sábado, 3 de noviembre de 2018

ESCUCHA, ISRAEL

HOMILÍA, DOMINGO XXXI DE TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 4 DE NOVIEMBRE DE 2018.

En nuestro evangelio de hoy, un escriba pregunta a Jesús ¿Qué es el mandamiento primero de todos?  Jesús responde citando el Shemá de Israel que se encuentra en el c. 6 del Libro del Deuteronomio. ?Shemá, Israel" que significa "Escucha, Israel". Se trata de la oración más importante del pueblo de Israel, que repetían en la mañana al levantarse y en la noche al acostarse. Fijémonos en el mandato de escuchar. El Dios de Israel como también el Dios del cristiano es un Dios que nos habla, que se comunica con nosotros y lo primero que nos manda es que le escuchemos. Ciertamente, su palabra se recoge en la Biblia, y ¿que tipo de familiaridad tenemos con la Biblia? Al final de cada una de las lecturas en la misa repetimos Palabra de Dios. ¿Realmente, creemos de verdad que a través de esta lectura Dios nos habla?

Luego de habernos mandado a escuchar, viene la profesión de fe: "El Señor es tu Dios". En el Credo repetimos lo mismo: Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo  y la tierra". ¿Qué queremos decir al afirmar que Dios es el Señor? Que Él es absoluto y no depende de nadie, que está a otro nivel, infinitamente superior al nuestro. Además, el Credo nos dice que el todopoderoso y creador del cielo y la tierra, o sea su poder no tiene límites. Nos conviene desentrañar lo que significa el hecho de que Dio sea creador del universo, palabra que significa todo lo que existe. Obviamente, Dios tiene un plan providencial y maravilloso para todo su creación, que a su vez es manifestación de su bondad, de su infinita generosidad El Libro del Génesis en su primer capítulo cuenta cómo Dios creó todos los seres en siete días. No debemos de imaginarnos de que se trata de siete días de 24 horas. Según la narración del Génesis, Dios crea al hombre en el séptimo día, indicando que es una criatura especial muy diferente de todas las demás, pues lo creo a su imagen y semejanza. Con tantos seres en los cielos, en la tierra e incluso tanta complejidad dentro de nuestros cuerpos sobre todo el cerebro, es obvio que existen unas leyes que gobiernan la maravillosa creación de Dios.

Ahora bien,, si existen las leyes de la física y de la biología, no ha de extrañarnos que existen leyes para que el hombre que es el único ser que tiene libre albedrio y es capaza de pecar Dios quiso que existieran leyes para gobernar su comportamiento y asegurar que iba a alcanzar el fin que tiene previsto para él, es decir, la comunión con Él en la vida eterna. Por eso, el shemá prosigue expresando lo que Dios pide de nosotros: "Amarás a tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas. ¿Cómo tenemos que amar a Dios? Si escuchar se traduce del latín como "oboedire" que significa obedecer, entonces se trata de obedecer a Dios, o sea su ley. Dice San Juan en su Evangelio "El que me ama , guardará mis mandamientos y mi Padre te amará y vendremos a él y haremos morada en él.  Hy en día el homrbe ama pensar que es libre, autónomo y no depende de nadie más a sí mismo. Lo que dice Jesús y Moisés en el Libro del Deuteronomio es completamente contrario a lo que se piensa en nuestra época.  Sí dice se dice que tenemos que amar a Dios con todo el corazón, es decir, con todo nuestro ser, incluyendo los sentimientos, aunque no sean lo más esencial. Con todo el alma: se trata de la parte espiritual dentro de nosotros, que se expresa de manera especial a través de la inteligencia y la voluntad.

San Ignacio invitaba a sus lectores a "encontrara a Dios en todas las cosas". Es cierto, que si Dios es el creador del universo, habrá dejado su huella en toda su creación. Además, gobierna el mundo cn su providencia. Esto no quiere decir que aprueba el mal que hace el hombre, sino que convierte el mal en bien y al final se va a realizar todo el proyecto de Dios. Dios no es extraño a ninguna de nuestras actividades diarias. Si nos ponemos a ver un partido de fútbol en la TV, eso tiene que ver también con Dios. Nos da la oportunidad de guzar de algo que r representa un producto de la creatividad humana que es imagen de la creatividad de Dios. Si nos reunimos para una cena en una gran fiesta como una boda o la Navidad, eso tambén tiene que ver con la providencia de Dios y podemos amarle a través de esa actividad. La Biblia nos presenta el cielo como un banquete, de manera que al celebrar tal banquete en la tierra, estamos adelantando de alguna manera ese banquete eterno del cielo que nos ha prearado Dios. Si Dios en el Libro del Génesis mandó a Adán y Eva a incrementar, multiplicarse y dominar la tierra sea dando luz a nuevo hijos de Dios, y colaborando con él en la creación a través de nuestro trabajo, también eso es algo que podemos y debemos hacer por amor a Dios.

San Pablo decía de Dios: "En el vivimos, nos movemos y tenemos la existencia", no es de extrañar que todos nuestras acciones pueden y deben de unirnos a Dios, deben ser oportunidades de amar a Dios cumpliendo su voluntad. Nada de nuestra vida es extraño a Él y cumpliendo su voluntad en las actividades diarias que nos corresponden podemos cumplir ese primer mandamiento que nos dio primer a través de Moisés y reafirmado por Jesús de "amar al Señor con todo el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas, y al prójimo como a nosotros mismos".

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