Imagémonos la situación de los disciípulos de Jesús después de su muerte y sepultura. Las mujeres habían visto la tumba cerrada y asegurada con una gran losa y se habían retirado una vez terminada la sepulutra de Jesús, porque el día siguiente era sábado, y además un sábado muy solemne por coincidir co la Pascua aquel año. El sábado empezaba con la puesta del sol del viernes en la tarde y entraban en vigor las leyes esctrictas del descanso sabático de los judíos y concretamente la prohibición de caminar más de un cierto número de pasos en sábado. San Lucas en el episodio de los dos discípulos camino a Emaús retrata la mentanlidad de ellos en aquellos momentos de tanto dolor y el fin de su gran esperanza de que Jesús fuera a ser el Mesías, el que iba a liberar a Israel. Todo habría quedado en nada, las grandes esperanzas surgidas por el mensaje de Jesús y sus extrarordinarias milagros encerrados con su cuerpo para siempre en el sepulcro. A nadie, pero nadie, se le ocurrió la esperanza de una resurrección de Jesús al tercer día, aunque seguramente como muchos judíos de la época, y en primer lugar los farieseos, esperaban una resurrección de los justos al final de los tiempos, pero que en el caso de Jesús se hubiera adelantado, no se le ocurrió a nadie. Al parecer, menos a los discípulos en el dolor que experimentaban. Curiosamente, algunos teólogos y exegetas contempóráneos, también católicos, han propuesta la teoría de que la resurrección de Jesús fue una invención de los discípulos que decidieron que pese a todo, la misión de Jesús tendría que seguir adelante, pero de resurrección nada de nada. Fíjémonos en la crasa ignorancia de estos estudiosos, supuestamete dxpertos en la Biblia que no captaron este hecho que salta a la vista en los relatios de Jesús resucitado. Las mujeres, y la primera entre ellas, María Magdalena acudieron al seupulcro a la primera hora del dommigo, una vez que había pasado el sábado con sus leyes restrictivas, acudieron al sepulcro o simplemente para llorar o para embalsamar como corresopondía el cuerpo de Jesús por no haber tenido tiempo el vienes en la tarde.
Sa Juan comienza su relato de la ida de María Magdalena al sepulcro con una indicación de cuando se dio el hecho: "el primer día de la semana", es decir, dominngo. Hoy en día ya no se considera el domingo el primer día de la semana sino lunes por ser el primer dia de trabajo. Los cristianos le dieron un nuevo nombre a ese día" "hemera kyriaké" en griego o "dies domiica" en Latín, es decir, el Día del Señor. Indica que se trata no solo de una indicación cronológica sino que del primer día de la nueva creación, o también el octavo día de manera que la semana corresondería a la primera creación tal y como se relata en el primer capíutlo del Libro del Géesis, y con el octavo día se da inicio a la nueva creación con la resurrección de Jesús de la timba. Es del día de la Nueva Pascua, no ya el paso de los hebreos de la opresión del Faraón a la Tierra Prometida, sino el paso de Jesús y de todos nosotros los bautizados de la antigua creación que había quedado dañada debido al pecado original y demás cúmulo de pecados.
En el caso de los otros evangelios, llegan varias mujeres con la intención de ambalsamar el cuerpo de Jesús y encuentrann o un hombre vestido de blanco (San Marcos) o unos ángeles que les anuncian que Jesús no está en la tumba, que ha resucitado y va delante de ellas a Galilea o que les avisen a los apóstoles y particularmente a Pedro el hecho. María Magdalena, al igual que las otras mujeres, se llea de temor y se va corriendo de la tumba para avisar a los apóstoles. Ella estaba segura de que la tumba vacía trataba del robo del cuerpo de Jesús y perseveró en esa idea hasta que se encontró con Jesús y pensaba que era el hortalano. Luego llegan San Pedro y San Juan, el disciípulo que Jesús amaba. Este llega antes, pero no entra. Este hecho pudiera simbolizar que el mayor amor lleva a adelantarse, y también el hecho de esperar hasta la llegada de Pedro, una indicación de la importancia de Pedro, pese a su negación en la Pasión.
