúrgico que se denomina Tiempo Ordinario o Tiempo durante el año. No es que se diga ordinario en el sentido que sea de poca importancia, sino que no incluye las grandes fiestas como la Navidad y la Pascua y el Adviento y la Cuaresma que nos ayudan a vivirlas con más fervor. En cuanto a las lecturas de la Sagrada Escritura en este año, seguimos el Evangelio de San Marco con una interrupción en el verano en la que  nos tocará el c. 6 de San Juan que trata de la multiplicación de los panes y la doctrina sobre la Eucaristía tal y como nos la presente San Juan que es de gran importancia. Obviamente, se interrumpa el ciclo a partir del Miércoles de Ceniza y se retoma después de los 50 días de la Pascua que culminan con la gran fiesta de Pentocestés, la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia. También, la primera lectura tomada del Antiguo Testamento suele estar relacionada con el pasaje del evangelio que corresponde a cada domingo, que es una lectura seguida de cada uno de los tres evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas. Hoy, por ejemplo, nos toca reflexionar sobre la vocación del Profeta Samuel en el primer libro llamado tambien de él, y la vocación de los primeros discípulos luego del bautismo de Jesús y que San Jaun Bautisto hubiera indicado a sus discípulos que Jesús es el Cordero de Dios. 

Los relatos de las vocaciones tanto de los Patriarcas, los profetas como los apóstoles tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento tienen una gran importancia. Comienzan con el relato de la vocación de Abrahán a quien Dios llama en su tierra, Ur de los Caldeos, que era una ciudad importante en el Golfo Pérsico. Dios lo llama y lo manda salir de su tierra y la casa de sus parientes e ir a donde Él le iba a indicar y le prometió una prole numeros y una tierra, aunque él y su esposa Sara eran ancianos. Leguo viene la vocación de Jacob, su nieto, seguido por José y sus peripecias hasta llegar a ser Gran Vizir del Faraón. Luego viene Moisés, cuya historia no hace falta contar porque es muy conocido. Como sabemos él no llegó a liderar al pueblo, luego de los 40 años en el desierto hasta la Tierra Prometido sino Josué. Esto se dio alrededor del año 1200 a. C. Siguió un período cuyo historia se cuenta en el Libro de los Jueces, líderes caristmáticos que Dios escogió para defender al pueblo en peligro por ataques de pueblos extrajeros de manera especial los Filestinos. Así llegamos al contexto de nuestra primera lectura de hoy y la vocación del Profeta Samuel, el último de los líderes de este período que ungió tanto a Saúl y a David como reyes poniendo fin al periódo de los Jueces.

Veamos, pues el contexto de nuestra primera lectura. Era hijo de Elcaná y Ana. Ésta es una figura importante en el Antiguo Testamento. Ella era estéril y cada año iba con el esposo al Templo de Siló (todavía no existía el Templo de Jerusalén) y pedía ardientemente a Dios que le diera un hijo. Estando una vez rezando a Dios de esta manera, la vio Elí que era el sacerdote que regía el templo, y él se le acercó, creyendo que estaba borracha, y le decía: ¿Hasta cuando te va a durar la borrachera? Ve a que se te pase el efecto del vino. Ciertamente, como diríamos hoy en día, el sacerdote Elí no tenía mucha sensibilidad pastoral. Ella negó que estuviera borracha ni había tomado vino sino su lamento se debía a la congoja y la aflicción de no haber podido tener un hijo. Elí le dijo "Vete en paz. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido". Posteriormente, quedó embarazada y el año siguiente no acompañó a la familia al templo queriendo esperar hasta que se destetara al niño. Entonces pensaba subir al templo y dedicar al niño a Dios dejándolo en allí. Había perdido con toda su alma la gracia de tener a un hijo y a sus pocos años había decidido entregarlo al Señor en el templo. Así fue, llevó al niño al templo y lo dejó con Elí para que estuviera al servicio del Señor allí desde su tierna edad. 

También, elí tenía dos hijos y la Biblia dice de ellos que eran "desalmados y no respetaban al Señor  ni las obligaciones de los sacerdotes con la gente(1Sam 12-13). quitando la carne de los sacrificios de los que los habian ofrecido para tenerlas ellos.. Ellos se aprovechaban de la gente y realizaban los sacrificios con corrupción. Dios bendijo a Ana dándole tres hijos y dos hijas. 

