sábado, 13 de mayo de 2017

JESÚS, EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.

DESPEDIDA DE JESÚ: HOMILIA DOMINGO V DE PASCUA, CICLO A, 14 DE MAYO DE 2017.


Este domingo nos toca escucha run pasaje del largo discurso de despedida de Jesús dirigido a los apóstoles en la Úlitma Cena que va desde el c. 13 hasta el 17 del Evangelio de San Juan.  Las palabras de despedida o las últimas palabras de personaje históricos  han tenido un cierto interés. Pongámonos en el  contexto en el que se encontraba Jesús en la Última Cena. Acaba de marcharse Judas para realizar su obra de traición. Según el Evangelio de San Lucas, los apóstoles al inicio de la cena discutían sobe quién de ellos era el más importante y quien tenía que ocupar el puesto de mayor dignidad. Por lo tanto, pese a haber acompañado a Jesús unos tres años, no se habían enterado de casi nada. Jesús había dejado clarísimo que El no había llegado al mundo para ser servido sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. Ellos estaban en las antípodas del verdadero mensjae de Jesús y de su ejemplo, pues también acaba de lavarles los pies como gesto simbólico de la importancia del serivcio al prójimo.  

Jesús se manifesta preocupado porque los apóstoles van a sufrir y perturbarse debido a su suerte. No es de extrañar, porque nadie podía imaginarse que el Mesías iba a terminar crucificado, víctima de una extrarodinaria injusticia. De verdad, se ve como los caminos de Dios son misteriorsos y nadie podría imaginarse que el Mesías, el Hijo de Dios fuera a acabar de esta manera. Jesús intenta asegurarlos. Ellos no se van a quedar solos, o huerfanos. Afirma que en la casa de su Padre hay muchas estancias y que va a preparar un lugar para ellos y luego volverá y los llevará consigo.     

Jesús dice: "Si me habeís conocido a mí, conocéis también mi Padre. Desde ahora lo conocéis y lo habéi visto".  A lo largo de  los cuatro evangelios se está planteando continuamente la pregunta acerca de quién es Jesús. De manera particular en el de San Juan no queda ninguna duda acerca de la identidad de Jesús. El es el que revela al Padre y en este pasaje se puede decir que el Padre se hace visible y cercano en él. Al conocer a Jesús, se conoce también al Padre. Es decir, Él es "de la misma naturaleza del Padre" como señala el Credo de Nicea.   

Ningún profeta del Antiguo Testamento pudo decir nada semejante, ni Moisés, ni Isaías ni Jeremías. Aunque la misión profética era sumamente importante, Jesús no es un mero profeta que habla de parte de Dios. Es Dios mismo que se hace presente como verdadero hombre. Ellos anunciaron los oráculos, la Palabra que Dios les comunicaba pero no asumieron ninguna responsablidad por sí mismos. Es cierto que el primer capítulo del Libro del Génesis afirma que Dios creó al hombre a su imagen y semajanza. Basándose en esto, San Agustín pudo orar: "Que me conozca a mí, que te conozca a ti". Sin embargo, la imagan del Padre por antonomasia es Jesucristo  mismo y todo lo demás, todos nosotros que hemos sido creado a imagen y semajanza de Dios, hemos sido creado en y por Él. En todo caso, esta expresión de Jesús dejó desconcertados a los apóstoles. Por ello, Felipe le pregunta: Señor, muestranos al Padre y nos basta. Ya antes en muchas ocasiones Jesús había hablado de su Padre y de su relación íntima con él.

Luego interviene Tomás, con su sentido práctico al responder a lo que dice Jesús: que ya conocen el camino para llegar al Padre. Tomás dice que no saben adonde va ,y por lo tanto obviamente desconocen el camino. Jesús responde con la frase lapidaria que nos debería hacer reflexionar: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Si el fin de toda nuestra vida es llegar a la comunión con el Padre, no puede haber otro camino si no el mismo Jesús. El, a diferencia de cualquier otro maestro que suele indicar el camino, pero no decir que  él es el camino. En otro momento, Jesús dice "sin mi no podéis hacer nada", nada en relación con la salvación, con encontrar el sentido de la vida y el proyecto maravilloso de Dios para nosotros. No hay otro Salvador. No hay otro camino. Los profetas. filósofos y otros maestros  han intentado con grandes esfuerzos encontrar la verdad, es decir, la realidad última de las cosas y de nuestra vida. Jesús simplemente declara que EL ES LA VERDAD. La Biblia no cansa de decirnos que  en Dios está la vida. Obviamente no se refiere a la mera vida biológica ni la psíquica sino lo que llamamos la vida espiritual, o en definitiva la vida que consiste en nuestra relación de amor, de amistad con Dios Padre a través de Jesús por la acción del Espíritu Santo.

Este evangelio nos ha de llenar de alegría porque manifiesta la ternura del amor de Jesús, a Él como el único camino que nos lleva a la verdadera felicidad, la verdad que nos hace libres y la vida que es comunnión con las divinas personas y con nuestros hermanos que a su vez son hjos de Dios Padre y hermanos de Cristo, y esta vida se nos comunica en primer lugar en el bautismo por la acción del Espíritu Santo que es, como diremos en el  Credo "Señor y dador de vida".      


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