En estos últimos tres domingos de Cuaresma, hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre tres episodios recogidos en el Evangelio de San Juan. En primer lugar, el encuentro de Jesús con la mujer samaritana a la que Jesús le pide darle agua de beber. En segundo lugar, la curación del ciego de nacimiento el domingo pasado, y hoy Jesús le devuelve la vida a su amigo Lázaro. Jesús se presenta como la fuente de agua viva que surte hasta la vida eterna. Luego es la luz del mundo y da la luz al ciego que nació así. Hoy se trata del mayor milagro realizado por Jesús en cuanto que Lázaro llevaba cuatro días enterrado. Ciertamente, Lázaro falleció después, pero el milagro nos lleva a la verdadera resurrección que es la de Jesús en el Domingo de Pascua y que es también la fuente de nuestra alegría y esperanza.
Vivimos en un mundo donde hay mucha depresión y falta de esperanza. En España, unos 3600 hombres se suicidan cada año, Muchas personas no tienen resortes para sobrellevar la dureza de la vida, y más cuando en Europa se está perdiendo a marchas forzadas la fe cristiana, que es la única que verdaderamente puede dar sentido a nuestra vida. Mucha gente piensa y espera que con más dinero, más placer y "libertad" van a poder alcanzar la felicidad, pero es un engaño y una falsa felicidad. Lo constatamos en estos días de la pandemia del coronavirus. Este pequeño microbio está poniendo en jaque la vida de las personas, de las sociedades y provocando crisis a nivel mundial. No sabemos de qué murió Lázaro, pero sin duda su fallecimiento provocó gran dolor en el corazón de sus dos hermanas Marta y María, y Jesús al llegar al sepulcro lloró. Por más confianza que la gente tiene en la ciencia médica, y en esta circunstancia es palmaria que las posibilidades de la medicina moderna son bastante limitadas, nada puede parar la marcha de la muerte ni eliminar el dolor que provoca.
Uno de los aspectos más dolorosos de lo que está sucediendo con las víctimas del coronavirus es, por un lado el hecho de que no pocas de las víctimas están en residencias y ha habido casos en los que el personal contratado en tales residencias han abandonado su labor y ha llegado un cuerpo del ejército llamada Unidad Militar de Emergencias para descubrir a varios ancianos ya muertos en sus camas sin que nadie los hay acompañado ni ayudado. La sociedad se convierte cada día en más egoísta y menos dispuesta a sacrificarse por el bien de los demás, y los políticos proponen como solución matar a los ancianos debido a un falso dolor, que no debería de existir cuando se aplican cuidados paliativos, Como se va perdiendo la fe y el sentido cristiano de la vida va ganando terreno la barbaridad.
A continuación enlazo una homilía de San Agustín en la que comenta las tres resurrecciones de Jesús, primero la niña, hija de Jairo, luego el joven hijo de la viuda de Naín, y el caso de Lázaro.
http://www.monasteriosanbenitoestella.com/DIADELSENOR/CUARESMA2014/DOMINGOV/AGUSTINRESULAZARO.html
"Enséñanos el santo evangelio haber Jesucristo resucitado tres muertos: a la hija del príncipe de la sinagoga, pues, habiéndosele dicho que se hallaba enferma de gravedad, fue a su casa, donde la encontró muerta; le dijo: Muchacha, levántate; yo te lo mando, y se levantó.
Otro es un joven llevado ya fuera de las puertas de la ciudad y amargamente llorado por su madre viuda; él lo vio, mandó que se detuviesen los que le llevaban y dijo: Joven, levántate; yo te lo mando; y el muerto se sentó y comenzó a hablar, y se le devolvió a su madre.
El tercero es este Lázaro al que acabamos de ver con los ojos de la fe muriendo y resucitando en virtud de un prodigio mucho mayor que los anteriores y blanco de una gracia extraordinaria, pues llevaba cuatro días muerto y ya hedía; con todo, fue resucitado.
El santo comenta que el caso de Lázaro es más extraordinario porque el muerto llevaba cuatro días enterrado y hedía. En el primer caso, se trataba de una niña que se encontraba en su cuarto, de manera que era capaz de cometer pocos pecados por estar en su casa y su cuarto y por ser joven. En cambio, Jesús encuentra el cortejo fúnebre del joven con su madre viuda obviamente muy adolorida como sería el caso de cualquier madre que pierde a un hijo, pero en este caso más considerando la cultura de la época porque una viuda sin un hijo para ayudarla implica una suerte tremenda y gran dolor, En este caso, se trata de un joven y San Agustín contrasta el caso de que Jesús lo encuentra en la calle, simbolizando que habría tenido más experiencia en la vida y probablemente habría competido más pecados. En tercer lugar, en el caso de Lázaro, ya adulto y encontrándose 4 día sen el sepulcro del que obviamente saldría un hedor, implicaría una vida de adulto y más expuesto al mundo y al pecado. También San Agustín comenta el hecho de que está atado y como Jesús manda desatarlo implicando el producto del pecado que a uno le ata y esclaviza. Recuerda también como Jesús al aparecer a los apóstoles en la tarde del Domingo de Pascua, Jesús les da el poder de "atar y desatar", que sería la institución del Sacramento del la Penitencia o la Reconciliación. El sacerdote en la persona de Cristo absuelve los pecados que nos "atan" y restaura la verdadera vida, la vida de gracia, que es lo que simbolizaría el hecho de desatar las vendas de Lázaro. La Confesión, pues, nos quita las ataduras del pecado, del demonio y nos libera de la muerte eterna, representada por el hecho de ser desatado Lázaro.
Hoy es el último domingo de la Cuaresma, siendo el próximo Domingo de Ramos. Estamos en la recta final de la Cuaresma este año, que debido al coronavirus, ha sido una Cuaresma especial y al parecer nos tocará una Semana Santa y Triduo Pascual especial este año. Hagamos un repaso de cómo hemos vivido esta Cuaresma y si encontramos que la hemos vivido con superficialidad, todavía nos queda tiempo para recoger las gracias que el Señor nos quiere regalar en este tiempo especial, El hecho de estar confinados en nuestras casas nos podría dar una oportunidad de reflexionar sobre el sentido de nuestra vida y si de verdad Jesucristo es Nuestro Señor, si rige en nuestra vida el egoísmo o por el contrario hemos podido crecer en el amor, la caridad, la paciencia la bondad etc. ¿Nos hemos dado cuenta de la fragilidad del mundo, de como todo se pone patas arriba como resultado de un pequeño bicho? San Juan al inicio de su Evangelio escribe; "En el principio era el Verbo,,,,, todo fue creado por él. En Él está la vida2 y más adelante dice Jesús que él es la luz del mundo, el camino la verdad y la vida, que sin Él no podemos hacer nada". Oremos unos por otros y dispongámonos a vivir lo que queda de esta Cuaresma y la Semana Santa con una gran esperanza, porque si Jesucristo no es nuestra esperanza, no tenemos ninguna esperanza. San Pedro dice en su primera carta que "El nos ha regenerado a una esperanza viva" y escribía a unos cristianos dispersos enfrentados por la persecución. Eliminemos de nuestra vida todo tipo de egoísmo y abramos nuestro corazón para que Jesucristo entre en él y nos llene de su luz, nos dé la vida nueva como en el caso de Lázaro.