Así llegamos al relato de la vocación de Samuel que es nuestra primera lectura de hoy. Tendría unos doce años. La Biblia dice que en aquella época las revelaciones de parte de Dios a favor de su pueblo eran raras. Samuel estaba durmiendo en el templo cuando escuchó una voz y, pensando que lo llamaba Elí, que era como su padrino. La voz llamaba "Samuel, Samuel". Acudió a Elí pensando que lo llamaba pero le mandaba volver a acostarse  porque no lo había llamado. Esto mismo se repitió. Ya por tercera vez, sucedió lo mismo. Esta vez, Elí se dio cuenta de que el Señor lo llamaba y lo mandó volver a acostrarse y si se repetía la vez respondiera: "Habla, Señor, que tu siervo escucha". El Señor le contó a Samuel el plan que tenía para castigar a Eli y su familia por el mal que habían hecho. Posteriormente,se dio una batalla entre Israel y los filisteos e Israel sufrió una gran derrota de manera que hasta el Arca de la Alianza que se guardaba en el templo y que habían llevado a la batalla pensando que con su presencia allí, se salvaría Israel, pero los filisteos se apoderaron del Arca. Se trataba de una suerte de cofre que contenía las tablas de la ley entregadas por Dios a Moisés en el Monte de Sinaí y unos restos del maná, el alimento que Dios entregó a Israel en el desierto. Los hijos de Elí murieron en la batalla de manera Dios cumplió la amenaza de castigar a Elí y su familia por las barbaridades cometidas con el pueblo cuando acudía al templo a ofrecer sus sacrificios. 

Podemos encontrar ciertos paralelismos entre todo este episodio y la situación que actualmente vive el mundo y la Iglesia. Ha habido algunos que consideran que el Covid es un castigo de Dios como tradiconamente en la Iglesia se interpretaban las plagas, o al menos algunas de ellas, y eso incluso de parte de personas santas. A mi parecer, no es cierta esta interpretación por el coronavirus pareciera ser el resutlado de unos experimientos con material genético con la intención de lograr la muerte de un notable porecentaje de la población mundial o crear una arma biológica. El famoso fundador de la Empresa Microsoft que es conocido como genetista y promoter de males como el aborto, eutanasia etc. ha expresado su esperanza de que se vaya a eliminar alrededor de 1.5 mil millones de personas porque también es Maltusiano y piensa que la tierra no cuenta con suficientes recursos para sostentar la población actual. Otro motivo por provocar esta crisis sería la finalidad de obligar a la población a vacunarse y de esa manera ganera billones de dólares para las grandes empresas farmceuticas. Ni una ni otra tien que ver a mi juicio con un plan de Dios de castigar a la humanidad por los males que está cometiendo. Ciertamente, la Biblia considera grandes males que sufrió el Pueblo de Israel como la destrucción de Jerusalén y el Templo y la deportación de gran parte del pueblo a Babilonia como castigo de Dios. Hoy en día no contamos con profetas autorizados, como era el caso de Jeremías y Ezequiel para hacer una interpretación similar. 

En todo caso, es cierto que en el mundo occidential, anteriormente cristiano y ahora neopagano, existe entre los oligarcos que nos gobiernan muchos males que ciertamente claman a Dios por su castigo. Hay una plaga de pederastia  y en general trata de personas de manera que cada año son robados millones de niños que nunca se encuentran. Los grandes magnates, los famosos de Hollywood y los políticos estarían haciendo estas barbaridades.

 En cuanto a la Iglesia, está claro que pasa por una gran crisis. Todos conocemos los casos de abuso sexual de menores de parte de sacerdotes y cómo el tema fue mal manejado por obispos e incluso la Santa Sede. Desde los años 60 del siglo pasado cuando se celebró el Concilio Vaticano II el porcentaje de católicos que acuden a la misa dominical ha desplomado y ahora más con el cierre de las Iglesias decretado por los gobiernos satánicos que nos gobiernan y aceptado o incluso empeorados por no pocos obispos y conferencias episcopales. Casi nadie se confiesa, por lo ual hemos de suponer que consideran que están libres de pecado o que el pecado es poca cosa.  Existe la revolución sexual según la cual los pecados contra el sexto mandamiento como son la pornografía, la masturbación, la fornicación y los actos homosexuales son normales. Incluso hay obispos, como es el caso de la Conferencia Episcopal Alemana que  llevan adelante una campaña para que la Iglesia cambie su doctrina y acepte tales actos no como pecados graves o abominaciones sino como normales. Es decir, en vez de que la Iglesia salga a evangelizar, a enseñar lo que Jesucristo le entregó y ha manetenido a lo largo de 2000 años, ahora ha de adecuarse a la mentalidad de la época actual. También hay escándalos financieros, de manera que debido a estos y otros problemas difícilmente la Iglesia puede dar el testimonio que está llamada a dar en un mundo cada vez más regido por el poder de Satanás. 

