sábado, 4 de febrero de 2017

LUZ DEL MUNDO Y SAL DE LA TIERRA

HOMILÍA, DOMINGO V DE TIEMPO ORDINARIO, 5 DE FEBRERO DE 2017.

Terminadas las palabras de Jesús sobre sobre las bienaventuranzas, o la manera de llegar a la verdadera felicidad, comienza el Sermón de la Montaña, que constituye una síntesis de la doctrina de la sobre la vida, y en realidad una explicación más detallada sobe cómo el cristiano ha de vivir y alcanzar la meta de su vida, la vida eterna. En nuestro pasaje evangélico de hoy, Jesús compara el cristiano a tres realidades: la luz, la sal y una ciudad levantada sobre un monte. Intentemos desentrañar lo que estas similitudes que Jesús nos propone signfican concretamente en nuestra vida personal y social.

La luz y la sal coinicden en que no nos sirven por sí mismas, sino tienen una influencia importante por lo que se puede lograr con ellas. No vemos la luz misma, más bien el un memdio gracias al cual podemos ver lo que está a nuestro alrededor. La luz brilla sobre los objetos visible en nuestro mundo y podemos conocerlas y convertirlas en útiles y provechosas. Carentes de luz, nos tropezamos y nos hacemos daño al caer o chochar contra objetos que no vemos. Nosotros nfluenciados por los medios de comunicación que nos dicen que la sal es mala para la salud sobre todo que provoca o aumenta la hipertensión, no captamos bien lo que quiere decir Jesús con esta similitud. En su tiempo, la sal servía para conservar y condimentar los alimentos y también para lograr que no crezcan plantas en un terreno. Por ejemplo, si un ejército conquistaba una ciudad, podía destruirla, quemar todas los y tumbar la muralla, como hicieron en Jerusalén los babilónicos al conquistarla en el año 568 a. C. Además de esto, podían esarcir sal en la tierra donde se encontraba la cidad como los romanos hicieron cuando conquistaron Cartago en el año 146 a. C. Con frecuencia, las ciudades se construían sobre una colina o un monte, con el fin de facilitar la defensa. También una ciudad sobre un monte servía a los viajeros comoorientación en su camino.

¿Si nuestro mundo es caracterizado por tantos males, violencia, robos, atracos, terrorismo, hambre, persecucuón religiosa etc, entonces podemos concluir que nosotros los cristianos no estamos cumpliendo lo que manda Jesús cuando  quiere que seamos luz del mundo y sal de la tierra? Pongamos el caso del siglo XX, el siglo más violento que se conoce en cuanto a masacres, guerras de todo tipo, hasta bombas atómicas. ¿Si en los años 30 y 40 de ese siglo hubiera habido un porcentaje mucho mayor de la población dispuestos a  vivir con valentía los principios cristianos que profesan, se hubieira podido evitar o al menos reducir la masa enorme de mal que se provocó en aquellas décadas y posteriores? Sabemos que Hitler masacró unos 6 millones de judíos, y otros varios millones en los 12 años de gobierno. No pocos cristianos lo apoyaron o se desentendieron de ese tremendo drama. Sí hubo algunos grandes héroes, pero comparado con la gran mayoría de la gente que se decía cristiana en Alemania, eran muy pocos. Stalin y Mao fueron los asesinos en masa más grandes de la historia. Ciertamente, estos fenómenos tienen múltiples causas, pero no cabe duda de que una de ellas es el hecho de que la gran mayoría de los cristianos consideraba y sigue considerando la religión como una cuestión privada que no ha de incidir en la vida social y política, o simplemente no les interesaba ni siquiera saber acerca de lo que sucedía.

Otro ejemplo, es el hecho de que de 196 países que forman parte de las Naciones Unidas, solamente 6 tienen leyes que prohiben el aborto. La misma ONU es no de los más poderorosos promotoeres del aborto en todo el mundo. Las estatísitcas recogidas por el pestigioso Instituto de Investigación Pew de Wanshington revelan una situación preocupante  acerca de la normalización de conductas inmorales en la mente de la mayoría de la gente. Aquí van unos datos acerca del caso de España: Sólo el 26% de las personas encuestadas en España considera el aborto como inaceptable, o tres de cada cuatro lo consideran aceptable. ¿En 1985, cuando el gobierno de Felipe González introdujo la ley que permitía el aborto existía este nivel de aprobación del mismo? Parece que no, pero se ha ido debilitándose la fe y como dijo Chesterton, una vez que se deja de creer en Dios, se comienza a creer en caulquier cosa. Lo que peor, un 28% de los españoles, según este estudio, considera que el  aborto no es una cuestión moral. Es decir, que matar a un niño antes de nacer no tiene nada que ver con la moral, indicación clara del hehco de que no entienden lo que es la moral o intentan engañarse sobre el tema.