¡Qué ven? Nuestro pasaje de hoy no lo dice, pero después de Pedro entró el discípulo que Jesús amaba y el evangelista afirma que "vio y creyó", pero no da detalles acerca de lo que creyó. Podemos suponer que debido a que Jesús habá profetizado su muerte y resurrecció a los apóstoles, pero obviamente en aquellos momentos no eran capaces de comprender a qué se refería, y que ahora al ver la tumba vacía el discípulo se dio cuenta de que se había cumplido lo que Jesús había profetizado. En todo caso, la tumba vacía por si misma no constituye una prueba de la resurrección de Jesús, como es obvio dado que la misma Magdalena creía en lo del cuerpo robado. Sin embargo, se trataba de un primer paso y algo imprescindible para probar el hecho de la resurrección. Si hubiera quedado el cuerpo en la tumba, no hubiera sido posible para ellos ni creer en el misterio de la resurrección ni predicarlo fehacientemente. La fe procede por pasos y la tumba vacía es el primero de ellos.
También el evangelista hace otro comentario al afirmar que hasta aquel momento el discípulos no había comprendido la Escritura que afirmaba que Jesús resucitaría. Este es un punto importante y lo resalta San Pablo al inicio de su tratado sobre la resurrección en el c. 15 de su Primera Carta a los Corintios. Formaba parte de la profesióln de fe que Pablo recibió al ser bautizado. Murió en la cruz, según la Escritura y resucitó al tercer día de igual manera. Por tanto, la recta comprensión de la Escritura es un paso fundaental para llegar a la fe en Jesús resucitado de etre los muertos.
Dejemos el resto del pasaje que relata la aparición de Jesús resucitado a la Magdalena que probablemente era la primera de las apariciónes, y comentemos un poco sobre nuestra segunda lectura de hoy que está tomada de la Carta de San Pablo a los Colosenses. Se trata de una consecuencias fundamental de la resurrección de Jesús para nosotros: "Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de allá arriba donde Cristo está sentado a la derecha de Dios". Ya en la Carta a los Romanos había explicado que en el bautismo hemos muerto con Cristo y hemos resucitado con ñel, aunque se trata todavía de una realidad escondida. Hemos de darnos cuenta del hecho de que el bautismo ha realizado un cambio radical en nosotros, pues por nuestra unión con Cristo ya en esta vida, en cierto sentido ya estamos con Él en el cielo "a la diestra de Dios". Si esto es así, viene con unas exisgencias para nuestra vida ya en este mundo, pues "nuestra vida está escondida con Cristo en Dios". Por ello, es urgente rechazar todo lo mundano, los vicios, las malas tendencias, en una palabra lo que San Pablo llama "el hombre viejo" y "caminar en la novedad de vida" animado con la unión con Cristo resucitado. Todos estamos llamados a la santidad y ya hemos sido consagrados y unida a la del Cristo glorioso por el bautismo y eso tiene una serie de exigencias sobre cómo hemos de vivir. La moral cristiana no es un iposició externa y abritraria sino es el camino único para que a través de nuestra union con Cristo, que es nuestra vida, alcancemos la verdadera felicidad, parcialmente en este mundo y plenamente en la vida eterna. Hay que decir que o se trata de otra vida, sino la misma llevada a su plentiud, como la que Jesucristo posee gracias a su resurrección de entre los muertos.
Este año, como todos los años, la Iglesia nos ofrece 50 días para profundizar en este misterio maravilloso de la Pascua y dar cada año unos paso nuevos y definitivos para poder llegar a la plenitud de esta vida nueva al pasar nosotros de esta vida a la vida verdadera y el cumplimiento de la esperanza que el Señor ha depositado en nostoros con el bautismo.
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