¿Qué podemos hacer ante tal situación? Se cristiano nunca ha sido fácil ni Jesucristo nos dejó un camino fácil en el que necesariamente entra mucho sufrimiento, siendo hoy en día la cosa más rechazada. Tenemos que darnos cuenta de que la doctrina y el ejemplo que nos ha dejado Jesucristo y a lo largo de los siglos han vivido los santos, es el único camino que nos lleva a la felicidad que todos anhelamos. Sabemos que este camino se fundamenta en el amor a Dios y al prójimo y que todos tenemos la tendencia hacia el mal. No nos contentemos con condenar a los malos que nos gobiernan o los estafadores etc., sino no olvidar que cada uno de nosotros tiene en su interior una mezcla de bien y mal y que es más fácil dejarnos lleva por el mal que hacer el bien. Es cierto que Dios es misericordioso, pero si no nos convertirmos, cosa que no hizo el sacerdote Elí en el primer libro de Samuel, y sus hijos pereceremos en el infierno. Mientras vivimos en este mundo toadavía hay la oportunidad de converitirnos, arrepentirnos y ayudar a otros a hacer lo mismo. Examinémonos y hagamos que 2021 sea un año en el que prevalezca el bien dentro de nosotros y se vaya ganando la batalle contra el mal.

 




sábado, 9 de enero de 2021

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

 HOMILÍA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR, 10 DE ENERO DE 2021,

En primer lugar, hemos podido notar la importancia del papel de San Juan Bautista como precursor desde que empezamos las liturgias de Adviento.  Él es el último de los profetas y cumple las profecías sobre todo de Isaías. San Lucas en su Evangelio, presenta de forma paralela tanto la anunciación de su nacimiento a su padre Zaquearías en el mismo tiempo. Luego viene la anunciación del mismo Arcángel Gabriel a María que va a ser madre del Mesías, de El Salvador e Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo. Hay un gran paralelismo entre el relato del nacimiento del Bautista y el de Jesús, como también la circuncisión de ambos. Luego pasamos a la misión de Juan, primero cumpliendo las profecías en el desierto incluso con su modo de vestir y lo que come. Da origen a un gran movimiento del bautismo en el Jordán como arrepentimiento por los pecados, de manera que Juan es precursor no solamente en su nacimiento sino en su misión del bautismo. En la época había una gran expectación acerca de la llegada del Mesías. Por ello, las autoridades de los judíos, el Sanedrín, enviaron mensajeros a Juan para preguntarle quién era, si era el Mesías o el Profeta (esto se refiere a una promesa hecha por Moisés acerca de la futura venida de un profeta como él mismo). Juan les aseguró que no era ni uno ni otro, sino "una voz clamando en el desierto" proclamando la necesidad de abrir el camino al Señor, obviamente a través del arrepentimiento expresado por el bautismo. Después de él, vendrían uno mucho más grande al que no es digno de atar la correa de sus  las sandalias. 

Como sabemos, hasta ese momento Jesús proseguía su trabajo de carpintero en Nazaret, pero podemos suponer que el Padre le indicó que ya era el momento de dar inicio a su ministerio y por ello abandonó Nazaret y se fue al Jordán donde la gente iba a ser bautizada por él. Hoy en día, probablemente suponemos que se trata de otro misterio que no nos llama mucho la atención por estar habituado a leerlo en el Evangelio o escucharlo en la liturgia, pero para los primeros cristianos no era así. Ellos, a partir de la resurrección y la venida del Espíritu Santo estaban totalmente convencidos de que Jesús era el verdadero Mesías prometido por los profetas, pero eso de ponerse en fila con los pecadores identificados con ellos debió de ser algo difícil de tragar. Fue necesario, pues reflexionar y encontrar el verdadero sentido de este hecho y que con el bautismo en el Jordán de parte de Juan se dio inicio al Ministerio de Jesús.

Los cuatro evangelios nos entregan su relato sobre el bautismo de Jesús. Hoy nos toca la versión de San Marcos que es más breve que los otros sinópticos. No recoge la frase "he aquí en Cordero de Dios", que repetimos en cada misa. Probablemente muchos católicos pensaría que la frase "Cordero de Dios" se refiere a que Jesús es manso y pacífico según lo que normalmente entendemos acerca de un cordero. Un judío contemporáneo de Jesús captaría perfectamente la referencia al "cordero de Dios", relacionándolo con el sacrificio del cordero pascual en el relato de la salida del pueblo de Egipto. Un sacrificio es un acto de entrega de un animal o cereal a Dios en representación de nuestra propia ofrenda de la vida,