Sin querer atiborrar con estatísticas, presento algunas más que nos deberían de hacer reflexionar: Tan sólo 8% de los españoles encuestados consideran que el sexo prematrimonial es inaceptable. Un 55% lo considera aceptable y un 39% considera que no tiene nada que ver con la moral. Sólo 2% considera inaceptable el uso de los anticonceptivos.

Si tuviéramos una masa crítica de cristianos que realmente fueran luz del mundo, sal de la tierra y como una ciudad colocada sobre un monte, tendrías que contemplar esta situación? Parece que la Iglesia ha fallado en presentar y explicar lo que claramente Jesús enseña en el evangelio. Los fieles le han hecho más caso a lo que ve en la televisión y demás medios de comunicación a lo que enseña Jesús en los evangelios y la Iglesia en su  Catecismo.  Unas mayorías aplastantes rechazan o hacen caso omiso de lo que enseña Jesucristo y la  Iglesia y quieren establacer su propia moral, sobre todo en lo relacionado con la sexualidad, el matirmonio  y la famillia.

Gracias a la revolución sexual que se extendió a todo el mundo occidental desde los años 70, con el uso casi universal de los anticonceptivos que permitieron a las mujeres incorporarse en el mundo del trabajo de una manera que si éstos no hubiera sido posible. A la par con este fenómeno se dieroon varios tipos de feminismo cada vez más radicales. Las mujeres se casan más tarde, pero no se privan del sexo, luego el nivel de crianza de los hijos ha bajado radicalmente, de manera que hay una serie de graves problemas sociales que provienen de este fenómeno. La utlización de los anticonceptivos, que son ante todo esterilizantes, que no son infaliblemente eficaces en producir sus fines estrilizadoras, lleva luego al aborto. Se calcula que ha habido en las últimas décadas mil millones de aborto, que se dice pronto. ¿Todo este desastre se hubiera dado si hubiera habido cristianos que realmente fueran luz del mundo y sal de la tierra y una ciudad sobre una montaña que propagara la luz de Cirsto al mundo?

Muchos o la gran mayoría de los bautizados en la Iglesia se declaran católicos "no practicantes". La realidad es que si uno hace huelga de hambre, todo mundo sabe que si no desiste se va a morir. Pues ser "católico no practicante" es una suerte de "huegla de hambre espiritual" y tiene unos efectos nefastos. Todavía un cierto porcentaje de estos católicos llegan  a la parroquia paa pedir el bautismo para sus hijos, pero o no son se dan por enterado que pedir el bautismo para los hijos implica unos compromisos de comunicarles la fe. Nadie puede comunicar lo que lo conoce ni practica, así cómo yo no puedo enseñar el ruso o el mandarin porque los desconozco ni puedo por lo tanto comunicarlos a otros. No es de extrañar, pues que un 95% o más de los católicos "no practicantes" son en la práctica paganos, en la siguiente generación va a ser idiferente o atea.

                  ¿Qué hacer, pues? Para ser buen cristiano, no basta ser devoto  practicar largos rezos,como hacían los fariseos. HAY QUE PRACTICAR, y se ha de notar. Practicar no sólo incluye participar en la   Eucarístía, que ciertamente es muy importante. Hay que convertir toda nuestra vida en ofrenda, sacrifico presentado a Dios con amor y acción de gracias. Nuestra fe ha de influir en cada una de nuestras decisiones diarias, y nuestro modo de tratar a los demás, en nuestro compromisos sociales y políticos. No basta lamentarnos de la situación que existe en cuanto a la política, cuando ningún partido representado en el Parlamento defiende los principios de la ley natural o la ley reveado por Dios y un católico no puede votar por ellos con buena conciencia. Se está imponiendo unas ideologías a los niños que son pseudo religiones y los padres no suelen decir nada, sino todo lo aceptan. Nuestra acción tiene que ser no solamente individual y personas sino eminentemente social. Los grandes movimientos comienzan muy pequeños y normalmente no convencen a la mayoría. El boschivimso ruso nunca tuvo el apoyo de la mayorái de los rusos, pero Lenin lo consideraba "la vanguardia del proletariado". Hemos llegado a esta situación en parte no porque haya una mayoría de malos, sino porque los que se consideran buenos no han hecho nada para oponerse a la propagación del mal.      

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