En primer lugar, hemos podido notar la importancia del papel de San Juan Bautista como precursor desde que empezamos las liturgias de Adviento.  Él es el último de los profetas y cumple las profecías sobre todo de Isaías. San Lucas en su Evangelio, presenta de forma paralela tanto la anunciación de su nacimiento a su padre Zaquearías en el mismo tiempo. Luego viene la anunciación del mismo Arcángel Gabriel a María que va a ser madre del Mesías, de El Salvador e Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo. Hay un gran paralelismo entre el relato del nacimiento del Bautista y el de Jesús, como también la circuncisión de ambos. Luego pasamos a la misión de Juan, primero cumpliendo las profecías en el desierto incluso con su modo de vestir y lo que come. Da origen a un gran movimiento del bautismo en el Jordán como arrepentimiento por los pecados, de manera que Juan es precursor no solamente en su nacimiento sino en su misión del bautismo. En la época había una gran expectación acerca de la llegada del Mesías. Por ello, las autoridades de los judíos, el Sanedrín, enviaron mensajeros a Juan para preguntarle quién era, si era el Mesías o el Profeta (esto se refiere a una promesa hecha por Moisés acerca de la futura venida de un profeta como él mismo). Juan les aseguró que no era ni uno ni otro, sino "una voz clamando en el desierto" proclamando la necesidad de abrir el camino al Señor, obviamente a través del arrepentimiento expresado por el bautismo. Después de él, vendrían uno mucho más grande al que no es digno de atar las sandalias. 

Como sabemos, hasta ese momento Jesús proseguía su trabajo de carpintero en Nazaret, pero podemos suponer que el Padre le indicó que ya era el momento de dar inicio a su ministerio y por ello abandonó Nazaret y se fue al Jordán donde la gente iba a ser bautizada por él. Hoy en día, probablemente suponemos que se trata de otro misterio que no nos llama mucho la atención por estar habituado a leerlo en el Evangelio o escucharlo en la liturgia, pero para los primeros cristianos no era así. Ellos, a partir de la resurrección y la venida del Espíritu Santo estaban totalmente convencidos de que Jesús era el verdadero Mesías prometido por los profetas, pero eso de ponerse en fila con los pecadores identificados con ellos debió de ser algo difícil de tragar. Fue necesario, pues reflexionar y encontrar el verdadero sentido de este hecho y que con el bautismo en el Jordán de parte de Juan se dio inicio al Ministerio de Jesús.

Los cuatro evangelios nos entregan su relato sobre el bautismo de Jesús. Hoy nos toca la versión de San Marcos que es más breve que los otros sinópticos. No recoge la frase "he aquí en Cordero de Dios", que repetimos en cada misa. Probablemente muchos católicos pensaría que la frase "Cordero de Dios" se refiere a que Jesús es manso y pacífico según lo que normalmente entendemos acerca de un cordero. Un judío contemporáneo de Jesús captaría perfectamente la referencia al "cordero de Dios", relacionándolo con el sacrificio del cordero pascual en el relato de la salida del pueblo de Egipto. Un sacrificio es un acto de entrega de un animal o cereal a Dios en representando la ofrenda a Dios de la propia persona oferente. 

El hecho de que Jesús se presenta a ser bautizado en medio de la multitud de pecadores nos indica su gran solidaridad con el hombre que ha caído con Adán, y el importante hecho de que Jesús como Hijo de Dios no solamente nos manda u ordena a cumplir los mandamientos, sino que se rebaja hasta nuestro nivel y se hace hombre en todo menos el pecado.  Esto es algo inaudito y nadie hubiera  esperado que Dios lo hiciera, En el Antiguo Testamento, hizo alianzas con su pueblo, pero aquí comparte toda la fragilidad nuestra hasta ser condenado en la cruz para liberarnos del pecado y la muerte. 

Se trata de una obra de las tres divinas personas. El Padre tiene la iniciativa y manda a su hijo al mundo que ejecuta el gran plan, pero baja sobre él el Espíritu Santo en la forma de una paloma y es el que guía a Jesús a lo largo de su ministerio. En cuanto a la Iglesia, Jesús, en la última cena prometió al Espíritu Santo de manera que el Espíritu cumpliría la misma misión en el caso de la Iglesia que con Jesús. 

Nosotros hemos sido bautizados "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo", y así incorporados a su Cuerpo la Iglesia para también llegar a ser hijos de Dios, hijos en el Hijo. Esta fiesta nos lleva al final de nuestra celebración de la Navidad este año. Ojalá, nos ayude a querer seguir las huellas de Jesús y dejarnos guiar por el Espíritu Santo como él.